El escritor Ángel Palomino Jiménez nació en Toledo el 2 de agosto de 1919. Su padre tenía un negocio dedicado a la fabricación de muebles, en el que llegaron a trabajar el pintor Cecilio Guerrero Malagón y el ciclista Federico Martín Bahamontes. Sus primeros estudios los realiza en Toledo, en los Hermanos Maristas y en el Instituto de Enseñanza Media. Con quince años, en 1935, se desplaza a Madrid para hacer Ciencias Químicas en la Universidad Central, pero todo se interrumpe con la guerra civil.
En el conflicto bélico participa como alférez provisional y se siente atraído por la carrera militar, lo que le lleva a ingresar en la Academia de Transformación de Infantería de Guadalajara, donde tuvo como compañero de promoción a Antonio Mingote. Más tarde fue profesor en la Academia militar de Toledo e instructor en Larache, donde conoció a la que sería su esposa: Consuelo del Moral. Allí también nació su único hijo. Acabó su carrera militar con la graduación de teniente coronel.
Más tarde cambió de tercio y se dedicó al sector turístico. Con la titulación de dirección de empresas, dirigió hoteles en Toledo, Valdepeñas, Castelldefels, Córdoba, Granada y Benalmádena. Desempeñó funciones directivas en diferentes cadenas hoteleras, lo que le llevó a viajar por gran parte del mundo.
En la década de los 40 empezó a publicar sus primeros cuentos en ABC y su suplemento, y en La Codorniz, en la que participó en casi toda su andadura. La relevancia del sentido del humor marcará la mayoría de su obra (En El pecado de Paquita narra las consecuencias imprevisibles de tirarse un pedo en el trabajo, que afectan incluso al presidente del gobierno). Colaboró activamente en la prensa, en medios como Arriba, Agencia EFE, El Alcázar, Cuadernos de Humor y Semana. También en el programa Club de Prensa y dirigió La Opinión Pública en Televisión Española.
Estaba en posesión de la Cruz de san Hermenegildo, la medalla de oro al mérito turístico, la gran cruz de Caballero de la Orden de la Medahuia. Era miembro de la Asociación de Críticos Literarios y fue presidente de la Asociación Española de Escritores de Turismo. Fue patrono de la Fundación Francisco Franco. Perteneció como numerario a la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, en la que ingresó en 1980 con un discurso en el que defendía con guasa que Toledo debería ser la capital de España y la familia real tendría que residir en el Alcázar.
El reconocimiento literario de Ángel Palomino tuvo que ver con su habitual presencia en los medios, con las grandes tiradas de las ediciones de sus libros (la Editorial Planeta logró que alguno de sus libros se convirtiera en un bestseller) y por la consecución de algunos premios literarios, como el accésit del premio Alfaguara y Premio Nacional de Literatura en 1971 por Torremolinos Gran Hotel, tercer finalista del Planeta en 1973 por Madrid, Costa Fleming (ese año lo ganó Carlos Rojas y fue finalista Mercedes Salisachs), y finalista del Planeta por Divorcio para una virgen rota en 1977, el año que lo ganó Jorge Semprún con Autobiografía de Federico Sánchez.
En total, publicó 18 novelas, 7 libros de cuentos (algunos de sus cuentos lograron premios como la Hucha de Oro, el Felguera y el Leopoldo Alas), 2 poemarios (con títulos antitéticos: La Luna no se llama Pérez y La Luna se llama Pérez) y 9 libros de ensayo (entre ellos, una biografía de Franco en la que ofrece un punto de vista opuesto al de Paul Preston, y otro volumen titulado Defensa del Alcázar. Una epopeya de nuestro tiempo). Escribió dos curiosos libros de humor: Insultos, cortes e impertinencias (en el que afirmaba que “tonto de los cojones” alcanza su mejor síntesis en el término gilipollas) y Supersticiones, gafes y otras tropelías.
Una vez que acabó el período franquista, fueron muchos los que decidieron adaptarse a los nuevos aires políticos de la democracia. Pero Ángel Palomino destacó por mostrar sin ambages sus simpatías por el régimen franquista, poniendo de relieve “sus bondades” en diferentes medios de comunicación. Esto le ocasionó algunos problemas judiciales, como cuando fue detenido acusado de estar implicado en la trama civil de la intentona del golpe de Estado del 23 de febrero de 1981. Por eso le acompañó siempre la etiqueta de ser un escritor franquista.
El 20 de febrero de 2004 falleció en Madrid de un infarto, una vez que se sintió indispuesto en el transcurso de una comida con amigos.
¿Qué valoración podríamos hacer de su obra? Es indudable que su adscripción ideológica ha perjudicado el valor de su obra, aunque sería conveniente poder distinguir su visión de la política (reflejada en los ensayos), frente al juicio literario que merece su obra literaria. Fue un autor marcado por el sentido del humor, que fue muy leído en los años 70, que cultivó todos los géneros literarios -menos el teatro- y tuvo una importante presencia en los medios de comunicación. Sus novelas, que suelen tener un carácter coral en el sentido de que aparecen muchos personajes, han resistido mal el paso del tiempo, en cuanto que carecen hoy día de interés. En mi opinión, lo más valioso, por su humor y su capacidad de sorpresa, son sus cuentos, que fueron recopilados en la Editorial Planeta en 1999 en un volumen con un prólogo de su amigo Antonio Mingote. Por ejemplo, en el cuento “Informe a la superioridad” cuenta cómo el Papa lleva un tiempo estornudando sin parar y logra curarse porque le llevan el santo Cristo de la Expiración de Cuariquito de Perú, tratando de contraponer la fe popular frente a la fe institucional de la iglesia o “Suspense en el cañaveral”, que narra cómo unos árbitros se ven obligados a esconderse en un cañaveral después de pitar un discutido penalti.
Es cierto que en sus novelas aparecen temas que tendrían tiempo después un destacado protagonismo como el de la inseminación artificial, el nacionalismo, la evolución del turismo, el despegue de la informática y los problemas de la burocratización, la relación entre la cultura y la postmodernidad y también la difícil pervivencia del mundo de los toros.
En Torremolinos, Ángel Palomino da nombre a una calle.
Foto: VivaJaen, 5-12-2008 (https://vivajaen.es/).