Nombela Cano, César

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César Nombela Cano
Carriches (Toledo).
1946 -
Madrid.
2022.
Científico, microbiólogo.

César Nombela Cano nació el 6 de noviembre de 1946 en Carriches (Toledo). Su padre, Ramón Nombela médico conocido en la zona, y su madre, farmacéutica del pueblo vecino de Santa Olalla, inculcaron en él desde muy pronto el valor de la educación y el esfuerzo, y despertaron en él la pasión por las ciencias de la vida. A temprana edad, se trasladó con su familia a Madrid donde completó los estudios de bachillerato en el Instituto Ramiro de Maeztu. En estos años entra en contacto y pasa a formar parte de los Grupos Católicos Loyola bajo la guía espiritual del padre Eduardo Granda, cuya marcada influencia en la fe católica y el pensamiento humanista de César perduraría a lo largo de su vida.

La capacidad de trabajo y la determinación de César se manifiestan desde muy pronto y le llevan a simultanear los estudios de Farmacia y Química en la Universidad Complutense de Madrid, graduándose en el año 1969 y obteniendo el Premio Extraordinario en el examen de Grado de Farmacia. En su etapa universitaria destaca ya como delegado de curso y desarrolla una vocación docente y académica, así como un interés por el sistema universitario español que le acompañarían el resto de su vida y a los que consagraría gran parte de su trayectoria profesional.

De Madrid se traslada a Salamanca para realizar la tesis doctoral bajo la supervisión del Dr. Julio Rodríguez Villanueva, referente y figura promotora del desarrollo de la Microbiología y la Bioquímica en España. Pasaría así a formar parte de una prestigiosa escuela de la que saldrían numerosos científicos que jugarían un papel destacado en el sistema de investigación español. Sus estudios iniciales se centraron en el estudio de la maquinaria enzimática necesaria para la producción y ensamblaje de la pared celular de las levaduras. No solo se trata de una etapa formativa a nivel académico, si no que en el laboratorio del Dr. Rodríguez Villanueva conoció a Nohelly Arrieta, quien se convertiría en su esposa y compañera inseparable para el resto de sus días.

Tras doctorarse en 1972, se trasladó a Nueva York para trabajar como becario postdoctoral en el laboratorio del premio Nobel de Fisiología y Medicina Severo Ochoa en la Universidad de Nueva York y el Instituto Roche de Biología Molecular de Nueva Jersey. Se fraguó entre ellos una relación de confianza y amistad mantenida a lo largo de los años, que culminaría con el nombramiento de Nombela como presidente de la Fundación Carmen y Severo Ochoa por voluntad testamentaria del Nobel. Junto con Rodríguez Villanueva, Ochoa ejercería un gran impacto en la visión científica de Nombela que marcaría un estilo perfeccionista y de búsqueda del rigor y la excelencia.

Guiado por un profundo sentido de la responsabilidad hacia su país, Nombela regresó a España en el año 1975 para incorporarse a la Universidad de Salamanca con una plaza de colaborador científico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y como profesor adjunto en el departamento de Microbiología. Aquí inició su andadura como investigador independiente consiguiendo una notable producción científica durante estos años. En 1979 se traslada como Profesor Agregado a la Universidad Complutense para en 1981 convertirse en catedrático del departamento de Microbiología de la Facultad de Farmacia con tan solo 34 años. A lo largo de casi cinco décadas al frente del mismo, formó a generaciones de jóvenes investigadores y docentes, y creó una escuela de discípulos de los que se sentía orgulloso y a los que consideró su familia científica. Sus trabajos se centraron en el desciframiento de rutas de señalización celular, la síntesis de la pared celular y los factores de patogenicidad de las levaduras. Lideró la modernización del departamento e impulsó la investigación de excelencia como base para garantizar una enseñanza de calidad.

