Hijo de una familia humilde, fue el cuarto hermano de una familia de seis hijos, que vivían de la agricultura. Agustín Lozano López nació en Argamasón (Albacete) el 11 de junio de 1934. Falleció en Albacete en abril de 2024, habiendo producido abundante obra escultórica y una vida longeva. Siendo muy pequeño, Agustín pintaba en una pizarra, muy grande, que tenía su padre en la cocina, un ejercicio por nadie impuesto, y, sin embargo, lo realizaba a diario. Así dibujaba lo que veía, gallinas, patos, una burra, aquello que estimulaba su percepción.
Cuando fue muy niño le llevaron a la escuela, que en su pueblo se configuraba alrededor de un maestro que daba clases a todos los niños, unos cuarenta se reunían de todas las edades. Agustín, cuando los mayores escribían al dictado, él que no sabía ni leer ni escribir en ese momento, copiaba el texto de sus compañeros. Por este motivo, el maestro se dio cuenta enseguida de sus dotes artísticas, y en este caso copistas: “… aprendí a dibujar antes que a escribir. El maestro le dijo a mi padre que tenía que estudiar Bellas Artes. Sin embargo, yo había oído decir a mis padres que los tres hijos mayores ya no iban a estudiar, pero si estudiaba yo, los otros dos no podrían estudiar. Ese razonamiento lo había oído ¡tantas veces!, que cuando el maestro dijo que me pagaba la matrícula, y mi padre lo dejó a mi elección, yo le contesté que no […] a los 12 años me asignaron una yunta de bueyes y a trabajar […], paradojas de la vida, otros años hacía los exámenes de ingreso para mis amigos” (María Jesús García Rojas, entrevista telefónica el día 28-2-2013).
Años después comenzó su vida en familia, lo más importante para el escultor, en el que su preocupación consistía en trabajar, y en atender el botiquín del pueblo. No obstante, también sacaba tiempo para pintar y dibujar. Agustín realizó un curso de dibujo a distancia, aunque se puede decir que era totalmente autodidacta. Según iban creciendo sus hijos, en el año 1970, el matrimonio sintió la necesidad de trasladarse a Albacete para darles unos estudios. En este momento comenzó otra etapa de su vida. Fue el momento de potenciar su creatividad, que en un principio vino de la mano de los pirograbados: “… Un amigo tenía un cuadro mío y se lo regaló a Juan José García Carbonell, que era delegado de Cultura, entonces me buscó y me dijo que tenía que exponer, y lo hice en la calle muelle, arriba de las Amas de Casa, allí fue la primera sala que tuvo la Delegación de Cultura…” (Karín Ortiz, Agustín Lozano “la escultura es la ilusión de mi vida, después de mi familia”).
A partir de conocer al delegado de Cultura, este le presenta a creativos, introduciéndose así en el mundo cultural de Albacete. Es en este momento, cuando comienza a frecuentar los talleres artísticos de Albacete: “… allí se aprendía acuarela, grabado, dibujo, escultura… allí tuve como maestro a Vicente Gaitano, él me dijo ¡qué valiente eres!…” (María Jesús García Rojas, entrevista telefónica el día 28-2-2013). Agustín Lozano sabe que lo que a él le llama es la tercera dimensión, por lo que realizó un curso de escultura con Milagros Romero. El cual superó satisfactoriamente. Desde ese momento en el que nace como escultor ha desarrollado numerosas obras, tantas que supera a muchos otros artistas que llevan toda la vida trabajando. Y es que la pasión estaba retenida, y una vez que Agustín le da rienda suelta, invade su universo de tal manera, que le absorbe todo su tiempo:
“…Es la ilusión de mi vida, no te voy a decir que es lo primero, porque no podría vivir sin mi familia y los amigos, pero lo segundo más importante para mí es la escultura […] Hay días que bajo el taller y no hago nada, mientras que otros, mi mujer me tiene que llamar porque se me pasa el tiempo y no me doy cuenta…” (Karín Ortiz, Agustín Lozano “la escultura es la ilusión de mi vida, después de mi familia”).
Agustín Lozano ha desarrollado una obra extensísima, más si tenemos en cuenta que comenzó su dedicación completa al arte a partir de jubilarse, fue en ese momento, después de entregarle todo a sus padres, y a su familia, cuando se permite desarrollar aquello que ha llevado medio oculto en su corazón, el arte. Y su expresión siempre viene de la mano de la figuración, el escultor admira a todo creativo que haga de su expresión una manifestación artística. Y no puede ser menos, tiene como maestra a la naturaleza desde que era un niño que observaba, más tarde admirará a Miguel Ángel y sobre todo quien más le impresionó fue Bernini, pero fundamentalmente serán algunas obras determinadas.
