Emiliano Ramírez Ángel nació en Toledo el 20 de julio de 1883. Desde niño jugaba a hacer periódicos y redactar cuentos, comenzando a publicar en revistas madrileñas y toledanas como La Idea o La Campana Gorda, en los primeros años del siglo XX.
En el año 1906 dio el gran salto a la popularidad al conseguir una mención en un concurso literario convocado por La Novela Ilustrada, al que concurrió con su obra La Tirana.
Al certamen se presentaron 108 textos, siendo su ganador Mauricio López-Roberts con Doña Martirio, obra de contenido toledano. El jurado, entre quienes se encontraban José Ortega Munilla, Mariano de Cavia, Francos Rodríguez y Vicente Blasco Ibáñez, recomendando que se editase, también, el trabajo presentado por Ramírez Ángel, escrito en 1903.
Este premio abrió a Emiliano las puertas del salón literario que en su domicilio madrileño animaba Carmen de Burgos, Colombine, quien por entonces era profesora de la Escuela de Maestras de Toledo. Uno de los asiduos a esta tertulia, Rafael Cansinos Assens, retrató a Ramírez Ángel como “un muchachito moreno, cetrino, pequeñito con un bigotillo negro y un aire modesto de hortera”, añadiéndole los calificativos de serio, honrado y galdosiano.
En la primera década del siglo XX un nuevo fenómeno agitó el panorama cultural español: las revistas literarias. Entre ellas destacaron Vida Galante, El Cuento Semanal, Los Contemporáneos, La Novela Ilustrada y La Novela Corta, de las que Ramírez Ángel fue asiduo colaborador. En ellas encontraron acomodo jóvenes creadores, que pronto tuvieron un destacado reconocimiento popular gracias a su apuesta por el modernismo, el naturalismo y una revisión del romanticismo, que en vez de trufar sus pasiones con los sentimientos decimonónicos se orientaron hacia la cotidianeidad de las clases medias urbanas. En sus páginas también encontraron hueco relatos de contenido erótico o sicalíptico, que era como se definía en aquellos años este género literario. Los textos publicados por Emiliano en estas revistas mezclan lo mundano, lo galante y la crónica social.
Dentro de esta estela literaria, en noviembre de 1908 iniciaba su edición la revista Prometeo, alentada por la familia Gómez de la Serna, que pronto fue reducto preferido para los seguidores de las vanguardias literarias. Desde el primer número, Ramírez Ángel se convirtió en colaborador habitual.
Coincidiendo con la aventura de Prometeo, publicó dos obras fundamentales en su primera etapa literaria: Madrid sentimental (1908) y Cabalgata de horas (1909).
En enero de 1912, con veintiocho años de edad, Ramírez Ángel marchó a París para trabajar como redactor literario en la editorial Hispano-Americana. Durante su estancia allí, publicó biografías de Beethoven y Haendel, dentro de la colección “Los grandes músicos” de la editorial en que trabajaba, y también mandó crónicas a la revista ilustrada La Esfera, en las que describía, con admiración, las maravillas de la vida parisina comparándola con la madrileña.
De regreso en Madrid, en 1915, Ramírez Ángel publicó un nuevo libro de carácter biográfico dedicado a la figura del poeta José Zorrilla. La colaboración de Ramírez Ángel con Prometeo le llevó a la tertulia que Ramón Gómez de la Serna mantenía en el Café de Pombo, y que era la más famosa de cuantas reuniones literarias se celebraban en el Madrid de aquellos años.
Desde la publicación de sus primeras obras, la crítica acogió a Ramírez Ángel como un escritor madrileñista, considerándole heredero de maestros tan destacados como Mesonero Romanos o el propio Larra. En esa línea costumbrista se encuentran La vida de siempre (1909) o Bombilla-Sol-Ventas (1915).
Ramírez Ángel siempre se mostró cercano a la cultura musical y en 1917 participó en la puesta en marcha de la revista Música, de la que fue responsable de su sección literaria Uno de los grandes éxitos de la misma fue la publicación de la partitura de la “Danza del Fuego Fatuo” del Amor Brujo de Manuel de Falla.
