Fue profesor de enseñanza universitaria y secundaria en Geografía e Historia. Nacido en una familia humilde de la costa onubense, pudo formarse académicamente en la capital de España gracias a un determinante traslado que su padre, Guardia Civil, logró en la Dirección General.
Fue un geógrafo e historiador que volcó su vida profesional en los ámbitos de la docencia, la investigación y la divulgación. Desde su juventud se comprometió política y socialmente, perteneciendo a un grupo católico de base de la Universidad Complutense de Madrid, liderado por Carmina Virgili y por teólogos jesuitas de la liberación, como Casiano Floristán. En esta comunidad conoció a su esposa y madre de sus dos hijos, la médico anestesióloga María del Rosario Navarro Torres con quien casó en 1976.
Obtuvo su primer título como Maestro de Enseñanza Primaria (1968) en la Escuela de Magisterio Pablo Montesinos de Madrid. En 1968, inició estudios de Geografía e Historia en la Universidad Autónoma de Madrid licenciándose en la especialidad de Geografía (1973) y con la concesión del Premio Extraordinario (1975), a una tesina de Geografía Agraria sobre el entorno de la localidad de Chinchón, dirigida por Antonio López Gómez. Posteriormente, y tras un paréntesis académico, reanudó sus estudios superiores en la UNED, donde adquirió (1998) la Suficiencia Investigadora con la máxima calificación.
Su experiencia docente comenzó en la Universidad como Profesor No Numerario en la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado de EGB, en Guadalajara (1974-75), entonces adscrita a la Universidad Complutense de Madrid. Después, pasó a ser Profesor Contratado en el Colegio Universitario de Ciudad Real (1975-1979), dependiente también de la UCM, substituyendo al geógrafo urbano Rafael Más. Aquel Colegio Universitario, con tres secciones (Filología, Filosofía y Letras y Química), estaba dirigido por el filólogo italianista Manuel Gil Esteve y en su claustro coincidió con distintos compañeros en un ambiente político progresista y reformista que aprobó democráticamente un Reglamento de Régimen Interior que Gil Esteve quiso exportar a la Universidad Complutense. Alfonso Vázquez participó en aquellas y otras actividades en calidad de jefe de estudios por la sección de Geografía e Historia.
En aquellos años cosechó aprendizaje y se granjeó un nutrido número de sólidas amistades y contactos que luego adquirieron puestos de responsabilidad regional y nacional (desde sus más íntimos amigos Federico Arbós, Jaime Brihuega, Amalia Álvarez Fraile, Vicente Mora, hasta los colegas de Sección: Félix Pillet, José María Barreda, compañeros de coordinación política como el diputado por Ciudad Real Manuel Marín González, o el químico Alfredo Pérez Rubalcaba. A pesar de la evolución política de gran parte de estos compañeros hacia el entorno del PSOE y del PCE, Alfonso Vázquez se mantuvo siempre ajeno a la afiliación formal, guardando una independencia personal y política que mantuvo durante toda su vida.
Buscando conciliar la vida familiar con un destino profesional en la ciudad de Toledo donde su esposa, embarazada de su primer hijo, había logrado un puesto en el servicio de anestesiología del Hospital Virgen de la Salud, decidió probar una mudanza desde la Enseñanza Universitaria a la Media o Secundaria. En 1978 superó, con el nº 6, las pruebas en las oposiciones nacionales de Profesor Agregado de Bachillerato de Geografía e Historia. El primer año consiguió destino en el I. B. de Santa María de Alarcos, de Ciudad Real, simultaneando su trabajo con el universitario en agotadoras jornadas. El curso siguiente (1979-80) logró su objetivo toledano, quedando destinado en el I. E. S. Alfonso X de Toledo, un centro donde cursaban estudios muchos hijos de trabajadores del polígono industrial de Santa María de Benquerencia. En él coincidió con el geógrafo Antonio Zárate investigando conjuntamente en pedagogía de la Geografía y, sobre todo, en los paisajes urbanos de la ciudad de Toledo. Además, colaboró en capítulos del primer Atlas de Castilla-La Mancha (1986). Animado y avalado por Zárate, unos años más tarde y cuando este era Profesor Titular en la UNED, Alfonso Vázquez desempeñó el cargo de Profesor Asociado en su sede central de Madrid, en virtud de su perfil híbrido entre la enseñanza media y superior, que ya antes había desempeñado desde 1993 hasta 2005, como Profesor Asociado del Área de Geografía Humana, en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Castilla-La Mancha.
