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Galería

Benigno Rufino de Castro Díaz
"Javier María de Castro"
Mérida (Badajoz).
1897 -
Ciudad Real.
1970.
Sacerdote y Misionero.

Benigno Rufino de Castro Díaz, hijo de agricultor y posteriormente ferroviario madrileño, por esta última circunstancia nació en Mérida, el 3 de abril en 1897. Pasados los años, la familia se trasladó a Ciudad Real, donde desde pequeño ya manifestó su vocación de ser sacerdote, siendo incluso monaguillo de la Parroquia de San Pedro. En nuestra ciudad realizó sus primeros estudios, y entró en el Seminario Conciliar.

Después de ser ordenado sacerdote, su primer destino fue la Diócesis de Ciudad Real. Luego, como persona inquieta, realizó su ministerio sacerdotal en varios países: Holanda, Italia, Bélgica (donde   cursó estudios en la Universidad de Lovaina), Portugal, etcétera.

Durante la Guerra Civil española, se encuentra en ese periplo, lo que le provoca gran desasosiego al no poder estar con su familia en momentos tan difíciles. Para profundizar más en su ministerio, y dada también vocación misionera, marchó a Puerto Rico, Argentina, y otras naciones norteamericanas y sudamericanas. Por devoción a la Santísima Virgen y a San Francisco Javier, adopta sus nombres y en lugar de Benigno Rufino adquiere el de Javier Maria que sería por el que se le conocería siempre.

En 1950 vuelve de nuevo a Ciudad Real, y el obispo Emeterio Echeverría le confía la parroquia de Santiago. Su labor al frente de la misma y del Barrio del Perchel, es importante. Lleva a cabo una intensa labor de restauración de la iglesia y su entorno, que acusaba aún los efectos de la guerra:  solado nuevo, reconstrucción del retablo, instalación posterior de un órgano eléctrico, campana para la torre, empedrado de la Plazuela de Santiago, etcétera. Se vuelca con los más necesitados, organizando cenas de Navidad y otros actos como las “Misas de mazapán”, donde promueve que ningún niño de la ciudad se quede en navidades sin probar ese dulce. Totalmente entregado a sus feligreses recupera celebraciones perdidas como la “Novenas de Ánimas”, Cultos Eucarísticos y los relacionados con el Santo Patrón. Crea una Escuela Nocturna para mujeres trabajadoras, y una Guardería para las familias necesitadas del barrio, también en dependencias parroquiales. Personas desfavorecidas también del resto de la ciudad, no fueron ajenos a la bonhomía del P. Castro: para todas sus obras, requería de la generosidad de los ciudadrealeños y de sus muchos conocidos que le apreciaban, incluyendo algunas veces a sus amistades latinoamericanas. 

En 1953, promueve la llegada a nuestra ciudad de las Hermanas de la Cruz a fin de atender especialmente a los enfermos pobres del barrio, y en 1963 la de las Siervas de los pobres que atenderían en la Guardería. Otras mejoras en el barrio y en la ciudad también fueron promovidas por él: entre otras, el adoquinado de la calle Calatrava y adecentado de la Placita que veremos se dedicó a la Virgen de la Lágrimas.   

En 1963 cesa como párroco de Santiago, y viaja en Misión a la India. Con anterioridad, en mayo de 1954, se bendice e inaugura el retablo–altar de la Virgen de las Lágrimas en Ciudad Real -como fruto de su gestión ante el milagro ocurrido en Siracusa el año anterior, con Antonina Giusto, curada de su enfermedad ante la oración la Imagen de una Madonna en la cabecera de su cama, que además lacrimaba. Las obras las costeó el Ayuntamiento de la capital y fue el primer altar que se dedicó en España a esa devoción mariana. Como curiosidad, la campana que en su día se colocó en su torre, llevó el nombre de “Virgen de las Lágrimas”.

Terminado su periplo en la India, vuelve a España. En 1967, con la ayuda de las Siervas de los pobres, crea la Ciudad de Matrimonios ancianos, con el fin de que al no poderse valer por sí mismos, pudieran estar juntos hasta el final de sus vidas.

El 9 de Febrero de 1970, el padre Benigno Rufino (Javier María) de Castro, fallece en Ciudad Real. Su funeral se celebró en la iglesia de Santiago, siendo oficiado por el obispo Hervás. Así como lo fue en vida, en su entierro quedó también de manifiesto el cariño, respeto y admiración que se le tenía en círculos eclesiásticos, sociales y políticos, especialmente patente por los mensajes de personalidades provinciales, de España y del extranjero y que no pudieron asistir.  

Documentación y fotografías

  • Doña Milagros y doña Lourdes, sobrina y sobrina-nieta del P. Castro.
  • Archivo  Obispado Diocesano de Ciudad Real.
  • Archivo Arzobispado de Mérida. Badajoz.
  • Hemeroteca diario Lanza.
  • CECLM – Universidad de Castilla-La Mancha. 
  • Revista Bisagra (Agustín Sánchez de la Nieta
  • Enrique Galán Ruedas y Bernardo Torres Escudero, vicario judicial y presidente del Cabildo Catedral de Ciudad Real.
  • Bitácora Amigos del Padre Castro (https://elpadrecastro.blogspot.com/).

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