Un elemento fundamental en los planes de los militares golpistas españoles en julio de 1936, como escribe Paul Preston, es extender una campaña de terror y exterminio. Se trata de combatir la superioridad numérica de los trabajadores e imponer el pánico de inmediato “con el uso de tropas insensibilizadas por la guerra colonial en África y el apoyo de los terratenientes locales” (Un pueblo traicionado. España de 1876 a nuestros días: Corrupción, incompetencia política y división social, Barcelona, 2019). Pero la aguda operación del terror no termina con el final de la guerra, sigue con intensidad en la primera posguerra.
Por otra parte, piensan los falangistas de primera hora, como Agustín del Río Cisneros (1909-1992), que el Estado es un instrumento totalitario al servicio de la integridad patria (“El Estado Nacional-sindicalista”, El Español, Madrid, 31-10-1942). Por eso, hay que castigar a las personas difamadas como antiespaña, “rojos” vencidos, y provocar terror. Es necesario cauterizar la parte de la sociedad enferma. Es preciso eliminar, incluso físicamente, a los vilipendiados “enemigos” de España. Y con ese pensamiento excluyente no tienen sentido sutilezas legales.
Se pone en marcha una dictadura militarista, que Franco articula con plenos poderes, caracterizada por la oposición frontal a liberalismo y democracia, rechazo a libertades individuales –asociación, manifestación, pensamiento, prensa, reunión– y eliminación del parlamentarismo. Una dictadura de casi cuarenta años, que transita de la aceptación y práctica del fascismo al perfil nacionalcatólico, pero siempre con el control de la ciudadanía gracias al uso de la fuerza, es decir, mediante represión y violencia. Además, el repudio del marxismo desemboca en un ambiente aterrador.
El sindicalista de Puertollano Pedro Ruiz García (1936-2023) advierte en 1999 que es necesario que la juventud sepa que nadie nos ha regalado la democracia, fruto de muchos años de lucha por la que algunas personas pagaron un alto precio: “Fuimos detenidos (algunos en muchas ocasiones) y detenidas (entre ellas mi mujer), procesados, apaleados, humillados, calumniados, amenazados de muerte, despedidos del trabajo…; otros perdieron la vida en distintos lugares del país por la misma causa. Durante la dictadura, la huelga, la manifestación, y no digamos la exigencia de libertad sindical, política, de prensa, o de organización, eran inmediatamente reprimidas y detenidos y despedidos del trabajo sus promotores” (“Para avanzar hay que luchar”, Puertollano, enero de 1999).
La bibliografía, en variadas vertientes, referida a la barbarie franquista es hoy abundante y no es pertinente citarla aquí. Sí merece la pena recordar el informe de comienzos de los cincuenta del siglo pasado, Livre blanc sur le système penitentiaire espagnol (París, 1953), y la obra pionera de Ángel Suárez y Colectivo 36, publicada en París por Ruedo Ibérico en 1976, Libro blanco sobre las cárceles franquistas, 1939-1976. O, por citar solo dos libros, Genocidas, cruzados y castradores. Terror y humillación en nuestro pasado (Madrid, 2015), de Miquel Izard, y una obra reciente, referida a un perverso personaje, que firman Ángel Viñas Martín, Francisco Espinosa Maestre y Guillermo Portilla Contreras, titulada Castigar a los rojos. Acedo Colunga, el gran arquitecto de la represión franquista (Barcelona, 2022).
Ejército, Iglesia católica, y Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista –partido único surgido de la fusión de diferentes fuerzas políticas de extrema derecha–, son los pilares fundamentales del nuevo régimen, caracterizado por el culto a la personalidad del general africanista Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde Salgado Pardo de Andrade (1892-1975), al que la propaganda denomina de forma machacona “caudillo” de España, “generalísimo” de los ejércitos o “césar” victorioso. Son muchísimos los elogios dedicados al dictador, que en muchos casos llegan a la ridiculez. Incluso, las monedas que utiliza todo el mundo llevan inscritas la frase siguiente: “Francisco Franco, Caudillo de España por la gracia de Dios”. Además, ya se sabe, Franco, solo es responsable ante Dios y ante la Historia. Al mismo tiempo, se elabora poco a poco un cuerpo doctrinal legitimador de la dictadura y un blanqueamiento propagandístico del totalitarismo.
Se tortura, asesina y reprime, con las bendiciones de la Iglesia católica, aliada de Franco y sostén importante de la autocracia. Todo por Dios, España y su revolución nacionalsindicalista. El terror de la década ominosa que sigue a la guerra genera una actitud de miedo y desconfianza en gran parte de los españoles. Un miedo no reconocido, en muchas ocasiones, que paraliza, que lo impregna todo y que tiene gran incidencia en la vida social
Al menos 50.000 personas son ejecutadas en la década posterior al final de la guerra, según Julián Casanova (“La Victoria”, infolibre, 2-4-2022). Unas, detenidas en Francia, a partir de una lista proporcionada por José Félix de Lequerica Erquiza (1890-1963), y entregadas a las autoridades franquistas por la Gestapo, como Lluís Companys i Jover (1882-1940), presidente de la Generalitat, o ministros de la República durante la guerra, como el socialista Julián Zugazagoitia Mendieta (1899-1940) o el anarquista Joan Peiró Belis (1887-1942). Muchas de ellas en las últimas provincias conquistadas por el ejército de Franco, como Arturo Gómez-Lobo Mora (1883-1939) en Ciudad Real.
Terror y propaganda.
Pero la vida sigue y en muchas ocasiones solo los que padecen la represión o sus más allegados son plenamente conscientes de la situación. La propaganda de los dirigidos y censurados medios de comunicación, de una prensa atada, desarrolla el halago fácil al dictador y a su régimen. El control social se extiende tanto mediante la censura directa, hasta la Ley de Prensa e Imprenta de 1966, como con la autocensura a partir de ese año, cuando abundan límites, multas y sanciones. Ya muerto Franco, el poeta y cantautor Joaquín Sabina rememora en la canción “De purísima y oro” la tremenda posguerra (19 días y 500 noches, Madrid, 1999). Recuerda los fusilamientos y las frecuentes temáticas escapistas y evasivas de los periódicos, que huyen conscientemente de la realidad, en estas estrofas:
A la hora de la zambra, en “Los Grabieles”,
por Ventas madrugaba el pelotón,
al día siguiente hablaban los papeles
de Celia, de Pemán y del bayón.
Habían pasado ya los nacionales.
Habían rapado a la señá Cibeles.
Volvían a sus cuidados
las personas formales.
A la hora de la conga, en los burdeles,
por San Blas descansaba el pelotón,
al día siguiente hablaban los papeles
de Gilda y del Atleti de Aviación.
La cuestión es clara: terror y propaganda. Para construir la denominada Nueva España los vencedores tienen que limpiar primero el solar, para poder levantar después su edificio. Y los oponentes estorban. Son muchas las referencias que Franco y sus secuaces hacen a esa limpieza, pero se puede recordar una, cuando el militar golpista se dirige a los hombres de negocio en Barcelona el 28 de enero de 1942 (El Caudillo en Cataluña, Madrid, 1942, pp. 38-39): “En este camino hemos trazado las directrices. De estas directrices no nos apartará nada ni nadie. La consigna a la nación está dada, la vida civil va a discurrir en la organización de la Falange, con sus Sindicatos, con sus C.N.S. y con todas las actividades que está encargada de organizar. El que quiera y tenga la conciencia limpia, como vosotros, ha entrado y ha tomado allí su dirección y su consigna; el que no quiera, tened la seguridad de que, por el bien de España, por la salud y el porvenir de nuestra Patria y de todos los españoles, ya que así lo hemos jurado sobre la sangre de los que cayeron, será arrollado (Ovación clamorosa)”.
Si el “Caudillo” discursea esas lindezas, es fácil imaginar lo escrito tras sus peroratas en los mediatizados periódicos, pues la propaganda de la dictadura funciona de manera terminante. Franco visita distintas localidades de Cataluña entre el 25 y el 31 de enero de 1942 y, como muestra, se pueden ver esos días editoriales, artículos e informaciones, por ejemplo, de ABC (Madrid), Arriba (Madrid), Libertad (Valladolid), El Noticiero Español (Zaragoza), Pueblo (Madrid) o Solidaridad Nacional (Barcelona).
Por su parte, José Gutiérrez Ortega, director del diario Lanza, editado en Ciudad Real, escribe tiempo después, el 30 de julio de 1943, cosas como está en el artículo “Franco manda, la Falange obedece”: “Ocurra lo que ocurra, nadie podrá hacernos la más ligera presión, pues el sólo pensamiento de esto crispa nuestros nervios y un deseo de lucha a muerte se enciende en nuestros corazones. Nadie lo ha intentado ni nadie lo intentará, pero el simple anuncio de su posibilidad nos haría coger el fusil con solemne juramento de exterminio y si la Historia sirve para algo, que aprendan en ella a lo que se exponen los que intenten tamaño desafuero”.
Miedo y terror se extienden por España. Así lo relata, por ejemplo, José Hidalgo Medina en una carta de 1970: “Pero había algo que aterrorizaba tanto o más que los propios fusilamientos, y era cuando se presentaban a altas horas de la noche a detener a alguien, sin que nunca se supiese a quién le iba a tocar la bola (…) Cuando se restableció la vida ciudadana y la gente fue saliendo a la calle, veía usted a sus amigos y conocidos, muchos de ellos envejecidos, encanecidos por el miedo y por el sufrimiento de tantas angustias pasadas. Todavía, al cabo de los años, tiene la gente un miedo instintivo, heredado de los padres que vivieron aquellos horrores…” (Manuel Barrios, El último virrey. Queipo de Llano. El personaje más fascinante, contradictorio y dramático de la guerra civil, Barcelona, 1978, pp. 115-116). Es decir, se desarrolla un ambiente de temor y pánico. Algo así como un miedo colectivo, que trato en “El miedo, ley para todos. Asociacionismo y sociabilidad durante la dictadura franquista” (Memoria e historia del franquismo. V Encuentro de Investigadores del franquismo, Cuenca, 2005, pp. 101-152).
El autor Antonio Muñoz Molina describe bien la atmósfera social generada en su obra titulada Volver a dónde (Barcelona, 2021): “Todo lo infectaba la aspereza de un régimen político malencarado y cuartelario. En los actos públicos jerarcas de gafas fúnebres de sol, bigotillo fino y correajes ladraban secamente los llamados gritos de rigor: «Viva Franco, Viva España, Arriba España»”. En ese ambiente, la protesta y la demanda es poco aconsejable, como recuerda el escritor: “Quejándose uno se destacaba y por lo tanto se ponía en peligro, a sí mismo y a los suyos. Decían: «Tú no te señales». Detrás de aquel código arcaico estaba la huella del terror que no nombraban, y del que ni siquiera necesitaban acordarse, porque la derrota en la guerra se lo había tatuado a todos en el alma. «Pase lo que pase tú no te señales»”.
Hemos oído muchas veces frases como “no te metas en política, no te señales”, “calla y no te señales”, “mejor no te metas en esas cosas”, “tú no te señales, intenta pasar desapercibido”, “tú no te señales, tú ver, oír y callar”… Y así, cantinelas sin fin. La idea que expresan hicieron mucho mal durante la dictadura. Quedó tan grabada en nuestro subconsciente que marca, incluso tras el franquismo, nuestra forma de actuar y comportarnos.
La represión.
Se pueden evocar abundantes muestras históricas y literarias, en el principio de la pesadilla represiva y en su desarrollo posterior. George Bernanos, hombre católico y de ideología conservadora, presenta el escalofriante relato de la represión franquista durante las primeras horas de la Guerra civil. Se atreve a denunciar el uso sacrílego de las que son sus propias ideas para intentar justificar las atrocidades llevadas a cabo por los golpistas (Les grandes cimetières sous la lune, París, 1938). En la edición de 2009 se destaca que la escritora Hannah Arendt califica esta obra como “el panfleto más importante que jamás se ha escrito contra el fascismo”.
