1)1. Asunción Zea-Bermúdez Montoya. Vida Manchega, Ciudad Real (10-8-1916).

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Asunción Zea-Bermúdez Montoya
Las Pedroñeras (Cuenca).
1862 -
Madrid.
1936.
Escritora y ensayista.

Asunción Zea-Bermúdez nació en Las Pedroñeras (Cuenca) el 2 de febrero de 1862. Pertenece a una de los grandes blasones que se arraigan en este municipio durante los ss. XIX y XX: los Colombí. Es fruto del matrimonio de Fernando Francisco de Zea Bermúdez y Colombí y Rosaura Montoya y Perea, su segunda esposa.

Su padre había nacido en París, en la Ile de France, en 1833, licenciándose en Derecho y dedicando su vida a la abogacía y a la política. Se había casado en primeras nupcias en Málaga con Victoria de Buzo y Cáceres. De este corto matrimonio nacieron dos hijos: Dolores y Salvador. El año 1860 fue un año fatídico para él, ya que fallecieron su mujer y sus dos hijos.

Rosaura Montoya y Perea, la madre de Asunción pertenecía también de una familia pudiente y era natural de Mota del Cuervo. Se casaron el 18 de marzo de 1861. De aquella unión, aparte de Asunción, nació Salvador de Zea Bermúdez que falleció muy joven.

En 1877 murió su padre. Aquella circunstancia marcó parte de su juventud. Su madre se casó en segundas nupcias con Rodolfo Pelayo, otro de los apellidos ilustres de la época en Las Pedroñeras.

El 18 de octubre de 1893 nuestra protagonista se casó con Jesús Contreras y Arcas. Del matrimonio nació su hija María Esperanza Contreras y de Zea Bermúdez, cuarta condesa de Colombí, el 26 de septiembre de 1894. Esta última se uniría en esponsales con José María Gutiérrez Ballesteros, ilustre escritor y folclorista andaluz. Su nieto, José María Gutiérrez y Contreras, nacido el 27 de febrero de 1928, se convertiría en el quinto conde de Colombí, dando continuidad a la estirpe.

Asunción mantuvo durante toda su vida una estrecha relación con su lugar de nacimiento donde pasaba grandes temporadas. Mujer culta, amante de las letras por encima de todo, era una de esas mujeres pioneras y valientes que buscaron su camino en la literatura y el ensayo.

Su prosa era bastante recargada, propia de aquella época, con un vocabulario muy rico que dejaba entrever una gran maestría en el dominio del lenguaje y una notable erudición. No faltan en sus escritos la fuerza de su expresión, la riqueza de conocimientos, su fina ironía, el verbo ágil y su enorme capacidad de argumentación.

Como ensayista publicó dos textos sobre moral y doctrinas cristianas. El primero, Compendio de la doctrina cristiana para el uso del apostolado de las doctrinas (1903) era una cartilla escrita para las mujeres católicas que fue ampliamente recomendada en la época para la enseñanza primaria, incluso en revistas como La Gaceta de Instrucción Pública y la Escuela Moderna. Había sido encargada por la asociación o grupo de Socias del Apostolado de la Doctrina, Explicaba aquí, de forma sencilla, distintos textos religiosos con el fin de que se pudiese emplear como una especie de manual para mujeres católicas.

El segundo es Influencia de la mujer en la regeneración social de los católicos (1904) que fue impreso por la Diputación de Cuenca. En este texto reafirmaba la idea de la necesidad que tiene la humanidad de favorecer la educación de la mujer para que se estimule el progreso. Fundamenta, además, los beneficios sociales de su formación en el provecho que supondría para el hombre: “La mujer, pues, es la base de la armonía social. Cuidase de educar convenientemente a la mujer y la regeneración del hombre será un hecho, ya que es indiscutible su influencia moral sobre el alma del hombre”. En estos aspectos está muy alejada del feminismo laico y librepensador de Carmen de Burgos, las hermanas Carvia, Belén Segarra o la propia Clara Campoamor. En ambos textos muestra una gran preocupación porque estas enseñanzas que quiere transmitir lleguen a todas las clases sociales, sobre todos a los más humildes y especialmente a las mujeres.

Fue colaboradora y articulista de la revista ciudadrealeña Vida Manchega con artículos como “Crónicas de Cuenca”, “Meditación”, “La eterna tragedia”, “La noche de San Juan”, “Una lágrima” y “La patria y la mujer en el S. XVII”. Al estallar la Gran Guerra (1914–1918), frente a las posiciones políticas y sociales de germanófilos y aliadófilos, optó Asunción por un convencido pacifismo demostrado en textos como “Inutilidad de la Guerra” (1917).

Otro elemento clave en su trabajo fue su posicionamiento con respecto a la controversia en el nacimiento de Miguel de Cervantes y la polémica que mantuvo con Antonio Castellanos, director de Ilustración Manchega, que defendía el nacimiento del insigne escritor en Alcázar de san Juan.

Su punto de vista fue siempre meridianamente claro en este sentido, decantándose por Alcalá de Henares como cuna de Cervantes. Y para defender este argumento escribió varios interesantes artículos como Discusiones Cervantinas y El Autor del Quijote, publicados en 1915. Concluía el texto con la siguiente afirmación: “… Es un hecho verídico, incuestionable y positivo que Miguel de Cervantes Saavedra es natural de Alcalá de Henares”. El 24 de abril de 1916 fue premiada con un accésit en el Certamen Literario celebrado en Albacete por la obra “Post Nubila”. En aquel texto que constaba de 34 páginas aportaba razones de todo tipo para afirmar que Miguel de Cervantes tenía su cuna en Alcalá de Henares.

En ese mismo año Asunción intervino en el homenaje que se tributó a Cervantes con motivo del III Centenario de su fallecimiento, con un número extraordinario de Vida Manchega donde participaron, entre otros: Isaac Antonino, Enrique Pérez, Pablo Vidal, Rafael Ramírez de Arellano, Concha Espina, Benedicto Antequera, Luis de Ocharán Mazas y el pintor Moreno Carbonero.

En 1929 prologó Vidas Manchegas, la obra del escritor pedroñero Julián Escudero Picazo, que fue publicada por el Seminario Conciliar de Cuenca. Asunción falleció el 21 de agosto de 1936, un mes después del estallido de la Guerra Civil.

Obras:

  • Zea-Bermúdez Montoya, Asunción, Compendio de la doctrina cristiana para el uso del apostolado de las doctrinas, Cuenca, Imprenta y Encuadernación de José Gómez Madina, 1903.
  • Zea-Bermúdez Montoya, Asunción, Influencia de la mujer en la regeneración social de los católicos, Cuenca, Imprenta Provincial, 1904.
  • Zea-Bermúdez Montoya, Asunción, Post Núbila: sobre la verdadera cuna de Cervantes, Cuenca, Imp. y Enc. «La Conquense», 1916.

Bibliografía:

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