Enrique García Solana nació en Murcia el 15 de junio de 1919. Sus padres eran de Munera (Albacete), pero en el momento de su nacimiento se encontraban en esa ciudad por la profesión del padre (topógrafo). En 1936 se trasladaron a Munera, donde vivió prácticamente toda su vida.
Su infancia estuvo marcada por unas cataratas congénitas que le privaron de tener una vista plena hasta que ya mayor pudo ser operado. Pero esta circunstancia no lo condicionó en absoluto, pues se le recuerda siendo muy travieso durante la infancia y tampoco le desanimó a estudiar. Hizo el bachiller en Madrid apoyándose en un primo suyo que era profesor universitario y siendo consciente de sus limitaciones para dedicarse a la medicina, optó por especializarse en periodismo.
Como periodista, pronto consiguió colaboraciones y secciones fijas, tanto en la prensa, como La Voz de Albacete (después convertida en La Tribuna), como en la agencia EFE, trabajando como corresponsal de zona. Más adelante también hizo crónicas para la radio desde su teléfono fijo, uno de los primeros aparatos que se pusieron en Munera.
En lo personal, su vida trascurre de la mano de una joven maestra, natural de Almansa, que llegó a Munera como interina: Dª Amparo Gavidia Murcia y que fue siempre su principal apoyo.
Los que lo conocieron destacan su personalidad y su inquietud constante por conocer temas nuevos y aprender.
En 1945, nace Ecos, el periódico munerense originado como hoja parroquial y promovido desde el grupo de Juventud Masculina de Acción Católica. Enrique García Solana fue uno de sus precursores y lo coordinó durante los 12 años que duró la primera etapa de esta publicación.
Enrique tenía tiempo para todo, para formarse a través de cursos a distancia, para atender algunas de sus aficiones como la Heráldica (llegó a estudiar el escudo de Munera), para la fotografía, contando con un pequeño laboratorio en su casa y siendo recordado por muchos con una pequeña cámara fotográfica siempre en las manos. Pero, sin lugar a dudas, lo que más le gustaba era escribir.
- José Luis Castejón, gran amigo y copromotor de algunas de las iniciativas llevadas a cabo por Enrique decía de Enrique García Solana: “Lo curioso y a la vez grande, es que Enrique no era poeta y nunca escribió en verso, pero Dios lo convirtió en un caballero protector de los poetas”. Y no le falta razón a D. José Luis, porque no solo promovió la cultura difundiendo lo literario, sino que además trabajó la convivencia y la colaboración con poetas y artistas de otros pueblos cercanos. Destacan los lazos que se estrecharon con Barrax de la mano de Eugenio Fernández Cuenca, Francisco Jiménez Carretero o Francisco González Bermúdez, entre otros. Su compromiso con otros municipios le llevó a escribir en 1978 Biografía del Noroeste de la Provincia de Albacete donde analizaba desde el punto de vista histórico todos los pueblos de los alrededores de Munera.
Convivió también en el plano con otros munereños ilustres como el poeta Antonio Rosillo Játiva (AROJA). Precisamente al fallecimiento de este y en colaboración con D. José Luis Castejón se instaura en 1969 el primer PÓRTICO LITERARIO, lugar de reunión de oradores, prosistas y poetas, que tiene lugar cada año con la inauguración de la Feria y Fiestas de Munera y por el que han pasado grandes figuras del panorama literario a nivel nacional.
Enrique García Solana destacó en muchos ámbitos, pero si hay que resaltar uno, es el cervantista. Publicó varios trabajos relacionados con el Quijote, entre ellos, Munera y el Quijote traducido en 16 idiomas o La cocina en el Quijote (1984). “Cada tarde cuando salía del colegio nos poníamos los dos a leer en voz alta el Quijote, recuerda su mujer, y analizábamos todas las referencias a comida que ahí en la novela de Cervantes para el libro”, una ardua labor que les llevó varios meses de trabajo y que concluyó en dicho libro, uno de los más destacados de Enrique García Solana. Su conocimiento sobre la obra más relevante de nuestra literatura le hizo convertirse en uno de los grandes expertos en la materia, siendo reconocido por sus estudios, en los que siempre hizo una defensa incansable de la relación de Munera con El Quijote y con Cervantes. Sin sus estudios y sus informaciones, hoy Munera no tendría el potencial turístico con el que cuenta y a pesar del eterno debate sobre la ubicación de las Bodas de Camacho, su recopilación de evidencias, contrastadas años después, hace que la posición de este municipio sea una de las más documentadas y avaladas.
Su trabajo investigador y su afán por promover la cultura le llevó en 1975 a construir junto a su familia, en homenaje a ese célebre capítulo del Quijote, el Molino de la Bella Quiteria. Un espacio que desde sus orígenes ha congregado a lo mejor de la literatura y el arte manchego, pues, además de museo etnológico, ha albergado exposiciones y ha sido espacio para la tertulia literaria. Al año siguiente, en 1976, Enrique y Amparo fundarán otro elemento, que con el pasar de los años se ha convertido en otro “embajador de Munera”: el Concurso literario Molino de la Bella Quiteria. Uno de los certámenes más longevos de la región y que ha llevado la fama y la relación de Munera con Cervantes a todos los rincones de nuestra amplia geografía.
Fruto de sus investigaciones, en 1973 se publica Munera por Dentro, toda una referencia en las investigaciones arqueológicas, etnológicas, históricas y culturales de Munera, que supuso un antes y un después en la difusión de su patrimonio local.
En 1982, Enrique García Solana fue nombrado cronista oficial de la Villa de Munera, diploma entregado durante el Pórtico Literario y que ponía de manifiesto el agradecimiento de nuestra villa a su incansable labor.
Decía el periódico El País en su edición impresa el jueves 26 de abril de 1979 (a la vez que anunciaba que habría vuelos regulares entre España y Japón un año después) una breve reseña sobre Enrique García Solana:
“Periodista que ha desempeñado durante veintidós años la corresponsalía de la agencia Efe en Munera (Albacete). García Solana es ciego. A lo largo de su actividad informativa ha enviado 8.000 informaciones a su agencia. En 1963 obtuvo el premio de literatura que otorga la Diputación Provincial de Albacete por “Nochevieja en Torrenueva” uno de sus libros publicados. Enrique García Solana está casado. Su esposa, que es maestra, le ayuda en el trabajo informativo”.
Qué gran resumen de la trayectoria de este gran cervantista fallecido en Munera, en el año 1983, a los 64 años.
Obras:
- “Yacimientos arqueológicos de Munera (Albacete) y sus aledaños”, separata de Saitibi (1966).
- Munera por dentro (1973).
- “Munera y el Quijote” separata del libro Munera por dentro (1974).
- Biografía del Noroeste de la provincia de Albacete (1978).
- La Virgen de la Fuente Patrona de Munera (1982).
- Biografía e historia del Beato D. Bartolomé, el mártir de Munera (1982).
- Los diez mejores pasajes del Quijote, según un albacetense (1982).
- La cocina en el Quijote (1984).