Sus líneas de investigación y su convicción del papel fundamental de la colaboración público-privada le llevaron a firmar numerosos acuerdos con la industria farmacéutica, y crear las Cátedras Extraordinarias de Genómica y Proteómica, patrocinada por las empresas Merck, Sharp & Dhome España y Celgene, así como la de Bebidas Fermentadas, financiada por la Asociación de Cerveceros de España. Consciente de la necesidad de dotar a la comunidad universitaria de tecnologías de vanguardia, promovió la creación del centro de Secuenciación de ADN. Su prestigio le llevó a presidir la Sociedad Española de Microbiología (SEM, 1982-1990) y posteriormente la Federación Europea de Sociedades de Microbiología. Además, participó de forma muy activa en la formación de farmacéuticos y microbiólogos.

Más allá de su labor en y por la universidad española, César Nombela será recordado por su gran impacto en la política científica española de las últimas décadas. En 1996, fue nombrado presidente del CSIC, al frente del cual estuvo cinco años, considerados por algunos como los más brillantes de la historia reciente de la institución. En tiempos de estrictos recortes presupuestarios, logró contra todo pronóstico un incremento extraordinario de la plantilla científica y el presupuesto. Desde la presidencia trabajó incansablemente para fomentar el papel activo de la comunidad científica en la sociedad. Ello le llevó a articular una rápida y eficaz respuesta interdisciplinar al desastre del vertido de Aznalcollar, aglutinando la participaron de numerosos expertos de distintas instituciones. Su gestión fue ampliamente alabada y reconocida, sirviendo como ejemplo en posteriores catástrofes ecológicas. El liderazgo de Nombela ayudó a consolidar la posición del CSIC como un referente en el ámbito de la investigación científica en Europa.

Del año 2000 al 2004 ejerció de director general de la Fundación de la Universidad Complutense y en el 2012 fue nombrado rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, tarea que asumió con ilusión, compromiso y su proverbial capacidad de trabajo. Durante su toma de posesión hacía la siguiente reflexión: “esto supone para mí la oportunidad de proseguir y profundizar en lo que por vocación ha sido el eje de mi vida profesional: servir a los objetivos de la Universidad en España”. Destacó en esta etapa por su capacidad para atraer financiación tanto pública como privada e incrementar de forma notable la oferta académica de la Universidad tanto en las disciplinas científicas y técnicas como en las humanidades y las artes.

En el año 2007 ingresó en la Real academia de Farmacia. Fue condecorado con la Medalla de Oro de las Universidades de Lérida y Castilla-La Mancha, la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil y Gran Cruz de la Orden Civil de Alfonso X el Sabio. Recibió numerosos premios, entre ellos el Premio Conferencia Van Udden de la Universidad de Coimbra y Sociedad Portuguesa de Bioquímica o el Premio de la CEOE a las Ciencias. Fue Socio de Honor de la Asociación Española de Farmacéuticos de la Industria. En el año 2015 fue nombrado hijo predilecto de Carriches, distinción que llevó con gran orgullo.

Además de científico, Nombela ejerció de divulgador, promoviendo el entendimiento público de temas complejos como la biotecnología, la bioética y el impacto social de los avances científicos. Con frecuencia se le requería desde los medios para contar con su opinión experta y ponderada. Sus artículos en el diario ABC publicados durante más de dos décadas concitaban gran interés y participó de manera continuada en el programa La Linterna en la cadena COPE con su conocida sección A ciencia y conciencia, donde repasaba los avances científicos de actualidad.

Amante de la música y la historia, fue un gran humanista y un católico comprometido. Defensor firme de la ética en la investigación, subrayó la necesidad de utilizar los avances científicos para el beneficio de la humanidad. Abogó abiertamente por el diálogo entre ciencia y religión como dos formas complementarias de búsqueda de la verdad. Presidió el Comité Asesor de Ética Científica del gobierno entre 2002 y 2005 y fue miembro del Comité de Bioética de la UNESCO (1993-2003). Desde estas responsabilidades defendió sin complejos el valor de la vida humana desde su concepción a su muerte natural.

Murió en Madrid el 14 de octubre de 2022.

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