Nació en Quintanar de la Orden (Toledo) el 2 de agosto de 1931 y falleció en Denia (Alicante) el 4 de julio de 2005 víctima de una neumonía.
Como profesional, 191 combates, con 157 victorias (90 por KO), 22 derrotas y 12 abandonos. Campeón de Europa del peso Pluma y varias veces campeón de España.
Medalla de oro al Mérito Deportivo de Castilla-La Mancha en 2001. Era conocido como “el toreador del ring”.
Como tantos otros deportistas de la posguerra civil española, fue el hambre, la pobreza y la miseria lo que empujó a Fred Galiana al mundo del boxeo. Y no es de extrañar teniendo en cuenta que procedía de una familia humilde formada nada menos que por seis hermanos. Había que emigrar en busca de trabajo y el lugar elegido fue Mataró. Galiana, que de niño quiso ser torero, trabajó en una fundición donde se encontró con Joaquín Ales, quién le convenció para frecuentar un viejo gimnasio junto a su hermano mayor Atilano. Aquello le gustó, tanto como juguetear en el ring con los rivales, a quienes vencía pese a tener menor edad. En 1948 debutó como aficionado disputando 38 combates y dos años después lo hacía como profesional, derrotando en cuatro asaltos a Francisco Caballero y recibiendo como premio una bolsa de 500 pesetas.
Durante más de dos años Galiana no cejó en su empeño de ganar confianza y moldear su talento. Pulió su depurada técnica hasta lograr que se le reconociera como el boxeador español con la mejor esgrima. Era intuitivo, un tanto anárquico si se quiere, pero un mago de la esquiva y del ataque en movimiento, dos cualidades producto de un talento tan natural como singular. Fue también un ídolo de masas, capaz de llenar pabellones, estadios y plazas de toros. Era un boxeador genial que, como la mayoría, no sentía especial predilección por el sacrificio, de ahí su inclinación a abandonar determinadas peleas cuando el contrario dominaba o imponía su pegada. Esto originó que fuera abucheado en determinadas, creando cierta antipatía en un pequeño sector de la afición española. Galiana estudiaba a los rivales, decidiendo contra quién tenía que pelear de acuerdo con sus cualidades. Le gustaban más los púgiles técnicos que los pegadores.
En 1952 disputó el campeonato de España del peso pluma frente a José Hernández, el zurdo de Elche. El combate fue muy interesante, con dos estilos diferentes, pleno de ritmo y esfuerzo. Galiana impuso en muchas fases su boxeo elegante y fina esgrima, generando exclamaciones de admiración entre los asistentes. Venció Hernández a los puntos, veredicto que fue incluso desaprobado por muchos seguidores del campeón. Galiana decidió entonces cambiar de preparador, sustituyendo a Joaquín Ales por Jules Avernín, con el que avanzó en la preparación físico-táctica.
A finales de 1954 viajó a Francia para preparar el asalto al título español del peso ligero en poder de Ángel García. En esta ocasión impuso su técnica, venciendo por K.O técnico en el undécimo asalto. Meses más tarde derrotó de manera espectacular a los mejores boxeadores europeos, casi siempre en una abarrotada plaza de toros de Las Ventas, donde era el ídolo de un público enfervorizado. La prensa especializada le dedicaba portadas, presionando al tiempo para que fuera nombrado aspirante al título europeo del peso pluma que ostentaba el francés Ray Famenchon.
La pelea se disputó el 3 de noviembre de 1955 en París. Las apuestas estaban a favor de Famenchon y su poderío físico, pero Galiana estaba en su mejor momento y pleno de confianza. De salida llevó la iniciativa del combate, imponiendo su estilo en la media distancia y llegando con facilidad al rostro del campeón, quién reaccionó con brío en el tercer asalto para poner en dificultades al español, que supo capear el temporal bailando alrededor de Famenchon. En el cuarto, una derecha de Galiana alcanzó la ceja del francés, que comenzó a sangrar en abundancia, sin que desde su rincón fueran capaces de cerrar la hemorragia, obligando al árbitro a parar el combate antes de que comenzara el séptimo asalto. Galiana percibió dos millones de francos, una cantidad impresionante para la época, y el reconocimiento del entendido público francés, que le apodó el “torero del ring”.
