Perezagua-Suárez
Facundo Perezagua Suárez
Toledo.
1860 -
Bilbao.
1935.
Sindicalista y Político.

Nació en Toledo el 27 de noviembre de 1860 en el número 1 de la calle de Perala, a tiro de piedra de la conocida Puerta de Bisagra, entrada principal de la ciudad. 

Su padre, Ángel, era un modesto empleado municipal, por lo que Facundo, hermano de otros cuatro varones, comenzó a trabajar a la edad de doce años como aprendiz de fundidor en la Fábrica de Armas, que era el principal centro fabril de la ciudad castellana en aquellos años, suministrando su producción al Ejército, enfrascado, por entonces, en la segunda guerra carlista.

Terminada la misma, las necesidades militares de munición disminuyeron, motivo por el que la carga de trabajo en la Fábrica se vio mermada. Ante ello, y dadas las pocas oportunidades laborales que había en la ciudad del Tajo, Facundo se trasladó a Madrid, entrando en los talleres de la conocida Platería Meneses. Esta empresa había sido fundada en 1840 y desde 1875 ostentaba la condición de proveedora de la Casa Real.

Por aquellos años, en Madrid, como en otros lugares de España, estaba fraguándose la formación de los primeros partidos obreros, al amparo del proselitismo que en nuestro país estaban realizando militantes de la Asociación Internacional de Trabajadores como Fanelli o los toledanos Anselmo Lorenzo y Francisco Mora.

Con diecinueve años, Perezagua conoció en Madrid a Pablo Iglesias, comenzando a frecuentar el círculo que en torno al mismo se había formado en la Asociación del Arte de Imprimir. Una vez que en 1879 se fundó el Partido Socialista Obrero Español, se integró en el mismo, siendo registrada su afiliación con el número 19. A la par de ello, se inició en la actividad sindical, siendo nombrado vocal de la junta directiva de la Sociedad de Resistencia “El Porvenir”, la primera fundada en la capital por los trabajadores del hierro y demás metales. En representación de la misma, intervino en distintas convocatorias de la Comisión de Reformas Sociales creada en 1883, foro al que llevó sus inquietudes sobre el cooperativismo de consumo, las huelgas o el trabajo infantil y de las mujeres.

Tras liderar una huelga en Platería Meneses, protestando por la implantación del trabajo a destajo, fue despedido. Ante ello, sus compañeros pretendieron iniciar nuevos paros, pero él se negó a que se movilizasen en solidaridad suya. A partir de ese momento, su nombre quedó marcado en rojo en las agendas y cuadernos de los empresarios madrileños, por lo que se le cerraban todas las puertas laborales en Madrid. Ante esas circunstancias, quiso marcharse a Barcelona, pero algunos compañeros del partido le aconsejaron que fuese al País Vasco y hacía allí se dirigió con la doble pretensión de encontrar trabajo y extender la semilla del socialismo.

La llegada de Perezagua a Bilbao está fechada en abril de 1885, encontrando trabajo en la fundición de Francisco Aguirre Sarasúa, ingresando, también, en la sociedad de recreo “La Artesana”, donde inició su labor proselitista en aquellas tierras. Al año siguiente se constituyó la Agrupación Socialista de Bilbao, de cuyo comité formó parte. Poco a poco, acompañado de otros compañeros, Facundo fue extendiendo las doctrinas socialistas por la cuenca minera vizcaína, convirtiéndose en una figura conocida dentro del proletariado, entre quienes destacaba por su estilo adusto, su altura, su verbo ardiente y las largas barbas que durante toda la vida mantuvo.

Liderados por Perezagua, los mineros bilbaínos fueron mejorando sus condiciones laborales, liberándose de algunas de las duras condiciones a que eran sometidos por sus patronos. El toledano defendió siempre la validez de la huelga como instrumento de presión en las negociaciones laborales, que abarcaban tanto mejoras salariales como reducción de jornadas o intentar erradicar las condiciones de salubridad, higiene o seguridad en que estos obreros debían desempeñar su trabajo. Gran expectación causó la concentración de miles de obreros en Bilbao el 1º de Mayo de 1890, convocados por los dirigentes socialistas. Ante ellos, Facundo pronunció un encendido discurso diciéndoles que “si la burguesía desatiende nuestras justas reclamaciones, vendrá la huelga universal”, augurando el fin del capitalismo en los próximos años y añadiendo que “pronto el clarín revolucionario anunciará el despertar de los pueblos”, según se recogía en las páginas de El Socialista.

En tanto, en Vizcaya la capacidad de convocatoria y liderazgo de Perezagua crecía, él mantenía sus relaciones con la ciudad de Toledo. En agosto de 1891 protagonizó un mitin en el Teatro de Rojas de la capital castellana, acto que sirvió para constituir la Agrupación Socialista Toledana, tercera de cuantas estaban formalizadas en el territorio de lo que hoy es Castilla-La Mancha, tras las de Guadalajara (1880) y Valdepeñas (1887). 

