delgra-y-rivas
Mariano Delgrás y Rivas
Escamilla (Guadalajara).
1797 -
Madrid.
1855.
Médico.

Mariano Delgrás Rivas nació en 1797 en Escamilla, un pueblo al sur de la pro­vincia de Guadalajara en la comarca de la Baja Alcarria, y falleció en Madrid en 1855. Aunque no conocemos muchos datos de su vida personal, sabemos que estuvo casado y que tuvo, al menos, dos hijos. Su hija contrajo matrimonio con el también médico Serapio Escolar, que colaboró con él en alguno de sus proyectos asociativos y editoriales, y su hijo Leopoldo contrajo matrimonio con Carmen Escudero, con la que tuvieron un hijo, Virgilio Delgrás Escudero, que murió en Guadalajara el 18 de agosto de 1866 con tan solo dos años de edad. Su sobri­no Antonio Delgrás y Rezano, que quedó huérfano a corta edad, fue un destacado pedagogo y calígrafo que le dedicó en 1848 uno de sus primeros libros: Cali­grafía popular.

En 1818 comenzó sus estudios de Medicina en la Universidad de Alcalá de Henares pasando al Hospital General de Madrid para realizar sus prácticas. Al completar su formación, fue nombrado médico del Hospital de los Irlandeses, en la madrileña calle de Tabernillas y desde 1828 fue profesor en la Facultad de Medi­cina de Madrid. Perteneció a la Real Aca­demia de Medicina, que estuvo temporal­mente clausurada a partir de 1824 como consecuencia de la restauración absolu­tista y se reabrió en 1836 y la Real Aca­demia de Ciencias Exactas, Físicas y Na­turales, de la que fue uno de los primeros académicos después de su fundación por un Real Decreto el 25 de junio de 1847.

Por su reconocida competencia mé­dica, en distintas ocasiones prestó rele­vantes servicios al Estado. En 1835 fue elegido para formar parte de la Comisión que la Reina Gobernadora María Cristina de Borbón organizó para establecer las bases definitivas de la Escuela de Vete­rinaria y en los años de la Regencia del general Baldomero Espartero perteneció a la Junta Suprema de Sanidad.

En 1840 fue llamado al Palacio Real para dictaminar la conveniencia de que la reina Isabel II tomase baños de aguas medicinales para aliviar la enfermedad de la piel que la monarca padecía por entonces, siendo condecorado por sus atinados consejos con la cruz de comendador de la Orden de Isabel la Católica con fecha de 7 de marzo de 1842. Se­gún la profesora Isabel Burdiel, con esta solicitud para que se recomendase que la reina tomase las aguas termales bus­caba su madre, la regente María Cristina de Borbón, una excusa para poder acer­carse a Barcelona y tratar personalmente con el general Espartero la delicada si­tuación política del reino, una crisis que acabó con su salida del país y el cambio de Regencia.

El ejercicio de la medicina no le im­pidió implicarse en la vida social, como lo demuestra su nombramiento como vocal de la Comisión de Beneficencia de Madrid o su designación en 1854 como conservador del Museo de Ciencias Na­turales de la capital. Además, en 1835 pertenecía a la Milicia Nacional madrile­ña y dos años después le encontramos en la lista de socios del Ateneo Literario, Científico y Artístico de Madrid.

Promotor del asociacionismo sanitario

Pero, sobre todo, Mariano Delgrás destacó por su afán divulgador. Con los doctores Manuel Codorníu y Manuel Ortiz Traspeña fundó el Boletín de Medicina, cirugía y farmacia, que el 5 de junio de 1834 sacó su primer número, por lo que es considerado el promotor de la prime­ra revista sanitaria que se publicó en España, y de la que muy pronto quedo como único responsable. En 1853 el gru­po editor del Boletín se unió a la redac­ción de la Gaceta Médica para publicar El Siglo Médico, una de las revistas más importantes y longevas de la abundante prensa sanitaria de la España del siglo XIX. Su actividad en este campo de las publicaciones científicas en nuestro país fue fundamental y así le fue reconocida.

Al calor del citado Boletín se creó la “Biblioteca escogida de medicina y ciru­gía”, otra meritoria iniciativa de Mariano Delgrás Rivas que, para satisfacer las necesidades materiales del Boletín y de la Biblioteca, adquirió una imprenta, ins­talada en el número 15 de la calle Amor de Dios de Madrid, que con la razón so­cial de Imprenta del Boletín de Medicina, cirugía y farmacia editó algunos libros científicos de diversos autores.

