Hijo único de Eduardo Matos Cuesta y Águeda Barrio García. Nace en Madrid, el 30 de septiembre de 1904. En 1908, por motivos profesionales de su padre, se traslada a Barcelona. Termina sus estudios y entra como aprendiz del fotógrafo Rafael Areñas, en la calle Diputación y más tarde en el Hotel Ritz. De Areñas heredó sus conocimientos fotográficos, interesándose igualmente por el periodismo y las humanidades. Realiza el servicio militar en el Castillo de Montjuic, como alférez de complemento, entre los años 1925 a 1926. Por una disputa de honor, le dañaron el ojo derecho y lo perdió, situación que no le impidió dedicarse después al periodismo y la fotografía.
En 1929, el Ayuntamiento de Barcelona le encarga la redacción e ilustración fotográfica de la Guía Oficial de la Exposición Internacional. En ese año es contratado como redactor del diario Las Noticias. Contactó con el mundo intelectual de aquella Barcelona de los años veinte y treinta, entre ellos: Ortega y Gasset, Unamuno, Menéndez Pidal, Machado. También mantuvo amistad con artistas como Canals, Carlos Vázquez, Vicente Navarro, Vila Puig, Jaume Mercadé, Rusiñol y con los cantantes Marcos Redondo y Raquel Meller y el violonchelista Pau Casals. Contemporáneo de los fotógrafos Antoni Campanya Bandranas, Claudi Carbonell, Pere Catalá Pic (compañero de formación en el estudio de Rafael Areñas y enorme documentalista de la Guerra Civil), Alejandro Merletti Quaglia, Agustí Centelles, Josep Masana y José Ortiz-Echagüe.
En septiembre de 1934 entrevista al Cardenal Pacelli a su paso por Barcelona, como periodista en activo. También en sus crónicas aparecen Cambó, Prat de la Riba, Maciá, Durán y Ventosa, el general Primo de Rivera, Companys, Calvo Sotelo, Lerroux, Gil Robles y Azaña. Presenció como enviado especial las ejecuciones de los militares revolucionarios capitán Galán y teniente García Hernández, efectuadas el 15 de diciembre de 1930. En Barcelona vivió el 6 de octubre de 1934 la proclamación del Estat Catalá de la II República Federal Española por Lluís Companys.
El estallido de la guerra civil altera la biografía de Matos. Llega a Ciudad Real el 19 de octubre de 1936. Con fecha 12 de mayo de 1936 tenía ya su tarjeta credencial como corresponsal de Las Noticias en la zona de La Mancha y Andalucía, y en calidad de tal envió algunas crónicas durante el conflicto bélico. Después de permanecer en Ciudad Real capital desde su llegada hasta 1941, su presencia se consolida con su matrimonio con Sacramento López Arroyo, el mismo año de 1941. Entre 1941 y 1946 entra a trabajar con la compañía de Seguros Mare Nostrum, produciéndose su traslado a Valencia, donde permanece entre abril de 1946 y el 31 de diciembre de 1950. Años en que amplía la cobertura de su trabajo asegurador, con sus delegaciones de Badajoz y Málaga.
En 1951, recién abandonada la citada Compañía de Seguros, abre su conocido estudio de la Avenida de los Mártires 12, actual calle Alarcos. En 1981 abandonó este domicilio, trasladándose a la calle Caballeros 6, hasta su cierre definitivo en 1990. Matos se integra en la vida de la capital y de La Mancha, siendo amigo del obispo Monseñor Hervás y Benet, de Carlos Calatayud Gil, Rodrigo Fernández, Ernesto Junquera, Ángel Rodríguez Niveiro, José María Martínez Val, Carlos López Bustos, y del poeta Ángel Crespo. Además de los encargos privados, realiza trabajos especiales para varias universidades norteamericanas en forma de reportajes sobre Ciudad Real, El Quijote, el teatro en La Mancha.
Fue colaborador fotográfico de Mundo Manchego, Lanza y el Boletín de Información Municipal del Ayuntamiento de Ciudad Real. Fotógrafo oficial del Obispado y de la Catedral; trabajando igualmente para la Diputación de Ciudad Real, el Colegio de Médicos y el Instituto Nacional de Colonización, donde rinde un excelente trabajo que sería tenido en cuenta, tanto en las Memorias anuales del Instituto, como en el texto de 2014 El Instituto Nacional de Colonización en Ciudad Real. Análisis y documentos, de José Rivero y Diego Peris. Esta circunstancia de proximidad a las realizaciones del INC, le llevaron a fotografiar diferentes cacerías del jefe del Estado, Francisco Franco, sostenidas en fincas gestionadas por el INC, como fuera la Encomienda de Mudela.
