Nació en 1914 en Malagón. Era factor de la estación de ferrocarril para la compañía M.Z.A., miembro del Partido Comunista y afiliado al Sindicato Nacional Ferroviario de la UGT.
Tuvo un importante papel durante la huelga de octubre de 1934 por la que fue condenado a prisión. Tras la sublevación de parte del ejército, se convertiría, a pesar de su juventud, en un referente de sus compañeros. Colabora como columnista en los periódicos El Pueblo Manchego, Carril Rojo y Avance. En sus artículos aborda la nueva constitución soviética, demostrando sus conocimientos teóricos y lecturas sobre Marx y Lenin. Defiende el texto ante los críticos que lo acusaban de retroceder y derechizarse, avalando el paso dado en favor de la democracia y la libertad de expresión. También expresaba su preocupación y error sobre la incautación de industrias y propiedades, que habiendo trascurrido casi medio año de guerra, se estaban produciendo sin que a sus propietarios se les imputara ningún delito ni entraran en la cárcel:
“… es donde está el error. Porque yo digo: bien que se le incaute la industria o propiedad que posea. Pero si no se le considera fascista, si no se le considera con méritos suficientes para estar encarcelado ¿Por qué no se le dan facilidades para que trabaje, aunque sea como último obrero de su propia industria?. No es revolucionario, ni es humano, el condenar a un hombre o a una familia—a quien no hemos castigado por no encontrarle delito—a que mueran de hambre porque no tienen donde trabajar si quiera. Obremos, sí como revolucionarios pero sin perder la cabeza. Porque yo considero que es perder la cabeza el sumir en la desesperación a unos cuantos miles de familias, que por instinto de conservación y encontrándose en libertad han de luchar contra nosotros necesariamente. Nuestra misión por tanto no es ésta, si no tratar hacer de ellos unos trabajadores laboriosos y honrados que nos ayuden a forjar nuestra nueva sociedad…”.
Este pensamiento humanista no era incompatible con su posición ante aquellos que se aprovechaban de la situación y se habían integrado en las organizaciones revolucionarias para seguir colaborando con Franco como “quintacolumnistas”, animando a que fueran descubiertos y denunciados. También animaba en otro artículo, a los trabajadores de la provincia a defender nuestras llanuras del intento de los sublevados de tomar estratégicamente las minas de Almadén y Puertollano “¡Nuestras minas y nuestros campos, deben ser siempre nuestras!”.
Durante la guerra fue un gran defensor de la unidad entre comunistas y socialistas, congratulándose de ello e integrándose en el Comité Provincial Unificado. Fruto de esa colaboración es el nacimiento del nuevo periódico Avance. En un artículo suyo de junio de 1937 afrontaba los problemas de esa unión, que a su juicio tenían como fondo el paso de millares de campesinos y obreros socialistas a su partido, como mejor representante de su defensa y guía. Desavenencias que tuvieron como consecuencia la dimisión de Largo Caballero al frente del gobierno y, como consecuencia en la provincia, la renuncia del gobernador civil, el socialista José Serrano Romero. Actuó como jurado de los tribunales populares en representación del PC. Como secretario de organización fue el encargado de preparar y desarrollar el II congreso provincial del Partido Comunista en abril de 1937. En su amplia intervención hizo un repaso de la evolución del partido en la provincia, recordó de forma individual a muchos de los compañeros que habían muerto o estaban defendiendo la República en el frente y puso de manifiesto los próximos retos que tenían que afrontar. Antes, en diciembre de 1936, había sido nombrado concejal del Ayuntamiento de Ciudad Real, cargo que ocupó hasta julio de 1937, cuando se incorporó a la guerra dentro de la 34ª división del Ejercito Popular de la República. Participó en las batallas de Teruel y Segre, ejerciendo en dicha división como comisario ayudante.
Al finalizar la guerra llegó a Francia. Allí, después de pasar por los campos de concentración y empezar a trabajar como montador en una fábrica de material de guerra, esperó a que se resolviese la solicitud que había cursado al cónsul general de México en Francia para que lo incluyeran en los barcos programados para evacuar a los refugiados españoles a México. Al no conseguir embarcar y quedarse en Francia, su mujer, María Casado Castro, le siguió y cruzó la frontera por los Pirineos, andando.
Colaboró con la resistencia y en la reorganización del PCE desde Francia. Siendo uno de los primeros organizadores del movimiento de resistencia en la zona ocupada. Junto a José Miret y Nadal, establecieron los primeros grupos de guerrillas españolas en la región parisina, el suroeste, Bretaña, Normandía y los departamentos de Loira. Según los archivos franceses era conocido bajo el seudónimo de “Roger” y “Antonio Casado”. Fue detenido por los nazis en Paris el 27 de junio de 1942 cuando empezó la primera redada en la zona ocupada contra la Unión Nacional Española (UNE), una organización que reunía a republicanos españoles de diversas tendencias en la lucha contra Franco y la ocupación nazi. Sería encarcelado en la prisión de La Santé y trasladado después al campo de internamiento de Tourelles, del que consiguió huir con la ayuda de los compañeros del exterior. Daniel Sánchez Vizcaino volvió a ocupar su lugar en la dirección y continuó con su labor en la zona de Burdeos. Se integró como oficial en las fuerzas de interior francesas, manteniendo su doble condición de resistencia y combatiente. Tuvo un papel destacado en la liberación de París, siendo el adjunto del Jefe de la zona norte de la Agrupación de Guerrilleros Españoles, José Barón Carreño, que murió en los primeros días de sublevación y es considerado todo un héroe en Francia. Sánchez Vizcaíno tomaría su relevo hasta la entrada del ejército francés con los españoles de “La Nueve” al frente.
Tras la 2ª Guerra mundial se instaló en Toulouse. Se estableció como mayorista de zapatos, con varias tiendas y almacenes, promocionando la apertura de negocios de zapatería a los que proporcionaba el producto en depósito. Siguió instruyéndose intelectualmente con muchas lecturas, llegando a tener una importante biblioteca. Su actividad laboral la compaginaba con la representación de toreros y artistas españoles en sus actuaciones por la zona sur de Francia. Allí tendría una vida social muy importante, gestionando corridas en plazas como las de Toulouse y Nimes para Paquirri y Paco Camino, así como actuaciones de Antonio Machín, que en una de las ocasiones le pago sus servicios con varios objetos personales como una cámara fotográfica y un reloj de oro. En Toulouse seguiría integrado como dirigente de zona en la organización del partido comunista, hasta que en los últimos años dimitió tras discutir con Santiago Carrillo por la aceptación del partido de la figura del rey y la monarquía. Fue uno de los organizadores y primeros miembros del Comité Nacional de la Asociación de Antiguos Guerrilleros Españoles en Francia.
Su madre y hermana lo visitarían durante los primeros años del exilio y se verían en el puesto fronterizo del puente que une Irún con Hendaya. Años después, Daniel y su esposa cruzarían la frontera en varias ocasiones para visitar a sus familiares y hacer turismo por España. Tras morir en 1978, su esposa volvió a Ciudad Real.
Imágenes: Mapas de la Memoria