Albino Lasso nació en Madrid el 5 de noviembre de 1906 en el seno de una familia distinguida y conservadora, con propiedades relacionadas con la provincia de Cuenca. Su tío, José Lasso Pérez tuvo una calle dedicada en su capital por haber comandado las tropas que liberaron en Salvacañete a los prisioneros conquenses secuestrados en la carlistada de julio de 1874 y llegó a ostentar, entre otros cargos, el de gobernador general de Puerto Rico así como el de capitán general de Granada y de Valencia a fines del siglo XIX.
Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos (1932), Albino Lasso fue pensionado de la Junta de Ampliación de Estudios en 1933, realizando estudios sobre economía de obras públicas en Francia e Inglaterra, según Isabelo Herreros.
Su vinculación a Cuenca en los años treinta del siglo XX fue doble. Profesionalmente, trabajó como ingeniero en la Eléctrica Conquense y tuvo cargos de representación en la Confederación Hidrográfica del Júcar. Políticamente, fue diputado por Cuenca en las listas del Frente Popular, electo en la segunda vuelta de las elecciones legislativas, celebradas el 3 de mayo de 1936 y superando los sesenta y seis mil votos.
Su vocación política se había iniciado a finales de la dictadura de Primo de Rivera. En el Ateneo de Madrid, del que era socio, conoció a Azaña. Su militancia en el partido azañista de Izquierda Republicana le premió con un escaño en la Carrera de San Jerónimo en vísperas de la Guerra Civil. El golpe militar le pilló de vacaciones en San Sebastián. Durante la contienda llegó a ser comandante de ingenieros del Ejército Popular de la República, al mando de un batallón de fortificaciones. Y participó en la postrera reunión de las Cortes de la República en el castillo de Figueras, a principios de febrero de 1939.
Su exilio le condujo a varios países iberoamericanos, trabajando como ingeniero en Brasil (1939-1942), Uruguay (1942-1945) y Argentina (1945-1955). También llegó a participar en actividades políticas. Lo hizo en el Centro Republicano Español de Uruguay, además de publicar algún artículo en la revista Izquierda Republicana, editada en México. País donde asistió, en noviembre de 1945, a la sesión de Cortes de la República en el exilio donde se presentó el gobierno de amplia base presidido por su correligionario José Giral.
Parece que fue abandonando su actividad política en los años siguientes. Preparó su regreso a España en 1956. Aprovechó que el Tribunal de Responsabilidades Políticas le había aplicado años atrás una condena no demasiado grave teniendo en cuenta su pasada relevancia política: una multa de mil pesetas y cuatro años de inhabilitación. De regreso al país, tuvo que jurar fidelidad al régimen para dar carpetazo a su pasado político y poder retomar su actividad profesional. Vivió en Barcelona, desarrollando su trabajo en Cataluña como ingeniero del ministerio de Obras Públicas. Su labor técnica durante las inundaciones de los ríos Ripoll y Tordera de 1962 le valió una condecoración de Franco, la encomienda de la Orden del Mérito Civil, en agosto de 1963. Tras su reingreso en el cuerpo de ingenieros, caminos y puertos, mantuvo un largo litigio para poder trasladarse a Madrid, sin éxito.
Su caso fue usado por la propaganda franquista como ejemplo de oveja descarriada que asume su derrota, solicita volver a la patria reconstruida y encuentra el perdón tras purgar sus pecados. Su biógrafo, Juan Miguel Campanario, lo considera un fiel reflejo de las “paradojas, tragedias personales y desengaños” de muchos españoles de su generación. Aunque más que el desengaño político del antiguo diputado “rojo”, se puede interpretar también como una segunda oportunidad para alguien como él, de familia selecta y excelente capacitación, que no fue acusado de graves delitos por la dictadura, y que aprovechó la oportunidad de regresar a un país que necesitaba técnicos como él para el desarrollismo en ciernes. Quizás también le ayudó haberse visto envuelto en un episodio embrollado años atrás, que había enfrentado en la retaguardia republicana en Madrid, a la altura de 1938, al presidente de la Audiencia Territorial de Madrid y a su fiscal jefe, de militancias enfrentadas, en torno a un asunto que afectó a quien se convertiría en su pareja, Sara Giralt, y a la hermana de esta, en medio de acusaciones sobre quintacolumnismo que podrían servir de argumento para un guion cinematográfico.
Albino Lasso Conde murió en Madrid el 14 de julio de 1978, convirtiéndose en uno de los escasos políticos de pasado republicano que pudo asistir a la recuperación de la vida democrática en España.
Bibliografía:
- CAMPANARIO, Juan Miguel, “La aventura política de Albino Lasso Conde, un ingeniero de caminos que fue diputado del Frente Popular y acabó siendo condecorado por Franco”, XI Congreso de Historia Contemporánea, Granada, septiembre de 2012, https://jmc.web.uah.es/lasso7ago12.pdf
- HERREROS, Isabelo, “Albino Lasso Conde”, en I. Sánchez Sánchez (coord.), Educación, ciencia y cultura en España. Auge y colapso (1907-1940). Pensionados de la JAE, C. Real, Ed. Almud, 2012, pp. 290-292. Reproducido en https://www.manuelazana.org/personaje/albino-lasso-conde-relevante-ingeniero/