Enrique Monsalve nace en Viso del Marqués, Ciudad Real, en 1928. Su infancia y adolescencia discurren entre Viso, Valdepeñas y Tomelloso, ciudades en las que luego formaría parte de los grupos de literatos y poetas, participando en las revistas locales con artículos y poemas, apuntando ya sus inclinaciones.
Tras obtener el título de practicante (hoy ATS) en Madrid, consigue por oposición una plaza de Asistencia Pública domiciliaria y puede ejercer durante algunos años en su tierra natal antes de marchar a Madrid para ingresar en la Escuela Oficial de Periodismo y dedicarse a lo que realmente le entusiasma. Son años duros. A pesar de las becas que obtiene, la penuria económica persiste, y para poder salir adelante tiene que compatibilizar sus estudios con distintos trabajos, entre ellos en el Sanatorio Psiquiátrico de Carabanchel y como meritorio y becario en el diario Ya (una de las cabeceras más importantes de la prensa española de la época, propiedad de la Editorial Católica -EDICA- vinculada a la Asociación Católica de Propagandistas -ACdP-). Estudios, trabajos y lecturas que no le permiten dormir más de cuatro horas al día.
En 1959, en la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores de Madrid, se casa con María Teresa Tresaco, quien sería su compañera hasta el final de sus días. Como dicen las crónicas de la época “La desposada, que lucía traje de faya natural y tocado de tul ilusión, entró en el templo del brazo de su padrino don Gerardo Almodóvar Ginés, tío del novio. Este ofrecía el suyo a su madrina de boda y futura madre política, doña María Pilar Liarte” (Liceo, Barcelona, abril de 1959).
De firme voluntad y sólidos principios Enrique logra finalmente entrar en la plantilla del Ya, sin contar con enchufes ni conexiones personales. En la redacción pasa por prácticamente todas las secciones, incluido el cierre.
Compagina su actividad periodística con la dirección del semanario Redención, que se distribuía en los establecimientos penitenciarios, y con la dirección técnica de la revista Medicina y Cirugía Auxiliar, publicación oficial del Colegio Oficial de Enfermería. La relación entre la dirección de estas dos publicaciones y su profesión es clara, pues Enrique es periodista, practicante y con una plaza de funcionario penitenciario, aunque, tal y como recuerdan los redactores que compartieron redacción con él, “nunca supimos cómo compaginaba ambos puestos, pues nunca faltaba de la redacción”.
Mientras estaba en la sección de Deportes del Ya, Enrique acompaña al Real Madrid de baloncesto a Moscú en la final de 1965, y ahí nace su interés por Rusia y los países del Este europeo, lo que le lleva a aprender ruso y a realizar varios viajes a estos países -uno de ellos resultado de un premio concedido por la UNESCO- estudiando todo lo que cae en sus manos sobre la situación de sus gentes y su cultura. Mantiene contacto durante años con embajadores de esas naciones, varios de los cuales comparten comidas y conversaciones en su chalet de la sierra madrileña, al cual pone el nombre de ‘La dacha’ (en ruso ‘casa de campo’), como no podía ser menos.
Se relaciona con personalidades de las letras y de la política. Como enviado especial del Ya recorre diversos países de la América Hispana acompañando a los ministros de Asuntos Exteriores, sobre todo a López Bravo. Dentro del Ya pasa de redactor a jefe de Sección y luego a redactor-jefe. En 1971 recibe la Cruz de Caballero de la Orden del Mérito Civil como reconocimiento a su buen hacer informativo.
En 1980 presenta a EDICA un proyecto para crear desde cero una edición del Ya para la provincia de Toledo (Ya de Toledo). EDICA lo acepta y le nombra director de la misma y delegado en Toledo. En poco tiempo el Ya de Toledo se convierte en el periódico más vendido e influyente de la provincia.
En las oficinas que alquilan en la toledana Plaza de Zocodover se fragua así en 1980 el nacimiento del que será uno de los periódicos más importantes en Castilla-La Mancha hasta su desaparición en 1996, arrastrado por el cierre del Ya nacional. Enrique configura una primera redacción formada por jóvenes periodistas como Miguel Ángel Mellado, Enrique Sánchez y Esther Esteban, a la que se irían incorporando posteriormente otros como Alfonso García, Miguel Larriba, Eloy García, Antonio González y César García. Profesionales que conforman la primera generación de periodistas titulados que trabajan en la comunidad autónoma y que, incluso tras la desaparición del Ya de Toledo, mantienen una exitosa vida profesional.
