Entro en directo, aunque me cueste, para no andarme por las ramas. Ángel Cuevas Colmenero nació en Albacete en 1955 y falleció en un hospital de Madrid en 2001, por una leucemia que no consiguió superar. Por tanto, murió muy joven, con 46 años, este albaceteño que cursó estudios de Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la madrileña Universidad Complutense, promoción 1973/1978, que bien lo sabe quien esto firma al ser compañero suyo de carrera, como también lo fue Pedro Piqueras, que me comunicó la mala noticia. El trío de amigos que llegamos a ser y que, por desgracia, se tronchó con la inesperada y tan temprana muerte de Ángel, “el Ángel caído del cielo”, que así solía firmar en confianza sus escritos literarios, que también los hizo, a lo largo de su corta vida, dejada ya hace la friolera de casi veintitrés años, en 2024, que es cuando escribo estas líneas.
Ángel Cuevas venía de una familia muy conocida en Albacete capital, una familia de radiofonistas y si no, que se lo digan a dos tíos suyos y a su padre, también llamado Ángel, que trabajaron en la entonces llamada emisora EAJ44, vendida a la cadena Ser y que luego fue Radio Albacete. Y creo que aquí viene a cuento lo que sigue. Sería a finales de los años 50 del pasado siglo. Uno de los tíos de Ángel, Jesús, que allí era técnico, fue apuñalado en el trabajo por un demente que, según cuenta la historia, se ofendió por la letra de una canción emitida por dicha radio. Jesús Cuevas, que así se llamaba, llegó a pedir auxilio en antena y en directo, una vez que terminó el entonces obligatorio y llamado popularmente “parte” de Radio Nacional de España, donde he realizado casi toda mi trayectoria profesional. Pues bien, tras esta agresión, Jesús se recuperó y llegó a conseguir el premio Ondas, como consecuencia del ataque que sufrió. Valga aquí este inciso por lo interesante que me parece contar tal hecho muchos años después de haber ocurrido. Todo esto me lo ha recordado el compañero Pepe López, que estuvo hasta su jubilación en esa casa laboral, Radio Albacete.
Pero, aun así, pese a que Ángel habría tenido bastante fácil lo de dedicarse a la radio de haber querido, no lo hizo. Prefirió siempre la prensa escrita y, en especial la delegación albaceteña del diario “La Verdad”, donde prácticamente estuvo trabajando durante casi toda su vida laboral. Allí coincidimos también algunas temporadas, con grandes profesionales del periodismo, como Ramón Ferrando, Pepe Sánchez de la Rosa, Faustino López, Paco Alarcón, Ismael Belmonte (el poeta), Ana Barceló, Rosa Villada, José Antonio Domingo… En fin, en ese medio de comunicación, hizo un gran periodismo, mal llamado entonces y ahora “local y de provincias”. En absoluto. No era así. Había rigor y cada vez más oficio en los escritos de Cuevas Colmenero que, como debe ser, siempre estaban contrastados hasta la saciedad. Era objetivo y perfeccionista. Tenía sus ideas, claro que sí, pero no se veían -ni tenían por qué- a la hora de informar.
Además, Ángel, para sus amigos Angelito, era un gran deportista: rugby y esgrima entre sus aficiones. Y si había que hacer parapente o subirse en un globo, pues se subía. Era un romántico, que de esta manera se consideraba, cuando el también compañero Miguel Nieto le preguntó en una ocasión que por qué se había metido a estudiar Periodismo.
Aparte del reportaje de calle y de hacer numerosas fotos, Ángel Cuevas escribió muchos artículos de opinión, de muy diferentes asuntos, demostrando estar al día de la actualidad más pura y dura. Y lo mismo hay que decir de las crónicas que firmó. O, me atrevería a decir también, de sus series monográficas, como la que llevó a cabo con los pintores de Albacete, con muchos de ellos, en especial con sus amigos Ricardo Avendaño y José Antonio Lozano.
Y bueno, Ángel Cuevas creo que ha sido y será un buen y gran periodista de la Transición de Albacete y de este país llamado España. Con sus entrevistas a personajes de esos momentos lo demostró: Adolfo Suárez, Javier Solana, Fernández Ordóñez, Marcelino Camacho, Antonio Gala, Moustaki, Lanza del Vasto, Juan Antonio Bardem…
En otro orden de cosas, tuvo Ángel en Madrid, en aquellos años de finales del franquismo, una moto Vespa a la que llamaba Rayo Veloz, en la “Operación Retrato” que patrocinó, entonces, el recién nacido diario “El País”. En esos días se trataba de que él, Piqueras, yo y otros compañeros consiguiéramos alguna foto de Carmen Polo, la viuda de Francisco Franco, su marido, que había fallecido un año antes, en 1975. No se consiguió mucho, pero lo pasamos muy bien y aprendimos a conocer ya el duro oficio periodístico de la calle, rodeados de “los grises”, la Policía Nacional del momento. Por fortuna la sangre no llegó al río, claro que no.
Poco más que añadir en este desordenado recuento. Su hijo, el hijo de Ángel Cuevas Colmenero y de su mujer Amparo, se llama Ricardo. Se dedica en 2024 también al mundo de la comunicación en una empresa inglesa en Madrid y le ha dado a su padre tres nietos, que no llegó a conocer por su muerte prematura. A su entierro en Albacete asistió el entonces presidente de la Junta de Castilla La Mancha, José Bono.
Su defunción fue muy sentida entre los compañeros de la profesión que, juntos, elaboramos un libro en su memoria con artículos y fotos suyas, y de otros colegas con los que trabajó (libro editado por la Diputación de Albacete) y en cuya elaboración quiero destacar el nombre de Jesús Rodrigo, entre otros muchos colaboradores, como Amparo Álvarez, José Fidel López Zornoza o Dolores Carcelén. Al poco tiempo de no estar entre nosotros, el Ayuntamiento de Albacete le dedicó una calle en la ciudad que tan dignamente llevó por donde fue. Su nombre es sencillo, como era él: Periodista Ángel Cuevas. Y aquí dejo de escribir. ¡Hasta siempre, Angelito, “galopa eternamente”, como decías en uno de tus textos!