1. Francisco Aparicio Sánchez, escultor, http://aparicioescultor.com/. Consulta 30-11-2024.

Galería

Francisco Aparicio Sánchez
Yepes (Toledo).
1936 -
Madrid.
2024.
Escultor.

Francisco Aparicio Sánchez nació en Yepes (Toledo) en 1936, año de comienzo de la Guerra Civil, en la que perdió a su padre y a un hermano. Por lo que, dadas las circunstancias, en el momento que pudieron, junto con su familia, viajó a Salamanca. Allí, en una finca fueron a vivir con los abuelos, por lo que transcurrió toda su infancia en mitad del campo, sin mucho contacto con la civilización, hasta que fue internado en un colegio en San Fernando. Más adelante un profesor observó y valoró las cualidades del niño. Su familia ya había sido consciente de cómo el pequeño tallaba en tiza y elaboraba pequeñas esculturas, su habilidad ya se hacía manifiesta. Por lo que vieron adecuado que estudiara en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (1955-1960).

Desde principios de la década de los sesenta el escultor tiene gran reconocimiento, así lo demuestra en 1961, año en el que recibe el Premio Nacional de Escultura en los Concursos Nacionales de Madrid. En los años siguientes el artista continúa abriéndose camino, presentado su obra al Certamen Nacional de Artes Plásticas de Valdepeñas, y a los certámenes más prestigiosos del territorio nacional. Lo mismo ocurre con las galerías en las que expondrá su obra: Abril, Tolmo, Artis, Orfila, etcétera; eso no hace más que demostrar que él cuida su obra y la expone en los lugares especiales con el objetivo de ir haciendo un camino. Es un escultor joven, sin embargo, el reconocimiento del público entendido en arte le asegura la permanencia. El material que emplea en estos primeros años es la piedra y con un resultado muy esquemático. Su obra se presenta en la Exposición Nacional, en el año 1964, y se le concede el Premio del Ayuntamiento de Toledo.

En su evolución natural, Francisco Aparicio abandona la piedra y se decanta por otros materiales como el bronce, aunque el escultor declara que la madera será el medio con el que siente mayor conexión. Indudablemente, el material es el medio para llegar a su proceso creador, que según indica comienza en su mente, que le inquieta, le altera, para pasar a los bocetos y posteriormente al contacto con el material. El autor confiesa que es un proceso no muy definido en el que toma y retoma el barro, lo desecha en ocasiones, hasta que conecta con la obra de manera mágica y la obra fluye de su cerebro a sus manos.

Durante la década de los sesenta y setenta Francisco ejercerá la docencia en la Escuela de Artes de Madrid. Podemos ver su obra en los diferentes catálogos de la Exposición de Artes Plásticas de Valdepeñas. También en los catálogos de otros certámenes y exposiciones, en el año 1978 le conceden la medalla de plata en la Galería Círculo 2 de Madrid.

En 1979 Francisco Aparicio llega a Toledo como profesor de la Escuela de Artes y Oficios, en donde impartirá clases de Modelado, y en donde permanecerá hasta 1982. La década de los ochenta viene con nuevos retos, y la comienza con la medalla de plata de la Diputación de Toledo en la XLI Exposición plástica de Valdepeñas. Así, como el Premio Toledo, del Ayuntamiento de Toledo en la VI Bienal del Tajo. La 2ª medalla de plata de la Consejería de Educación y Cultura de la JCCM; en 1987 el primer accésit de escultura en los primeros premios ‘Castilla-La Mancha’, celebrados en Toledo; en 1988 el primer accésit de escultura en los segundos premios de Castilla-La Mancha, en Albacete.

La obra de estos momentos nada tiene que ver con sus primeras manifestaciones; el escultor ha evolucionado hacia el neofigurativismo o hacia un figurativismo simbólico, lo cual le posiciona en una posición de avanzadilla en la escultura, ya que en esos momentos, al igual que en sus primeros planteamientos, muchos escultores están trabajando en el constructivismo o en el neocubismo. Sin embargo, Aparicio tiene que luchar para que su lenguaje, el realismo, no sea un obstáculo en el mensaje de su obra.