En 1989 Enrique vuelve a Madrid, quedando Miguel Larriba al frente de la edición toledana. Se jubila muy poco después y se va a vivir al Rincón de la Victoria, pueblo malagueño en el que fallece en 1994. Sus restos descansan en el cementerio de su pueblo natal, Viso del Marqués, un lugar siempre especial y único para él; en su poema ‘Ultima petición’ escribía:
Que me entierren en tierra cariñosa,
entre mis padres y entre mis amigos,
rodeado de nombres conocidos
y a mis pies una flor florezca en rosa.
En mi pueblo el breve camposanto
me acoja cual vecino regresado,
que tras mucho trabajar al fin ha regresado.
Quiso ser un hombre bueno sin ser santo.
En Ya de Toledo Enrique asume desde el primer momento no solo las funciones propias de director y delegado, sino las de representación institucional, destacando las muy buenas relaciones que mantiene con la Iglesia de Toledo, tanto con el entonces cardenal don Marcelo González Martín como con los miembros de la Curia y del Cabildo de la Catedral Primada. Es famosa la frase que dice a todos los periodistas que se incorporan a la redacción sobre el tratamiento que dar a las autoridades “En Ya de Toledo el ‘don’ a don Marcelo y al Rey, y por este orden”. Lleva directamente las relaciones con las diferentes administraciones, Ayuntamiento, Diputación, los equipos que surgen en torno al nacimiento de la Junta de Castilla-La Mancha, empresarios y muchos ciudadanos, sin dejar de lado el contacto con transportistas y quiosqueros, imprescindibles en la distribución y venta del periódico.
Bajo su dirección Ya de Toledo es pionero en muchos aspectos, como la edición de semanales o especiales (p. e. con motivo del Corpus), el tratamiento de las noticias locales y la forma de informar sobre política. Sin internet, sin teléfonos móviles, sin los medios tecnológicos que hay ahora, sin gabinetes de prensa, con más cercanía y afinidad con la sociedad, con más interés en debatir que en combatir, Ya de Toledo se convierte en referente en la vida política, social, económica y cultural de la ciudad de Toledo y su provincia y contribuye de forma notable en la creación de la identidad de la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.
A lo largo de sus dieciséis años de historia, Ya de Toledo recoge los avatares de una sociedad que pasa del blanco y negro al color, que comienza a sentirse protagonista, y contribuye de forma importante al arraigo de la democracia en todo el territorio donde se distribuye.
La memoria de Enrique Monsalve perdura como la de un hombre íntegro, esforzado y luchador, capaz de superar dificultades y adversidades para materializar sus sueños. En la cima de su vida profesional dio vida a Ya de Toledo y lo convirtió, disponiendo de unos modestos recursos, en referente social y ejemplo de colaboración. La dirección y el trato con Enrique dejó huella en todos y cada uno de sus compañeros y marcó su forma de entender el periodismo, inspirándoles para lograr la excelencia profesional.
Enrique Monsalve Almodóvar fue, sin duda, un gran periodista y una gran persona, de las que dejan huella.
Bibliografía:
- Carmen de Álvarez, “Liceo en Madrid”, Liceo, revista gráfica selecta, Barcelona, nº 159 (abril de 1959), p. 22.
- Ana Isabel Jiménez Soriano: El YA de Toledo. Fulgor, pasión y muerte de un gran periódico provincial, Toledo, Ed. Ledoria, 2024.
- Antonio López de Zuazo Algar, Catálogo de periodistas españoles del siglo XX, Madrid, Autor, 1981.
- Eduardo Muñoz Martínez, “Poetas y escritores ciudadrealeños. Enrique Monsalve Almodóvar”, Lanza, Ciudad Real (5-6-2020), p. 48.
- Francisco Pérez Fernández, Efemérides Manchegas, Ciudad Real, Diputación de Ciudad Real 2019. Recopilación de artículo publicados en el diario Lanza desde 1970 bajo el seudónimo de Antón de Villareal.