El escritor toledano fue uno de los amigos que rodearon a Pérez Galdós en sus últimos años, enfermo, casi ciego y acogido en casa de su sobrino Hurtado de Mendoza. En 1918, junto a los hermanos Álvarez Quintero, José Francés, Andrés González Blanco y Victorio Macho promovió la construcción, por suscripción popular, un monumento a don Benito en el Parque del Retiro. La presentación del monumento tuvo lugar el domingo 19 de enero de 1919.
Unos meses después, Ramírez Ángel marchó a Venezuela con la finalidad de poner en marcha en Caracas la editorial Victoria, fundada junto al jurista Gustavo Manrique Pacanins.
A su regreso de Venezuela, en 1923, Ramírez Ángel consiguió que su novela La Romántica aventura fuese galardonada con el premio “Arga” de la Biblioteca Patria. Esta distinción fue la antesala de su gran éxito periodístico: en marzo de 1924, el diario ABC le concedía el premio “Mariano de Cavia” por su artículo El balcón de los pájaros, publicado en las páginas de Blanco y Negro, con una ilustración de Santiago Regidor. Conocida esta distinción, el Ayuntamiento de Toledo le nombró Hijo Predilecto de la Ciudad.
Tras la consecución del premio, Ramírez Ángel comenzó a colaborar con Unión Radio, la principal emisora madrileña, antecedente de Radio Madrid y la actual Cadena SER, con un ciclo de conferencias literarias.
Al año siguiente, en el teatro de La Latina, Ramírez Ángel estrenó la comedia Nuestras Hermanas, que unas semanas antes se había representado en Barcelona. El texto era una adaptación de su novela Después de la siega, realizada en colaboración con su cuñado el poeta Ángel Lázaro.
En junio de 1927, la Real Academia Española concedió a Ramírez Ángel el premio “Chirel”, instituido por el barón del Castillo de Chirel, por una colección de artículos de costumbres. Desde unos meses antes dirigía la editorial Agencia Mundial de Librería, donde se publicaron un buen número de obras de Ramón Gómez de la Serna.
Afectado durante tiempo de una úlcera de estómago, sus dolencias se agravaron en la primavera de 1928, falleciendo el 31 de octubre de ese año en el sanatorio “Santa Alicia” de Madrid, días después de haber sido sometido a una intervención quirúrgica.
El diario ABC dio cuenta del fallecimiento dedicándole varias páginas glosando su figura, su obra y relatar los pormenores del entierro. Cumpliendo una de sus últimas voluntades, dentro de la caja y entre crisantemos, sus familiares, colocaron ejemplares de sus obras La Flor de los años, Beethoven, Vuelos de golondrinas y Ojos abiertos. Entre quienes portaron su féretro destacaban José Francés, Victorio Macho, Juan Ignacio Luca de Tena, su cuñado Ángel Lázaro y su hermano Máximo. Resaltaba el periódico que muchas damas desfilaron por la capilla ardiente “haciendo la ofrenda de unas flores a su escritor predilecto, que tantas veces supo reflejar con su pluma la vida de la mujer española”.
En Toledo se celebró una misa por su alma en la Catedral Primada. Por su parte, el Ayuntamiento no sólo acordó testimoniar a su familia sentido pésame, sino que además organizó otra misa en la capilla de las Casas Consistoriales. En la esquela difundida para invitar a las autoridades y vecinos de esta celebración religiosa, se definía a Ramírez Ángel como “ilustre literato y poeta, cantor insigne de la paz del espíritu y la paz del hogar”. La víspera de este funeral se celebró en Madrid otro homenaje a su memoria. Fue organizado por la asociación “Los Amigos del Niño”, teniendo lugar en el salón de la Real Sociedad Económica, exhibiéndose en el estrado un busto de Ramírez Ángel realizado por Victorio Macho, que actualmente se encuentra en el museo dedicado al escultor palentino en su casa-taller toledana de Roca Tarpeya.
Bibliografía
- Enrique SÁNCHEZ LUBIÁN, Ramírez Ángel, un toledano en la tertulia de Pombo. Revista ARCHIVO SECRETO, nº 6, Ayuntamiento de Toledo, 2015.
- Rafael CANSINOS ASSENS, La novela de un literato. Alianza Editorial, 2005.
- Emiliano RAMÍREZ ÁNGEL, El dulce Madrid de Ramírez Ángel. Antología. Artes Gráficas Municipales de Madrid, 1951.