Nacido en la villa cacereña de Cañaveral (en la actual comarca de Monfragüe) en torno a 1780, Francisco Bernal se formó musicalmente en la catedral de Coria, ejerció el cargo de maestro y organista en la Colegiata de Santa María la Mayor de Talavera de la Reina y, con motivo del estallido de la guerra de la Independencia, regresó a Coria para asumir el puesto de maestro de capilla.
Primera etapa en Coria.
Bernal es citado por primera vez en una relación de niños de coro, elaborada por el maestro Juan José Bueno y perteneciente al año 1796: en tal informe se constató que llevaba ocho años aprendiendo a tocar el órgano, por lo que cabe suponer que ingresó como seise en la catedral de Coria desde el año 1788. Cuando todavía era seise, compuso una Misa a 4, datada en 1794 y conservada en el archivo de música de la mencionada catedral.
Maestro-organista de la colegiata de Santa María la Mayor en Talavera de la Reina.
Debió ser nombrado en el periodo comprendido entre 1796 y 1800 por las razones antes aducidas. Bernal asumió el control de la capilla talaverana en un momento nada fácil de la historia española, pues se trata de la época que antecede la contienda que asola nuestro país. Lo cierto es que con Francisco Bernal al frente del magisterio se inicia el siglo XIX en la Colegiata de Santa María la Mayor. La primera noticia que se conserva de Bernal en el archivo talaverano se remonta a 1794, cuando solicita ser admitido en calidad de contralto, si bien el Cabildo no adopta ninguna resolución al respecto (Acta capitular de 18-5-1794).
Su nombramiento como racionero Maestro de capilla-Organista debió tener lugar con posterioridad al fallecimiento de José Cortasa en 1796. Por la documentación posterior se conocen las nuevas obligaciones que fueron suscritas por Bernal el 9 de marzo de 1798 y que incluyen, entre otras, la obligatoriedad de enseñar gregoriano a los mozos de coro de la Colegiata y de sustituir al Segundo organista en determinados casos o bien la prohibición de intervenir fuera del centro eclesiástico (treinta y cuatro. Doctor Manuel Cervantes de Cueto, canónigo magistral (Acta capitular de 17-1-1834). La primera noticia documental conservada en relación con Bernal en su ya condición de racionero se remonta a comienzos de 1802 con ocasión de la dotación de misas, si bien al año siguiente dimitió de esta función debido a sus problemas de salud, problemas que vienen reiterándose desde el año anterior, como se desprende de diversos memoriales en los que solicita autorización al Cabildo para ausentarse de Talavera.
Las escasas referencias a las actividades propiamente musicales indican con claridad el papel secundario desempeñado por Bernal durante su etapa al frente del magisterio en la Colegiata talaverana: es más, vuelve a rogar que se le libere de nuevas obligaciones en un memorial (Acta capitular de 13-1-1804). Los problemas con la actuación de Bernal continuaron en los años siguientes, pues, un año después, el Cabildo se ve obligado a amonestarle por no cumplir debidamente con su función como maestro de los mozos de coro, una de las obligaciones asumidas según el documento antes citado de marzo de 1798, excusándose Bernal en la imposibilidad de enseñar a los mozos que no dominaban la lectura (Acta capitular de 26-7-1805). Todo ello, unido a la escasez de noticias relevantes durante su magisterio y al hecho de que no se hayan conservado obras suyas en el archivo talaverano, incide en la sensación de que Bernal no gozó del aprecio y favor del Cabildo de Talavera. Otras referencias documentales a Bernal en Talavera vuelven a relacionarse con cuestiones extramusicales, en este caso con aspectos vinculados al alquiler de una casa: dado que semejante petición había sido efectuada por otro pretendiente, también a Bernal se le niega el arriendo de una casa dependiente del Cabildo, hasta que finalmente al año consiguió su objetivo (Acta capitular de 10-1-1806).
Con motivo del comienzo de la guerra de la Independencia, Bernal contribuyó en su condición de racionero al sustento de 25 soldados alistados para hacer frente a los invasores franceses (Acta capitular de 3-5-1808). La última referencia documental a Bernal durante su magisterio en Talavera hace alusión al uso de una “huelga”.
Regreso a la catedral de Coria.
Gracias a la documentación posterior (Acta capitular del 14-3-1817), motivada por las reclamaciones de Bernal y su deseo de regresar al magisterio talaverano, conocemos que en una fecha indeterminada de la segunda mitad de 1808 Bernal abandonó la Colegiata para refugiarse en su pueblo natal, Cañaveral, hasta que el 7 de febrero de 1814 fue nombrado tanto Organista como Maestro de capilla de la Catedral de Coria con unos emolumentos de 400 ducados anuales y 24 fanegas de trigo: en opinión de Pilar Barrios, no parece haber sido excesivamente valorada su actuación en Coria pues su deseo de ver igualado su salario al del Sochantre (500 ducados anuales) fue desestimada permanentemente e incluso se le censuró por los textos de sus villancicos: así por ejemplo, en 1820 Bernal entregó para su censura los villancicos para la del Corpus, labor que recayó en el canónigo Garnier, quien afirmó que “con respecto a la parte artística no advierte colorido de fuerza en sus versos, contornos proporcionados al objeto, ni la armonía correspondiente, con otros defectos que nota” (Acta capitular de 10-6-1820).
