Nació Felipe Blanco Aguirre en Luzón (Guadalajara), el 10 de abril de 1910, hijo y hermano de músicos, pues fue su padre organista de la iglesia parroquial de la localidad, con quien aprendió las primeras nociones de música y, por supuesto, a tocar el órgano, al igual que su hermano Antonino a quien su padre envió a Sigüenza para continuar sus estudios. Queda Felipe en Luzón, ocupando lugar preferente a la hora de hacer sonar aquel instrumento en las festividades locales, desde la temprana edad de ocho años, lo que generaría en la zona la curiosidad por conocer a quien era considerado como un prodigio musical.

Siguiendo los pasos de su hermano, fue enviado a Sigüenza, sede del obispado, con apenas doce años, para instruirse junto a los organeros de la catedral, al tiempo que recibía clases particulares de solfeo por los mismos maestros que aleccionaban el coro de la Santa Iglesia; para entonces su hermano Antonino había dejado Sigüenza por la cercana población de Almazán (Soria), donde comenzó a dirigir, en los primeros años de la década de 1920, la Banda Municipal de la localidad, acompañado del éxito.

Felipe Blanco Aguirre continuó en Sigüenza, aprendiendo con dichos maestros de coro catedralicios, hasta que conoció que quedaba vacante el cargo de organista de la Colegiata de Berlanga de Duero (Soria), a cuyo cargo opositó, siéndole adjudicado. Contaba entonces con quince años de edad, cuando dejó Sigüenza por Berlanga, y, un año después, en 1926, dejaría Berlanga para instalarse en Zaragoza, donde nuevamente opositó, en esta ocasión, a director de la Banda Militar de su Academia.

En Zaragoza, al tiempo que dirigía aquella Banda, continuó con sus estudios y prácticas de enseñanza musical en la academia del maestro Salvador Azara Serrano, ampliando junto a él los conocimientos de piano y armonía. Azara Serrano era a la sazón maestro de capilla de la Seo zaragoana. Terminará los estudios musicales con D. Ramón Borobia, a la sazón director del Conservatorio de Zaragoza. Felipe Blanco se convirtió entonces, a raíz de dirigir la Banda Militar de Zaragoza, a los dieciséis años de edad, en el director de orquesta más joven de España.

La Guerra Civil supondría un paréntesis en su actividad, pasando a residir a Soria, donde comenzaría a dar clases de música, piano y armonía. Eran tiempos, los de las décadas de 1920, 1930, 1940 y 1950, en los que las grandes ciudades, como Sigüenza, mantenían Bandas de Música Municipales. Y para dirigirla, en los primeros años de la década de 1940, el Ayuntamiento, o su alcalde, don Antonio Ladrada, se fijó en él, regresando nuevamente a Sigüenza.

Dirigió la Banda Municipal seguntina por espacio de algo más de diez años. Al tiempo que como su hermano Antonino hiciese en Almazán, fundó Felipe Blanco en Sigüenza su propia academia de enseñanza musical. Al frente de la cual estuvo, lo mismo que de la Banda Municipal, hasta 1953. Los años suficientes para convertirse en persona admirada, querida y respetada en la ciudad.

Sus pasodobles animaron las noches festivas de la Alameda y sus marchas acompañaron las procesiones de los patronos, San Roque, la Virgen de la Mayor y, por supuesto, las procesiones de la singular y admirable Semana Santa seguntina. Recibiendo de Sigüenza, antes de abandonar la ciudad, el homenaje de sus gentes, en acto municipal que reconoció sus servicios a la ciudad.

Para cuando marchó de Sigüenza, su hermano Antonino se encontraba por tierras norteñas, después de cambiar la Banda Municipal de Almazán por la de Ponferrada, y ya fuese por influencias de su hermano, ya porque así lo quisieron las circunstancias, Felipe fue llamado por la sin par ciudad de Zamora, para dirigir, primero, la Banda Municipal, y, posteriormente la Provincial.

Si en la Colegiata de Berlanga y en la catedral de Sigüenza, lo mismo que en Luzón, nuestro hombre tocó el órgano, aquí, en Zamora, le correspondía ser algo más. Comenzó a escribir composiciones musicales que acompañasen aquellos pasos tan graves y dolientes, como admirados. En las calles de Zamora mostró su arte, componiendo marchas de procesión, y pasodobles que, todavía, se escuchan, al día de hoy, en las plazas de los pueblos en días de fiesta. Y en las de toros, cuando surge la ocasión, o cuando salen los toreros al ruedo y alguien hace sonar la música de “Capotillo de paseo”, o “Aquí está el Viti”.

Al tiempo que director de la Banda Municipal, o Provincial, en Zamora mantuvo abierta, al igual que en las anteriores ciudades, su propia academia de música siendo, al mismo tiempo, asesor musical de la Sección Femenina zamorana. Se jubiló, como director de la Banda Provincial de Zamora en 1979, estableciéndose en Moralzarzal (Madrid), donde falleció el 14 de septiembre de 1993.

Obra principal:

•    Aquí está el Viti (Pasodoble).
•    Capotillo de paseo (Pasodoble).
•    Himno a la Alcarria.
•    Santo Entierro (Marcha de Semana Santa).
•    Marchas de Procesión (Marchas de Semana Santa).
•    ¿Quién te ha dado la cinta? (Habanera).
•    Te quiero (Habanera).

Bibliografía:

• Tomás Gismera Velasco, “Felipe Blanco, el músico de Luzón”, Nueva Alcarria, Guadalajara (31-3-2021), p. 22.