Antonio Fernández Molina (AFM) nació, como tiene dicho muchas veces, en Alcázar de san Juan por casualidad, pero nunca dejo de decirlo a los cuatro vientos de sus poemas, sus pinturas y sus múltiples actividades de polifacético. A.F.M. apenas vivió sus primeros años en Alcázar y la visitaba con menos frecuencia de lo que el hubiera querido. Murió el 20 de marzo de 2005 en Zaragoza a causa de una crisis cardiaca.
Su vida ha estado compuesta de casualidades que se engarzaban escribiendo versos, leyendo libros, pintando, hablando, paseando, escribiendo cartas con tinta imborrable y viajando de lugar en lugar. Casas Uceda, Viñuelas, Guadalajara, Albacete, Alcoy, Madrid, Palma de Mallorca y una larga estancia en Zaragoza.
A Zaragoza llegó de la mano de otro poeta Miguel Labordeta y AFM para este viaje al interior de su interior, dejo de la mano en Palma de Mallorca a Camilo José Cela con quien trabajo muchos años y estuvo al cargo de algunas de sus actividades literarias como la revista Papeles Son Armadans. Pero la intensa vida de Antonio no es solo eso, ejerció como maestro, vivió desde muy joven la revolución de las ultimas vanguardias españolas, fue militante libertario y escritor postista hasta hace dos o tres meses que presentaba una exposición de su obra plástica en una de las galerías con realengo de Madrid.
Antonio viajaba en tren durante horas y leía incansablemente un libro tras de otro que anotaba o corregía, especialmente si era suyo y cuando el cansancio daba con su cabeza en los respaldos de los asientos soñaba historias, tantas historias que mas de un centenar se transformaron en libros repartidos por todo el mundo. A veces cuando el se despertaba repleto de alegría, sus vivarachos ojos recorrían el vagón y encasquetándose un sombrero con aire de niño recién aprobado, a los viajeros: El poeta vuelve a su casa, y relataba incansablemente versos e historias que fascinaban a sus compañeros de viaje.
Al llegar a cualquier ciudad, con una colección de dibujos en una carpeta, entraba y salía de los hoteles, las tabernas. las tiendas. los restaurantes y los teatros.
Antonio fue siempre un ser entregado a la vida, pasional en sus acciones y superviviente en las situaciones mas difíciles que alguien pueda imaginarse, obligado consigo mismo y su gran familia, escribió miles de artículos en los periódicos, miles de criticas de arte y textos para catálogos, dio miles de conferencias en todo tipo de centros, llevo a los jóvenes el gusto por la lectura y defendió siempre la literatura como expresión personal del autor. Se regocijaba hablando de los escritores malditos y los malditos escritores, dos tipos de autores bien significativos y definiéndose como un maldito escritor de los escritores malditos.
El mundo literario y plástico de Antonio Fernández Molina, es un autentico universo repleto de personajes fantásticos a veces personajes que escriben sobre si mismos y sobre otros, utilizando todo tipo de trucos de autor para escribir con seudónimos heterónimos y otras argucias donde su persona solo se satisfacía con el hecho creativo. Para Antonio lo importante fue siempre escribir y escribir.
Destacar la obra de AFM en estos momentos en los que ha sido presentado como candidato al premio de las letras de la Fundación Príncipe de Asturias, es labor mas que larga especialmente por amplitud de la misma, pero una de sus facetas menos conocidas por los lectores en general, era su vocación epistolar, AFM conservaba en sus archivos una, quizás la ultima de las colecciones epistolares mas importantes de este ultimo medio siglo. Se carteaba diariamente y a pluma con una media de quince o veinte personas del ámbito literario y artístico de toda Europa, todos los autores de su entorno generacional y los mas jóvenes estaban en permanente contacto con Antonio, enviándose mutuamente libros, revistas y originales y comentando el ambiente artístico y literario del momento. Sin querer a ningún comentarista solo apuntaremos el nombre que utilizaba Fernando Arrabal para referirse al artista. Antonio Fernández Molina Genio. Este tercer apellido que le aplica Arrabal encuadra la obra y la personalidad de este artista.
Poco antes de morir, AFM que celebraba sus cincuenta años de relación con la poesía, cincuenta años publicando libros y militando como poeta activo, este hito de la cultura contemporánea y manchega. hoy abrimos un nuevo capitulo de la trayectoria de Fernández Molina, un artista y escritor de su tiempo gloria de la cultura contemporánea, hombre integro y representante de la verdadera literatura y el arte libre.
En este año del centenariazo quijotesco, A.F.M. estaba dispuesto a negar toda relación del binomio Cervantes-Quijote con Alcalá de Henares. Haciendo referencia a su vida en Alcalá donde nunca encontró un giro, una palabra, una expresión que tuviera que ver con el Quijote. De otra manera en la Mancha se había despertado al amanecer muchas veces, entre ensoñaciones quijotescas, al oír el habla común de las gentes, que se confunde la propia literatura de la novela.
Su obra literaria se caracteriza especialmente por su originalidad temática y la ruptura de las barreras entre los géneros literarios, entre la poesía y la prosa. Un sentido humorístico de las cosas envuelve en todo momento la obra, convirtiendo lo imaginario en real y lo real en imaginario, siendo autor activo desde 1951 cuando fundo Doña Endrina,
En cuanto a sus pinturas sus grabados sus tintas sus dibujos, una vez conocida su obra es imposible que pase desapercibida. Yo la he visto en los sitios mas inverosímiles en tablillas, cartones, bandejas de pasteles, invitaciones reaprovechadas, en las mejores galerías y las tabernas mas oscuras. En cualquier caso a quien conozco poseedor de alguna, le satisface y le recuerda siempre al pintor- poeta con afabilidad y grandeza.
AFM tenia un interés especial por los escritores pintores y estudio a lo lago de su vida las figuras mas destacadas en este sentido, aunque en su generación era habitual encontrar esta doble línea creativa, estudio especialmente los casos de Solana Picasso y Dalí entre los españoles.
Autor muy versátil de técnica mixta especialmente el grabado y otras técnicas de multiplicación. Incansable dibujante ilustro libros y revistas, sus obras se han reproducido en múltiples artículos y han decorado todo tipo de objetos cotidianos.
En su universo pictórico lleno de color y rabiosamente representativo de la segunda mitad del siglo XX, se reitera la iconografía de animales, bestias, personas-maquina y muy especialmente los peces. Antonio explicaba con placer, una anécdota relacionada con la presencia de los peces en sus dibujos y pinturas. Decía que de niño en los jardines de la estación de Alcázar de San Juan, era asistido por una niñera, pero que una tarde de primavera esta prestaba mas atención a un soldado que la pretendía, que al mismo Antonio. El poeta viéndose abandonado por su niñera se metió en una alberca a coger los peces de colores que había en ella. El suceso se resolvió con el chapuzón y el susto de todos, pero desde entonces los peces fueron las estrella del universo plástico de Fernández Molina.
Su vida expositiva comenzó mas tardía que la literaria, aunque expone desde los últimos años cincuenta de manera esporádica y en presentaciones colectivas. La primera exposición personal es de 1968 en la galería Costa de Palma de Mallorca presentando desde entonces su obra por toda España y con gran presencia en Alemania donde alguna ocasión compartió sala con otros grandes escritores y artistas como Ionesco, Günter Grass. Lucebert o Appel entre otros. De manera menos permanente se encuentra su obra en toda Latinoamérica, y el resto de Europa.
Su obra sobrepasa la faceta anecdótica y humorística de un primer impacto, para entre color y fantasía, ser a veces muy satírica desde su universo de animales, símbolos y personajes imposibles.