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Galería

Juan Alcaide Sánchez
Valdepeñas.
1907 -
.
1951.
Poeta.

Aunque duendes andaluces y sequedades manchegas sean los ascendientes del poeta, Valdepeñas es su primer horizonte. Sus padres, Juan Vicente Alcaide Gigante y Carmen Sánchez Ruiz, que se casaron en Sevilla, parecen querer retomar sus raíces manchegas, pues ambos las tenían, y se establecen en Valdepeñas. Allí, en la casa paterna, calle Ancha, 61, el 21 de Setiembre de 1907, a las tres de la tarde, nace Juan José Alcaide Sánchez, nombre con el que aparece inscrito en el Tomo 84, Folio 0163, del Registro Civil. 

Su infancia queda marcada por la estrechez y la ausencia, siendo la referencia femenina, madre y tía, «dos madres» como él decía, las que creen el ambiente familiar. El padre murió antes de él nacer. Y este ambiente marca su carácter y su obra. 

Los estudios primarios y de Bachillerato, la pintura, la música y la poesía, son su primer referente cultural. Posteriormente, becado por el Ayuntamiento de Valdepeñas, realiza los estudios de Magisterio, como alumno libre, en la Escuela Normal de Maestros de Ciudad Real, estudios que terminó, brillantemente, en junio de 1926, a los 18 años.

Valdepeñas (Ciudad Real), Mouruás-S. Juan de Río (Orense) y Puerto Lápice (Ciudad Real), son las primeras plazas del nuevo «Maestro de Primera Enseñanza y Bachiller». En ellas desarrolla su labor educadora hasta que, en 1936, la Guerra Civil, trunque sus primeros proyectos.

Para esas fechas ya se cuenta a Juan Alcaide entre los poetas. Los libros de poesía: Colmena y Pozo (1930) y Llanura (1933), obtienen público reconocimiento. Incluso D. Antonio Machado se hace eco de ellas. 

También es estrenada, en 1932, una obra de teatro, Lo que se lleva el camino, existiendo otra más, que no llegó a estrenarse, y que lleva por título La luz lejana. Ambas obras están escritas en verso. 

La Noria del Agua Muerta (1936), vio la luz en días poco propicios para la degustación de la lírica. Fue una lástima, pues de ella dirá D. Jacinto Benavente.

«La emoción que deja su libro es la de una de esas tardes de otoño en que nuestro espíritu reposa sin dejar de inquietarse en la espera de algo sin precisión, entre recuerdo y esperanza. -No es lo mismo decir que sugerir. Cualquiera puede decirnos cosas, sólo un poeta las sugiere. Usted tiene el arte de sugerir».

La guerra se apropia de su impulso vital y, por más que él desee mantenerse al margen, la dinámica bélica impone su ritmo. Es llamado a filas con los de su quinta y, aunque logra hacer valer su aptitud, más volcada a la pluma y la enseñanza que a las armas, no por ello se salvará, tras la «victoria», de sentir la gravedad de los vencidos. Al finalizar la Guerra Civil, la «Comisión Depuradora del Magisterio de Ciudad Real» le declara suspendido de empleo y sueldo.

Para entonces ya habrá publicado Mimbres de Pena (1938), como homenaje a Federico García Lorca, obra que repudiará en su Pliego de Descargo y auto-defensa, que bien podría haber sido el verdadero prólogo de su posterior obra, Ganando el Pan (1942), publicada una vez repuesto en su escuela de Puerto Lápice, en donde estará hasta el año 1945, momento en el que es destinado a Valdepeñas.

Desde esta atalaya, este nido, este pozo, resurge su fuerza creadora y le llegan los reconocimientos y homenajes, pero también los sinsabores. Se queda definitivamente prendido, anclado, en estos secarrales manchegos, musa y adormidera de su espíritu, de su fecundidad literaria. 