En un principio el escultor se violenta a sí mismo, pero posteriormente trabaja con libertad y consigue efectos muy logrados y el consiguiente reconocimiento del ámbito cultural. El propio escultor indica que en ocasiones le realizan encargos en donde le otorgan total libertad, y confiesa que el resultado es más placentero. Así ocurre en los encargos realizados por los Apartahoteles Meliá, en concreto en la obra Agua y aire, ubicada en Bajoncillo (Málaga), donde el escultor tiene total libertad y su creatividad fluye de manera natural. La obra está compuesta por dos partes: Una, un prisma, que sirve de base, representa el agua, de donde surge la segunda parte, una mujer, a la vez que aporta solidez y equilibrio al conjunto; y la segunda parte, es una figura de mujer elevando sus brazos al cielo, en los que porta unos pájaros (palomas) que deja en libertad. La obra aporta libertad, movimiento que se ve reflejado en el cabello de la mujer, así como en el vuelo de los pájaros y el movimiento de sus alas que representan el aire. Agua y aire es una dualidad, disculpa-libertad, contundencia-ligereza, estático-dinámico, quietud-movimiento. Son conceptos que el escultor ha meditado hasta el extremo para conseguir que, a pesar de su lenguaje figurativo, la obra sea capaz de transmitir ese mensaje.

Otras obras permanecen en Andalucía. Francisco Aparicio habla de sus encargos como la obra que compuso para la Biblioteca de la Universidad de Málaga: en ella vemos dos jóvenes que caminan con libros o carpetas en las manos, en una actitud de complicidad y conversación. Está realizada en tamaño real y en bronce, sin embargo, el material no le impide al autor la posibilidad de conferir a su obra la calidez de emociones como la amistad, la jovialidad juvenil de los universitarios, la complicidad, en definitiva universaliza sentimientos vividos por muchos. La obra, de nuevo está equilibrada a la vez que el movimiento aparece como uno de sus rasgos, que el autor consigue representándolas en la acción de caminar y de conversar.

También se encuentra obra suya en numerosas localidades españolas como Getafe (Madrid). En Arévalo (Ávila) se encuentra una escultura de Isabel La Católica, así como de Fray Juan Gil. Por otra parte, podemos destacar la Mujer bargueña, en Bargas (Toledo).

Tiene obra en museos de Valdepeñas (Ciudad Real), Málaga, Toledo, Cuenca, la Real Casa de la Moneda en Estocolmo (Suecia). Así como en colecciones privadas en los Estados Unidos (San Francisco, Los Ángeles, Chicago); en Manila, Bruselas, París. Además, en colecciones privadas españolas.

Muy importantes en su obra son las medallas. Por una parte, las que dedica a personajes insignes: al escultor Alberto Sánchez, a la filósofa María Zambrano, y al poeta Gerardo Diego. En todas ellas aparece el retrato del artista, además, estas participan del carácter psicológico del retratado, del estudio de su obra y la filosofía y psicología que inunda la obra del artista homenajeado. En el resto de medallas, Francisco Aparicio aporta una narrativa, siempre muy ligada al tiempo como transcurso vivido, (pasado, presente y futuro), a la vez que, de momento en consonancia con el movimiento que ayuda al autor a narrar la historia, el momento que quiere reflejar. Sus medallas, realizadas en tres dimensiones, proporcionan accesibilidad a la posesión del volumen en el arte.

En el campo de las monedas ha recibido numerosos premios, como es el Primer Premio Tomás Francisco Prieto de la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, en Madrid, en 1977. También ha trabajado en monedas de curso legal, entre las que destaca la moneda de San Marino (Italia), en el año 1991.

Y es que el escultor es consciente de que una escultura de gran volumen debe ir en un lugar digno para ser observado, sin embargo, él recurre a la accesibilidad de su obra a todos los posibles, y así, sin olvidar la representación de la tercera dimensión, posibilita que su obra esté presente en cualquier espacio. A partir de la década de los ochenta su obra experimenta un cambio muy importante, al escultor ya no le interesa tanto el conjunto, como el detalle, el cual representa y aporta al espectador la participación del acabado de su obra.