Me parece pertinente recordar la percepción que el cantautor valenciano Raimon (Ramón Pelegero Sanchis) muestra de la España vivida durante el Franquismo, con frecuente presencia del miedo en sus canciones, reflejo del protagonismo en la vida española, todavía en los años sesenta. Se puede encontrar, por ejemplo, en Diguem no (Digamos no, 1963), Quatre rius de sang (Cuatro ríos de sangre 1967), Sobre la pau (Sobre la paz, 1967), Sobre la por (Sobre el miedo, 1968) o Contra la por (Contra el miedo, 1968), cuyas letras pueden verse en Poemas y canciones (Barcelona, 1976, pp. 40, 41 y 92 a 103) o escucharse, por ejemplo, en El recital de Madrid (Madrid, Movieplay, 1976 o Dro, 2003). Y, desde luego, en la plataforma Youtube (https://www.youtube.com).
Raimon canta en Madrid por vez primera en la sede del Club de Amigos de la Unesco (1965); después en la Facultad de Ciencias Políticas, Económicas y Comerciales (18 de mayo de 1968); y años después, el 5 de Febrero de 1976, en el Pabellón de Deportes de Madrid, donde se corean de forma insistente gritos de amnistía y libertad. Por cierto, en dicho Club explosiona una carta-bomba el 26 de enero de 1980, acción reivindicada por un comando ultraderechista, y resultan heridos de gravedad dos miembros del comité ejecutivo, María Dolores Martínez Ayuso y mi amigo Luis Enrique Esteban Barahona (1949-1998).
En Diguem no Raimon se refiere de forma rotunda al miedo: “Hem vist la por ser llei per a tots” (Hemos visto el miedo ser ley para todos). La frase se convierte en símbolo de una situación caracterizada por violencia, falta de libertades y temores colectivos. En la segunda, el cantautor trata el miedo como elemento paralizador: “Una por immensa que ens ha fet callar tant; una por inmensa que encara ens fa callar; una por immensa que ens ha fet tant de mal, és el que hem trobat” (Un miedo inmenso que nos ha acallado tanto; un miedo inmenso que todavía nos acalla; un miedo inmenso que nos ha hecho tanto mal, es el que hemos encontrado).
La composición Sobre la pau le sirve para describir la paz, pero una paz sanguinolenta del franquismo, sinónimo de miedo en ocasiones: “De vegades la pau no és més que por: por de tu, por de mi, por dels homes que no volem la nit. De vegades la pau no és més que por” (A veces la paz no es más que miedo: miedo de tí, miedo de mí, miedo de los hombres que no queremos la noche. A veces la paz no es más que miedo).
Raimon insiste en el tema del pavor y su efecto en Sobre la por: “Per camps i ciutats, la por va fent callar una a una les veus dels vius i dels morts. Y els homes meitat gest, meitat silenci” (Por campos y ciudades, el miedo va a callar una a una las voces de los vivos y de los muertos. Y los hombres mitad gesto, mitad silencio). Y en el último ejemplo aporta soluciones para vencer el miedo paralizante extendido por España: “Contra la por és la vida, contra la por és l’amor, contra la por som nosaltres, contra la por sense por” (Contra el miedo es la vida, contra el miedo es el amor, contra el miedo somos nosotros, contra el miedo sin miedo). Ahora bien, el miedo tiene muchas formas de manifestarse, aunque desde luego sus efectos se sienten de manera significativa en diversos sectores de la vida social.
Pero la gestión de la memoria de la dictadura es mala por parte de las administraciones públicas, como recuerda el profesor Manuel Ortiz Heras (La violencia política en la dictadura franquista 1939-1977. La insoportable banalidad del mal, Albacete, 2013, p. 22.). De manera que desde la transición democrática hasta hoy se genera cierto silencio, mutismo resultado, en buena medida, del miedo. Como secuela, tenemos unas generaciones presentes con carencias muy importantes en el conocimiento de nuestro pasado inmediato. Apenas se sabe nada de la tecnología represiva del régimen franquista al que, de forma sorprendente, indica Ortiz -hace ya una década-, cada vez más gente evoca con cierta nostalgia.
La represión franquista en Castilla-La Mancha se pueden ver, por ejemplo, en la edición extraordinaria de la revista Memoria antifranquista del Baix Llobregat (Julián de la Morena López y Agustina Merino Tena, coords., Barcelona, año 12, nº 17, 2017. Y en la provincia de Ciudad Real gracias a los libros editados por un grupo de investigación que desarrolla una magnífica labor para su conocimiento. En el primero, con el título Para hacerte saber mil cosas nuevas. Ciudad Real 1939 (Madrid, 2018), colabora un buen número de personas, con la coordinación de Julián López García, María García Alonso, Jorge Moreno Andrés, Alfonso Villalta Luna, Tomás Ballesteros Escudero y Luis Pizarro Ruiz. Es resultado del proyecto Mapas de Memoria, más de una década de investigación que sirve para poner nombre a casi cuatro mil víctimas mortales del franquismo en la provincia y comprender las dimensiones emocionales, sociales y políticas de la violencia de posguerra. El segundo, titulado Todas las fosas de posguerra en Ciudad Real (Toledo, 2020), con la coordinación de Jorge Moreno Andrés, Alfonso Villalta Luna y Gonzalo Ballesteros Martín, muestra la evidencia de los asesinatos cometidos por el franquismo y recuerda el sufrimiento de las familias que buscan durante largo tiempo a sus seres queridos.
La intentona del militar africanista José Sanjurjo Sacanell (1872-1936), marqués del Rif, el día 10 de agosto de 1932 fracasa, pero las lecciones que ofrece la acción son bien aprendidas y tenidas en cuenta para julio de 1936. El cabecilla del golpe, Emilio Mola Vidal, tiene como objetivo la toma coordinada de las guarniciones de las cincuenta provincias y la rápida aniquilación de la clase obrera organizada, como recuerda Paul Preston (Arquitectos del terror. Franco y los artífices del odio, Barcelona, 2021). Emite una serie de directrices reservadas con “el plan de los rebeldes para instaurar el terror. Cinco de estas instrucciones estaban numeradas y había otras concretas para las fuerzas armadas y para Marruecos”.
El fascismo al micrófono.
Otro general sublevado, Gonzalo Queipo de Llano y Sierra (1975-1951), marqués de Queipo de Llano, cuyos restos mortales permanecen en la sevillana basílica de la Macarena hasta el 2 de noviembre de 2022, es prototipo de práctica del terror. Referida al militar golpista puede verse la obra de Francisco Espinosa Maestre titulada La justicia de Queipo. Violencia selectiva y terror fascista en la II División en 1936: Sevilla, Huelva, Cádiz, Córdoba, Málaga y Badajoz (Córdoba, 2000). Con sus intervenciones radiofónicas en Unión Radio Sevilla, incita a matar a los rojos como a perros e, incluso, a violar a sus mujeres.
El mismo historiador publica La columna de la muerte. El avance del ejército franquista de Sevilla a Badajoz (Barcelona, 2003) y, recientemente, 1936. la columna camino de Madrid. Yagüe, Varela y las “Normas“ del padre Huidobro (Cáceres, 2023). Si en la primera obra podemos descubrir el avance de las tropas golpistas, a lomos del terror, desde Sevilla hasta Badajoz, en esta nueva el autor extiende su investigación a la toma de Talavera de la Reina y Toledo.
Evidentemente, Queipo, el psicópata del Sur, según denominación de Paul Preston, trata de sembrar el terror e intimidar a los republicanos. El día 6 de enero de 1937, con su monserga radiofónica fascista, pone el punto de mira en Arturo Gómez-Lobo y el día siguiente la prensa afín a los militares rebeldes multiplica la invectiva lanzada por el general africanista. Queipo dicta por las ondas la condena de muerte por adelantado, dos años antes del asesinato. Pone al periodista, abogado y político manchego en el punto de mira y le convierte en centro de interés.
Aunque no se puede saber con exactitud lo que dice Queipo a través del micrófono, hay diversas descripciones de la figura de Gómez-Lobo en la prensa que sale el día siguiente. Un diario de Santa Cruz de Tenerife parece presentar una transcripción de la “charla” del general y lo identifica de esta manera: “Existe allí un monstruo, un engendro de la naturaleza, que se llama Arturo Gómez, medio paralítico, sin cultura y con un instinto perverso, que ha cometido feroces crímenes (La Prensa, Santa Cruz de Tenerife, 7-1-1937, p. 4). En El Adelantado de Segovia (7-1-1937, p. 4) se incluye este titular y similar contenido: “Por orden de un jefecillo, medio paralítico, se mutiló al obispo de Ciudad Real”.
Hay variantes en diferentes periódicos. La culpa del asesinato del obispo de Ciudad Real es de un “denigrante paralítico, abogado sin pleitos, que se llama Arturo Gómez Lobo” (Diario de Córdoba, 7-1-1937, p. 1). En esa ciudad, “se ha erigido en tiranuelo y ha realizado martirios tan cruentos como el del santo Obispo” (El Defensor de Córdoba, 7-1-1937, p. 1). La provincia de Ciudad Real está “regida por un engendro de la Naturaleza, por un abogado sin pleitos”, que consigue “merced a sus instintos salvajes, erigirse en tiranuelo” (El Progreso, Lugo, 7-1-1937, p. 1). En Ciudad Real hay “un verdadero monstruo que se llama Arturo Gómez Lobo, medio paralítico, sin inteligencia y sin cultura, un hombre castigado por Dios, se convirtió en el tirano de La Mancha” (Lucha, Teruel, 7-1-1937, p. 5).
En otro periódico es presentado así: “castigado por la mano de Dios, un verdadero engendro de la naturaleza, un abogado sin pleitos que se llama, digo el nombre para que sea maldecido por todos los hombres de bien; ese abogado se llama Arturo Gómez Lobo, medio paralítico, castigado por la mano de Dios, repito, un hombre sin inteligencia, sin cultura. Un hombre de tal inferioridad, por lo mismo que es completamente inútil, consiguió merced a sus instintos feroces, convertirse en el jefecillo y cometer crímenes repugnantes” (El Día de Palencia, 7-1-1937, p. 4).
La fotografía de un diario gaditano, tiene algunas variantes. Se describe también como castigado por la mano de Dios y engendro de la naturaleza, pero se divulga su nombre “para que sea maldecido de todos los españoles”. Se incide en que está medio paralítico y es un hombre sin inteligencia y sin cultura, “que odia a la humanidad, precisamente porque él es inútil y de roma inteligencia”. Este individuo, por procedimientos feroces, ha conseguido “ser el tirano de la Mancha” (La Información, Cádiz, 7-1-1937, p. 4).
En el malagueño Boinas Rojas (20-2-1937, p. 2) es presentado así: “Es Arturo Gómez Lobo –¡Lobo tenía que llamarse!– un medio paralítico abogado sin pleitos y literato fracasado que ahora se venga de la envidia que le ha corroído siempre, del dolor de no haber llegado, sometiendo a los que justamente triunfaron a los tormentos más horrorosos”. Un último ejemplo, que figura en una revista editada en el católico convento de san Francisco, de Palma de Mallorca, ciudad en la que está el citado George Bernanos: “En uno de los pueblos de la Provincia de Ciudad Real era cabecilla de los rojos un médico paralítico llamado Arturo Gómez Lobo” (El Heraldo de Cristo, Palma de Mallorca, abril de 1937, p. 64).
Emilio Mola Vidal (1887-1937) piensa, como recuerda Paul Preston, que es necesario desmantelar con el terror, en primer lugar, cualquier posible resistencia en el camino hacia el poder, pero también “purificar” España de los elementos nocivos de la izquierda (Arquitectos del terror. Franco y los artífices del odio, Barcelona, 2021). Y puesta en marcha la maquinaria de muerte en guerra no es posible detenerla tras su final. Se trata de sembrar el terror para que sea ejemplar.
La muerte de Gómez-Lobo es un ejemplo típico de la práctica del terror. Persona de gran prestigio en Ciudad Real y su provincia, se escriben mentiras, insultos o calumnias en la prensa nacionalista. Todo vale para vilipendiar de cara a preparar su asesinato. Es inteligente, culto, abogado de éxito, político, escritor, periodista, todo lo contrario de la imagen que la interesada fotografía distribuye por media España. No es médico, ni paralítico, como se escribe, pero es igual. Queipo se refiere a Gómez-Lobo como “medio paralítico”, que se convierte en muchas informaciones en “médico paralítico”.
su sentencia de muerte está dictada desde el señalamiento de Queipo y se difunde una imagen mediante la propaganda que busca causar repugnancia, horror y espanto. Así que cuando las tropas franquistas entran en Ciudad Real es una de las primeras personas en morir. Su ejemplo de vida es poco conveniente para los constructores de la Nueva España, arquitectos del terror y artífices del odio, en palabras de Preston.
