Alejandrina Alba Muñoz, CC, BNE. Marta López Beriso, Un lugar en la Historia de la Fotografía para José Martínez Sánchez, Madrid, Universidad Complutense, 2019, p. 33.

Galería

Alejandrina Alba Muñoz
Ajofrín (Toledo).
1837 -
Lugar desconocido.
1915.
Fotógrafa.

Alejandrina Alba Muñoz fue fotógrafa profesional ininterrumpidamente durante un mínimo de 40 años. Fue una de las primeras mujeres en declararse fotógrafa en España, desarrollando su carrera entre 1860 y 1900. Murió años más tarde enferma, abandonada y sin recursos.

Iniciación en la fotografía.

El 26 de noviembre de 1837 nació en Ajofrín, Toledo, Alexandrina Alba Muñoz. Era la segunda de al menos cinco hijos habidos en el matrimonio entre Francisco, pregonero, y María del Pilar, ambos vecinos de esta villa. Sus abuelos paternos, Francisco y Mariana Sánchez, así como los maternos, Juan y María Ximénez, eran “todos naturales de Murcia” según su partida de nacimiento.

A la capital del reino llegó antes de 1860. Allí conoció al fotógrafo José Martínez Sánchez (Bicorp, 1807 – Valencia, 1874) con quien se casó el 31 de julio de 1862. Fue padrino de boda el infante Sebastián Gabriel (Rio de Janeiro, Brasil, 1811-Pau, Francia, 1875), miembro de la corte, primo y cuñado de Isabel II, un cliente muy querido en el estudio de su marido de la Puerta del Sol nº 4. Alba aprendió con él a utilizar la cámara, a manipular los negativos al colodión y el positivado a la albúmina. Por su parte aportó, según retratos de la Colección Castellano de la Biblioteca Nacional de España, una escenificación del posado experimentando con ella misma, con su marido, madre, hermana y hermano, que se traslada a los clientes, y que denota gran creatividad al combinar un gusto por lo “juguetón” con una artificiosa naturalidad. Fue alumna entre alumnos que se instruyeron igualmente con su marido, como Enrique Godínez Jalón (Madrid, 1825 – Sevilla, 1875), ayudantes como José María Sánchez Morales y Gonzalo Honorio y los encargados del estudio del infante Sebastián Gabriel que fueron Antonio García y su esposa Fernanda Pascual (El Molar, Madrid, 1838 – Lugar y fecha desconocidos).

Cumplido un año de casada, en 1863, Alba estuvo unos días en búsqueda y captura por intentar envenenar a su marido con una sopa, quién sabe si con cloruro de arsénico o alguna sustancia fácil de encontrar en un laboratorio fotográfico del siglo XIX. Pese a ser graves acusaciones, no hubo consecuencias puesto que ese mismo año siguió trabajando en el gabinete y domicilio conyugal. Dos años después, en 1865, se instaló con la pareja el sobrino de José, Eduardo Blasco Martínez (Valencia, 1835 – Lugar y fecha desconocidos), convirtiéndose en su ayudante oficial. Durante los viajes profesionales de Martínez Sánchez a París ese mismo año y, más adelante, durante el invierno de 1866 y 1867, para recorrer una parte de España fotografiando obras públicas, Eduardo y Alejandrina se hicieron cargo del negocio.

La oportunidad de Alejandrina Alba se presentó cuando, en 1869, José Martínez Sánchez se ausentó de nuevo de Madrid. Ese mismo año, el Diario Oficial de Avisos de Madrid alerta sobre los posibles motivos: a José Martínez Sánchez se le había instruido una causa civil que llevó al embargo de bienes muebles de su propiedad, los cuales vendió, incurriendo en lo que hoy sería un alzamiento de bienes. De acuerdo al censo de la ciudad de Valencia, en 1871 su marido reaparece allí, con su edad y experiencia comenzando aparentemente de cero, para morir en 1874, año en el que Alba se censó como viuda, aunque no todavía fotógrafa.

“Fotografía de A. Alba”.

