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Alejandro Fernández Pombo
Mora, Toledo.
1930 -
Madrid.
2013.
Periodista.

Fue director del diario Ya y presidió la Asociación de la Prensa de Madrid. Estudió primero la carrera de Magisterio, y posteriormente la de Periodismo, donde obtuvo el nº 1 de su promoción, en 1958. Posteriormente, cursaría también las de Filosofía y Letras y Ciencias de la Educación.

En el diario Ya, de la Editorial Católica, fue redactor jefe, subdirector y director entre los años 1974 y 1980. Como señala Fernando González Urbaneja: “Dirigió este medio cuando era el más vendido de España y uno de los diarios más influyentes en el proceso de transición a la democracia”.

Fue director de la agencia de noticias Prensa Asociada y presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid desde junio de 1999 hasta noviembre de 2003.También fue director de las revistas Signo, Vida Rural y Nuestra Ciudad.

Fue profesor en la Escuela de Periodismo de la Iglesia, en Madrid, desde 1960, y director de la misma a finales de esa década, también miembro correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.

Entre sus libros podemos destacar: Diálogo del padre con el hijo, y Maestro Azorín, por el que recibió el premio Doncel de biografías; así como varias guías de España y Portugal.

Estamos ante uno de los más relevantes periodistas que ha dado Castilla-La Mancha en la década de los 70 y 80 y uno de los hacedores de la edición toledana del diario Ya, el periódico provincial que relató la llegada de la Transición y la conformación de la realidad autonómica.

Si hay un periódico que identifica una gran parte de la carrera de Alejandro Fernández Pombo es el diario Ya. Tras ser número uno de su promoción en la Escuela de Periodismo llega a trabajar en La Editorial Católica en 1958. Su nombramiento como director en 1974, afianzará el trabajo realizado por de Aquilino Morcillo que había sido el primer director no impuesto por el régimen franquista en sustitución de Juan José Pradera. Morcillo, director desde 1958, había comenzado en unos años muy difíciles la expansión del periódico jugando siempre al gato y al ratón con la censura. Alejandro Fernández Pombo como director del diario será un punto de inflexión que culminará el trabajo realizado por Morcillo. Fernández Pombo es nombrado director en 1974 y permanece en el cargo hasta 1980. Antes había sido redactor jefe y subdirector.

En el momento de su nombramiento como director, Ya es el periódico más vendido en España y se convierte en uno de los más influyentes en el proceso de transición a la democracia. Y ello por muy diferentes motivos, pero de singular importancia fueron los artículos aparecidos en sus páginas con la firma del grupo Tácito. Bajo este epígrafe se agrupaba un significativo número de políticos reformistas, escritores y periodistas que vieron en el Ya una plataforma ideal para publicitar sus reflexiones, en clara apuesta por una salida democrática al régimen dictatorial, dada su vinculación con la Asociación Católica de Propagandistas a través de La Editorial Católica. Le sustituirá al frente de la dirección del Ya en 1980, Manuel Jiménez Quílez.

Aunque las motivaciones de este cese nunca se desvelaron, los periodistas José Antonio Martín Aguado y José R. Vilamor, autores del libro Historia del Ya. Sinfonía con final trágico, aseguran que «en el periódico se comentó que se debía a la disconformidad por parte de algunos miembros del Consejo de Administración, incluido su presidente, con la línea aperturista de los editoriales del periódico y con los artículos de determinados colaboradores entre ellos el Padre Llanos, al que se le denominaba “el cura rojo”. En palabras de Fernando González Urbaneja a “Alejandro Fernández Pombo le tocó conocer, en la parte final, la decadencia de aquella casa -Editorial Católica-, que algunos llamaron “santa casa”, creada con talento por el cardenal Herrera Oria, antes de serlo, pero mal gestionada por sus sucesores”.

Pero en sus años al frente de Ya, Fernández Pombo tuvo también otro papel muy destacado, directamente relacionado con Castilla-La Mancha y con Toledo: la creación de la edición toledana del diario Ya. En los planes de expansión de EDICA estaba, siguiendo las líneas de regionalización de las grandes cabeceras, apostar por delegaciones en otros puntos diferentes a la capital de España. La primera apuesta decidida es Toledo por diferentes cuestiones: su relativa cercanía a Madrid, con el mercado publicitario que se generaba y la eficiencia de costes a la hora de la distribución, el ser la diócesis primada de la Iglesia en España y también un componente sentimental. Apuesta por iniciar esta experiencia en su tierra natal, pues él es originario de Mora, localidad a la que permanecía estrechamente ligado y donde hoy reposan sus restos mortales. Sus buenas relaciones van a hacer posible también que la aventura toledana obtenga un apoyo político importante para facilitar la implantación del periódico, labor en la que juega un papel protagonista Gonzalo Payo Subiza, en ese momento presidente de la Diputación. Payo será diputado nacional en dos ocasiones en las listas de la Unión de Centro Democrático (UCD), partido del que también es presidente provincial y regional, y entre febrero y diciembre de 1982 se convertirá en el segundo presidente de Castilla-La Mancha, todavía en período preautonómico. La unión de intereses entre Fernández Pombo y Gonzalo Payo, junto a otras circunstancias como las anteriormente explicadas fraguaron que el diario Ya se instalara en Toledo. Una vez consolidada la edición toledana, se plantearía trasplantar la misma experiencia a la provincia de Guadalajara, aunque con una alternativa mucho más interesante en términos económicos y de población, en el llamado Corredor del Henares, entre la capital alcarreña y Madrid. Si bien los estudios técnicos ofrecían datos contables bastante favorables, esta opción se acabó desechando por un inconveniente fundamental: la dificultad en la denominación de la edición al abarcar ciudades de diferentes provincias sin una identidad común.

