Carlos Ballester nació en la talaverana calle Mesones el 18 de octubre de 1908. Su padre procedía de Ciudad Real y llegó a Talavera para trabajar en el Ayuntamiento. Aquí casó con la joven talaverana Ángeles González Portalés con la que, además de Carlos, tendrá tres hijos más. El pequeño Carlos estudió sus primeras letras en la escuela del afamado maestro local D. Emilio Planchuelo. El Bachillerato y los estudios de Magisterio los cursará posteriormente en Ciudad Real. Pronto empezó a sentir interés por la literatura y obtuvo ya en su juventud un premio en los Juegos Florales disputados en Toledo con la composición “El Poema de la Caridad”.
En Talavera fraguó una estrecha amistad con el músico Salvador Ruiz de Luna, hijo del reconocido ceramista Juan Ruiz de Luna, quien después cobrará cierta fama nacional por componer diversas partituras para el cine. Amantes de la música, los dos asistían a las clases del maestro Eusebio Rubalcaba. Juntos, además, colaborarán en la creación de un musical titulado “The dance in Florida” subtitulado en español “Así se baila en mi pueblo”. Ballester se ocupó del libreto. La pieza se estrenó en el Teatro Victoria el 10 de septiembre de 1931, cosechando un rotundo éxito. Por estos años, Ballester comienza a colaborar en la prensa local en publicaciones como Heraldo de Talavera, en donde realiza todo tipo de trabajos: articulista, entrevistador, redactor, incluso retratista.
Durante la Segunda República gana una oposición al cuerpo de los Jurados Mixtos del Ministerio de Trabajo y se desplaza a Toledo. Tras contraer matrimonio con la joven talaverana Amparo Fernández-Mazuecos Garrido, con la que tendrá cuatro hijos, se asienta en Madrid. Allí le sorprende la guerra civil. Durante la posguerra aflora su veta poética que se plasma en su primer libro: Cara y cruz del amor, en el que recoge sus composiciones amorosas de juventud. El libro cuenta con un prólogo de Federico Muelas y un epílogo de Mariano Domínguez. En sus versos, según apunta José María Gómez, “se observa la influencia de lecturas de poetas como Juan Ramón Jiménez, Lorca, Gerardo Diego y otros del 27”.
La década de los cincuenta marca su reencuentro con Salvador Ruiz de Luna con quien compone diversas piezas musicales: un homenaje a la Virgen del Prado, el espectáculo musical “International Folklore” y diversas piezas de un “Cancionero hispánico” interpretado por Alfredo Kraus. En 1954 visita por primera vez Sitges, población de la que se enamora y en la que pasará a partir de ese momento muchas temporadas. La población catalana despertará de nuevo su vocación poética que quedará recogida en dos volúmenes con Sitges como tema central de inspiración. El ayuntamiento de la población mediterránea corresponderá su gesto grabando en cerámica una de sus composiciones y colocándola en un lugar estratégico de la ciudad: junto al cañón del baluarte. Años después lo distinguirá nombrándole Hijo Adoptivo.
Entre tanto, su viejo amigo Salvador Ruiz de Luna ha comprado una casa en el pueblo toledano de Maqueda, a medio camino entre Madrid y Talavera. Allí ambos, en compañía de sus respectivas mujeres se reúnen a menudo para departir amigablemente. Salvador muere de forma inesperada, aquejado de un ataque cardíaco, en 1978 y Carlos Ballester le dedica un largo poema que tiene al pueblo toledano como protagonista: Maqueda: alma y paisaje. Al propio músico le había dado tiempo de escribir un sentido prólogo. Se trata, según apunta el ya citado José Mª Gómez, de “una evocación muy lírica y emotiva, dentro de la más pura estirpe machadiana”. Maqueda sirve igualmente de inspiración para Salvador Ruiz de Luna en un libro titulado Moros y cristianos de Maqueda (Gráficas Pérez Galdós, 1978) que escribe a medias con Juan Puebla Díaz y que no llega a ver publicado en vida. Será Carlos Ballester quien se ocupe de corregir las pruebas y de prologarlo.
Carlos Ballester falleció en Madrid en 1993. Unos años antes, en 1979, había fallecido su esposa. Al margen de sus versos recogidos en diversos libros dejará muestra de sus virtudes líricas en poemas de circunstancias esparcidos por revistas, hojas volanderas, celebraciones, pregones, etcétera.
Obras
- Cara y cruz del amor, Madrid, Ernesto Giménez, 1945.
- Poemas de Sitges, Madrid, Graf. Marmi, 1972.
- Maqueda (Alma y paisaje), Barcelona, Grafos, 1977.
- Sitges poético, Barcelona, Grafos, 1978.
Bibliografía
- José María Gómez Gómez, “El poeta talaverano Carlos Ballester (1908-1993)”, Cuaderna, nº 11, Talavera de la Reina, 2003, pp. 114-127.