Los franceses le ofrecieron disputar el mundial ante el norteamericano Sandy Sandler si se nacionalizaba francés, lo que Galiana rechazó de plano. Además, entendía que el objetivo de los organizadores era desgastarle con infinidad de peleas previas antes rivales rocosos. Por el contrario, se dedicó a defender el título recién conquistado, hasta que en junio de 1956 viajó a Milán a enfrentarse al estilista Duilio Loi, con el que perdió por KO en el sexto asalto tras recibir un golpe en el hígado que le dejó sin respiración. Surgieron entonces problemas con su preparador, al que acabó sustituyendo por Ignacio Ara, pasándose al peso superligero y renunciando a la corona europea.
Fue el momento de cruzar el Atlántico y viajar hasta Argentina, donde la prensa le recibió con el lógico alborozo. Querían ver a Galiana y comprobar ese estilo tan alabado por la mayoría de los entendidos. Realizó 22 combates, con 19 victorias y 3 nulos. Aún hoy día recuerdan sus extraordinarias dotes demostradas en el antiguo “Luna Park” bonaerense. Regresó, por tanto, invicto a Toledo. En 1960 conquistó el título nacional de los ligeros frente a otro fenómeno como Juan Albornoz “Sombrita”, en Tenerife, al que derrotó por KO e el noveno asalto. Fue otra pelea para la historia. Sombrita fue mejor en los primeros asaltos y creyó estar cerca del triunfo, pero en el noveno asalto recibió una amplia descarga de golpes y acabó por doblar la rodilla. El periodista y maestro Fernando Vadillo escribió en las páginas del Diario AS: “el maravilloso boxeador toledano deslumbró a los aficionados con su figura adornada con una amalgama de fintas y un estilo inconfundible. Posee, sin duda, el don de la clase”.
El 28 de enero de 1961 recibió, en la plaza de toros de Madrid, al entonces campeón del mundo, el americano Davey Moore, bajo una extraordinaria expectación y el cartel de no hay billetes. Galiana acusó los primeros golpes de su oponente y decidió abandonar en el cuarto asalto, provocando las críticas de muchos seguidores.
Subió de peso de nuevo y peleó en dos ocasiones contra Luis Folledo con el título del welter en juego. La primera fue en Las Ventas madrileña con otro llenazo. Un combate espectacular, de alternativas constantes, que mantuvo en vilo al público. Ganó Folledo a los puntos de forma ajustada, pero fue tan buena la pelea que la prensa clamó por la revancha, disputada dos meses después y manteniendo el título Folledo al decretar el árbitro combate nulo.
Galiana se tomó un largo periodo de descanso y regresó a los cuadriláteros para conquistar la corona del peso welter frente a Andrés Navarro en Madrid, al que derrotó por KO en el primer asalto. Más tarde, ganó el título de los superligeros contra Francisco Ferri por KO técnico en el sexto asalto. En diciembre de 1964 perdió por KO en el undécimo asalto el título de los welters frente a Carmelo “Gancho” García en Barcelona. Unos meses después perdió un combate intrascendente contra el norteamericano Jesse Jones por KO en el segundo asalto. A pesar de encontrarse en la recta final de su carrera, juró no retirarse antes de tomarse la revancha. La pelea, última de Galiana, se celebró el 23 de diciembre de 1965 y Galiana venció por KO técnico en el tercer asalto.
Imagen: “Fred Galiana: el torero del ring”, Iluro. La primera revista digital, 30-6-2021 (https://www.revistailuro.com/). Consulta el 3-6-2024.
Teodosio Díaz Collado (Teo Díaz)