El simulacro de juicio contra Gómez Lobo.
El profesor Julián López García, afirma en el inicio de su biografía, incluida en el libro Para hacerte saber mil cosas nuevas. Ciudad Real 1939 (Madrid, 2018), que Gómez-Lobo “representa de una manera nítida la perversa estrategia del nuevo régimen no solo para eliminar a los vencidos sino también para borrar cualquier reducto de su memoria”. Y en el final, en referencia a Ciudad Real, que “la limpieza que pretendían llevar a cabo debía empezar por él y así empezó”. Remito a ese trabajo para conocer más detalles. Coincido con el autor cuando afirma que “no importa mucho si lo mataron en su propia casa, en la comisaría o en el hospital” pues su sentencia de muerte ya estaba dictada dos años antes desde la radio utilizada por Queipo de Llano.
Por otra parte, Fernando del Rey Reguillo escribe lo siguiente en relación con la muerte de Gómez-Lobo: “El hecho de que esas declaraciones las vertiera en abril de 1939, pocas horas antes de morir y encontrándose en estado semiagonizante, seguramente como consecuencia de una paliza, confiere bastante verosimilitud a sus palabras…” (Retaguardia roja. Violencia y revolución en la guerra civil española, Barcelona, 2009).
Según el certificado de defunción fallece el día 8 de abril de 1939 en el Hospital Móvil de Campaña, perteneciente al Cuerpo de Ejército del Maestrazgo (Archivo General e Histórico de Defensa, Fondo Madrid. Sum. 8, leg. 4935, 1939-1945). Desde primeros de marzo esta unidad militar se traslada a la zona de Toledo y durante los últimos días de la guerra, al mando de Rafael García-Valiño y Marcén (1898-1972), ocupa la parte sur de dicha provincia y la de Ciudad Real. Terminada la contienda, controla diversos campos de concentración situados en la provincia.
En referencia a los campos de concentración se pueden ver las obras de Joan Llarch, Campos de concentración en la España de Franco (Barcelona, 1978) o Carlos Hernández de Miguel, Los campos de concentración de Franco. Sometimiento, torturas y muerte tras las alambradas (Barcelona, 2019). El segundo autor cita, entre los campos de concentración de la provincia, el de Ciudad Real, “aparentemente, provisional”, con ubicación en la plaza de toros y otro lugar desconocido, que llega a tener 11600 prisioneros y que opera, al menos, durante abril de 1939. Los otros están situados en Alcázar de San Juan, Almadenejos, Almagro, Almuradiel, Chillón, Daimiel, Manzanares, Santa Cruz de Mudela, Valdepeñas y Villanueva de los Infantes.
El citado expediente de Arturo Gómez-Lobo es un conjunto de 122 hojas: portadilla; documentos de remisión al juez y detención por parte de la Guardia Civil; copia de tres números del diario El Pueblo Manchego (31-7-1936, 11-12-1936, 23-12-1936); copia del discurso de Gómez-Lobo el 18 de julio de 1938 en el Teatro Cervantes de Ciudad Real; dos páginas del libro Mi rebelión en Barcelona, con una dedicatoria de Manuel Azaña; documentos de nombramiento y cese como gobernador civil de Cuenca y otros en los que se refleja la liberación de una serie de presos por decisión suya. Forman las últimas 24 páginas declaraciones de dos testigos, declaración indagatoria de Gómez-Lobo, informes de los responsables de la Comisaría de Investigación y Vigilancia de Ciudad Real, Alcaldía de Ciudad Real, Jefatura de FET y de las JONS, declaración de otro testigo, documentos de auto resumen y de la Fiscalía del Ejército de Ocupación, certificado de defunción, documentos del auditor con el archivo de las actuaciones sin más trámites.
El certificado de defunción, está firmado por Gabriel Torrijos Martínez-Raposo, teniente médico del Hospital Móvil de Campaña del C. E. del Maestrazgo. La transcripción literal es esta: “CERTIFICO: que a las dieciocho horas del día de la fecha, ha fallecido en este hospital, el paisano D. ARTURO GÓMEZ LOBO DE MORA, de 57 año de edad, casado, natural de Madrid y residente en Ciudad Real, por Fractura de base de cráneo y conmoción cerebral. Y para que conste firmo el presente certificado en Ciudad Real a ocho de Abril de mil novecientos treinta y nueve. Año de la Victoria”. Un error, Gómez-Lobo no es nacido en Madrid. Y un interrogante, ¿cual es la causa de la fractura de la base del cráneo? ¿tiro de gracia?
En la documentación referida a represaliados son frecuentes, como causa del fallecimiento, expresiones que aparecen en los certificados de defunción como “hemorragia interna”, “fractura de bóveda de cráneo con lesión cerebral”, “fractura huesos del cráneo con destrucción de masa cerebral”, “hemorragia cerebral con fractura de la base del cráneo”, “fractura de los huesos esferoides y base del cráneo”. “fractura de bóveda de cráneo con lesión cerebral”, “paro cardíaco” o “destrucción orgánica del cerebro”… Se trata de eufemismos usados para encubrir la muerte violenta de miles de víctimas.
Merece la pena detenerse en el perfil del médico firmante. Gabriel Torrijos Martínez-Raposo es asimilado a alférez médico como soldado del Regimiento Infantería América núm, 23 (BOE, 19-4-1937). Cuando pertenece a un grupo de Artillería del Ejército del Centro pasa a las órdenes del general jefe de dicho Ejército (BOE, 1-4-1938). Y es asimilado a teniente médico cuando forma parte de la Jefatura de Sanidad Militar de la División 13 y pasa, con agregación provisional, al Batallón de Trabajadores núm. 63, en Aljucén (BOE, 28-8-1939). En los años cuarenta es alcalde de El Cardoso (Guadalajara) y miembro de la Diputación de Guadalajara. Después pasa a ser alcalde de Corral de Almaguer (Toledo) donde, además, es Juez comarcal sustituto y tiene un comercio de ultramarinos en la Plaza. Es medalla de la Vieja Guardia en la provincia de Guadalajara (Nueva Alcarria, Guadalajara, 6-4-1946) e ingresa en la Orden Cisneros al Mérito Político con la cruz de caballero (Imperio, Zamora, y BOE, Madrid, 18-7-1948).
Gómez-Lobo comete el delito, según la conclusión de la Auditoría de Guerra del Ejército de Ocupación, de “Adhesión a la Rebelión Militar”. O sea, lo que se ha dado en llamar “justicia al revés”, pues los militares sublevados contra la República acusan de “rebelión” a quienes la defienden. Muchos de los presos juzgados fueron acusados por los tribunales franquistas de “adhesión a la rebelión”, “auxilio a la rebelión”, “excitación a la rebelión”, “inducción a la rebelión” o “rebelión militar”…
Presencia de Gómez-Lobo en la vida política, social y cultural.
Denomino APP a Arturo Gómez-Lobo Mora, en abreviatura y en relación con su actividad vital, es decir abogado, periodista y político. En su época hay periodistas con dedicación exclusiva en las ciudades pequeñas, pero no abundan. Son más los que llamo periodistas vocacionales, o sea, personas con una actividad profesional principal remunerada, que después sacian sus afanes políticos, literarios o artísticos en periódicos de ideología diversa y carácter muy diferente. Son abogados, archiveros, arquitectos, artistas, bibliotecarios, comerciantes, empresarios, escritores, farmacéuticos, funcionarios, impresores, ingenieros, maestros, médicos, militares, nobles, obreros, políticos, practicantes, profesores de instituto, propietarios, sacerdotes, sindicalistas, veterinarios…
Gómez-Lobo forma parte de una elite social de la capital manchega, aunque con la primera dictadura radicaliza su discurso político y es mayor su compromiso social. Él se codea, de igual a igual, con los principales personajes de la ciudad. Un ejemplo lo encontramos en la petición realizada en noviembre de 1923 “Por el reconocimiento de La Mancha como región”, cuando parece que el dictador intenta resolver la cuestión regional en España (Vida Manchega, Ciudad Real, 2-11-1923).
Efectivamente, el día 1 de noviembre se reúnen en el Palacio Episcopal las fuerzas vivas de la provincia, las que en ese momento tienen autoridad e influencia: Narciso de Estenaga y Echevarría, obispo; Juan Manuel Treviño y Aranguren (marqués de Casa Treviño), comisario regio de Fomento; Cirilo del Río Rodríguez, presidente de la Diputación; Bernardo Peñuela Fernández, alcalde; Miguel Pérez Molina, director de la Academia General de Enseñanza; Arturo Gómez-Lobo Mora, presidente del Ateneo; Bernardo Mulleras García, presidente del Casino de Ciudad Real; Francisco Herencia Mohíno, director del Banco Español de Crédito; Miguel Ruiz Pérez y Luis Oraá Mathet, gerente y director respectivamente, del diario El Pueblo Manchego; Tomás Martínez Ramírez, director de El Labriego, y José Recio Rodero, presidente de la Asociación de la Prensa y director de Vida Manchega.
Se acuerda por aclamación enviar un telegrama al Gobierno ante los propósitos de reformar el régimen de división administrativa. Se pide, dada la extensión territorial, riqueza y “pureza administrativa de su organismo provincial”, sea respetada como tal la provincia de Ciudad Real. En caso contrario, que se reconozca á la Mancha como Región, dadas las cualidades históricas, tradicionales o agrícolas.
La presencia de Gómez-Lobo en la vida política, social y cultural de la capital, pero también en la provincia de Ciudad Real, es intensa en diversas facetas. Julián Morales Ruiz, al reseñar su libro La Literatura modernista, presenta así a nuestro autor: “Gómez-Lobo es un artista de la palabra, con mucho sentido común y mucho talento, dos cosas muy difíciles de encontrar hoy”. Aunque apunta también que tanto el Modernismo como Gómez-Lobo tienen “furiosos detractores” (La Campana Gorda, Toledo, 24-12-1908, p. 3).
Por ejemplo, en 1910, cuando se encuentra en una punto culminante en su quehacer literario, un autor anónimo, que firma con la letra C., escribe, en una revista de espectáculos editada en Barcelona, que él mismo tiene una época de trovador y compone “versos ripiosos á lo Salvador Rueda y prosas lloronas á lo Arturo Gómez-Lobo” (Foyer, Barcelona, 19-10-1910, p. 6). O sea, lo considera autor de escritos quejicas y sollozantes.
Otra visión da el escritor José Francés y Sánchez-Heredero (1883-1964), que se ocupa en 1911 de la sección de bibliografía de una conocida revista de viajes. Al reseñar la novela Del país de Don Quijote, de Mariano Fernández Conde, recuerda que es manchego y que en esa “región adusta del llano” hay un importante grupo de escritores notables. Cita en primer lugar a Arturo Gómez-Lobo, “autor de varias novelas atormentadas y autoanalíticas, donde sangra un corazón”. También a Julián Morales Ruiz, “cronista y crítico de sagaz visión y cultivado espíritu”, Valentín Fernández Pacheco, Antonio Heras Zamorano, Luis Barreda y Ferrer de la Vega, Isaac Antonino Vicente… (Por Esos Mundos, Madrid, 1-5-1911, p. 647).
Y, por citar un último ejemplo, en 1923 es presentado de esta manera en el semanario La Tierra Hidalga, Almagro, 21-7-1923, p. 1): “Y cuando el champaña, reía, con su rubia espuma en la concha de cristal de las copas, Arturo Gómez-Lobo, el prosista admirable, el cultivador selecto de toda disciplina intelectual y uno de los valores más sólidos y egregios de la Mancha, con palabra fácil, fluida, luminosa y sugeridora, sin altisonancias ni gorgoriteos de baja oratoria, dijo unas frases cordialísimas y emotivas, ofreciendo el banquete a nuestro director”.