  Con sus circunstancias personales concretas, Juan Alcaide es miembro y fruto de una generación difusa, en la que nombres como Federico García Lorca, Rafael Alberti, León Felipe, Gerardo Diego, Miguel Hernández, Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero, Luis Rosales y Carmen Conde, son un referente obligado. Antonio Machado será el rescoldo. Y de esa fuerza sale acrisolada una obra personal que sigue desgranando temas: Poemas de la Cardencha en Flor (1947), Trilogía del Vino (1948), Jaraíz (1950) y La Octava Palabra (1953), obra póstuma.  

Es ya una naturaleza debilitada por la enfermedad, la pena y el desengaño, la que nos ofrezca estos frutos y, en ellos, se deja sentir el agridulce sabor de la renuncia y la agonía. Agonía final que llega el doce de julio de 1951, tras una fase de enfermedad y acabamiento.

Se cierra el ciclo de una vida dedicada al estudio, el magisterio y la poesía. Estudio siempre recurrente, abierto y fértil. Magisterio entusiasta, abnegado e iluminador. Poesía encarnada en el diario vivir, en la brega del camino, en el ansia no satisfecha de la búsqueda de respuestas. 

Alcaide vive en una época difícil y de esta fuente, ese potencial humano labrado en el esfuerzo, brota toda su obra poética. Él siente con fuerza su vocación, pero llega a su madurez creativa en un momento de «tierra quemada», dejando una obra inacabada en la que podemos encontrar tres realidades que la polarizan: Dios, la Mancha y el Hombre.

Un Dios que, ante todo, es incuestionable como existencia, a la vez que absolutamente otro, trascendente. Desde esa premisa, nos dice, hay que contemplar todo lo demás.

La Mancha es más amplia, en todos los sentidos, que la realidad geográfica y sociológica. Él la recrea y nos la muestra preñada de anhelos. Tierra de cultivos, molinos y gigantes, en la que se enredan los diarios trajines. 

En cuanto al hombre, es un ser enraizado en su tierra, a la que es fiel. Silencioso, observador, seco, tosco a veces, generoso siempre; ensimismado, contradictorio. Quijote y Sancho. Salobre y dulce… Persona.

Obras de Juan Alcaide Sánchez

  • Colmena y Pozo. Valdepeñas, Talleres Hurtado de Mendoza, 1930.
  • Llanura. Valdepeñas, Talleres Hurtado de Mendoza, l933.
  • La Noria del Agua Muerta. Madrid, Ed. Yunque, 1936. 
  • Mimbres de Pena. Buenos Aires, Ed. Revista Americana de Buenos Aires, 1938.
  • Ganando el Pan, Ciudad Real, Tip. Alpha, 1942.
  • Poemas de la Cardencha en Flor. Barcelona, Ed. Jabalón, 1947.
  • La Trilogía del Vino. Valdepeñas, Talleres “La Unión”,1948.
  • Jaraíz. Madrid, Ed. Afrodisio Aguado S.A., 1950.
  • La Octava Palabra. Jaén, Ed. Colección «Aljaba», 1953.

Otros escritos y poemas

  • A Madre Cándida. (Tres poesías). Valdepeñas, Imprenta “El Eco de Valdepeñas”, 1929.
  • Romancillos de fervor. (A Nuestra Señora de Lourdes). Valdepeñas, Imprenta. “La Región”, 1932. 
  • Liszt. (Poesía leída en el homenaje a Isabelita Cortés), Valdepeñas, 1933.
  • Los autores y sus obras. Revista Balbuena, número 8, Valdepeñas, Otoño de 1946.
  • «Sigüenza en Ciudad Real«. Revista Albores de Espíritu, número 7, Tomelloso, Mayo de 1947.
  • Azorinismo. Revista Albores de Espíritu, número 11, Tomelloso, Septiembre de 1947.
  • Lo que se lleva el camino. Obra de teatro inédita.
  • La luz lejana. Obra de teatro inédita.

Antologías

  • Antología Poética. Ciudad Real, Ed. del Instituto de Estudios Manchegos, 1954.
  • Juan Alcaide en su verso, Antología. Madrid, Ed. Ínsula, 1973.
  • Antología Poética. Madrid, Ed. Doncel, 1976.
  • Poesía Completa. Juan Alcaide Sánchez, Ciudad Real, Biblioteca de Autores Manchegos, Diputación de Ciudad Real, 1993.

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