Estudió en Madrid, en donde inició la carrera de Ingeniero agrónomo, que abandonó por problemas con la trigonometría. Posteriormente estudiaría la carrera de Ciencias Naturales en la Universidad Central de Madrid, licenciándose en 1890. Tras acabar esta última estudiaría Derecho, licenciándose en 1893.
Consiguió una beca de la Diputación de Madrid para estudiar antropología en Francia, Alemania e Italia entre 1891 y 1893. A partir de estas estancias empezaría a utilizar la craneometría como base del estudio del hombre hispánico prehistórico en comparación con el actual. Poco más tarde, en 1895, se doctoró en Ciencias Naturales con una tesis que versaba sobre “Cráneos normales y deformados de Perú y de Bolivia”.
Su vida profesional se centraría, fundamentalmente, en la docencia. Se inició laboralmente en 1895, año en el que leyó la tesis y obtuvo la cátedra de Agricultura en el Instituto de Segunda Enseñanza de Figueras. En 1898 deja esta localidad para trasladarse a Toledo, en donde sería catedrático de Agricultura del Instituto hasta 1909, año en que se trasladaría a Madrid, a la cátedra de Fisiología e Higiene de la recién creada Escuela Superior de Magisterio. En 1931 esta Escuela, de la que Hoyos era el director, se transformó en sección de Pedagogía de la facultad de Filosofía y Letras.
Desde su cátedra en el instituto toledano procuraría que sus enseñanzas fueran útiles a toda la sociedad y no solamente al estamento estudiantil. En el Instituto creó un laboratorio-museo agrícola, colecciones de los diferentes tipos de suelos y rocas de la provincia de Toledo, una de las mejores colecciones de cereales de la época en España (especialmente de trigos)… Junto con Faustino Espluga y Sancho, catedrático de Historia Natural, se ocuparía del cuidado del jardín botánico que se encontraba en el recinto de San Juan de los Reyes, en la capital toledana.
Su labor docente no solamente se re flejaría en el Instituto provincial toledano, sino que la compartiría con las clases que impartía a obreros o en la Academia Politécnica que regentaba junto con otros eruditos de la ciudad.
Su implicación social le llevaría a participar en política, siendo concejal del ayuntamiento de Toledo entre 1904 y 1909. Ante las numerosas muertes que se producían en la ciudad, desde su puesto político desarrollaría un am plísimo programa de higienización de la ciudad, en el que se trataba todo lo relativo al ciclo del agua (aljibes, alcantarillado, tratamientos…), la salubridad de inmuebles o la venta de productos en la calle. Desde el consistorio también puso en marcha reformas pedagógicas novedosas para la época, como las Colonias Escolares o la creación del Campo Escolar Municipal.
Esta última iniciativa sería una de las que más calado tuvo en su momento y que se ha mantenido durante más de un siglo. El “Parque Escolar” se convirtió en el parque educativo de Toledo por excelencia. Luis de Hoyos, como concejal, ocuparía la presidencia de la Comisión de Paseos, Jardines y Arbolados del Ayuntamiento de Toledo desde el 1 de enero de 1904, y bajo su tutela se llevó a cabo una propuesta en la que se aunaban varias iniciativas complementarias: la celebración de una Fiesta del Árbol, la creación de un Campo Escolar de Juegos, la localización de una Demostración Agrícola y la constitución de un Vivero Municipal, como un servicio del departamento de Parques y Jardines.
El 24 de febrero de 1906 se celebró la anhelada Fiesta del Árbol, junto a las ruinas del C irco romano, dando lugar a lo que se conocería durante muchos años como Campo Escolar, y que hoy normalmente se cita como Parque Escolar. Al acto se le dotó de la máxima importancia. Se realizó una procesión cívica con las autoridades desde el Ayuntamiento hasta el lugar seleccionado. En la fiesta participaron los escolares de todos los centros de enseñanza de la ciudad, que cantaron el himno al árbol , compuesto para esa ocasión con música del maestro Flores y letra de Federico Lafuente, director de El Heraldo . Todavía hoy podemos admirar pinos piñoneros y carrascos procedentes de la plantación de aquel día.
Durante los once años de permanencia en Toledo publicó 28 títulos entre libros y artículos, además de incontables textos periodísticos en varias cabeceras de Toledo, Madrid y Santander. Sería durante esta época toledana en la que más se centraría en su labor agronómica, siendo uno de los más destacados agrónomos de la época. De hecho, en 1905 el entonces ministro de Agricultura, el conde de Romanones, le designa para acompañarle en su viaje a Andalucía para el estudio de la crisis agrícola de es a región.
Fue un dinamizador científico y social, pues no en balde formaba parte de casi todas las iniciativas ciudadanas impulsadas en aquellos momentos: fue cofundador de la Asociación Agrícola Toledana, socio fundador de la Asociación Arqueológica Toledana, c onsejero p rovincial de Agricultura, s ecretario de la Federación Agrícola de Castilla la Nueva, coorganizador de la Unión Republicana en Toledo, cofundador de la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria, vocal del Consejo Nacional de Educación, presidente de la Sección de Ciencias del Ateneo de Madrid, vocal de la Junta Constructora de la Ciudad Universitaria y un sinfín de cargos más.
Tras su marcha a Madrid en 1909 eliminaría de la primera fila sus divulgaciones e inquietudes agronómicas y se centraría más en Higiene y en Antropología. Entre 1911 y 1913 fue becado de nuevo para estudiar Fisiología e Higiene Escolar en Francia y Alemania, compaginándolo con la antropología, que nunca dejaría de tratar.
El antropólogo, geógrafo y agrónomo fue partícipe de proyectos tan variopintos como la exportación de alimentos a Londres, un banco agrícola en Reinosa, la creación de una biblioteca económi ca hispano-americana, la defensa de la autenticidad de las pinturas de Altamira, la preparación de la Exposición sobre Filipinas (1887), la Exposición Iberoamericana de 1892, la instalación del Museo Nacional de Antropología o la dirección de la Exposición del Traje Regional. Tras esta exposición muchas piezas fueron donadas al Estado, lo que daría lugar entre 1927 y 1934 al Museo del Traje Regional e Histórico, germen del futuro Museo del Pueblo Español, creado en 1934 y del que sería director. Entre medias seguía participando activamente en política, siendo elegido s enador por Santander en 1923.
En su trayectoria profesional formó parte de importantes instituciones como la Real Sociedad de Historia Natural, la Real Sociedad Geográfica, la Asociación Española para el Progreso de las Ciencias o la Real Academia de Ciencias Exactas.
Referencias
- Calvo Cirujano, J. M. 1999. Don Luis de Hoyos Sáinz en Toledo (1898-1909). En Biografía y semblanzas de profesores. Instituto “El Greco” de Toledo (1845- 1995) . Pp. 93-111. Toledo.
- García Gómez, E. 2014. La naturaleza en Toledo. Ciencias naturales en la ciudad . DB Comunicación. Toledo.
- García Gómez, E. 2018. Diez siglos de ciencia y científicos toledanos . Ed Covarrubias. Toledo.
- Ortiz García, C. 1987. Luis de Hoyos Sáinz y la antropología española . Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid.
- www.mcnbiografias.com
Foto: Museo del Traje