Antonio Domínguez de Mingo nació el 31 de marzo de 1926 en Jadraque, municipio de la provincia de Guadalajara, al nordeste de la capital y a unos 100 kilómetros de Madrid. Dominando el valle del Henares, y al pie de su gran castillo que remonta su origen a la época romana, asienta esta pequeña localidad cuya idiosincrasia la definen sus gentes, valientes, emprendedoras en su mayoría y con una amplia visión de futuro. Este es el caso de Antonio Domínguez de Mingo, uno de los jadraqueños emprendedores por excelencia del siglo XX.
Desde muy joven aprendió el oficio familiar junto a su padre, que tenía una herrería en la calle San Juan, en una zona emblemática del pueblo, bien situada para el desarrollo del negocio de su familia, en el que estuvo trabajando hasta 1955. En aquel momento, empujado por su afán de superación y su visión emprendedora, decidió alquilar un local y establecerse por su cuenta montando un taller mecánico en la antigua carretera de Soria, también en su localidad natal.
A pesar del complicado momento histórico por el que atravesaba el país y todos los problemas derivados de la creación de un negocio en aquella coyuntura, Antonio Domínguez, casi desde el principio de su actividad empresarial, creó puestos de trabajo, cuatro en un inicio, y el mundo del motor se convirtió para él, no solo en el eje central de su empresa, sino también, y fundamentalmente, en su afición.
Con los años fueron aumentando las capacidades para la actividad comercial y la experiencia de Antonio Domínguez en los negocios, y gracias a su carácter luchador y dispuesto, así como a su afán de progreso, se embarcó en una de las operaciones comerciales más arriesgadas de toda su trayectoria empresarial y profesional. Tras estudiar detalladamente las necesidades de mercado del pueblo de Jadraque y del resto de la comarca de La Alcarria, y con una inversión inicial de medio millón de las antiguas pesetas, decidió abrir en los alrededores de Jadraque una moderna gasolinera, que inauguró en 1964 con el nombre de Estación de Servicio «El Castillo».
En sus orígenes, la Estación de Servicio «El Castillo» contaba con dos empleados, pero al poco tiempo, Antonio Domínguez tuvo que ampliar las instalaciones y duplicar los puestos de trabajo del negocio gracias al buen funcionamiento de su gasolinera, que pasó de tener cuatro surtidores de combustible a ocho surtidores a disposición del público en muy pocos años.
La puesta en marcha de la estación de servicio de Antonio Domínguez coincidió, también, con la concesión a su empresa de la distribución de butano para el municipio y para el resto de la comarca de La Alcarria. Esta concesión supuso la construcción y puesta en marcha de nuevas instalaciones, fundamentalmente para almacenar las bombonas de gas que el negocio de Antonio Domínguez repartía, ya que la distribución llegaba a 30 pueblos de toda la comarca. En total, se trataba de 2.000 bombonas las distribuidas al año en la zona, que llegaban a Jadraque en tren a través de la infraestructura facilitada por RENFE y que se trasladaban desde la estación de ferrocarril hasta el almacén de la gasolinera en motocarro. Con los años, este sistema de transporte fue modernizándose y adaptándose a las nuevas tecnologías del sector, y en 1991, el reparto, cuyo volumen aumentó hasta las 30.000 bombonas al año, se realizaba con una pequeña flota de camiones.
Esta actividad posibilitó que el negocio de Antonio Domínguez de Mingo prosperara de forma rápida y le permitió consolidar e incluso aumentar en su empresa los puestos de trabajo de la Estación de Servicio «El Castillo».
La buena marcha de los negocios de distribución de combustible de Antonio Domínguez, al mismo tiempo que iban aumentando los servicios e instalaciones de la estación de servicio, lo animaron a iniciarse en el negocio de la venta al público de otros productos relacionados con el uso de gas, por lo que decidió abrir una tienda de electrodomésticos en la calle Mayor de Jadraque, contratando a una persona más y dando servicio a toda la contratación de botellas de butano.
En la estación de servicio, el pequeño cuarto que servía para la venta de aceites para los vehículos se reestructuró en una tienda de paso, con todos los servicios necesarios para cubrir todo tipo de necesidades, convirtiéndose en una estación de servicio moderna y adaptada a los nuevos tiempos y tecnologías del sector. Incluso, con la demanda de otros servicios que requerían tanto los clientes como los vecinos de la zona, le obligaron a abrir una tienda de repuestos con lavado y engrase de coches y camiones, que hizo que el negocio prosperara aún más, y se transformara también en un punto de exposición y venta de bicicletas, motos y otros tipos de vehículos a motor.
Con mucho esfuerzo e iniciativa, la pequeña empresa, cuya denominación social coincidía con la identidad del propietario, «Antonio Domínguez de Mingo» crecía también en volumen de negocio y el medio millón de litros de combustible vendidos al año en sus inicios, llegaron a convertirse en más de 3,6 millones de litros hacia principios de los años 90.
Además de su espíritu emprendedor y su visión empresarial, Antonio Domínguez de Mingo creía en el compromiso con sus vecinos y su localidad natal de Jadraque, por lo que compaginó su actividad profesional en el campo de la distribución de combustible, con sus responsabilidades como concejal en el Ayuntamiento de Jadraque. Además, también fue diputado provincial en la Diputación de Guadalajara y consejero en el consejo de administración de la entidad IberCaja en Zaragoza.
Su trayectoria tanto profesional como personal, su dedicación al trabajo y su espíritu emprendedor, le hicieron merecedor en 1974 del Premio Nacional de Turismo para Estaciones de Servicio en Carretera, galardón concedido en aquella época por el Ministerio de Información y Turismo.
Antonio Domínguez de Mingo falleció el 9 de enero de 1991 en Jadraque, pero su espíritu emprendedor perdura en sus tres hijos que hoy en día siguen al frente de las empresas y los negocios que levantó su padre, agrupados en la sociedad «Distribuciones de Jadraque, S. L.».
Biografía publicada en María del Carmen Angulo Teja y Tomás García-Cuenca Ariati (coords.), Grandes Empresarios de Castilla-La Mancha, Madrid, LID Editorial Empresarial, 2011, pp. 95-97.