Tras su asesinato en 1939, el silencio. No solo se termina con su vida, también se borra su memoria. Tímidamente, en los amenes de la dictadura, Antón de Villarreal –seudónimo de Francisco Pérez Fernández (1907-1981)– se refiere a él como “abogado de prestigio, buen orador, con profundidad cultural y prestancia física, director de La Tribuna, literato más que periodista”. Concluye su retrato de forma tremenda: “y olvidado ya por circunstancias al alcance de todos” (Lanza, 21-2-1975, p. 16).
Afanes periodísticos.
Ya he citado la biografía de Gómez-Lobo elaborada por el profesor Julián López García, incluida en la obra Para hacerte saber mil cosas nuevas. Ciudad Real 1939 (Madrid, 2018). También Juan Carlos Buitrago Oliver alude a él en su estupendo trabajo Purgar al vecino: soberbia, codicia y venganza. La represión en una capital de provincia durante la Guerra Civil y la posguerra. Ciudad Real, 1936-1944 (Toledo, Almud, 2022) y presenta una biografía en la obra De la A a la Z. Los protagonistas de una larga Guerra Civil. Ciudad Real 1936-1944 (Ciudad Real, Serendipia, 2023). Contamos, además, desde julio de 2022, con una buena entrada en Wikipedia (https://es.wikipedia.org/) y con variadas referencias en la prensa nacional y provincial.
También se ha visto que la propaganda terrorista del general Queipo de Llano centra una de sus intervenciones ante el micrófono de Unión Radio Sevilla en su figura y en Ciudad Real. Injurias y mentiras son reproducidas al día siguiente por la prensa franquista y es presentado como “engendro de la naturaleza”, “abogado sin pleitos”, “hombre sin inteligencia”, “hombre inculto”, “verdadero monstruo”, “literato fracasado”… Nada más lejos de la realidad. Gómez-Lobo, por el contrario, es uno de los personajes más ilustres y más cultos de La Mancha en la primera mitad del siglo XX.
Arturo Pedro Gómez-Lobo y Mora –tal es su nombre completo– nace en Herencia el 31 de enero de 1883, a las diez de la noche, según se refleja en su partida de nacimiento. Tanto su padre, Laureano Gómez-Lobo, como su madre, Elvira Mora, son naturales de dicha población. Igual que sus abuelos paternos, Ignacio López-Lobo y María Teresa González Ortega, o maternos, Alejandro Mora y María Antonia García Peñuela.
Durante los cursos 1893-1894 a 1898-1899 realiza estudios de Bachillerato en el Instituto de Segunda Enseñanza de Ciudad Real, perteneciente al distrito de la Universidad Central. Su expediente es discreto. Abundan aprobados, suspensos, aprobados en exámenes extraordinarios y repetición de asignaturas. Solo hay en él dos sobresalientes: Historia Natural y Psicología, Lógica y Ética. El 15 de junio de 1899, con 17 años, realiza el ejercicio de grado de bachiller de Letras y el día siguiente el de Ciencias. Obtiene en ambos la calificación de aprobado y el 24 de abril de 1900 el rector de la Universidad Central firma el título de Bachiller a favor de Gómez-Lobo (AHN, Universidades, 7235, exp. 17).
Cabe pensar que tiene su pensamiento en otro sitio, más que en los estudios, y dedica su tiempo a otras actividades. Por ejemplo, José Francés y Sánchez-Heredero (1883-1964) cita en la revista Vida Manchega (15-8-1912) publicaciones periódicas escolares editadas en 1899 por estudiantes, concretamente, Calinez, El Vizcaya y El Escolar, las tres de vida breve. Recuerda que una de ellas, pienso que la tercera, está inspirada por Arturo Gómez-Lobo, al que considera “mi gran amigo de ayer, de hoy y de siempre”. Además, aporta un detalle curioso: “y creo recordar que la tirada del primer número se hizo en pleno salón de la Audiencia provincial, donde al correr del tiempo había de sonar el verbo fácil y seguro del mismo Arturo Gómez-Lobo”.
Y es que Literatura y Periodismo están en su mente de forma permanente. Por eso, además de ejercer su profesión de abogado, las colaboraciones en prensa que salen de su pluma son frecuentes. En Ciudad Real, al menos, pueden verse artículos suyos en El Labriego (1880-1927), Mefistófeles (1907-1908), Diario de La Mancha (1906-1910), Vida Manchega (1912-1920) o La Tribuna (1892-1920). Y en Tierra Hidalga (1923-1924), de Almagro. Además, es director de El Seno de Abraham (1915-1916) y La Tribuna, entre 1916 y 1920. Pero sus colaboraciones se extienden por publicaciones periódicas de Madrid y otras poblaciones: Los Debates (Tortosa), La Correspondencia Alicantina, Éxodo (Valladolid), La Tarde (Toledo) o El Eco Toledano. Más otras editadas en Madrid, como Alma Española, La Esfera, La República de las Letras, El Cuento Semanal o La Reforma.
El primer artículo suyo que he podido ver es “A la noche” y lo publica en el periódico de Tortosa Los Debates (15-11-1900) y el siguiente, titulado “Nostálgica”, sale en La Correspondencia Alicantina (8-2-1901). En 1907 es redactor del diario El Labriego, según informa El Día de Toledo (27-4-1907), a las órdenes de su director, Ceferino Saúco Díaz.
Sus afanes periodísticos y literarios se unen en la revista Mefistófeles, antecedente de Vida Manchega, con un equipo de redacción compuesto por el director Joaquín de Zaldívar, Julián Morales Ruiz, como redactor jefe, José Cendrero de Arias, secretario, y Carlos de Zaldívar, administrador. La interesante revista tiene una impresionante nómina de colaboradores, formada, entre otros, por Antonio Heras Zamorano, Arturo Gómez-Lobo Mora, José Francés y Sánchez-Heredero, Luis Barreda y Ferrer de la Vega, Andrés González-Blanco, Gonzalo Gil, Jacobo Mejía Sánchez, José Subirá Puig e Isaac Antonino Vicente. En ella escribe un artículo titulado “Invitación” (Mefistófeles, 10-11-1907), en el que se muestra decidido partidario de la actividad artística: “Buscad el Arte, que él os dará los placeres más altos con la sugestión de su magia”.
Continúan sus anhelos en Vida Manchega desde 1912 y en 1917, cuando se constituye la Asociación de la Prensa de Ciudad Real, tras varios intentos, forma parte de la primera junta directiva (El Magisterio, Ciudad Real, 1-6-1917): José Balcázar y Sabariegos (presidente), Arturo Gómez-Lobo Mora (vicepresidente), Arturo Saúco Ardila (secretario), Francisco Herencia Mohíno (vicesecretario), Enrique Pérez Pastor (tesorero), José Hurtado de Mendoza (vocal), Pablo Vidal Carrero (vocal), Isidoro Barrientos (vocal) y Benito Valencia (vocal). Pronto ocupa la presidencia, aunque dimite a finales de 1920 (El Pueblo Manchego, 12-11-1920).
Suya es la iniciativa de poner en marcha el Baile de la Asociación de la Prensa, que despierta el entusiasmo en la gente joven y se celebra en el Ateneo (Vida Manchega, 25-2-1920). Pero su actividad en el mundo del Derecho y su boda en el comienzo de la década de los veinte, con María Catalina Muñoz y Maldonado (El Pueblo Manchego, 25-6-1921), tienen el efecto de hacer decrecer sus actividades periodísticas.
Afanes literarios.
En el año 1893 se pone en marcha la Asociación de Publicistas de Barcelona, que reúne a un gran número de periodistas. Sin embargo, hasta 1907 no se constituye en Madrid la Asociación de Publicistas de España, con fines similares. Con dependencia de esta última, en 1911 se configura la Asociación de Publicistas de Ciudad Real, presidida por Rafael Ramírez de Arellano y Díaz de Morales (1854-1921), entonces secretario del Gobierno Civil de la provincia. En ella está Gómez-Lobo.
El 8 de abril se celebra una reunión en el despacho oficial del escritor cordobés y se forma el Comité Provincial, con estos cargos principales: Rafael Ramírez de Arellano y Díaz de Morales (presidente), Luis Barreda y Ferrer de la Vega (vicepresidente), y Julián Morales Ruiz (secretario). Y como vocales figuran las siguientes personas: Arturo Gómez-Lobo y Mora, Isaac Antonino Vicente, Emilio Bernabeu Novalbos, César García Valiente y Joaquín Aguilera García. A ella se adhieren diversos periodistas y literatos de la provincia (El Pueblo Manchego, 7 y 8-4-1911).
Para ese año, Gómez-Lobo tiene un recorrido literario importante. La primera década del siglo XX es predominantemente literaria y coincide con sus estudios universitarios. Por ejemplo, actividad como prologuista. En 1903, Adolfo Rubio publica la obra de poemas titulada Nieves (Ciudad Real, Imp. Pérez y Hermano, 1903), algunos editados en diferentes periódicos de la provincia. Aparece con un “hermoso prólogo de Arturo Gómez-Lobo”, según D. Quijote de La Mancha (Ciudad Real, 14-2-1903), noticia que recoge también El Imparcial (Madrid, 4-4-1903). El prólogo contiene interesantes ideas y logradas construcciones. Pero no me resisto a recordar una, con la que trata de fotografiar los tiempos que viven: “Es época crítica de grandes trastornos en todos los órdenes; el paso dado por la humanidad en breve tiempo, ha sido grande y al subir y mirar al fondo, su cerebro coloso, en donde se ha como sedimentado el saber de cien pueblos y como estratificado en esencia el vivir de mil generaciones, ha vacilado”.
Y en 1907 se incluyen unas palabras suyas en Prosas líricas, libro de Enrique Morales Ruiz (Ciudad Real, Enrique Pérez, 1907), libro que contiene “cosas de amor tejidas con hilos del corazón”, según Leocadio Martín Ruiz, y autor que muere antes de ver la luz su obra (Mefistófeles, 30-12-1907). Gómez-Lobo los presenta así: “Y aquí tenéis, suaves y húmedos, como escarchas, estos poemitas de Enrique Morales, llenos de honda sentimentalidad, salpicados en la prosa flexible de las espontaneidades líricas, con la mansedumbre de la desilusión, porque nacieron para ser leves estrofas de poesía”.
La literatura modernista.
O tareas como autor. En 1908 publica La literatura modernista (Ciudad Real, Imp. del Diario, 1908), obra que recoge el trabajo “La literatura modernista y el idioma de Cervantes”, premiado en el Certamen literario celebrado en Ciudad Real el 21 de agosto del año 1908. El diario madrileño El Liberal (25-8-1908) proporciona noticia de la aparición del libro, cuyo autor es presentado como “laureado escritor”, o es reseñado por Juan Morales Ruiz en La Campaña Gorda (Toledo, 24-12-1908), que lo califica como “interesante, acabado y bello”.
El modernismo es un movimiento literario que se desarrolla, más o menos, entre 1880 y 1920 y que nuestro autor presenta en el epílogo de la siguiente forma: “Es triste el modernismo porque las pautas de la existencia están huelladas de lágrimas; es elegante en su desdoblamiento mirífico porque es un sutil madrigal en la agitación de la época, y es, por último, combatido, porque supone una contracorriente en el común amor a las rutinas”. Es decir, sus características primordiales pasan por tristeza, elegancia y contrariedad, en el sentido de ruptura con lo considerado tradicional. Si hay que citar una figura representativa de dicho movimiento es preciso recordar a Miguel de Unamuno y Jugo (1864-1936), que encarna el espíritu inconformista y heterodoxo del modernismo.
La senda estéril.
En 1908 aparece también su novela corta La senda estéril, con ilustraciones del pintor César Álvarez Dumont (1866-1945), inmersa en el espíritu modernista. Se publica en la colección El Cuento Semanal (Madrid, nº 57, 31-1-1908), con noticias de ella en la prensa, hasta en el Diario de la Marina (La Habana, 20-2-1908), y de la que el Ayuntamiento de Ciudad Real, con cargo al capítulo de imprevistos, adquiere 150 ejemplares por cuarenta pesetas (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, 23-3-1908).