En agosto de 1890, el PSOE celebró su segundo congreso en Bilbao. Una de sus resoluciones apostaba por la participación en las elecciones políticas, aprovechando que el gobierno liberal de Sagasta había aprobado el sufragio universal para los varones. De acuerdo con ello, Perezagua no dudó en presentarse a las elecciones a Cortes por el distrito de Balmaseda, consiguiendo un resultado muy modesto, apenas doscientos votos. Un año después, en 1891, fue elegido concejal del Ayuntamiento de Bilbao, pero no pudo tomar posesión ya que por entonces, para adquirir tal condición era obligatoria ser propietario y pagar impuestos. A fin de sortear ese hándicap, cara a futuras elecciones, Perezagua abrió una pequeña taberna, que se convertiría en lugar de encuentro y discusión para los militantes socialistas. Esta decisión contrastaba con la política del partido y de la UGT, desde donde constantemente se hacían llamamientos para que los trabajadores no frecuentasen esos locales, donde solían gastar sus pocos ingresos, desatendiendo sus obligaciones económicas familiares.

Así, por fin, en 1895 Perezagua se convirtió en concejal del Ayuntamiento de Bilbao, cargo que mantendría hasta 1921. Esta faceta política estuvo caracterizada por un fuerte compromiso hacia las políticas sociales: abolición de impuestos a las clases trabajadoras, fijación de salario mínimo para los empleados municipales, jornada máxima de ocho horas, creación de cantinas escolares, asistencia médica y farmacéutica gratuita a los necesitados, creación de asilos y casas de maternidad, abolición de la subvenciones de carácter religioso o el cumplimiento de las ordenanzas municipales en materia de higiene, control de alimentos, casas desahuciadas, salubridad de viviendas, etc. Consciente de la inquietud que la presencia de los socialistas en las administraciones locales despertaba, en declaraciones a La Lucha de Clases dijo que “nosotros queremos demostrar que somos aptos para administrar un pueblo y nuestros actos en todos los puestos públicos han de llevar siempre el sello de la moralidad y de la justicia”.

Coincidiendo con su etapa como concejal, afloraron diferencias en el seno del socialismo vizcaíno, entre quienes se aferraban a las prácticas obreristas que apostaban por la huelga como instrumento para avanzar en sus reivindicaciones y quienes optaban por una línea más moderada, poniendo el énfasis en la acción política. Esta segunda tendencia estaba liderada por un joven periodista llamado Indalecio Prieto. En esa dicotomía, la influencia de Perezagua, pese a su presencia en el consistorio bilbaíno, comenzó a declinar. Nuestro protagonista, además, se mostraba crítico con la Conjunción republicano-socialista que tan buenos resultados electorales estaba propiciando al PSOE en aquellos años, posibilitando la llegada de Pablo Iglesias al Congreso de los Diputados en 1910.

El distanciamiento de Perezagua de las tesis socialistas se fue cocinando poco a poco, hasta que en 1921, cuando la gran escisión “tercerista” en el seno del PSOE, se alineó con ellos y fue unos de los fundadores del nuevo Partido Comunista. Tenía sesenta años de edad e iniciaba un nuevo periodo político rodeado de jóvenes y ardorosos militantes, entre quienes su capacidad de liderazgo e influencia fue diluyéndose poco a poco. 

Facundo Perezagua falleció en Bilbao el 29 de abril de 1935. Sus últimos años, enfermo, los pasó casi en soledad. Pese a ello, su recuerdo permanecía inalterable entre el proletariado bilbaíno. Su cortejo fúnebre fue acompañado por miles de personas portando flores y rindiéndole homenaje desde la totalidad de ventanas y balcones por donde discurrió el mismo. Su carroza iba precedida de veintidós coronas de flores rojas.

La figura de Facundo Perezagua fue utilizada por el escritor y político socialista Julián Zugazagoitia para protagonizar su novela El asalto, que forma parte de su trilogía sobre el movimiento obrero vasco. Por otra parte, en el año 2013 el Ayuntamiento acordó dedicar a su nombre la pasarela peatonal del Puente de los Polvorines, en la Fábrica de Armas, donde él comenzó su vida laboral. 

Bibliografía

  • Norberto IBÁÑEZ y José Antonio PÉREZ, Facundo Perezagua. El primer líder obrero de Bizkaia (1860-1935), Bilbao, BBK, 2003.
  • Julián ZUGAZAGOITIA, El Asalto, Madrid, Editorial Viamonte, 2004.
  • AA. VV.: 50 toledanos en el recuerdo. Toledo, Editorial Zocodover, 1998.

La Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha se enorgullece de presentar el Diccionario Biográfico de CLM, una iniciativa destinada a honrar y difundir la vida y obra de figuras destacadas de nuestra región en diversos ámbitos.

Nuestra misión es preservar el legado cultural, científico y humanístico de Castilla-La Mancha, proporcionando un recurso accesible y riguroso para investigadores, estudiantes y cualquier persona interesada en nuestra rica historia. A través de este esfuerzo colaborativo, buscamos fomentar el conocimiento, la inspiración y el orgullo en las contribuciones de nuestra comunidad a la sociedad global.

Buscador de biografías

Puedes realizar búsquedas por uno o varios campos.

Fecha de nacimiento
Fecha de nacimiento
Fecha de fallecimiento
Fecha de fallecimiento
Sexo