En el curso 1987-88, se trasladó al I. B. Sefarad del que fue director dos años y con posterioridad jefe de estudios y de Seminario. Destinado allí fue nombrado catedrático, en la Convocatoria Nacional de 1995, con el nº 1 en su sección concursal. En 1991 cursó un año de formación en el Ministerio para ser capacitado por la Dirección General de Renovación Pedagógica como Asesor de Formación en Didáctica de las Ciencias Sociales del C. E. P. de Toledo. Trabajó en este C. E. P. desde 1989 hasta 1993 y dio además cursos en los de Talavera, Ocaña, Quintanar de la Orden, Villacañas, Pamplona y Tudela.
Junto a su más estrecha amiga y colaboradora en la educación media, la catedrática salmantina Pilar Morollón, Alfonso inició una labor grupal de investigación pedagógica e innovación docente, formando un grupo de trabajo llamado Tránsito e integrado por ellos dos además de Juan Blanco y Enrique Lorente. El grupo preparó material pedagógico para la Historia de España utilizando los recursos patrimoniales del Centro Histórico de Toledo. Por ello el trabajo recibió un accésit del Premio Nacional Giner de los Ríos a la innovación educativa del Ministerio de Educación, ocasionando un impacto institucional y mediático auspiciado por la Consejería de Educación y Cultura.
Gracias a esto, la Real Fundación Toledo, creada en 1989 para combatir el deterioro del Centro Histórico de Toledo y revitalizarlo, comenzó a contar con ellos para diversos proyectos. Uno, de señalética diseñada por Alberto Corazón, les llevó a documentar un conjunto de rutas que formarían parte de un libro guía. Fue publicado en 1993 y 1995 por la editorial de arte italiana Electa, una de las más prestigiosas de Europa entre las especializadas en al Patrimonio y Arte. Tras la desaparición de Electa fue reeditado por Bremen. Además de esta obra de gran distribución, el Grupo Tránsito elaboró para la Real Fundación, por mediación de Enrique de Mesa, informes de investigación y diagnosis urbana del espacio patrimonial de la ciudad, su funcionalidad, movilidad, arbolado, servicios y comercio. Estos informes anuales, desarrollados desde 1995, continuaban una investigación protagonizada por Antonio Zárate y Alfonso Vázquez a inicios de los años 80 con la publicación del libro El Casco Histórico de Toledo ¿Un espacio urbano vivo?, que fue citado en el Plan Especial del Centro Histórico de Toledo, 2000.
El editor Antonio Pareja, en 2000, propuso al Grupo, para la conmemoración del V centenario del nacimiento de Carlos I, una monografía, Paseos por el Toledo de Carlos V. Por último, los informes para la Real Fundación culminaron con el análisis histórico del espacio de la Vega Alta y con un estudio de los Cigarrales de Toledo para apoyar el Plan Especial Parcial que fue presentado en el congreso nacional de Geografía de la Asociación de Geógrafos Españoles (2005) cuando ya Alfonso había sido diagnosticado de una variante de Alzheimer degenerativo.
En relación con la ciudad, cabe añadir que fue designado por el consejero de Cultura Juan Sisinio Pérez Garzón, como vocal consultivo en la Comisión Especial para el Patrimonio Histórico de la Ciudad de Toledo, que operó en los años noventa y fue colaborador en un seminario de Urbanismo para estudiantes de Master de la Universidad de Harvard. Además, impartió docencia sobre la Geografía Regional y Urbana en cursos de capacitación de la Policía Local del Ayuntamiento de Toledo, así como para la formación de guías turísticos regionales.