En ella, Gómez-Lobo aparece ya como “admirable cantor de la tierra llana”, según se indica años después en El Pueblo Manchego (6-3-1912). En Aria, introducción de su novela, pone de manifiesto la fuerza de la llanura, la omnipresencia del llano, humilde y abandonado. En él se oye un gemido “monocorde y errabundo” que va por los campos. ¿Es una oración?, no, “son los palos rígidos, las cuerdas tendidas del telégrafo, que cuentan por los caminos historias de olvido y de dolor”. El protagonista ve los caminos que surcan el llano como “cintas de luz”, entre el verdor de las siembras, que guardan el polvo de cien cosechas en sus carriles profundos, además del sudor de los hombres, “ofrenda de humildad”, y en los que hay siempre la “caricia lenta de las ruedas chirriantes”. Se pregunta también por qué la tierra humilde del llano no deja su alma en las canciones: ¿por qué no cantas, si canta el mar y la montaña?
Gómez-Lobo presenta en la novela el amor adúltero, defiende una especie de amor libre, con una curiosa formulación: “Hoy tengo amor á la vida -he pensado-. Amor á todo lo corpóreo que pueda ofrecerme el placer tangible de una realidad. La exaltación de mi egoísmo, del santo egoísmo, alma de los destinos humanos, quiere, con el imperio de las necesidades, vida para el cuerpo, sol para los nervios, un desenvolvimiento equilibrado de la máquina orgánica”. Y cree que moral dominante, religión y tradición oprimen al ser humano.
En el capítulo Historia de almas pregunta por qué no triunfa el instinto Vida. Responde que “La moral al uso, práctica y de circunstancias, aceptada por el rebaño humano con admirable ingenuidad, reveladora de la estupidez y la altitud de miras de los hombres, ha ido cortando los vuelos del pensamiento, reduciendo la claridad del criterio á un sucio y risible sofisma”. Además, “la religión, pintando el cuadro feliz de la vida ultraterrena, nos ha hecho olvidar al mundo dejándonos impasibles ante la cabalgata del dolor y las tristes ruinas de la VIDA”. Virtud y sacrificio, que en su puro sentido son siempre nobles formas del egoísmo, “son también el espantajo medroso de la tradición, ó el pensamiento de los antepasados hecho piedra”.
Para profundizar en este tipo de sentimientos y de ideas, con su plasmación literaria, se puede ver la tesis doctoral de Dorothée te Riele, defendida en la Universidad de Amsterdam en 2021, titulada El mosaico multicolor de la literatura popular española. Una investigación imagológica de El Cuento Semanal (1907-1912). En ella, entre otros muchos escritores analizados, se encuentra Arturo Gómez-Lobo.
Autor que termina su novela con una Oración, que merece la pena recordar, dedicada a una región, llena de abatimiento y desesperanza, eminentemente agraria y atrasada:
- “Salve, monte sin abrigo, hoy esfinge del dolor. De tus senos huyó la esperanza. Trono eres de la reina del llano, la tristeza.
- Salve, camino. Senda eres hoy de dolor. Tu lecho polvoriento ha envejecido, esperando ver pasar la cabalgata Vida. Tu gloria no vendrá.
- Salve, llano. Tu corazón se ha muerto, porque los siglos te vistieron con una coraza de miseria. Ya no eres un crisol, sino una tumba.
- Salve, río; río sagrado, humilde río Guadiana; tu hermana la llanura ha muerto. Hincha tus linfas, desborda tus márgenes y haz de la tierra una laguna mortal.
- No cantad, aceituneras; no cantad, segadores; no cantad, vendimiadoras. Vuestras preces son
- himnos de dolor y se ha secado el óleo de nuestra humildad.
- Salve, espiga, olivo, vid; no sed fuente de vida, no cread con dolor. La luna os tiende su blanca mortaja”.
La sima del misterio.
Gómez -Lobo colabora en distintos periódicos de Toledo, Valladolid o Ciudad Real, con artículos como “Álbum romántico” (La Tarde, Toledo, 29-1-1909), “Crítica literaria. José Francés” (La Tarde, Toledo, 23-2-1909), dedicada a su amigo escritor, “Confesiones en una hora confidencial”, en el número cinco de la publicación vallisoletana Éxodo (El Avisador Numantino, Soria, 12-5-1909) o “Abril”, en el número extraordinario del Diario de La Mancha (El Globo, Madrid, 10-1-1910). Asimismo, está presente, de una u otra forma, en homenajes diversos, como muestra su adhesión al banquete de reconocimiento al escritor toledano Emiliano Ramírez Ángel (La Tarde, Toledo, 6-4-1909).
A comienzos de 1910 aparece otra novela corta. Se trata de La sima del misterio (Madrid, Imp. Científica y Artística de Alrededor del Mundo, 1910), con ilustraciones de Juan Francés y Mexía (1873-1954), en la colección Los Contemporáneos (Madrid, nº 55, 14-1-1910). La crítica es favorable. Según se indica en Heraldo de Madrid (14-1-1910, p. 5), Arturo Gómez-Lobo, es uno de los más brillantes de los escritores noveles y en su obra “lucen como nunca las galas de su estilo sugestivo, lleno de color y de pasión”.
Se trata de una historia con mucho sentimiento y en la que se desarrolla un intenso drama de amor, que tiene a la ciudad de Toledo como uno de sus escenarios. En el capítulo “La ciudad romántica”, Carlos Montemar, el protagonista, muestra su gran amor por ella. Le produce “emociones dulcemente poéticas” y le embarga la felicidad “ante el pensamiento de una nueva inmersión en aquel infinito del pasado lleno de melancolía”. Además, tiene la sensación de que el viejo corazón de Castilla todavía se esfuerza, bajo las capas doradas del tiempo, con un “hálito de virilidad que espiritualiza las ruinas”.
Precisamente, otro capítulo es “Entre las ruinas”. Es frecuente en las primeras décadas del siglo XX identificar Toledo con decadencia y ruina, pero también con un pasado glorioso. Como escribe con frecuencia el periodista Santiago Camarasa Martín (1895-1957). Por ejemplo, en “Toledo romántico. Ruinas venerables”, artículo aparecido en la madrileña revista La Esfera (16-12-1922).
Similar visión tiene Gómez-Lobo, aunque señala un elemento vital en la ciudad, el río que la abraza: “El Tajo es lo único vivo é imperecedero que cruza por entre las ruinas toledanas; espejo que se tiende bajo las ruinas mismas, acogiendo hoy su vejez como ayer su juventud de grandeza; eterno trovador que canta en la música de sus aguas los heroísmos legendarios de la ciudad secular”. Ese río tiene un fondo, que es “ataúd de los días sangrientos”, unas ciénagas en las que están pulverizadas las razas y una turbulencia en la que “se han mirado los incendios y las devastaciones; la belleza de los templos, y la adustez de los recintos guerreros”. Hoy, sin embargo, el río Tajo a su paso por Toledo es un elemento vergonzosamente muerto.
El autor describe un paseo por la ciudad. Y menciona el castillo de san Servando, Zocodover, El Alcázar, el puente de san Martín, la iglesia de santo Tomé, con las reflexiones que le inspiran el “Enterramiento del conde de Orgaz”, san Juan de los Reyes, santo Domingo, santa Clara… Y pone en el pensamiento de Carlos una idea suya referida al Arte. La de vivir para el Arte, lo único que no le daña, “porque es cosa eternamente nueva y distinta, evolucionando camino de una interminable perfección, en busca siempre de un inconseguido misterio”.
Cuando se dirige hacia la estación de ferrocarril, para reunirse con su amada, pasa el Puente de Alcántara y vuelve la cabeza. Ve a Toledo, erguido altivo y gigantesco sobre el roquedal, a la vez que el río manso y sereno teje una canción de eterno amante de las ruinas: “Ante el viejo corazón de Castilla, osario de los siglos, Carlos levantó al cielo sus ojos descubierta la cabeza”. Se presenta así una idea paradójica: el esplendor de la ruina.
Otra vez, como en La senda estéril, aparecen sexualidad, convencionalismos sociales, tradición y religión. La locura sensual, “acuciada por las monstruosidades del erotismo histérico”, domina la “máquina orgánica” del protagonista. Amor y romanticismo, que se rompen en jirones “ante la carne besada vorazmente con febrilidad de vértigo”. La religión aparece en esta ocasión a través del convento, donde termina Elisina, su amor, en el que viven unas pobres enfermas, náufragos del mundo: “El desamor, la fealdad, el tedio, una cándida fe, á veces forman este hospital, donde sólo hay un espejismo de esperanza: Dios”.
El sacrificio.
En 1911 su amigo el periodista Isaac Antonino Vicente publica en Madrid una novela titulada El sacrificio e incluye en ella un artículo crítico. Recuerda en él la principal dedicación de Aviceo –tal era su seudónimo– y las principales características de la obra. El periodista deja el “ajetreo de la hoja volandera” y presenta un libro compuesto en la tregua de la fiebre, con un ejemplo de rápidas acomodaciones mentales, de flexibilidad de espíritu. Y es que en un momento pasa de dispersión a abstracción, de rapidez a lentitud, de multiplicidad de actividades a la orbitación (sic) serena de un solo y magno pensamiento.
Es muy interesante la visión que Gómez-Lobo proporciona del periodista, con las dificultades de su cometido ante la fuerza de los poderes que tiene enfrente, que se puede extender a la profesión en general. Hoy, esa función es, si cabe, más difícil de realizar. Estamos en una época en la que hay buenos informadores, pero también un buen número de paniaguados y mentirosos profesionales, al servicio de falsedades, tergiversaciones y propagandas. Cada vez se hace menos labor de documentar, contrastar y verificar. Y con frecuencia se utiliza la acción de mentir. Incluso, muchos redactores saben que si no mienten se quedan sin trabajo.
El amigo de Gómez-Lobo, el periodista Aviceo, recorre tierras sin más arma que la pluma, sin otra aspiración inmediata que la conquista del pan y sin otro capital que su pensamiento. Y esas son, ya lo advierte nuestro autor, “menguadas armas para la intangibilidad de nuestros enemigos sociales que manejan muy á maravilla otra más dúctil y tajante para la dominación: la mentira más abyecta en la más repugnante de las hipocresías”.
La visión que Gómez-Lobo tiene del periodismo casi nada tiene que ver con la realidad actual en el mundo de la comunicación, cuando campean a sus anchas los Grandes Medios de Persuasión y Propaganda (GMPP), frecuentemente alejados de la información veraz, ocupados en defender beneficios políticos o económicos y demasiadas veces ajenos al interés general. En el artículo crítico que acompaña a la novela de Isaac Antonino, El sacrificio (Madrid, Librería de Pueyo, 1911), nuestro autor recuerda que el periodista vive para todo el mundo, “encumbrando reputaciones ó nulidades, deshaciendo ó complicando errores nocivos al conglomerado social, haciendo el diario comento de la cosa pública, exaltando un poco, en fin, todo lo externo, todo lo extraño, en la anulación que produce un trabajo de aniquilaciones y una labor sin gloria”.
Pero tarde o temprano, según Gómez-Lobo, todos los publicistas, personas que escriben para el público, generalmente de varias materias –expresión hoy poco utilizada como sinónimo de periodistas–, tienen su hora de triunfo, “que deja en lo venidero una huella más ó menos imborrable”. No obstante, la oscura labor del periodista tiene pocas veces una evocación en las memorias. A pesar de que a las planas impresas llegan, pasando por la pluma del trabajo, “la ráfaga emocional cotidiana, el instinto poderoso de las sociedades, el alma de los pueblos que se asoma en un grito por esa fuente que se llama ‘periódico’, renovadora de la faz del tiempo con sus revoluciones”.
El escritor José Francés y Sánchez-Heredero (1883-1964) recuerda entre las principales plumas de La Mancha, como ya he citado, a Arturo Gómez-Lobo, “autor de varias novelas atormentadas y autoanalíticas, donde sangra un corazón” (Por Esos Mundos, Madrid, 1-5-1911, p. 647). Esas características pueden apreciarse en su tercera novela corta.
Los desterrados.
