Martínez Chicano, Adolfo

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Adolfo Martínez Chicano
La Hinojosa (Cuenca).
1888 -
Las Pedroñeras (Cuenca).
.
Maestro, farmacéutico y dinamizador cultural.

Adolfo Martínez Chicano, “don Adolfo”, para todos los pedroñeros, nació el 27 de septiembre de 1888, en plena Restauración, en La Hinojosa (Cuenca). Sus padres fueron Emilio Martínez y Micaela Chicano. Emilio procedía de una familia de ascendencia vasca y era carretero de profesión. Micaela, su madre, era maestra en la Hinojosa y había nacido en La Almarcha (Cuenca). De ella le venía la vocación por enseñar y la inquietud por aprender que siempre tuvo.

La vida de Adolfo no fue fácil. Cuando era muy pequeño, unos cuatro años, su padre murió. Con tan sólo 18 años falleció su madre, dejando huérfanos a él y su hermana, cuatro o cinco años mayor. Ella siempre fue como su segunda madre; lo cuidó a lo largo de la mayor parte de su vida y estuvo siempre junto a él hasta su fallecimiento.

Adolfo estudió primero en el colegio de La Hinojosa. Consiguió el título de maestro de Primera Enseñanza por la Escuela Normal de Madrid el 28 de septiembre de 1916, cuando contaba ya con 28 años. Posteriormente obtuvo el título de Bachiller Superior por libre, acreditado en el Instituto General y Técnico de San Isidro y expedido por la Universidad Central de Madrid el 30 de septiembre de 1921. Incansable en su esfuerzo y estudio por las ciencias decidió ir a por la licenciatura en Farmacia por la Universidad de Granada que consiguió definitivamente con 36 años, el 14 de octubre de 1924.

Comenzó su etapa como docente en la Alpujarra granadina, antes de instalarse definitivamente en Las Pedroñeras (Cuenca). Allí permaneció unos dos años. Después cincuenta años ininterrumpidos en la villa conquense. Toda su trayectoria profesional como maestro, director del colegio y farmacéutico de la localidad.

Fue siempre un hombre muy activo, con muchas inquietudes culturales y deportivas, altruista y generoso. Tenía escuela propia en la casa de los Esteso, en la planta de arriba, cerca de la Cruz del Coso. Era una escuela unitaria mixta. Agrupaba a los alumnos por edades y conocimientos dando responsabilidades a algunos de ellos para que la clase pudiese autogestionarse y no dependiera tanto de su presencia, y sirviera para que sus pupilos supieran lo que es la responsabilidad.

Su metodología era renovadora, aunque sin perder el orden y la racionalidad en el trabajo. Se cuidaba mucho: no fumaba ni bebía, y consideraba el deporte como un elemento básico en la salud. Como la Institución Libre de Enseñanza, Giner de los Ríos y el Krausismo fue un firme defensor de las salidas didácticas y las excursiones escolares como metodología de aprendizaje.

En Las Pedroñeras impulsó la constitución de una asociación deportivo-cultural denominada “Unión Cultural Deportiva” que entre sus fines básicos tenía la organización de conferencias, el fomento de deportes como el cross – country, el fútbol, el tenis o el hockey. Igualmente pretendía, junto con otros amigos pertenecientes a esta institución, crear una especie de caja de ahorros destinada a socorrer a los asociados más pobres y necesitados, conforme se determinase en el reglamento especial que aprobaría la Asamblea General Ordinaria.

Para que salieran adelante todas estas propuestas fueron capaces de escribir al ministro de Instrucción Pública, Marcelino Domingo, el 7 de mayo de 1934, solicitándole ayuda económica para el desarrollo de esta “Unión Cultural Deportiva”. Entre los socios más distinguidos de esta organización estaban el diputado y posteriormente ministro de Agricultura José María Álvarez Mendizábal. También Rafael y Juan Mendizábal, Calixto Doval Amarelle, Francisco Marcos, Luis Esteso Cenjor, Eusebio Martínez, Fernando Pelayo, Rodolfo Pelayo, Enrique Pelayo, Sebastián Molina, José Pérez Uceda y Bartolomé Moreno. Incluso solicitaron la colaboración de escritores y literatos como Julián Escudero Picazo, al que nombraron socio de Honor en 1934. Fue, además, el creador de un grupo de teatro aficionado que él mismo dirigía.