A finales de los ochenta comienza con una obsesión: la silla, que está presente en la vida cotidiana del ser humano. Él es un observador que rescata un detalle cotidiano, el que vibra en su interior y le refleja aquello de sí mismo que se convierte en un código con el que expresarse. Posteriormente, serán las manos, aquellas capaces de alzar una vida, o un libro, o las que se extienden en señal de ayuda, aquellas que con movimiento y habilidad modifican la materia a las órdenes del cerebro. Las manos creadoras.

La obra y la figura de Francisco Aparicio Sánchez la podemos encontrar en las obras de Historia del Arte como Pintores y Escultores Españoles del S. XX, en el Diccionario de Artistas Contemporáneos de Madrid, en el Vol. 2 de Historia del Arte de Castilla-La Mancha en el s. XX, entre otros.

Sin embargo, Francisco Aparicio es un escultor que aparece en el panorama artístico-cultural de España desde la década de los sesenta. Cualquier investigador que haya estudiado la contemporaneidad del arte se ha encontrado con la obra de este artista. Así, nos ocurrió cuando estudiando el ambiente cultural de Castilla-La Mancha nos encontramos a Francisco Aparicio en catálogos de certámenes como el de Valdepeñas (Ciudad Real) o en los de los Premios de Castilla-La Mancha y otros certámenes en los que confluyen los artistas cercanos a Madrid; en todas estas fuentes hemos comprobado cómo su obra se expone entre la de los mejores escultores de fin de siglo XX y principios del XXI.

“El hombre mira a su alrededor, a los demás hombres y se ve así mismo; y necesita transformar unas veces, otras ‘enseñar’ esa realidad que él ve y siente, expresándolo en la vida actual, moderna, en lo industrial y en lo urbano. Lo dice a su manera, con sus formas y ambiente, con su carga emocional; unas veces nos enseña un detalle, otras un todo, otras el sentir del ‘modelo’ con sus dudas y sufrimiento, su soledad, la incomprensión del entorno, su vivir rodeado de todo o sin nada: realismo” (Francisco Aparicio).

Bibliografía:

  • Mario Antolín Paz, José Luis Morales y Marín y Wifredo Rincón García (dirs.), Diccionario de pintores y escultores españoles del siglo XX, Madrid, Forum Artis, 1994-1998.
  • Fernán Gómez, Fernando (dir.), Diccionario de artistas contemporáneos de Madrid. Arteguía, Madrid, Alderabán Ediciones, 1996.
  • Prodan, Gianna (coord.), Historia del Arte de Castilla-La Mancha en el siglo XX, Toledo, JCCM, 2003, vol. 2.
  • Catálogos de la Exposición de Artes Plásticas de Valdepeñas. Catálogos: 1980, 1982, 1984, 1989, 1992, 2000. en el año 1964-65 gana el Molino de Bronce en dicho certamen.
  • García Rojas, María Jesús, entrevista con Francisco Aparicio (16-11-2012),
  • Antonio Leyva, Francisco Aparicio. La realidad creada, Madrid, colección Pro Amici Orfila Galeriae, 2018.
  • Francisco Aparicio Sánchez, escultor, http://aparicioescultor.com/. Consulta 20-10-2024.

La Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha se enorgullece de presentar el Diccionario Biográfico de CLM, una iniciativa destinada a honrar y difundir la vida y obra de figuras destacadas de nuestra región en diversos ámbitos.

Nuestra misión es preservar el legado cultural, científico y humanístico de Castilla-La Mancha, proporcionando un recurso accesible y riguroso para investigadores, estudiantes y cualquier persona interesada en nuestra rica historia. A través de este esfuerzo colaborativo, buscamos fomentar el conocimiento, la inspiración y el orgullo en las contribuciones de nuestra comunidad a la sociedad global.

Buscador de biografías

Puedes realizar búsquedas por uno o varios campos.

Fecha de nacimiento
Fecha de nacimiento
Fecha de fallecimiento
Fecha de fallecimiento
Sexo