Obra editada en la colección Los contemporáneos (Madrid, nº 118, 31-3-1911), con ilustraciones de José Bienvenido Izquierdo y Durán (1890-1939), ilustrador y humorista gráfico socialista, que murió, como Gómez-Lobo, en 1939. Finalizada la guerra, en Consejo de Guerra celebrado en Madrid el 4 de agosto de 1939, fue condenado a la pena máxima. Pero falleció en la cárcel madrileña de Porlier el 23 de octubre de ese año, un mes antes de la fecha del cumplimiento de la sentencia, según se puede ver en el Diccionario Biográfico del Socialismo Español, de la Fundación Pablo Iglesias.
Pues bien, Diario de Córdoba (2-4-1911, p. 5) la presenta como obra de “factura moderna”, todo un estudio sicológico realizado con muchos datos y “prolijos detalles de observación”, en el que se muestra la mano sabia de un “escritor de fuerza”.
Otra novela con el tema del amor adúltero, con Augusto Luján como protagonista y una confusa Georgina, que muere, con la consiguiente desesperación de su amante. Y el escritor aprovecha para incluir una fotografía de las mujeres de su época: Muere la infeliz, de fiebre, de locuras, de repugnancias, en el seno “humanitario” de una sociedad que hace de la mujer una bestia por las imperfecciones de la educación.
Por la ciudad se extienden los escándalos de murmuración por los amores “canallas” del protagonista, los insultos cobardes, por anónimos, que le dirige un “indecente periódico local”, debido a las “libres ideas” que expresa y que le llevan, incluso, a un duelo con el director.
Georgina es una desterrada, igual que Luján o su amigo Fernando Castel, sacerdote por imposición de su padre, en contra de su voluntad, y con escape en su gran amor por la música. Es organista en la catedral y tiene la sexualidad a flor de piel, como Luján. Este expresa el siguiente pensamiento: “Duermo mal, con brutales pesadillas sensuales. En las vigilias, cualquiera mujer, sobre todo en los crepúsculos, es para mí un suscitador de voraginosos deseos. Mis días castos y tranquilos florecen monstruosamente eróticos. Las abstenciones prolongadas y la primavera luchan en mi sangre”.
Y la acción transcurre en la ciudad de Altollano, que parece ser un trasunto de Ciudad Real, en una huerta cercana y en Madrid. Con un final lloroso y atormentado, con una vida que deriva en una enorme frustración: “llorábala ahora con impotencias de desterrado de la vida, de arrojado más allá de la tierra en acerba peregrinación”.
Vida Manchega.
El 7 de marzo de 1912 aparece el número prospecto de Vida Manchega y allí se incluye un artículo de Gómez Lobo, titulado “Tierras llanas. Las norias. Canción”, primero de una serie. La revista es el máximo exponente del regionalismo manchego, con abundante material gráfico, información y creación literaria de personas relacionadas con las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo. Es el comienzo de una colaboración que se va a prolongar en el tiempo. El conocido como cantor de la tierra llana se ocupa de ella y el primer artículo lo dedica a las norias, como elemento destacado del llano.
Las norias, escribe con líneas poéticas, son las fuentes en donde bebe la tierra juventud, es decir, el riego; senos de optimismo, en el paisaje seco; cuencos de sombra, gracias a los árboles que suelen acompañarlas; angosturas de donde brota la sangre de los llanos, el agua gratificante; manantiales de artificio que vienen de los caudales soterrados del agua para disolver las rutilantes lacras de las llanuras; ruedas sin fin que besan el charco de los pozos y vierten risa de cristales tras el tembloroso guardaviento. Las norias son, en fin “el pan de los pobres; surtidores líricos de optimismo; corazones que sangran una clara linfa de alegría”.
En su ámbito de vida cantan grillos, treman alacranes, silban cornejas y sapos. Y, como no puede ser de otra forma, subraya la importancia del líquido elemento: ¡Salve, agua sagrada, el más alto bien, la más pura gracia de la tierra!”.
Dentro de Tierra llana, el 4 de abril escribe sobre el campo, artículo que concluye de esta manera: “¡Campo invariable; cielo profundo que pareces el seno vertiginoso de lo infinito: para cantar vuestra grandeza tenéis en la chata cimera de un montículo un molino de viento tocando en sus aspas el suave, agonioso y amargo pífano de la desilusión!”.
El 25 de abril de 1912 en su artículo dedicado a la Tierra llana se ocupa de las canteras, crisoles en donde fermenta el corazón de la tierra, manantiales de luz y de fuego, hornos en los que se quema la vida. Son “los ojos febriles; los matraces agrios de las llanuras (…); fosas asoleadas abiertas en los desiertos; estériles huellas de incendios milenarios; sentinas de fuego; arcas de cenizas y de silencio”.
Los artículos de Vida Manchega, entre ellos los de Gómez-Lobo se citan en la prensa de Madrid, como es el caso de los números de El País, que salen en el 26 de abril de 1912 o el 14 de junio del mismo año. Y en la de otras latitudes, como El Eco de Galicia (7-4-1912), de A Coruña.
Colaboraciones periodísticas.
El 23 de marzo de 1912 aparece una fotografía de Gómez-Lobo en Vida Manchega. El texto que acompaña a la imagen lo presenta como colaborador de la publicación, “admirable prosista manchego” y autor de las novelas cortas La senda estéril, La sima del misterio y Los desterrados. Muestra la importancia de nuestro autor en la época de desarrollo del regionalismo manchego.
El 15 de agosto de 1912 se puede ver en la misma revista una fotografía de Laureano Gómez-Lobo González-Ortega, padre de Arturo, agente comercial, presidente del Círculo Artístico Mercantil y teniente de alcalde del Ayuntamiento de Ciudad Real por el distrito de la Audiencia. Muestra la buena posición social y económica de la familia.
También, en el mismo número y en una magnífica página doble se insertan imágenes de personas que hacen posible la revista Vida Manchega y del taller donde se imprime. Desde director artístico (Enrique Pérez Pastor) hasta director literario (Isaac Antonino Vicente), pasando por redactor jefe (Francisco Sastre Moreno), colaboradores locales (Arturo Gómez-Lobo Mora, Antonio Heras Zamorano, Rafael Ramírez de Arellano y Díaz de Morales, Julián Morales Ruiz y César García Valiente), personal de grabado y encuadernación, personal administrativo e, incluso, un grupo de vendedores por las calles. Además, figuran fotografías del edificio de la revista, máquinas, sección de cajas y taller de fotograbado.
Continúa con sus colaboraciones periodísticas, aunque se reduce el número. Seguramente por el ejercicio de la abogacía. Comenta el libro de su amigo José Francés titulado Páginas de amor (Madrid, Arte, 1912), colección de narraciones amatorias (Vida Manchega, 10-10-1912); escribe sobre La dolorosa, obra de Francisco Salzillo y Alcaraz (1707-1783), escultor barroco (Vida Manchega, 6-2-1913); o repite el artículo “Álbum romántico”, editado el 29 de enero de 1909 en La Tarde (Toledo), en el diario republicano de la misma ciudad El Eco Toledano (23-4-1913).
En el artículo de Aviceo “De nuestro tiempo ¿Por qué se casó usted?” se citan unas interesantes ideas de Gómez-Lobo, ya expresadas en alguna de sus novelas cortas. No recuerda si lo dice en la interesante encuesta en respuesta a la pregunta ¿El amor es realmente para todos menos para la mujer?. Afirma, con gran sinceridad, que “de todos los defectos de la mujer somos nosotros los culpables, por haberla dejado abandonada en la incultura” (Vida Manchega, 5-6-1913).
En 1914 escribe el prólogo al libro Las canciones del llano (Sevilla, Artes Gráficas, 1914), de Leocadio Martín Ruiz, reseñado en Vida Manchega (Ciudad Real, 11-6-1914), pero también el otros periódicos de España, como La Atalaya, (Santander, 5-8-1914). Gómez-Lobo vuelve a expresar la grandeza de la Tierra llana, mas también su pobreza: “Lector: Acoge estas Canciones del llano con el recogimiento que depositaras en tus manos un libro de meditación. En él conocerás el alma de unas tierras sedientas, padecerás la fatiga alucinante de la luz desbordada y sabrás traducir, ya cerrado el libro, el dolor que dicen los vientos de los llanos”.
En 1914, Isaac Antonino Vicente publica Del solar hidalgo (Madrid, Fernando Fe Editor, 1914). El capítulo titulado “Naderías” está dedicado a Arturo Gómez-Lobo. No me resisto a trascribir un párrafo, que muestra el ambiente provinciano de la plaza, donde conviven usos sociales como religioso y recreativo: “En la terraza del casino, atalayando el paseo público, que está enfrente, diez, doce desocupados, distribuidos en grupos junto á media docena de veladores. En el paseo una mujercitas sentimentales van y vienen, vienen y van desgranando la perlería de su risa, tal vez á costa del que no supo tener, para sus encantos una frase feliz, acaso en venganza de quien se mostró esquivo ante el abismo de sus ojos. De un lado para otro, y viceversa, persiguiéndose cruzan unos chicos traviesos, á quienes el aire azota las pantorrillas; y luego unas nenas lindísimas, seriecitas, y ya coquetuelas; y después unos recién casados, para los cuales todo es color de rosa; y más tarde unas menestralas con sus novios, y unas domésticas emparejadas con unos gañanes; y de vez en cuando unas amas pletónicas, epatantes con sus flecos y sus collarines de monedillas de plata, llevando en brazos unos niños coloradotes, que tienen un pegotito de carne por bajo de los ojitos inciertos…”.
También en ese año aparece la obra de Rafael Abellán titulada Cuadros a pluma. Notas descriptivas de Ciudad Real (Ciudad Real, Imp. del Hospicio Provincial, 1914). En su página 43 se ocupa de Arturo Gómez-Lobo, al que describe como escritor vibrante, novelista intensivo y propulsor de la emotividad estética. Escribe Abellán que sabe conmover a sus lectores con los trágicos episodios de sus obras La senda estéril, La sima del misterio o Los desterrados. Son rápidas novelas que testimonian sus dotes excepcionales y avaloran su firma. Además, Gómez-Lobo “cuenta con envidiables triunfos obtenidos en el foro, porque es un joven abogado que en sus alegatos revela sus grandes conocimientos de la ciencia jurídica y espíritu de observación social”.
Goméz-Lobo abogado.
Tras realizar los estudios correspondientes, obtiene en 1911 el título de Derecho por la Universidad Literaria de Valladolid. Gómez-Lobo figura en la relación de personas que realizan y obtienen el grado de licenciado, según la Memoria sobre el estado de la instrucción en esta Universidad y establecimientos de enseñanza de su distrito correspondiente al curso académico de 1910 a 1911. Anuario para el de 1911 a 1912 (Valladolid, Tip. y Casa Editorial Cuesta, 1912). Recibe el grado de bachiller en el Instituto de Ciudad Real (1899), como ya se ha visto, hace estudios de Facultad en Madrid y Valladolid, el ejercicio del grado de licenciado el 28 de octubre de 1910 y la fecha del título es de 1911.
A principios de 1912 recibe el título de licenciado en Derecho por parte de la sección de Instrucción Pública del Gobierno civil de Ciudad Real e inmediatamente tramita su alta en el Colegio de Abogados de Ciudad Real (El Pueblo Manchego, 4-1-1912). El 10 de abril jura el cargo de abogado fiscal en la Audiencia y solo días después hace su debut defendiendo ante el tribunal del Jurado al autor de un homicidio (El Pueblo Manchego, 9 y 10-4-1912). El diario católico recibe un “besalamano” en el que se ofrece el bufete del “distinguido literato”, establecido en la calle Saúco Díez (antes Mata), número 14.
Merece la pena recordar el acto de jura y toma de posesión. En el lugar ocupado por las defensas aparecen los Evangelios y un crucifijo. Forman sala, presidente (Izquierdo), magistrados (Arboleya y Otero), fiscal (Escosura) y teniente fiscal (Santamaría). El nuevo letrado accede a la sala por la puerta principal, acompañado por el decano del Colegio de Abogados (Martínez Ramírez) y dos letrados (Leopoldo Acosta y Heliodoro Peñasco). El secretario da lectura a textos legales pertinentes y jura los cargos de abogado y abogado fiscal de la Audiencia. Finalmente, Gómez-Lobo obsequia con puros habanos a los asistentes al acto de jura.