Entre 1869 y 1874 fue Blasco, el sobrino, quien intentó abrirse paso como fotógrafo titular en el estudio de la Puerta del Sol nº 4, conviviendo con su tía. Una vez viuda, Alejandrina tomó las riendas del estudio, pero todavía manteniendo a Eduardo con ella. ¿Por qué Alba se declaró fotógrafa habiendo un hombre fotógrafo con ella? La respuesta reside tanto en el estado de viudez que permitía a las mujeres prescindir de la tutela y el control masculinos sin violentar el marco legal, como en, probablemente, proteger el negocio del peligro de las deudas -y delitos- no ya de su marido fallecido sino, ahora, de las de Blasco, con una causa abierta en un juzgado de Aravaca, que le haría eclipsarse. Alejandrina pudo alzarse como mujer fotógrafa por cuenta propia a partir de 1876, regentando el estudio de la Puerta del Sol nº 4 como única titular. Dos años más tarde tuvo una ayudante también mujer, su sobrina, Matilde Alba Ruiz, (Madrid, 1867 – Lugar y fecha desconocidos), que le brindó ayuda y compañía a cambio de crecer en un entorno selecto, algo mundano y cosmopolita: quién mejor que la propia familia para ser instruidos en la profesión.

La situación de Alba es la misma que la de muchas otras mujeres de la sociedad decimonónica, cuyas leyes, paradójicamente, permitieron a Alba un paréntesis de varios años entre maridos. Lo extraordinario no es solo que se ocupara del negocio familiar, como tantas otras viudas, hijas, hermanas y esposas de fotógrafos, sino que, ante las autoridades municipales, se declarara fotógrafa e independiente de ataduras a varones, ya que no se designó sucesora ni viuda de nadie. Es el tiempo en el que firma sus fotografías con un discreto “A. Alba”. Utilizar sólo la inicial del nombre era frecuente, lo hacían también hombres de ésta y otras profesiones, circunstancia que, a buen seguro, a Alejandrina le resultó una opción conveniente para disimular su género.

Alejandrina Alba Muñoz es, por lo tanto, una de las primeras mujeres censadas como fotógrafas en la Historia de la Fotografía española, desde 1876 hasta su siguiente matrimonio, celebrado en Madrid el 26 de noviembre de 1879 con el cartógrafo Juan Astray Díaz (Padrón, 1845- Madrid, 1908).

El gabinete con Juan Astray.

A partir de su nuevo enlace, Alba retomó -según los padrones- “sus labores”, mientras, en realidad, seguía regentando el gabinete con su sobrina Matilde, ambas con Astray de titular. En este tiempo, Blasco reapareció con una demanda contra ella, que perdió ya que fue requerido a pagar las costas, según información del Diario Oficial de Avisos de Madrid. El traspaso de titularidad a Astray pudiera deberse tanto a un intento de frenar las pretensiones de Eduardo de recuperarlo -o de recibir una compensación económica- tanto como al mero ejercicio del derecho de su nuevo marido a ejercer de cabeza de familia en todos los ámbitos.

En esta nueva etapa el estudio ofrecía novedades técnicas que incluían reproducciones y ampliaciones en pintura, nuevos formatos, siguiendo las modas y peticiones de clientes. La experimentada en fotografía era entonces Alejandrina. Juan pasaba sus días alejado del gabinete, en su propio empleo en el Instituto Geográfico, con una carrera consolidada de funcionario público. Así funcionaron 20 años, invariablemente con Juan Astray de titular, Alejandrina de nuevo en “sus labores”, más fotográficas que domésticas, y los diez primeros con Matilde como ayudante. Aquí, el censo contradice los anuarios comerciales, en los que Alejandrina sigue como titular siete años, desde que se casó con Juan en 1879 hasta 1885.

El ascenso de Astray en 1899 llegó con un considerable aumento de salario, hecho presumiblemente relacionado tanto con el fin de la actividad de Alba, que traspasó su negocio a José Segura, como con que se mudaran a nuevos barrios madrileños más modernos. Alba tenía ya 63 años, una edad sin duda apropiada para jubilarse. Nueve años después falleció súbitamente su marido de una complicación cardíaca, el 8 de febrero de 1908, siendo enterrado en el cementerio de La Almudena.

Un final desgraciado.

Alejandrina, sin ingresos, fue acogida por su cuñada política, Felicia Prado Rodríguez (Monforte, 1834 – Lugar y fecha desconocidos). Era viuda del escribano Juan Joaquín Jiménez Díaz (Padrón, 1824 – Madrid, 1901), hermano de Juan Astray, que entonces vivía con su hijo menor, abogado y la esposa e hijos de éste, quienes probablemente la animaron a solicitar una pensión de viudedad al Instituto Geográfico, que le fue concedida para retirársela a continuación, alegando un desfase en las fechas de aplicación.