Fue autor de numerosos artículos y monografías sobre diferentes materias sanitarias y, además, tradujo al caste­llano alguna afamada obra de autores extranjeros. De su producción escrita podemos reseñar su Memoria sobre el agua mineral de Solares en la provin­cia de Santander, editada en 1828, o su traducción, junto con Diego de Argumo­sa, de los Nuevos elementos de patolo­gía médico-quirúrgica de los doctores Louis-Charles Roche y L. J. Sanson, que se publicó en 1828 y que en 1836 ya ha­bía conocido tres ediciones.

También merece resaltarse su labor para organizar a los profesionales sa­nitarios y mejorar sus condiciones de vida y de trabajo. Fue fundador y primer vicepresidente de la Sociedad Médica General de Socorros Mutuos, una asocia­ción mutual nacida a raíz de la libertad de asociación profesional decretada en 1839, que tuvo al Boletín de Medicina, cirugía y farmacia como órgano oficial desde 1841; en 1852 publicó sus Estatu­tos que fueron impresos en su ya citado establecimiento tipográfico. Más ade­lante, presidió la Confederación Médica Española que, en el año 1848, agrupaba a 7.000 médicos, y al fallecer era pre­sidente de la sociedad La Emancipación Médica. Y a través de los Institutos de Medicina de Madrid y de Valencia, que le nombró como su delegado en el Instituto Médico General de España y sus Islas adyacentes, procuró reorganizar y dignificar el trabajo de los médicos rurales.

Fuertemente identificado con los valores del liberalismo progresista, y atendiendo a su fama y prestigio, se pre­sentó como candidato a las elecciones legislativas del verano de 1839 dentro de una candidatura progresista, obtenien­do un resultado digno pero insuficiente para ser elegido diputado a Cortes. El resultado de los cinco días de votación en los 18 colegios electorales de que se componía la provincia alcarreña fueron los siguientes: José Muñoz Maldonado, 1391 votos; Ambrosio Tomás Lillo, 1169; Joaquín Verdugo Lizáur, 1078; el general La Hera, 1075; Lucas García, 1078; Francisco Romo Gamboa, 770; Mariano Delgrás, 758; Manuel Hidalgo Calvo, 743; y aún hubo otros candidatos que cosecharon menor número de papeletas. En esa primera vuelta sólo ganó el escaño José Muñoz Maldonado.

Este fracaso electoral no se debía a que por su ausencia de la provincia se le pudiese acusar de ser un candidato cunero pues, aunque no residía en Guada­lajara, mantenía la relación con su tierra natal, como lo demuestra que en el mes de septiembre de 1840 fuese nombrado delegado de la provincia alcarreña en la Junta Suprema Central que devolvió el poder a los progresistas y llevó hasta la Regencia al general Baldomero Espartero.

En los comicios celebrados del 27 de febrero de 1843 formó candidatura progresista por el distrito alcarreño junto con Narciso Riaza y Vicente Peiró, una terna que contaba con el apoyo de la Diputa­ción Provincial. A pesar de ambas cir­cunstancias, cuando el 10 de marzo se reunió la Junta de escrutinio se comprobó que ninguno de los candidatos había ob­tenido mayoría absoluta; de los más de 5.000 electores censados sólo 3.319 ha­bían ejercido su derecho a sufragio y nin­guno de los candidatos obtuvo al menos la mitad de los votos emitidos, condición necesaria para ser proclamado diputado. La división de los progresistas, enfrentados por la política del Regente Espartero, al que algunos apoyaban y contra el que otros conspiraban activamente, explica este insuficiente resultado electoral. En la segunda vuelta el número de votos se incrementó hasta los 3.957 y, en esta ocasión, Delgrás obtuvo la confianza de 2.237 ciudadanos, lo que le permitió ocu­par su escaño en Cortes el 26 de abril.

Decidido a participar en la vida parlamentaria, se integró en la Sección Se­gunda del Congreso de los Diputados y dio un único discurso de contestación al de la Corona. Sin embargo, el 20 de mayo de 1843 el general Espartero disolvió las Cortes y puso fin a la legislatura, de tal manera que Mariano Delgrás Rivas sólo fue diputado durante un mes No volvió a participar en la vida parlamentaria.

La Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha se enorgullece de presentar el Diccionario Biográfico de CLM, una iniciativa destinada a honrar y difundir la vida y obra de figuras destacadas de nuestra región en diversos ámbitos.

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