El sábado 13 de abril de 1912 se desarrolla el juicio por homicidio contra Florencio Romero, primero de Gómez-Lobo. Días después se reproducen fotografías de él y del procesado en Vida Manchega (18-4-1912), con este significativo pie: “nuestro culto colaborador, el admirable cantor de la tierra llana, D. Arturo Gómez-Lobo, abogado fiscal sustituto, que con la defensa de Florencio Romero, autor de un homicidio, pronunció un elocuentísimo discurso cuyo resultado inmediato fue la absolución del procesado”. Pero interesa recordar alguna circunstancia del proceso, que recoge con amplitud El Pueblo Manchego (13-4-1912).
Los hechos tienen lugar el 25 de junio de 1911 en una huerta cercana a la mina Asdrúbal, de Puertollano. El procesado, que es sordomudo y tiene 18 años, está dormido y un mendigo llamado Domingo (Cuyo apellido se desconoce) trata de robar dos pesetas. Florencio despierta, se entabla una discusión, el mendigo, que lleva una garrota, es herido por arma blanca y fallece como resultado de las lesiones. A pesar de la presencia de un hombre y una mujer que utilizan el lenguaje de signos el entendimiento es difícil y se remiten a la declaración que por medio de los intérpretes se tomó en el juzgado de Almodóvar del Campo.
El teniente fiscal, que se hace eco de lo que circula en Puertollano, dice que el mendigo no intenta robar al sordomudo sino este a aquel. Unas pruebas lo evidencia, como que registrado el cuerpo del mendigo este no tiene las dos pesetas. La defensa de Gómez-Lobo intenta rebatir los argumentos de la acusación pero su punto fuerte está en la consideración del acusado: “El procesado es sordo-mudo, epiléptico y atacado de idiotez. Pero sin ser idiota ni menos imbécil”. Y habla de la atrofia de su cerebro a causa de la carencia de relación con el mundo exterior y de la legítima defensa. Y a los componentes del jurado les pide que, aun fuera de la ley, armonicen y dulcifiquen la lastimosa situación del procesado, sobre el que ya recae el castigo de la naturaleza negándole el uso de la palabra: “Pensasteis llevarle al presidio, ó condenarle á vivir toda la vida en un manicomio por una disposición judicial, á ese que tiene cerrados los oídos para el mundo exterior, cuya garganta es un instrumento roto; cuyo corazón, en fin, vive obscurecido desde que nació?
Leídas las preguntas del veredicto, el jurado se retira a deliberar. Después, contestan negativamente a la primera pregunta, que se refiere a la culpabilidad. Y en consecuencia, se dicta sentencia absolutoria
De su pensamiento y actuación como profesional del Derecho se pueden recordar algunas notas. En el desarrollo de la vida social es muy importante la ética, como conjunto de normas morales. Para que las relaciones no resulten una continua humillación, llenas de “dependencias serviles”, son necesarias disciplinas mentales que ponderen el sentido ético del vivir, “exaltando el significado de la palabra hombre en su justo valor, estragado y perdido por la canalla” (Pero Grullo, Ciudad Real, 28-2-1915, p. 5). Y ¿qué postura tiene ante la pena de muerte? En un artículo la califica como “abominable institución” y “recuerdo bárbaro de la venganza privada” (Vida Manchega, 10-6-1915).
A finales de los años veinte su pensamiento se confirma como más social y comienza a virar hacia el republicanismo. El 28 de mayo de 1918 pronuncia una conferencia en el Ateneo de Ciudad Real con el tema “Legislación obrera” (El Pueblo Manchego, 30-5-1918). En 1927 es ya secretario de la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana (Guía Oficial de España, 1927) y en 1932 Gómez-Lobo es portada en La Reforma (06-09-1932, p. 1), revista de la propiedad de Madrid.
A finales de 1935 participa como miembro del equipo defensor en el consejo de guerra celebrado en Ciudad Real contra 54 procesados por los hechos ocurridos en Abenójar en octubre de 1934 (La Zarpa, Orense, 4-1-1936). Junto a Guillermo Cabanellas, Vicente Calatayud, Francisco Serrano Pacheco, José María Escobar y el capitán Luis Cristóbal Zabala (La Libertad, Madrid, 2-1-1936). Referido a estos sucesos puede verse el excelente libro de Juan Carlos Buitrago Oliver titulado Crónica de un fracaso. La revolución de octubre de 1934 en Ciudad Real (Ciudad Real, Serendipia, 2024).
Y en 1937 forma parte de la Junta Delegada de Protección, Incautación y Salvamento del Tesoro Artístico en Ciudad Real y su provincia. Francisco Michavila, Consejero provincial de Cultura y Comisario-Director del Instituto Nacional de Segunda Enseñanza, es presidente. Como vocales, Arturo Gómez Lobo, decano del Colegio de Abogados de Ciudad Real; Francisco Maeso, expresidente de la Diputación Provincial; y Manuel Mendia, profesor de Dibujo de la Escuela Normal (Gaceta de la República, 12-6-1937).
Gómez-Lobo y la política.
El político Rafael Gasset y Chinchilla (1866-1927) tiene, es evidente, muchos méritos en su actividad política, sobre todo con un programa que hace énfasis en las obras hidráulicas o la construcción de caminos vecinales, y en variadas ocasiones apoya proyectos diversos en la provincia de Ciudad Real. Eso no evita que su figura sea la de un típico cunero, dentro de una familia con gran poder e influencia, con buen número de elementos dedicados a actividades económicas, políticas y periodísticas. Hijo de Eduardo Gasset y Artime (1832-1884) y de Rafaela Chinchilla y Díaz de Oñate (1832-1876) es director del diario El Imparcial tras la muerte de su padre, fundador del periódico en 1867.
Pues bien, aparte de otros cargos (por ejemplo, ministro en varias ocasiones), es diputado durante más de tres décadas, desde 1891 a 1923. Sucesivamente, por los distritos de Santiago de Cuba, Estrada (Pontevedra), Noya (La Coruña), La Habana (Cuba), Noya (La Coruña) –seis legislaturas–, Ciudad Real, Noya (La Coruña), Ciudad Real –tres legislaturas–, Alcázar de San Juan (Ciudad Real), Padrón (La Coruña), Alcázar de San Juan (Ciudad Real) –dos legislaturas– y Vigo (Pontevedra).
Trayectorias como las de Gasset no son ajenas a la opinión que sobre el cunerismo se manifiesta en el diario católico de Ciudad Real El Pueblo Manchego (2-12-1913): “El cunero es una planta exótica, es un extraño, es un advenedizo; no tiene cariño al pueblo que representa en Cortes, porque no es el suyo; no se interesa por los anhelos de sus representados, porque esos anhelos no son los suyos; no pone empeño en servir a sus electores, porque el acta se la debe al Gobierno. Ese es el cunero”.
Gómez-Lobo, además de sus actividades literarias, periodísticas y jurídicas tiene una posición política que puede enmarcarse en el campo del liberalismo, en concreto dentro del poderoso gassetismo. En 1915, por ejemplo, participa en la inauguración del Pantano de Gasset, según recoge de forma conveniente El Imparcial (Madrid, 31-5-1915), diario de los Gasset, que inserta una larga relación de asistentes. En 1916 interviene en el banquete homenaje a Gasset (El Pueblo Manchego, 18-9-1916). Y, cómo no, está presente en las exequias que se celebran en la Catedral por Rafael Gasset (El Imparcial, Madrid, 27-4-1927), junto a toda una serie de personalidades de “relieve”.
En 1915, asentado ya el desempeño de la abogacía, parece repuntar su actividad literaria. Tres muestras de distintos años, pueden dar idea de su preocupación por el llano y la pobreza de sus habitantes: “En este llano infinito nacieron las almas humildes manchegas con rémora de candores y de ignorancia y á través de los siglos sufren las torrideces estivas y las crudezas de los oscuros inviernos bajo el peso de la miseria. Y cantan y callan y rezan bajo la vibración obstinada del bronce cristiano…” (“El medio”, El Labriego, Ciudad Real, 15-8-1915). Unos meses después, escribe el artículo “Primavera mística” y se refiere al llano como “tierra del del pan, del reposo y de la muerte” (El Eco Toledano, 30-3-1916).
Y en 1921, con el título de “Tierra castellana. La langosta” y un dibujo de Rafael de Penagos Zalabardo (1889-1954), se ocupa de la incidencia de la plaga y la pobreza que acrecienta: “A la puerta de las casucas lloran los chicos harapientos; las mujeres andan por el campo obscuro compadecidas de tanta ruina, y los hombres, iracundos ante su impotencia, deliran, tendidos sobre el suelo, viendo diluirse el opalino fluido crepuscular de la tarde. Y en su sueño ven a las langostas, abrasadas por su propio fuego, recorriendo el espacio como una vertiginosa fogarada, enloquecidas por el aguijón del hambre, arrojarse en los ríos, en las ciénagas y en las charcas, en donde, al fin, se apaga el encendido carbunclo de su voracidad” (La Esfera, Madrid, 16-7-1921).
El comienzo de su alejamiento del gassetismo se produce en 1923, aunque parece que permanece fiel a Gasset hasta su muerte, ocurrida en 1927. Una parte de los partidarios provinciales del político madrileño se opone a su presencia dentro de la candidatura por la circunscripción de Alcázar de San Juan para la elección de diputados provinciales.
En el periódico Tierra Hidalga (Almagro, 9-6-1923), con el llamativo titular de “Un gesto del gassetismo contra Arturo Gómez-Lobo”, se explica así la decisión de eliminarlo de la candidatura: “Sencillamente porque representa dentro del gassetismo regional un valor prístino de inteligencia, de cultura, de espiritualidad”. Y, ya se sabe, se escribe, para llegar a cargo público dentro del ideario gassetista, es preciso haber tenido un ascendiente con presencia en aquel mitin histórico dado por el Señor Gasset en La Mancha, donde lanzó el primer grito de la política hidráulica. Por ello, se premia a Fernando Acedo Rico y para atestiguarlo está el manifiesto de su presentación, dirigido por Gasset a sus partidarios del distrito de la capital. Gómez-Lobo, se concluye, hubiere sido en la Diputación provincial un saludable contraste a “tanta turba anónima, afásica e indocumentada”.
Se intensifica el aspecto social de Gómez-Lobo y en 1926, por ejemplo, participa, junto a Francisco Colás, en un ciclo de charlas en el Hospicio (El Pueblo Manchego, 06-10-1926). Ambos, por otra parte, figuran en la exposición de retratos que el pintor cordobés Rafael Cuenca Muñoz (1894-1967) presenta en el Casino de Ciudad Real en agosto de 1926. En ella, formada por 29 cuadros, aparece una muestra relevante de la sociedad capitalina. Y se produce su giro hacia el republicanismo.
Ya proclamada la Segunda República forma parte del comité provincial de la Agrupación al Servicio de la República y asiste al congreso nacional del Partido Republicano Radical Socialista Independiente, en el que preside la Mesa de Discusión (El Luchador, Alicante, 31-3-1934).
El 3 de abril de 1934 se constituye Izquierda Republicana (IR). Es resultado de la fusión de los partidos Acción Republicana (AR), de Manuel Azaña Díaz (1880-1940); Partido Republicano Radical Socialista Independiente, dirigido por Marcelino Domingo Sanjuán (1884-1939) y Álvaro de Albornoz Liminiana (1879-1954); u Organización Republicana Gallega Autónoma (ORGA), de Santiago Casares Quiroga (1984-1950).
Gómez-Lobo es elegido presidente del Comité Provincial de Izquierda Republicana y participa, junto a Manuel Azaña, en un mitin en Valdepeñas (Heraldo de Madrid y El Sol, 25-8-1934). Se intensifica su actividad política con su presencia, por ejemplo, en un mitin de IR en Manzanares (La Libertad, Madrid, 31-12-1935, Heraldo de Madrid, 1-1-1936 y El Liberal, 3-1-1936) o un acto de propaganda de IR en Puertollano (La Libertad, Madrid, 26-1-1936 y 28-1-1936).