Siempre fue un gran dinamizador cultural. En su casa, durante muchos años, tenía lugar una tertulia semanal por donde pasaron muchísimas personalidades de la vida local, provincial e incluso nacional; acudían maestros, amigos, el médico, el cura párroco y otras personas con inquietudes culturales del entorno. Ésta empezó en el reinado de Alfonso XIII, y continuó en la II República, Guerra Civil y el Franquismo. Se hacía siempre en la rebotica de la farmacia. Se ampliaba en verano cuando venían los amigos de Madrid a pasar unos días en la localidad.

Fue, además, uno de los socios fundadores de la Cooperativa Farmacéutica conquense y del Colegio de Farmacéuticos, aunque nunca ocupó ningún cargo directivo en estas instituciones. Sus libros preferidos eran los clásicos, sobre todo el Quijote, que leyó en varias ocasiones. Era un gran lector de periódico, que recibía en casa y que le permitió estar informado durante todos los días de su vida.

La Guerra Civil hizo que se truncaron muchas de estas iniciativas culturales. En Las Pedroñeras, pese a que continuaron las clases durante la contienda, la situación de muchos maestros/as era de indigencia. Solo se mantenían con las aportaciones de las familias que pagaban sus clases en especie (fruta, verdura, legumbres, carne, caza, huevos y leche).

La vida de Adolfo Martínez Chicano podía ser más desahogada gracias a sus ansias de saber y su capacidad de emprender. La jubilación de uno de los farmacéuticos de la localidad y su licenciatura de farmacia le habían permitido compaginar su trabajo como docente y el establecimiento de su propia farmacia casi desde el mismo momento que obtuvo la licenciatura en 1924. De igual modo él fue siempre un apasionado de la enología. Compró una bodega donde hacía su propio vino y vendía parte de su producción. Todas estas circunstancias le permitieron pasar con solvencia las estrecheces de la guerra y la posguerra, e incluso ayudar a la gente que más lo necesitaba. Fue siempre una persona muy generosa y así se le recuerda, con mucho cariño.

Al finalizar la Guerra Civil, los maestros y maestras se tuvieron que enfrentar a los terribles procesos de depuración del régimen franquista. Fue, sin duda, el momento más amargo en la vida de Adolfo. Él no había querido nunca ocupar ningún cargo en la vida política de su localidad, ni de la provincia, pese a que se lo habían solicitado en algunas ocasiones. Su ideología era conservadora y monárquica. Eso no le eximió de tenerse que enfrentar a este proceso con mucha inquietud, como todos los docentes. Tuvo que conseguir los avales necesarios para superar este duro trance después de muchos viajes a Belmonte.

En 1961 se casó con Lucía Chicano Martínez. Dos años más tarde, en 1963, nació su única hija Lucía Martínez Chicano, farmacéutica de profesión, que actualmente regenta la farmacia que tuvo su padre, en el mismo lugar donde él la dejó.

Siempre se sintió muy a gusto en la localidad donde se estableció, Las Pedroñeras. Fue una persona querida y respetada. Tanto fue así que el 27 de septiembre de 1958 se le tributó un sonado homenaje, con motivo de su jubilación y por su cincuenta aniversario como docente. El Ministerio de Educación también le mostró el reconocimiento a su trabajo nombrándole director honorífico de aquel centro escolar, mientras que los inspectores propusieron que se concediera su nombre a aquellas escuelas, como actualmente así se denominan: CEIP Adolfo Martínez Chicano.

Es el mejor colofón para un docente trabajador, abnegado y brillante. Adolfo falleció el 14 de marzo de 1980 después de toda una vida de dedicada al servicio de los demás como maestro y farmacéutico. La huella que dejó fue imborrable entre sus paisanos por su seriedad, compromiso, espíritu de trabajo y como impulsor de la educación y la cultura en La Mancha conquense.

Bibliografía:

  • Molina, F., Historia de Las Pedroñeras. Más de quinientos años de historia de una villa de la Corona de Castilla, Cuenca, Diputación de Cuenca, 2001.
  • Molina, F., El Baúl de la Memoria, Cuenca, Diputación de Cuenca, 2018.
  • Molina, F., “Adolfo Martínez Chicano. Maestro, farmacéutico y pionero en la difusión de la Cultura en la Mancha conquense. Un hidalgo del S. XX”, Besana, 34 (2020), pp. 5-13.
  • Parra, M.ª J.,  “Sin la microhistoria no se podrían entender los grandes acontecimientos.” Ser 100 (13-10-2020), https://cadenaser.com/emisora/2020/10/13/radio_azul/1602589618_592161.html
  • Ramos Zamora, S., La depuración del Magisterio de primera enseñanza en Castilla-La Mancha (1936–1945). [Tesis doctoral, Universidad Complutense de Madrid, 2004]. Editado por Almud ediciones de CLM, en 2006.

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