La insatisfacción de Bernal con las autoridades eclesiásticas del Cabildo de Coria fueron la excusa para que en marzo de 1817 se dirigiera a la Colegiata talaverana ofreciendo su vuelta si le igualaban los emolumentos de 400 ducados y 24 fanegas de trigo que percibía en la citada catedral extremeña (Acta capitular de 14-3-1817). La pretensión de Bernal en el sentido de regresar a Talavera no fue escuchada por el Cabildo talaverano ya que Bernal permanece en la Catedral de Coria hasta 1823.
Francisco Bernal falleció en torno al mes de marzo o principios de abril de 1823 ya que el día 11 de abril se dio a conocer un memorial del organista segundo, Vicente Olmedo, en el que rogaba un aumento de renta por el “mayor servicio que presta en el órgano a causa de la muerte del primero” (Acta capitular de 18-4-1823).
Estilo musical y fuentes.
Los cuatro villancicos transcritos y editados por Capdepón (2022) muestran con claridad las dificultades por la que atravesaban las distintas capillas musicales en la España que había salido de la guerra de la Independencia. Así por ejemplo, ninguna de cuatro obras incorpora la inclusión de solistas, limitándose en su elenco vocal a un único coro agudo (tiple 1, tiple 2, alto y tenor): muy alejado, pues, de las amplias estructuras policorales predominantes durante los siglos XVII y XVIII, siendo habitual un primer coro formado por solistas y un segundo coro de ripinenistas, mientras que el acompañamiento instrumental es el básico que había predominado durante el siglo anterior: violín 1, violín 2 y acompañamiento, lo cual redunda nuevamente en la restricción en la contratación de instrumentistas de viento. Los problemas derivados de las quejas y continuas reclamaciones de los maestros-organistas anteriores a Bernal en Talavera, en el sentido de cubrir las numerosas vacantes de la capilla, parecen haber continuado en estas primeras décadas no solo en Talavera sino en otras capillas como Coria, de lo cual es fiel testimonio la dotación vocal-instrumental de estas obras.
Bernal reserva la modalidad del villancico de calenda a la modalidad de cantata interpolada, que contempla la introducción de formas procedentes del teatro italiano (el binomio recitado-aria) en unión de formas típicamente e hispánicas como la introducción y el estribillo. En el caso de los dos villancicos Cercada del enemigo y Gentilica nación, solo el primer villancico cuenta con introducción, mientras que el segundo de los villancicos comienza directamente con un Estribillo. Así pues, la forma estructural de ambos villancicos de calenda es la siguiente:
Cercada del enemigo: Introducción – Estribillo – Recitado – Aria – Final
Gentilica nación: Estribillo – Recitado – Aria – Final
Por lo que se refiere a los otros dos villancicos incluidos en la mencionada edición de Capdepón, se trata de dos villancicos de tonadilla. La inclusión de este tipo de villancico está en relación con el auge que adquiere el género dramático de la tonadilla escénica, cuya difusión y época de mayor apogeo viene a coincidir en lo sustancial con el magisterio de Bernal en Talavera y Coria, lo cual es una clara prueba de la penetración de este género en la música religiosa española desde finales del siglo XVII. La tonadilla escénica era un género lírico-dramático que emplea motivos de carácter popular y que llega a desplazar a la zarzuela en las preferencias del público a lo largo del siglo XVIII. Tal tipo de villancico muestra una gran diversidad de variantes y posibilidades formales, siendo la más habitual aquella en la que se suprime la introducción, como es el caso que nos ocupa, como comprobaremos a continuación en la estructura formal de los dos ejemplos editados:
Con su tonadilla: Estribillo-Coplas
Hola, pastores míos: Tonadilla-Copla
En definitiva, puede afirmarse que Bernal enhebra un eficaz tipo de música de oficio que sirve al propósito para el que ha sido creada: el embellecimiento del culto divino, gracias al dominio de unos recursos vocal-orquestales limitados a disposición del compositor, en un momento en que la música religiosa española comienza a dar signos de debilitamiento, debido fundamentalmente al empobrecimiento de efectivos vocales e instrumentales y a la descomposición y reducción de las capillas musicales. Cabe concluir que el lenguaje musical de Bernal se enmarca en un estilo clasicista tardío, en consonancia con las tendencias estilísticas imperantes en la España de aquella época.
Toda la obra musical de Francisco Bernal que ha llegado hasta nosotros se conserva actualmente en el archivo de música de la Catedral de Coria y se resumen en las siguientes obras: 4 misas
2 Lamentaciones, 28 villancicos de Navidad, 18 villancicos, aria y dúos al Santísimo Sacramento, Vísperas a cuatro, un Stabat Mater, un Himno, un salmo un Beatus vir y una Secuencia de difuntos. Por el contrario, en el archivo de la Colegiata de Santa María la Mayor de Talavera no se ha conservado ni una sola obra de este compositor extremeño, lo cual viene a reforzar la impresión de la escasa impronta que dejó tras de sí dicho autor después de su paso por la ciudad castellano-manchega.
Bibliografía:
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- Barrios, Pilar: La música en la catedral de Coria (Cáceres), Cáceres, Universidad de Extremadura, 1999.
- Barrios, Pilar: “El archivo de música de la Catedral de Coria”, Ars Sacra, nº 26-27, 2003, pp. 185-187.
- Capdepón, Paulino: “El patrimonio musical de Talavera de la Reina”, en Paulino Capdepón y Juan José Pastor (eds.): El patrimonio musical de Castilla-La Mancha. Nuevas perspectivas, Madrid, Alpuerto, 2016, pp. 109-174.
- Capdepón, Paulino: Música y músicos en la Colegiata de Santa María la Mayor de Talavera de la Reina (1800-1851), Madrid, Alpuerto, 2022.
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