En las elecciones de febrero de 1936 es candidato por el Frente Popular (La Libertad, Madrid, 28-2-1936; ABC, Madrid, 10-2-1936; La Época, Madrid, 10-2-1936) y está presente en diversos actos electorales, como el mitin del Frente Popular en Ciudad Real (La Voz, 15-2-1936). Pero no resulta elegido.
La guerra.
La intervención de Gómez-Lobo en una serie de actos públicos puede ayudar a entender su pensamiento político en los años de la guerra. Primero, el prestigioso y moderado abogado es miembro del Comité Provincial del Frente Popular. Por otra parte, a finales de agosto de 1936 se constituye el Tribunal Popular de la provincia de Ciudad Real, “ encargado de juzgar con carácter de urgencia, los delitos derivados del actual movimiento faccioso” (El Pueblo Manchego, 1-9-1936). Forman parte del mismo dos vocales propietarios y dos suplentes por cada una de las siguientes fuerzas políticas o sindicales: Partido Socialista, Unión Republicana, Partido Comunista, Izquierda Republicana, Confederación Nacional del Trabajo, Unión General de Trabajadores y Juventudes Unificadas. Pues bien, Gómez-Lobo figura como uno de los vocales suplentes por su partido.
A comienzos de septiembre sale de Ciudad Real para Madrid el Batallón de Milicias manchegas “Adelante» y con tal motivo se reúnen en “cordial cena de despedida los jefes, oficiales y clases de dicho Batallón y diversas representaciones de los partidos políticos que componen el Frente Popular”. En ella interviene Gómez-Lobo y dice unas palabras desde su perspectiva política. Afirma que cuando los compañeros que se despiden vuelvan a sus casas, tras haber doblegado a la facción, podrán decir con orgullo que su victoria no ha sido para cambiar de tirano, ni para conquistar tierras, sino para libertar a un pueblo del yugo que le amenaza (El Pueblo Manchego, 4-9-1936).
El 29 de octubre de 1936 tiene lugar un mitin en el Teatro Cervantes para conmemorar la Revolución rusa, en el que participan diversos dirigentes de partidos. Por izquierda Republicana, como presidente del Comité Provincial, lo hace Gómez-Lobo. Pone de manifiesto que el capitalismo se está hundiendo y recurre a todas las armas legales para lograr que sigan existiendo los explotadores y conseguir que no desaparezcan las castas, “con su estela inicua de esclavitud para el trabajador”. Con la victoria, expone, el pueblo implantará un régimen social donde el trabajo sea el principal exponente (El Pueblo Manchego, 30-10-1936).
El 12 de julio es nombrado gobernador civil de la provincia de Cuenca (Gaceta de la República, 13-07-1937), donde tiene una complicada actuación. Poco más de un mes después se reúne con Azaña en Valencia, concretamente el 23 de agosto de 1937, según escribe el propio presidente (Manuel Azaña, Diarios completos. Monarquía, República, Guerra Civil, Barcelona, Crítica, 2000). Le recuerda las cosas tristes de esta provincia: “Aquello es el Rif. No hay caminos, no hay teléfonos. Estoy incomunicado con muchos pueblos. La provincia está arrasada por las columnas de milicias irregulares. Por allí anduvieron, en el otoño, los valientes de Del Rosal, que después de estorbar y correr en Madrid, en cuanto arreció el peligro, aparecieron milagrosamente situados a noventa kilómetros a retaguardia. (Como se lo había yo pronosticado a Galarza). Ahora, los confederales que han abandonado el frente de Albarracín se han instalado en más de veinte pueblos de la provincia, viven en los pinares, durmiendo en hamacas colgadas de los árboles, se acuestan con la mujer que quieren, lo devoran todo”. Gómez Lobo pide fuerzas para dominarlos y el subsecretario le promete seiscientos carabineros. Y Azaña incide en el caos reinante: “El gobernador vive acampado en el edificio del Gobierno Civil, totalmente vacío, a causa de los saqueos. Su predecesor, un tal Papy, huyó con el coche, diciendo que iba a dar un paseo. Y el anterior, socialista, también abandonó el cargo, por miedo”.
Unos meses después, el 30 de octubre de 1937, Julián Zugazagoitia Mendieta (1899-1940), ministro de la Gobernación, envía una carta a José Giral Pereira (1879-1962), ministro de Estado (AHN: Diversos-José Giral, 1, N.187). La misiva es muy crítica con Gómez-Lobo y se pide el nombre de una persona para sustituirle, pues escribe que tiene informes “demasiado concluyentes” sobre su ineficaz labor en la provincia. La situación no es nada satisfactoria para el propio gobernador, que llega a decir que el día que quieran la “tomarán los facciosos”. Y, escribe, que por su parte no sabe que haya hecho nada para corregir la situación, pues quizá se considere impotente o acaso le sea igual una cosa que otra. Y termina así: “cada día que se pierde es un día que cuenta a favor del adversario. Ya comprenderá que en estas condiciones no podemos seguir ni un minuto más”. Así es que el 20 de noviembre de 1937 la Gaceta de la República publica la dimisión de Gómez-Lobo del cargo de gobernador civil de la provincia de Cuenca. Giral encuentra el nombre que le pide Zugazagoitia, Alberto Vela Palacios, también miembro de Izquierda Republicana, que es nombrado nuevo gobernador.
Cumplidos los dos años del inicio de la guerra, Gómez-Lobo pronuncia una importante alocución en Ciudad Real. El folleto que la recoge, titulado La República y el Frente Popular, tiene esta entradilla: “Discurso pronunciado en el Teatro Cervantes el día 18 Julio de 1938, en el segundo aniversario de la guerra contra la rebelión, por el Presidente del Consejo Provincial de Izquierda Republicana Arturo Gómez-Lobo Mora en representación del Frente Popular, radiado por la emisora E.A.J. 65”. Es una síntesis de su pensamiento político, con el tema principal de unidad y diversidad, es decir, un denominador común en la República en armonía con la pluralidad política. Y la importancia de la lucha contra el fascismo español, “solo interesado en alentar intolerancias para nutrir la fuente del privilegio al que pretendió fortalecer con su rebelión”. Termina con la idea de que el triunfo traerá con la libertad de España la de todos los pueblos.
Todavía, a mediados de febrero de 1939, Gómez-Lobo participa en Madrid en la reunión del Consejo Nacional de Izquierda Republicana y vuelve después a Ciudad Real (La Libertad, Madrid, 19-2-1939).
El 5 de abril de 1939 Gómez-Lobo parece que “declara” en el proceso abierto, seguramente en un simulacro o especie de paripé. Aparte de otros informes y declaraciones hay que recordar la del capitán jurídico Valentín Serrano Sánchez, que actúa en 1936 en tribunales represivos de Salamanca. Conoce a Gómez-Lobo, a quien trata en varias ocasiones, por encontrarse antes de la guerra en prácticas en el Juzgado de Primera Instancia y actuar el acusado como abogado.
Dice que “siempre le ha oído manifestarse en términos de extremo izquierdismo” y que actúa activamente en el campo de la política izquierdista. Nada de nada. Pero después llega en la declaración la parte más llamativa en la simulación: “Que aunque el declarante no ha estado en Ciudad Real durante la dominación roja ha comprobado por todos los individuos que pasaron á la zona nacional y luego más tarde al ser liberado Ciudad Real que la influencia del encartado le valió ser nombrado presidente del Frente Popular en la Provincia y que por su ascendiente e influencia puede derársele como uno de los principales sinó el principal, con los atropellos y crímenes cometidos en esta provincia. Que se le señala por el pueblo de Ciudad Real como el principal marxista (parece que pone, aunque la palabra no se aprecia bien) durante la dominación roja”
Por su parte, Gómez-Lobo, según se escribe, dicen que dice “…que ignora como se produjo la herida en la cabeza que padece en estos momentos; leída que ha sido en declaración se afirma y ratifica en ella y no firme porque por su estado no puede hacerlo lo hace su señoría conmigo el secretario de que doy fé”. En fin, no es creíble el proceso. Lo cierto es que seguramente torturado muere el 8 de abril de 1939.
En 1941 Antonio Ruipérez, juez instructor provincial de Responsabilidades Políticas de Cuenca, cita a los “individuos” que estuvieron al frente del Gobierno Civil de Cuenca entre el 14 de febrero de 1936 a 1 de abril de 1939, entre ellos Arturo Gómez-Lobo Mora (BOE, 20-9-1941).
Y los tentáculos de la represión llegan incluso a su familia. Por ejemplo, en 1946 a su hija. En la sesión de la Junta de Gobierno de la Cámara de la Propiedad de 26 de marzo, se aprueba “el cese de pensionista en la Mutualidad de Doña Asunción Gómez-Lobo” dentro de la Mutualidad de Empleados de Cámaras (Cámara Oficial de la Propiedad Urbana de la provincia de Ciudad Real. Memoria de los trabajos realizados durante el ejercicio de 1946, Ciudad Real, Editorial Calatrava, 1947, p. 7).
Final.
La propaganda radiofónica del general Queipo de Llano centra una de sus intervenciones ante el micrófono de Unión Radio Sevilla en Ciudad Real y en la figura de Gómez Lobo. Comienza en año 1937 e injurias y mentiras son repetidas al día siguiente por la prensa franquista. Y es presentado como “engendro de la naturaleza”, “abogado sin pleitos”, “hombre sin inteligencia”, “hombre inculto”, “verdadero monstruo”, “literato fracasado”… Por supuesto, todo falso y lejos de la realidad. Gómez-Lobo, el cantor del llano, el cantor de La Mancha, por el contrario, es uno de los personajes más ilustres y más cultos de La Mancha durante la primera mitad del siglo XX.
Pueden recordarse algunos rasgos de su biografía que muestran una sólida figura literaria, periodística, jurídica y política. Aparte de sus aportaciones literarias, su labor periodística y su actividad profesional, es posible citar otras manifestaciones, que muestran la importante presencia pública de Gómez-Lobo.
Forma parte como vocal de la comisión del Certamen Literario Regional Manchego (Realidad, Valdepeñas, 30-7-1908), es miembro de la Comisión organizadora del homenaje a Carlos Vázquez y Ángel Andrade (El Pueblo Manchego, 22-8-1916) y, por supuesto, está presente en el banquete homenaje a dichos artistas (El Pueblo Manchego, 1-9-1916).
En el ámbito del asociacionismo su participación es también destacada. En 1917 se inaugura el domicilio social de la Sociedad La Peña, con la presidencia de Arturo Gómez-Lobo Mora (Vida Manchega, 25-4-1917 y 10-6-1019). En 1918 es vicepresidente del Ateneo (El Pueblo Manchego, 30-5-1918); en 1919, secretario de la sección de Artes del Ateneo (El Pueblo Manchego, 15-2-1919); y en ese mismo año está presente en la fiesta de los impresores (Vida Manchega, 5-5-1919).
En 1920 su amigo Cirilo del Río es presidente del Ateneo y Gómez-Lobo presidente de la Asociación de la Prensa de Ciudad Real (Vida Manchega, 10-1-1920). Y también en ese año, jurado del concurso de cuentos de Vida Manchega (Vida Manchega, 25-2-1920).
Asimismo, realiza con frecuencia viajes culturales, como la visita Santiago de Compostela (El Compostelano, 14-9-1920, p. 2) o la excursión al “Sacro Convento de Calatrava (Calzada)” con coches y motos (El Pueblo Manchego, 3-5-1921).
En 1922 es presidente del Casino de Ciudad Real (El Pueblo Manchego, 10-1-1922 y 11-1-1922) y en 1923 toma posesión como presidente del Ateneo de Ciudad Real (El Indígena, Valdepeñas, 26-3-1923).
Al menos desde 1926 es secretario de la Cámara Oficial de la Propiedad Urbana (Guía Oficial de España, 1927 y Guía Oficial de España, 1935).
Y, por citar una última muestra, en 1935, pronuncia un discurso en la I Fiesta del Libro de Ciudad Real, inaugurada en 18 de mayo, con extensión hasta el día 21, en la plaza de la Constitución (La Época, Madrid, 20-5-1935). Ocupan la tribuna instalada al efecto “distinguidos literatos y periodistas”, cuyas intervenciones, como otros actos, son transmitidos por potentes altavoces “convenientemente distribuidos” y por la emisora de radio EAJ 65.