Emilio Solana Morcillo nació en 1955, en Munera, y desde niño dio muestras de sus dotes para el dibujo y de una gran habilidad para recortar directamente en papel siluetas de animales con gran precisión, llegando a intervenir con tal motivo en un programa de Televisión Española. En su época de estudiante destacaba en la materia de Dibujo. “Emilio ha sido el mejor alumno que he tenido”, escribió de él su profesor Juan Miguel Rodríguez Cuesta. Quiso ingresar en la Escuela de Bellas Artes de Valencia, pero tras un primer intento, diversas circunstancias como el servicio militar o el trabajo le hicieron desistir. No obstante, mantuvo intacta su afición y su actividad artísticas apoyadas en una formación autodidacta.
En los años ochenta impartió clases de pintura en la Universidad Popular de Munera. También participó en el Taller de Artes Plásticas de Albacete. En 1997 tuvo lugar con gran éxito una exposición individual de su obra en el Ateneo de Albacete. A partir de ahí su trayectoria artística se abre a nuevos horizontes. La escultura, que siempre le había atraído y con la que ya había coqueteado, pasó a ocupar un lugar preferente en la actividad artística de Solana y comenzó a diseñar y modelar esculturas y murales empleando como materiales el hierro, el cemento y el hormigón.
La temática de la obra de Emilio Solana, en la que siempre han estado presentes sus grandes aficiones, ha girado fundamentalmente alrededor de la naturaleza (muy especialmente del mundo animal), del arte taurino, de los motivos cervantinos, la mitología y las escenas costumbristas.
Emilio dejó un variado legado artístico en su pueblo natal que los munereños y los visitantes pueden disfrutar a diario. Cabe citar las esculturas de Quijote y Sancho realizadas en forja y que encontramos en varios puntos de Munera, o el relieve de las Bodas de Camacho situado junto al puente que sortea el cauce del río Córcoles. En el tema taurino, además de su obra pictórica destaca el mural en relieve llamado “La Vacá”, de 35 metros de largo, próximo a la plaza de toros, que representa la antigua forma de trasladar los toros de lidia, a pie, desde las ganaderías hasta nuestra plaza de toros. Algunos motivos taurinos de Emilio figuran en el cartel y en las entradas que se utilizaron en el festival taurino que la Asociación Cultural Taurina José María Arenas organizó en homenaje al artista un año después de su fallecimiento.
Los últimos diez años de su vida pudo dedicarse a trabajar en lo que había sido su pasión toda su vida. Realizó grandes murales y esculturas por encargo tanto a particulares como a Ayuntamientos. Su trabajo ha trascendido más allá del ámbito local, pudiéndose encontrar obras suyas en lugares como Sevilla, La Roda, El Bonillo, Villarrobledo, Ossa de Montiel o Albacete.
Emilio falleció el 24 de mayo de 2007 víctima de una cruel enfermedad.
En la feria de Munera del año 2017, con motivo del décimo aniversario de su fallecimiento, se celebró una exposición-homenaje en la Casa de Cultura que supuso un recorrido por todas las etapas de su vida artística y profesional.
El Ayuntamiento de Munera le dedicó una plaza, que lleva su nombre, en la que se encuentran dos de sus obras más conocidas: la escultura de “las mulas”, monumento homenaje a los agricultores y las esculturas de Quijote y Sancho, a los pies de la Molineta y emblema de Munera.