Empezó así un largo proceso en los juzgados que culminó en 1913, siempre desfavorable a Alba. Cuatro largos años durante los cuales Alejandrina sobrevivió gracias a los lazos entretejidos con familiares y colegas, mientras luchaba por sus derechos registrando impugnaciones, recursos y nuevas demandas. La segunda pensión se la reclamó al Estado por ser su marido funcionario público, y al serle igualmente denegada, reclamó una tercera a la Beneficencia, como último recurso. Denegadas todas, quedó a merced de la caridad y de ayudas que nunca fueron suficientes para superar la indigencia en la que se sumió tras la muerte de su segundo marido.

Como indicio de su paupérrima situación, en enero de 1911, la Junta de Socorro de El Imparcial (13-1-1911) le acordó una ayuda puntual de 25 pesetas enviadas al domicilio donde Felicia la había abandonado. Unos meses más tarde, El Universo (1-7-1911) publicaba un cambio de dirección y una tan breve como trágica petición de auxilio:

Una limosna por Dios se suplica para doña Alejandrina Alba, viuda de Astray, de 70 años y sumamente enferma, que carece de todo recurso. Alcalá, 44, guardilla (sic).

Siguiendo la pista de los acuses de recibo de las distintas instancias públicas en las que solicitó su pensión, cambió varias veces de domicilio. Resalta uno en Murcia, la ciudad de donde eran todos sus abuelos, y otro en Madrid, donde vivía el fotógrafo José Gutiérrez Rodríguez, que bien pudo ayudar a Alba con dinero o a cambio de trabajo y, de paso, le permitió utilizar su dirección familiar. Hay alguna dirección más, aunque el cruce de información de distintas fuentes, antes de confirmar, aumenta las incógnitas sobre sus últimos días: no hay datos ni el Índice General de Habitantes de los padrones madrileños de 1915, ni en registros de defunción municipales entre los años 1911 y 1917 de varios distritos del centro de Madrid, ni en archivos de cementerios. Lo mismo ocurre con los de Ajofrín. A falta de nuevos datos, la única especulación posible es que, o bien pasara sus últimos días fuera de Madrid acogida por otros familiares, o bien en la Villa y Corte en alguna institución de beneficencia para mujeres indigentes, lejos del centro de la ciudad, y que muriera, pobre, abandonada y enferma en algún momento por determinar cercano a 1915.

La obra de Alejandrina Alba Muñoz.

En cuanto a la extensión de su obra, consideremos lo siguiente: forman parte de su haber, claramente, todas las fotografías que llevan su nombre, “A. Alba” realizadas entre 1876 y 1879, pese a tener muy pocas localizadas actualmente. Debemos también incluir buena parte de los retratos realizados en el estudio de la Puerta del Sol nº 4 entre 1860 y 1876, hoy aún exclusivamente atribuidos, según los cánones tradicionales establecidos en base a las firmas comerciales, a José Martínez Sánchez o a Eduardo Blasco. Por último, hay que extender la autoría de Alba -y en parte a su sobrina- a todas las fotografías que se realizaron y comercializaron con el nombre de “J. Astray”. Por lo tanto, Alejandrina Alba Muñoz es autora y, en su defecto, coautora al mismo nivel que sus compañeros hombres, de los retratos realizados en la Puerta del Sol nº 4 entre 1860 y 1900, figure o no su nombre. Una situación extensible a otras muchas mujeres a las que les debemos el reconocimiento que hasta ahora no han tenido y cuya lista es ya importante.

Bibliografía:

  • Agustín Lacruz, M. C. y S. Tomás Esteban, “Las primeras mujeres fotógrafas en Aragón: pioneras y modernas”, Revista General de Documentación e Información 28(2), 2018, pp. 621-658. <https://www.researchgate.net/publication/329812713_Las_primeras_mujeres_fotografas_en_Aragon_pioneras_y_modernas#fullTextFileContent> [Consulta: 26-12-2023]
  • García Felguera, M. de los S., “La fotografía. Una nueva profesión para las mujeres”, Madrid, Catálogo Invitadas, Museo del Prado, 2020, pp. 276-287
  • López Beriso, M., Un lugar en la Historia de la Fotografía para José Martínez Sánchez, Madrid, Universidad Complutense, 2019. Tesis doctoral.
  • Onfray, S., “Fotógrafas y «señoras de» en los álbumes fotográficos de la Colección Castellano”, Actas de las IV Jornadas de Historia de la Fotografía, Instituto Fernando El Católico, Zaragoza, 2023, pp. 91-100.

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