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Valentín Aranda Rubiales
Jadraque (Guadalajara).
1890 -
Valencia.
1943.
Maestro.

Acercarme siquiera someramente a la biografía del que fuera inspector de Enseñanza Primaria procedente de la Escuela Superior de Magisterio de Madrid, Valentín Aranda Rubiales, ha sido imbuirme en la vida de uno de los grandes pedagogos que ha tenido Castilla-La Mancha. Un hombre íntegro, especialmente dotado para el trabajo que desempeñaba, dispuesto siempre al consejo con propuestas imaginativas para resolver el gran problema de España, el analfabetismo: “Donde hay maestros no hay analfabetismo. El analfabetismo es hijo de la pobreza de la enseñanza, no de sus agentes: donde se gasta el dinero en las Escuelas no hay analfabetismo”, eso sí, con absoluto respeto al niño por parte de maestros que con un trato natural respetan su personalidad.

Nace el 12 de febrero de 1890 en Jadraque, Guadalajara, aunque de muy joven se traslada a Madrid donde cursa estudios primarios. Por su aplicación recibirá de manos del rey Alfonso XIII una cartilla de la Caja de Ahorros de 250 pesetas.

En 1911 ingresa en la Escuela Superior de Magisterio, sección de Letras, donde conocerá a su esposa, Mercedes Escribano, que también estudia en la misma institución. Al terminar sus formación, en 1914, opta por la inspección educativa, una de las dos posibilidades que ofrecía la Escuela (la otra, profesor de Escuela Normal, es elegida por la que sería su mujer desde ese mismo año). Su primer trabajo lo ejercerá en Burgos.

En 1920 ya está destinado en Cuenca y solicita participar como pensionado de la JAE para visitar las escuelas de Francia, Suiza, Bélgica y Alemania, actividad que realiza. En Cuenca, además de inspector, ejercerá como pagador especial de obras y posteriormente como Inspector Jefe. 

En 1930 promueve el Partido Pedagógico Español cuyo único objetivo sería el de “conseguir la pronta solución del problema nacional básico: el de la Enseñanza en todos sus grados” (Magister, Cuenca, 1930). 

En 1932 forma parte de organización de la Primera Semana Pedagógica Conquense celebrada entre el 15 y el 21 de Mayo, inaugurada por el ministro Fernando de los Ríos y por Rodolfo Llopis, entonces director general de Primera Enseñanza, que había sido profesor en la Escuela Normal de Cuenca de muchos de los más de trescientos maestros y maestras que participaron en la actividad. El objetivo fundamental era reflexionar sobre la práctica docente a la vez que permitir la interrelación de los miembros del colectivo. Valentín Aranda en las conclusiones de su primera conferencia afirmó: “Cuando pensamos en una escuela mejor, en una escuela perfecta abstractamente considerada, mejoramos, sin pretenderlo, la escuela actual, y nuestra escuela cada día. // El maestro no debe ser un iluso, pero sí un idealista” (Semana Pedagógica Conquense, pág. 33). En su segunda conferencia dijo: “La escuela que rompe la felicidad de la vida infantil no es buena” (Semana Pedagógica Conquense, pág. 70). En las conferencias tercera y cuarta continúa desgranando su ideario: “En la naturaleza e inteligencia del educando se influye manejando la experiencia infantil” (Semana Pedagógica Conquense, pág. 89) o “El maestro debe ser un manipulador del medio” (Semana Pedagógica Conquense, pág. 111).

En septiembre, del 19 al 24 colaborará en las Misiones Pedagógicas en la provincia de Cuenca con María Zambrano, de cuya experiencia se filmó un documento gráfico. Ese mismo año aprueba las oposiciones como inspector de la provincia de Madrid y en 1933 es destinado a esa provincia motivo por el cual recibe un homenaje multitudinario en el que participa la totalidad del magisterio de la ciudad y de la provincia. En 1937 será nombrado Inspector Jefe en Murcia.

Tras la Guerra Civil, la Comisión Depuradora de Personal Docente lo acusa de: 1. Haber pertenecido al Partido socialista antes y después del 18 de julio de 1936; 2. Formar parte de la Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza y de la Institución Libre de Enseñanza; 3. Haber favorecido la causa marxista con su conducta profesional y su propaganda; 4.  Ser autor del libro Intuiciones de la Escuela, que contiene, según la acusación, multitud de conceptos laicos, antirreligiosos, derrotistas y antipatrióticos. Los cargos no debieron de ser probados porque en 1941 es rehabilitado y destinado forzosamente a Ciudad Real.

El 4 de junio de 1943 muere como consecuencia de una penosa enfermedad tras ser operado en Valencia.

Obra 

Todas sus publicaciones tienen carácter pedagógico. En ellas refleja sus propuestas para mejorar la escuela basándose fundamentalmente en la lucha contra el analfabetismo, la mejora de la práctica docente apoyada sobre una política educativa adecuada; también, la lucha contra la pobreza en el contexto de un sociedad igualitaria y basada en unos valores que permitan el progreso.

En Sobre algunos problemas de la enseñanza primaria (1928) se analiza la realidad educativa de España y se aportan soluciones: “Donde hay maestros no hay analfabetismo. El analfabetismo es hijo de la pobreza de la enseñanza, no de sus agentes: donde se gasta el dinero en las Escuelas no hay analfabetismo” (pág. 10).

Derechos del Niño: Un Empréstito Nacional de Cultura (1930) es el título de una conferencia pronunciada en el Congreso de Pediatría celebrado en Valencia, en donde reflexiona sobre los derechos de la infancia, un tema absolutamente novedoso en su época. Entra las conclusiones aparecen éstas: “Para que un ser crezca fuerte y robusto es necesario ponerlo en un medio adecuado a su naturaleza. // El primordial derecho de un ser que nace es vivir con plenitud de vida. // El niño tiene derecho indiscutible, independientemente de las circunstancias de índole económica, a un medio infantil adecuado fisiológica y psicológicamente” (pág. 15).

La obra «Intuiciones» de la escuela: (Sugestiones para la educación civica), editado en 1933, refleja el ideario de Valentín. El libro consta de los siguientes capítulos: “En busca de otra raza”, “La Escuela y la política”, “Libertad, Igualdad, Fraternidad”, “Igualdad, Desigualdad”, “El desarme moral de la juventud”, “La Escuela nacional española”, “Rebeldía y Gobierno”, “Hacia un partido político-pedagógico”.

En Hacia la escuela hispánica (1936) afirma que la pedagogía puede cambiar España: “El optimismo español ha de fundarse, no en que España valga más que las demás naciones, no en que nuestra raza sea superior, ni la historia de España la más gloriosa del mundo, sino en que nosotros, por amor a España y provecho de la Humanidad entera, podemos salvar con nuestro esfuerzo las miserias y penurias de la realidad española y elevar nuestra nación al más alto ideal humano” (pág. 196).

La Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha se enorgullece de presentar el Diccionario Biográfico de CLM, una iniciativa destinada a honrar y difundir la vida y obra de figuras destacadas de nuestra región en diversos ámbitos.

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