Antonio Víctor Galán Gil nace el 1 de abril de 1931 en Ciudad Real, hijo de Segundo Galán, ingeniero agrónomo y de Luisa Gil, enfermera. Cuando apenas tenía tres años de edad muere su padre, y desde entonces vivirá con su madre y sus dos hermanas.
Vivirá en la capital de la provincia, donde estudia en el colegio de los Marianistas, situado en aquel entonces en la calle de la Mata. También en Ciudad Real obtuvo el título de maestro en la Escuela Normal de Magisterio, así como el bachillerato superior. Posteriormente marcha a Madrid, donde estudia Ingeniería Técnica Agrícola.
Durante algunos años, y mientras prepara oposiciones, trabajará en la finca El Gargantón, donde adquiere sus primeras experiencias. En 1960 gana las oposiciones de agente del recién creado Servicio de Extensión Agrícola (SEA), heredero del antiguo Instituto Nacional Agronómico. Tras el obligado periodo de formación, que los primeros agentes del servicio realizaban en la finca “El Encín”, en Alcalá de Henares, tutorizado por los asesores norteamericanos a quienes el Estado había encomendado la puesta en marcha del servicio, obtiene su primer destino en la agencia del SEA de Villalba (Lugo), donde trabajará, de modo muy especial, en labores destinadas a la concentración parcelaria, en una Galicia minifundista y con grandes dificultades para la explotación agrícola y ganadera.
En esa etapa contrae matrimonio con Gloria Gall Piles, que, tras estudiar también en la Escuela Normal de Magisterio, ocupaba plaza de funcionaria en Ciudad Real. Juntos traerán al mundo a seis hijos.
Consecuencia del afán del matrimonio por acercarse cada vez más a su tierra, concursa y gana plaza de agente en Coca (Segovia) en 1962, y permanece en la ciudad castellana hasta 1966, periodo durante el que nacerán sus tres hijos mayores. Durante su estancia en Coca, impartirá clases, además, en la Escuela de Capacitación Forestal establecida en el castillo del siglo XV, el actual Centro Integrado de Formación Profesional (CIFP Agraria) de Coca.
Desde Coca consigue el traslado a Almadén, donde organizará y dirigirá la agencia del SEA, siendo, por tanto, su primer director. Su estancia en Almadén le ayuda a conocer profundamente la situación del campo y de las familias que viven en cortijos diseminados, prácticamente sin formación y sin servicios, lo que supone una importante concienciación y acicate para su posterior dedicación a la formación de varias promociones de capataces agrícolas.
Allí nacen dos de sus hijos, y allí permanecerá el matrimonio hasta 1970, año en que obtiene la plaza de director de la Escuela de Capacitación Agraria de Almodóvar del Campo, donde nacerá su sexta hija.
A partir de 1970 todo su empeño laboral se centrará en la puesta en marcha y la gestión de la “Escuela de Capataces”, fin para el que se había construido el edificio, pero para el que, hasta ese momento, no se había utilizado, pues había servido de hospital psiquiátrico y hospital de sangre durante la guerra, y, posteriormente, como colegio privado, hasta la apertura de la Escuela de Capacitación Agrícola.
Además de algunas reformas, como la ampliación la segunda planta para el internado, organización del personal y de los estudios, será un gran innovador, en ocasiones incluso subversivo, que, entre otras cosas instalará en la terraza del edificio la primera parábola solar de la región. Este tipo de iniciativas dirigidas a la consecución de la implantación de sistemas de energías renovables, resultaban tan insólitos en aquel momento, que su empeño le supuso graves enfrentamientos con sus superiores en Ciudad Real, e incluso el ingeniero que se encargó de su instalación tuvo que buscarlo fuera de España, al no encontrar profesionales preparados dentro de las fronteras españolas. El responsable de la instalación fue el italiano Aldo Nuno, que pasó un verano entero en Almodóvar hasta la puesta en marcha de la parábola solar, que alimentó durante mucho tiempo al centro de energía eléctrica.
Antonio Galán convertirá la Escuela de Capataces en un centro de referencia para toda la comarca del Valle de Alcudia, recorriendo fincas y cortijos durante sus vacaciones, tratando de convencer a los padres de los chicos que allí vivían, de que permitieran a sus hijos trasladarse a estudiar a la escuela, con el fin de que consigan una mayor formación y preparación. Esa influencia se extenderá por toda la Mancha e incluso a Madrid, de dónde procederán algunos de los más de 800 alumnos que, a lo largo de trece cursos, allí se formaron.
La Escuela sirvió, además, durante ese tiempo para otros menesteres, como helipuerto del Servicio de Vigilancia de Incendios, o de hospedaje accidental para el equipo de fútbol francés, que tenía que alojarse en Valdepeñas, y que no pudo llegar a su destino, debido a las inundaciones del 1 de julio de 1979.
Después de doce años al frente del centro, durante los que lo convirtió en una institución tan presente en la vida de todos los Almodovenses, que hasta hoy se conoce al edificio por el nombre de “Escuela de Capataces”, Antonio Galán Gil fallece en Ciudad Real el 29 de enero de 1983, a los 51 años de edad. La “Escuela de Capataces” sobrevivió muy poco tiempo a la muerte de su fundador y director, que hizo de sus fines un empeño personal.
Sus inquietudes sociales y políticas le llevaron a implicarse activamente en la fundación y organización, en la provincia de Ciudad Real, del Partido Social Demócrata (PSD), fundado en 1977 por Francisco Fernández Ordóñez y Rafael Arias Salgado, aunque no tardaría en abandonarlo, al integrarse el partido en la UCD.
En octubre de 2024, la Asociación Cultural “Amigos de la Historia” de Almodóvar del Campo, dentro de las jornadas “Historia de un edificio: Los Capataces” organizó una mesa redonda alrededor de los años en los que Antonio Galán Gil organizó y dirigió el centro, como un homenaje al mismo.