Entre sus obras podemos distinguir una inclinación a la temática taurina, a la que acude de forma recurrente. De esta manera, observamos magníficos toros y caballos de campesinos en plena actividad, no es otro el reflejo de la naturaleza en donde él se ha criado. A veces, les confiere un fuerte dinamismo. De esta manera, podemos ver pequeñas representaciones como grandes formatos, siempre figurativas.
Otra forma de expresión es el retrato, por ello realizó numerosos bustos de personajes ilustres o conocidos entre los albacetenses, como por ejemplo: el retrato de Benjamín Palencia en Villanueva de la Cañada (Madrid); Ismael Belmonte, un busto del poeta que podemos ver en el jardín que lleva su nombre (antes jardines del santo Ángel), la escultura de Camilo Gaude Cercós, sita en el jardín de la plaza de la Catedral de Albacete; la obra de Manuel Caballero (torero albacetense), etcétera. Interesante recordar también El cuchillero a tamaño real que exhibió en la Exposición Encuentros del Ayuntamiento de Albacete, en 1998: “… Estaba haciendo un busto para Juan Celaya (director de la Galería Benjamín Palencia de Albacete), en la misma galería. En esos días estaba exponiendo un gran escultor, y me dio apuro que él siendo un gran escultor no fuera quien lo hiciera. Así que cuando quedaba poco, le dije que terminara él la obra. Cogió las herramientas y se puso a modelar, quedaba según el escultor una o dos horas de trabajo, vamos el remate final. En ese momento le llama su mujer y se ausenta de la sala, él me dice: sigue tú. Tardó unos 7 minutos, cuando llegó dijo: “… primero exclamó una palabrota, y continúo diciendo: me encargas un trabajo de una o dos horas y tú lo haces en 7 minutos. La obra está terminada, no necesitas que nadie te la termine…” (María Jesús García Rojas, entrevista telefónica el día 28-2-2013).
Otras obras en lugares públicos son: Caballo homenaje a la Agricultura, situada en el Jardín de Argamasón (Albacete); en Casas de Lázaro (Albacete), el busto de D. Antonio Sánchez Sánchez, alcalde de esa localidad; la escultura de D. Ángel García Sánchez, en el polígono industrial de Campollano (Albacete), sita en el citado polígono; otra obra en homenaje a Andrés de Vandelvira, arquitecto, situada en la plaza Mayor de Alcaraz.
Y obras relacionadas con temas religiosos: Escultura de San Juan Evangelista, situada en el Camposanto de Argamasón (Albacete); Escultura de Santiago Peregrino, en la iglesia de Santa Ana (Albacete); Escultura del obispo D. Francisco de la Dueña y Cisneros, en la plaza de Villanueva de la Fuente (Ciudad Real); el busto de D. Ricardo, cura párroco de Balazote, que se encuentra en el Museo Religioso de Balazote (Albacete).
A su vez realiza anagramas: Anagrama de la fachada del Ateneo albacetense (Albacete); anagrama para la fachada del colegio de Ingenieros Técnicos de Albacete; anagrama de piedra para la fachada D. José Morcillo –Ingeniería Técnica de Albacete.
También creó la figura que concede como premio anual la Asociación de Periodistas de Albacete (APAB), a partir de un dibujo de Bernardo Goig. Es una escultura en bronce de una mano que sostiene una pluma, como metáfora del oficio del periodista.
Sí hay algo que caracteriza a la obra de Agustín Lozano, y que le imprime un lenguaje propio, es que en sus trabajos encontramos una temática centrada en la naturaleza, y sobre todo en la cultura popular taurina. Cosa, por otra parte, bastante natural, ya que Agustín ha pasado toda una vida junto a los animales, primero los que tenían sus padres, y más tarde él mismo, por lo que los ha dibujado mil veces y su anatomía es muy conocida para él. Otra característica es el dinamismo con que interfiere en la escena, en la que el movimiento es fundamental, ya que está narrando un momento. Agustín Lozano, no concibe quietud, nada más que en los retratos, no así en otra temática, en la que aprovecha para imprimir una narrativa en donde el movimiento, la bravura, la libertad, la autenticidad son principales; a la vez, se puede observar, en su obra, el trazo apasionado del artista que pretende recuperar todo el tiempo perdido, ganar todas las experiencias pasadas, plasmar aquello que ha estado en su alma tantos años.
Bibliografía:
- Bronce Hierro Madera. Agustín Lozano López, Francisco Ruiz Oliva, José Félix. Del 1 al 29 de septiembre de 2016, Albacete, Diputación de Albacete, 2016. Catálogo de la exposición celebrada en el Centro Cultural La Asunción.
- Mª Jesús García Rojas: La escultura en Castilla-La Mancha en el siglo XX; tesis doctoral, UCLM; Toledo, 2014