En otro orden de asuntos, el consejero Pérez Garzón, le ofreció una constante colaboración y posibilidad de desarrollo en proyectos editoriales de gran trascendencia, aceptando tempranas propuestas como la composición de una Guía del Patrimonio de Castilla-La Mancha (publicada en 1990 y participada de numerosos autores). Su labor de coordinación se repetiría ampliada en otra magna empresa editorial en 2011, con la Guía del Patrimonio Cultural de Castilla-La Mancha de tres volúmenes y 2000 páginas, coordinada junto a Santiago Palomero. Con este último también disfrutó en la preparación de unas rutas de senderismo por las Serranía de Cuenca.
Pero su obra de mayor presupuesto e impacto fue la Guía de los Espacios Naturales de Castilla-La Mancha (1991), coordinada junto al geógrafo de la UAM Juan Antonio González y desarrollada por un equipo coral y muy numeroso de especialistas. El libro fue ejemplo pionero en el tratamiento de los recursos paisajísticos y naturales interpretados para el gran público desde el fundamento de la Geografía Física por lo que distintas autonomías e instituciones fueron imitando, en sucesivos años la orientación de esta obra. Todavía constituye un manual de referencia general en facultades y temarios de oposición para la función pública regional, alcanzando una difusión de cinco ediciones. Como secuela mediática de la publicación, Alfonso Vázquez fue requerido por la entonces incipiente Televisión Regional para asesorar en la elaboración de una serie de programas sobre los espacios naturales de la Comunidad Autónoma, recomendando itinerarios, temas, localizaciones y revisando textos e incluso. participando en presentaciones.
También junto a Juan A. González redactó, primero, textos sobre la Geografía Física del río Tajo en una monografía municipal de Toledo donde se analizaron sus caudales, crecidas y rasgos geomorfológicos y, más tarde, en uno global de toda la cuenca, un libro de gran formato con fines institucionales y diplomáticos editado por Iberdrola sobre este río transfronterizo, con fotografías de Antonio Pareja. Quizás fuera este último el proyecto que más se ajustaba a su imaginario político iberista y europeísta.
Políticamente, sus visiones del sistema público de educación fueron cambiando. Aún comprometido en su tarea de divulgación sobre el conocimiento territorial y patrimonial de la región de Castilla-La Mancha, siempre se identificó con una idea jacobina del Estado unitario, pues él mismo, nacido en Andalucía, era hijo de la movilidad y la igualdad de territorios. Nunca se consideró constructor de una “identidad regional” sino un servidor de la administración regional para el mejor gobierno de aquel territorio y de haber recalado en cualquier otro destino de España se habría implicado y adaptado con igual entusiasmo.
Pero Toledo y las instituciones de Castilla-La Mancha ampararon extraordinariamente sus inquietudes. Su compromiso con la tarea desempeñada le ayudó a granjearse amigos en cada actividad donde se involucró; pero entre todas, lo hizo en la docencia secundaria, a la que consagró la mayor parte de su tiempo laboral y en la que creyó como medio transformador de la sociedad hasta los últimos días de su vida. Jubilado prematuramente a los sesenta años por su enfermedad, dedicó sus últimos cinco a recopilar materiales, hacer esculturas de collage, firmando como Avago, cuidando su jardín y compartiendo en familia.
Fue, además, un padre sorprendentemente dedicado a la convivencia y entretenimiento con sus hijos pues, como mago del tiempo, logró conciliar sus inquietudes intelectuales con las familiares. A lo largo de toda su vida, se caracterizó por un trato muy afable y genuinamente divertido, de compañía grata y bonhomía, versátil e integrador, creador de sinergias, entusiasta, disfrutón, hedonista andaluz en la ciudad castellana, amante de la fiesta, el baile, las charlas eternas con los amigos, el mus, el deporte, la montaña. También gozó y aprendió, como geógrafo, en sus muchos viajes por el mundo. Tras su progresiva y penosa enfermedad, querido por muchos amigos y cuidado por su inseparable esposa, falleció en Toledo en mayo de 2016, a los 66 años de edad.