Escultor, dibujante, tallista, imaginero, escritor y sintiéndose pintor por encima de todo, Guerrero Malagón es un artista indispensable en el ámbito de la cultura toledana, castellano-manchega y nacional.
Nace en Urda (Toledo), el 1 de febrero de 1909. De orígenes humildes, con el apoyo del telegrafista local Ismael Vera Sales, hijo del pintor y profesor toledano José Vera González, y hermano del también pintor y profesor Enrique Vera Sales, se traslada a Toledo en 1924 para formarse en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos. Una campaña en prensa iniciada por Aurelio Cabrera Gallardo, director de este centro, y Blasa Ruiz Ruiz, catedrática de historia y urdeña de nacimiento, hicieron que primero los Ayuntamientos de Urda y Toledo y después la Diputación Provincial becaran su formación. La prensa acuñó también el sobrenombre por el que sería conocido estos primeros años: El Pastorcillo de Urda, aludiendo al oficio que ejerció hasta los 14 años.
Muy cerca siempre de José y Enrique Vera y de los escultores Aurelio Cabrera y Roberto Rubio, todos profesores en la Escuela de Artes, Guerrero Malagón fue formado dentro de los lineamientos clásicos vigentes entonces en las Escuelas de Artes y Oficios y de Bellas Artes. Inmersa la ciudad toledana en una profunda reivindicación por la conservación de su patrimonio artístico, el pintor salió también de esta Escuela imbuido de un profundo y persistente amor por la ciudad.
Con esta formación, alejada de cualquier tipo de renovación plástica que estos años preside el devenir del arte español; con el referente de El Greco, el pintor por antonomasia de la ciudad toledana; y de la obra de sus profesores, Guerrero Malagón abandonó la Escuela en 1929 y se trasladó a Madrid. Aquí trabaja como marmolista y escayolista y continúa su formación artística frecuentando el Museo del Prado, el Museo de Reproducciones Artísticas y el Círculo de Bellas Artes.
En 1932, tras cumplir con la milicia en Melilla, regresa a Toledo y a su Escuela, ahora como profesor, magisterio que alterna con el trabajo de tallista. Produce su primera obra y comienza a ser conocido en Toledo como lo que hasta ahora ha sido: un escultor.
Miembro activo de la Federación Universitaria de Estudiantes de Artes y Oficios, como tal forma parte en 1936 del Comité de Defensa para la Salvación de Obras de Arte constituido en Toledo por el Frente Popular. Tras casarse en Urda, en 1937 con Esperanza Corrales Prieto, se incorpora en Valencia al Batallón de la Guardia Presidencial de Manuel Azaña, donde se encargará de confeccionar el periódico mural. Tras varios meses en un campo de refugiados francés y tras pasar tres meses en un cuartel de infantería en Santoña, habilitado como campo de concentración de prisioneros, regresa a Toledo en 1939.
Alternando el trabajo de tallista con la pintura, es ahora cuando comienza a producir su primera obra como pintor. A la estilización y el espiritualismo grequiano, los desastres de la guerra sumarán a su mundo ideológico y plástico el desgarro goyesco; y el mismo acontecer gris y mísero de la posguerra la penetración sin piedad de la realidad que tanto admiró en José Gutiérrez Solana.
Los duros años cuarenta lo convierten en un relevante imaginero religioso que restaura mucha de la imaginería provincial destruida en la contienda y, entre santos, retablos y encargos de tallas, comienza a fraguarse un lugar en el panorama artístico del momento.
En 1948 realiza su primera exposición individual en la madrileña Galería Lapayese, donde muestra su más genuino mundo plástico. En 1950 su obra es seleccionada para participar en la Exposición Internacional de Pittsburgh (Estados Unidos). Y en 1953, necesitado de nuevos aires, se traslada a París, que continúa siendo el paraíso para los pintores españoles. Aquí, su obra, sobre todo gráfica, adquiere tintes surrealistas.
Su relevante papel como animador del inexistente panorama cultural en la posguerra provincial, hacen de su obra y su figura lugar imprescindible en cualquier acercamiento a la cultura toledana y castellanomanchega. De la tertulia de su taller de carpintería surgen Los Candiles, el primer grupo artístico y el más vanguardista que genera Toledo hasta los años setenta. A Los Candiles le sigue la Asociación Estilo y su revista Ayer y Hoy: única publicación de arte, ensayo y literatura que genera Toledo hasta bien entrada también la década de los setenta. En Ayer y Hoy Guerrero Malagón comienza a publicar sus primeros artículos. Publicará también con asiduidad en prensa, libros, catálogos, boletines y programas. Es autor también del libro Los restos de Dominico Theotocopuli “El Greco”.
Puente entre dos generaciones de pintores toledanos y castellano-manchegos, en 1972 la toledana Galería Tolmo reivindicó en él con una exposición antológica de su obra el “buen arte” que se hacía en la ciudad.
Académico de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, hijo adoptivo de la ciudad de Toledo, hijo predilecto de Urda, medalla de plata de la provincia, medalla de oro de Urda. En el Corredorcillo de San Bartolomé, en el que fuera su último estudio, una placa recuerda que Toledo le dedica la calle. Más de una docena de calles y plazas dedicadas en la provincia, premios y menciones honoríficas, un concurso de pintura que lleva su nombre en Urda, un museo monográfico en Urda, y un espacio en la Diputación Provincial de Toledo, tratan de preservar el recuerdo de un toledano universal, testigo, actor y hacedor de la cultura de su tiempo y su ciudad.
En octubre de 1989, el pintor donó a la Cofradía del Santísimo Cristo de la Vera Cruz de Urda cincuenta obras que constituyeron el fondo fundacional del futuro Museo Guerrero Malagón. Inaugurado éste en septiembre de 1992, recoge parte de la obra que fue produciendo a lo largo de su dilatada vida artística: desde los primeros dibujos, esculturas y óleos de aprendizaje, hasta alguna de sus últimas obras. Exhibe también parte importante de su obra gráfica: dibujos de guerra y dibujos esperpénticos de feroz crítica social. A su paso por París, se dedica una de las Salas donde se exhibe la serie de dibujos La Tauromaquia.
En abril de 2022, la Diputación de Toledo inauguró el Espacio Guerrero Malagón, ubicado en el Centro Cultural San Clemente. En este espacio se van sucediendo diversas exposiciones temporales que muestran temáticamente la inmensa producción del artista. Obras que los hijos del pintor, Carmen y el también artista Mariano Guerrero Corrales, han cedido a la institución temporalmente.
Guerrero Malagón fallece en Toledo, el 20 de agosto de 1996. En un último homenaje a unas raíces y unos orígenes que nunca olvidó, eligió ser enterrado en Urda e hizo grabar sobre su lápida la leyenda de: El Pastorcillo de Urda.
Bibliografía
- SÁNCHEZ, Mariví, Guerrero Malagón. Un pintor bajo el signo de Toledo. Urda (Toledo), Ayuntamiento de Urda, 2009.
- SÁNCHEZ, Mariví, “Biografía”, en Guerrero Malagón, 1909-1996. Catálogo de la exposición individual que recorrió las cinco capitales de Castilla-La Mancha en 1998. Toledo, Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 1998.
- SÁNCHEZ, Mariví, “Un pintor en Toledo”, en Cincuenta toledanos en el recuerdo. Toledo, Zocodover, 1998.