En 1985 fue el único reportero autorizado en fotografiar la misa del Corpus Christi en Ciudad Real a la que asistió Juan de Borbón y hasta le propusieron ser el “fotógrafo exclusivo” del templo, cosa a la que renunció porque consideraba que “no era ético” para la competencia. Entre fotografías de Acción Católica y muchos seminaristas, aparece una original de la última corporación del franquismo en Ciudad Real, capitaneada por el último gobernador civil, Andrés Villalobos Beltrán, que aparece junto a Emilio Arjona o Eloy Sancho, cuenta Luis Morales en Lanza (2 febrero 2020), quien se ha convertido en “depositario y salvador de mi archivo con un agradecido abrazo”, como cuenta el documento de traspaso de la propiedad física e intelectual del archivo, suscrito por Eduardo Matos, Luis Morales y Emiliano Moya como testigo. Como todo buen tesoro, el archivo además encierra un misterio. Cuenta Luis Morales que un día un amigo suyo le advirtió que alguien, de forma paralela, “se estaba llevando cosas de la casa de Eduardo Matos”. Entonces no supo quién, pero qué sorpresa tuvo cuando a los meses de su muerte hubo una exposición y un libro donde aparecieron, entre otras, las fotografías de la popular cacería del dictador Francisco Franco en la finca de la Encomienda de Mudela. Retratos, gente, manifestaciones populares. La fotografía social domina en los negativos de Eduardo Matos, donde destacan las instantáneas de las aguadoras, los chicos con tirachinas o el limpiabotas. Sin embargo, a la posteridad han pasado aquellas que tomó el 18 de octubre de 1959 en la Encomienda de Mudela.
Francisco Franco Arias-Salgado, primo hermano del caudillo, cuenta en un libro autobiográfico que aquel día el gobernador civil de Ciudad Real, José Utrera Molina, puso a tiro 4.601 aves para el dictador, que protagonizó “la mayor matanza de perdices de la historia de España”. Eduardo Matos fue el encargado de inmortalizar el dantesco escenario: Franco y toda su corte, incluida su mujer, posaron en medio de un tremendo rectángulo formado por las perdices muertas emparejadas de dos en dos. Los negativos que permanecieron en el Ministerio de Información hasta 1983 como “secreto de Estado” forman parte hoy de la colección que posee Luis Morales. De ello, también dio cuenta Andrés Trapiello, en su trabajo Retrato de familia (El País Semanal, 15 febrero 2015), contando las vicisitudes del hallazgo en el Rastro de un álbum con la colección de fotos de la cacería referida de 1959. También ha sobrevivido al paso del tiempo ‘Quijotes modernos’, un reportaje de la Guardia Civil en los molinos de Campo de Criptana allá por los años 60, donde los agentes posan a caballo y protagonizan alguna escena curiosa y que compusieron la portada del libro de 1998. En una de las fotografías, un guardia civil enseña de rodillas a un niño a hacer la señal de la cruz. Otra serie es la del convento de San José de Malagón, con monjas de clausura, que aparece “vacío”.
Miembro directivo de la Asociación Nacional de Fotógrafos Profesionales y presidente de ‘Europhot’, con sede en Viena (Austria). El 14 de agosto de 1995 fue nombrado Ciudadano Ejemplar de Ciudad Real 1995. Fallece el 19 de noviembre del mismo año en Ciudad Real. En 1997, José Antonio Casado publica el texto Matos, el periodista grafico al que solo le falta un pedestal (Lanza, 14 marzo). Pedestal que le acabaría llegando, en 2005, por obra del escultor López Arza, asentándose en el Parque de El Pilar. Con posterioridad y a modo de homenaje póstumo, se publica el trabajo coordinado por José López de la Franca y José González Ortiz (1998), Fotografía en Ciudad Real. Eduardo Matos (1904-1995), que centra la polémica sostenida por Luis Morales citada antes. Trabajo que cuenta con las colaboraciones de José González Lara, José Luís Loarce, Cecilio López Pastor, Antonio Lizcano, José María Martínez Val, Gianna Prodan, José Rivero e Isidro Sánchez.