Son conocidas figuras históricas femeninas que abren caminos a las mujeres. Podemos recordar a Victoria Kent Siano, una de las primeras diputadas españolas y primera directora general de Instituciones Penitenciarias de la Segunda República; Clara Campoamor Rodríguez, también diputada en las Constituyentes de 1931 y una de las principales impulsoras del sufragio femenino en España; o Julia Álvarez Resano, elegida diputada en febrero de 1936 y primera gobernadora civil, precisamente de la provincia de Ciudad Real, desde julio de 1937 a febrero de 1938.
El abogado y doctor en derecho José Santiago Yanes Pérez estudia las biografías de las mujeres citadas, y de otras muchas, como autor de una serie de trabajos sobre el acceso de la mujer a la abogacía y a los cuerpos del Notariado y Registradores de la Propiedad. En 2015 defiende su tesis doctoral en la Facultad de Derecho, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, titulada Estudio histórico-jurídico del acceso de la mujer a la abogacía en España.
Yanes indica que la primera mujer en incorporarse a un colegio de abogados es Ascensión Chirivella Marín, concretamente al de Valencia en 1922. Siguen María Victoria Kent Siano (Colegio de Abogados de Madrid, 1925), María Lacunza Ezcurra (Colegios de Abogados de Pamplona y San Sebastián, 1927) o María Soteras Mauri (Colegio de Abogados de Barcelona, 1927). Además, se considera a María Luisa Algarra Coma primera jueza española y a Elvira Fernández-Almoguera primera mujer que ocupa un cargo en el Ministerio fiscal.
Con relación a otros países es tarde, pero la incorporación de la mujer se produce por fin. En un reportaje de Josefina Carabias en Estampa (9.4.1932) se pone de manifiesto el retraso español en este sentido. En Francia, por ejemplo, ya son entonces muchísimas las mujeres que estudian derecho y sólo en París ejercen la abogacía doscientas veintinueve mujeres. Sin embargo, en el Colegio de Abogados de Madrid, por las mismas fechas, sólo figuraban inscritas cinco mujeres, entre ellas Clara Campoamor y Victoria Kent.
Pero interesa Elvira Fernández-Almoguera y Casas, nacida en Herencia (1907) y fallecida en Albacete (1938), con 30 años de edad, como consecuencia de una grave afección cardíaca. Su padre es un propietario herenciano y su madre natural de Villarrobledo. El perfil biográfico de la pionera manchega ha sido muy bien elaborado y documentado por Ángel Martín-Fontecha Guijarro, que participa también en el homenaje que el Ayuntamiento de Herencia organiza el 16 de enero de 2019, cuando se da su nombre a la nueva sede del Juzgado de Paz de Herencia.
Elvira estudia en el Instituto de Albacete durante los primeros años veinte y obtiene muy buenas notas. Entre 1924 y 1928, tras matricularse en la Facultad de Ciencias, estudios que no termina, cursa Derecho en Murcia y Madrid, donde vive en la Residencia de Señoritas, que dirige María de Maeztu y Whitney (Vitoria, 1881 – Mar del Plata, 1948).
En 1929, ante la Sala de Gobierno de la Audiencia de Albacete jura su cargo, junto al abogado Federico Román Pérez, y después obsequian a sus amistades (El Diario de Albacete, 9.4.1929). Es, por tanto, la primera mujer en ingresar en el Colegio de Abogados de Albacete y de la importancia de su incorporación puede dar idea el hecho de que la segunda mujer no llega al citado Colegio hasta el 26 de enero de 1970, como recuerda Yanes, “en la persona de María del Rosario Juncos Sáez”. Es decir, más de cuarenta años después, pero ya sabemos como las gastaba la dictadura con las mujeres, incluso en la propia legislación.
Unas meses más tarde, nuestra protagonista ofrece a los habitantes de la ciudad su despacho de abogado en el Gran Hotel, ubicado en la Plaza del Altozano (Defensor de Albacete, 30.7.1929) y ejerce la abogacía con regularidad, como puede observarse en la prensa de la época. En 1934 es una de las pocas mujeres admitidas para tomar parte en las oposiciones a oficiales comerciales del Cuerpo Especial Técnico de Secretarios y Oficiales Comerciales. Y durante 1935 y 1936 es designada por el Comité Nacional del partido Unión Republicana para intervenir en diversos actos en defensa de la democracia y pronuncia conferencias como la de Elche, en noviembre de 1935, con el título “La mujer en la República” (Heraldo de Madrid, 22.11.1935).
En la campaña de las elecciones generales de 1936 interviene en actos electorales del Frente Popular, como el de Hellín del 26 de enero, en el que participan también Antonio Hurtado, Gómez Tobarra, Enrique Navarro y el candidato socialista José Prat. O el de Tarazona de La Mancha, de 8 de febrero, junto a Gines Pizazo Calbonell (IR), Antonio Hurtado (PSOE) y Esteban Martínez Hervas, exdiputado y candidato socialista.
En mayo de 1936, como representante del gobernador civil, puede solucionar el conflicto obrero en Agramón, Minas e Isso, tras negociar con los huelguistas. Podemos imaginar lo que en ese momento supone ver a una mujer buscando la resolución de problemas sociales. Como verla presidir el Comité pro Víctimas de Yeste y Bonete –diecisiete campesinos muertos por disparos de la Guardia Civil y una gran cantidad de heridos–, acompañada del catedrático socialista Juan Bautista Lorca como vicepresidente y del periodista Mario Ferreira Castro como secretario.
En mayo de 1936, tras el acuerdo de la Diputación de cese de las Hermanas de la Caridad en la Casa de Maternidad o Casa Cuna, es nombrada directora interina de la misma, primera dirección no religiosa del establecimiento, cargo del que dimite en agosto de dicho año. Por otra parte, el 22 de agosto la Junta General del Colegio de Abogados de Albacete designa Junta de Gobierno, con Eleazar Huerta Valcárcel como decano y Elvira Fernández-Almoguera como diputado 4º, según terminología de la época. Es, por tanto, la primera mujer en dicho órgano de gobierno. También preside el Comité provincial de Albacete del Socorro Rojo Internacional.
En 1937 es nombrada “abogado fiscal interino”, para desempeñar el cargo de abogado fiscal del Tribunal Popular de Granada, con residencia en Baza (Gaceta de la República, 5.5.1937) y unos meses después, a propuesta de la Fiscalía General de la República, y en atención a las conveniencias del servicio, el Ministerio de Justicia resuelve que Elvira Fernández-Almoguera, abogado fiscal de entrada, interino, pase a ocupar una plaza de abogado fiscal de la Audiencia de Albacete, vacante por traslado a Barcelona de Juan García Gómez (Gaceta de la República, 19.1.1938).
El 15 de agosto, el diario Defensor de Albacete publica la noticia de su muerte tras una breve enfermedad e indica que su actuación en el campo republicano es muy destacada, “antes y después de la sublevación facciosa”. Su desaparición produce una muy penosa impresión en las organizaciones antifascistas, se escribe, pues es considerada en ellas un valor positivo por su gran capacidad y por su entusiasmo republicano.
Unos meses después de terminada la guerra el juez instructor de Responsabilidades Políticas de la provincia de Albacete incoa expediente a la abogada fallecida (Boletín Oficial de Albacete, 26.8.1940), tal era la voraz represión imperante en el fascismo triunfante.