Con ocasión de su fallecimiento a los 83 años, Bernardino M. Hernando, quien también presidió la Asociación de la Prensa, recordaba que “corría entre sus amigos el enternecido e irónico rumor de que Alejandro era inmortal. Y no por la estela inevitable de su vida fecunda, sino físicamente inmortal. O sea, que se iba a quedar para siempre en este mundo que jamás sería capaz de matarlo. Tantas enfermedades graves tuvo: pulmón, corazón…, tantas residencias hospitalarias aguantó y superó, tantos achuchones recibió mortales de necesidad que, pues lo dicho, parecía inmortal”.

Alejado de “brillos sociales” sus amigos y colegas destacaban de él su profunda fe católica y su amor por el trabajo y su familia. Casado con María Teresa, tuvieron cinco hijos, algunos de los cuales se dedicaron al periodismo, y en todos los que le rodearon dejó constancia de ser honrado y bueno a carta cabal, respetuoso, escrupulosamente respetuoso con todos. “Eres tan bueno, le decían sus amigos, que algunos van a creer que eres tonto. Cuando subas al empíreo, como no sueltes algún taco en la subida te vas a pasar”.

Alejandro, continúa Hernando “tenía sentido del humor, lo cual siempre es muestra de inteligencia. Y su humor le hacía callar ante majaderos y prepotentes. Alejandro, como es natural, no era perfecto”. Hasta su muerte fue miembro de la Asociación de la Prensa de Madrid. Ingresó en 1960, su número de colegiado era el 29 y presidió también esta asociación desde 1999 hasta 2003. Fue vocal de las juntas directivas de la Asociación de la Prensa de Madrid presididas por Lucio del Álamo entre 1971 y 1975. Luego fue elegido vicepresidente en la junta que encabezó Luis María Ánson en 1979 y presidente en funciones durante unos meses. Y, finalmente, fue presidente entre 1999 y 2003, tras imponerse por un puñado de votos a otras candidaturas (concurrieron tres), alcanzando la mitad de los puestos de la junta. El talante del presidente Fernández Pombo fue determinante para que esa junta directiva cumpliera el mandato de cuatro años sin tensiones insuperables y con un entendimiento poco común. Hasta su fallecimiento formó parte de la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), de la que también fue presidente.

Otro de los periodistas que presidieron esta Asociación, Fernando González Urbaneja, dejó escrito sobre él algunos otros rasgos de su personalidad. “El talante de Alejandro fue siempre moderado y dialogante, capaz de escuchar y de sonreír incluso ante lo inverosímil y lo improbable y también de tomar decisiones inmediatas, algo que forma parte del carácter del director efectivo de un medio. También ha sido persona capaz de cultivar sus aficiones con la misma diligencia e intensidad que el periodismo. Jornadas largas en la redacción, muchas noches de cierre, pero siempre le quedó tiempo para la literatura y la filatelia, materia de la que era coleccionista experto, además de cronista enterado e influyente”.

Su vida estuvo siempre vinculada al periodismo. Ejercicio, dirección y docencia, pues ejerció como tal desde 1960 en la Escuela de Periodismo de la Iglesia, de la que fue director a finales de esa década, hasta que cambió el modelo con la aparición de la Facultad de Ciencias de la Información. Sus clases son recordadas por colegas como González Urbaneja. “Siempre profesional e interesante, junto a su colega Andrés Berlanga, que ejercía de ayudante para complementar el impacto a los alumnos. Aquellas fueron dos décadas brillantes para el periodismo, tras la ley de prensa de Fraga, que ensanchó el perímetro de libertad de información y de ingenio para burlar al régimen, hasta la Constitución de 1978, cuando se incorporaron nuevos actores y habilidades”.

Bibliografía:

  • Ana Isabel Jiménez Soriano: El YA de Toledo. Fulgor, pasión y muerte de un gran periódico provincial, Toledo, Ed. Ledoria, 2024.
  • Felipe Ruiz Alonso: Historia de la Escuela de Periodismo de la Iglesia, Madrid, Fundación Pablo VI, 2018.
  • Bernardino M. Hernando: Necrológica de Fernández Pombo en El País, 14-7-2013.
  • Fernando González Urbaneja: “Alejandro Fernández Pombo, maestro, director, periodista… siempre con buen talante”, en la web de la Asociación de la Prensa de Madrid, 13-7-2013.

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