Fuster Ruiz, Francisco

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Francisco Fuster Ruiz
Casas del Río-Socovos, (Albacete).
1941 -
Murcia.
2024.
Archivero e investigador.

Francisco Fuster Ruiz escribió en 2010 una biografía, dedicada entrañablemente a su primera nieta, en la que plasmaba -según él- sus vivencias literarias, titulada Documentum vitae, pero es difícil separar la literatura, la vocación por los archivos, el trabajo, los recuerdos y las vivencias personales, estas se cuelan en todos los capítulos y nos han permitido conocer a la persona y al profesional. Por eso este apunte biográfico se basa principalmente en esa publicación y también en la documentación interna del propio Archivo Histórico Provincial, centro del que confesó en muchas ocasiones que fue el objetivo de sus aspiraciones, pero las circunstancias y la propia carrera profesional provocaron que Francisco Fuster no pudiera optar a la plaza de dirección y tuviera que abandonar Albacete. Mas, no adelantemos acontecimientos, comencemos por el principio.

Nació el 21 de marzo de 1941 en Casas del Río (Socovos, Albacete), una aldea que desapareció bajo las aguas del pantano de El Cenajo y falleció el 24 de junio de 2024 en Murcia. Con tan solo siete años partió hacia Murcia para iniciar estudios elementales en el Colegio de los Hermanos Maristas. Aunque su vocación eran las Letras, estudió la carrera de Derecho por tradición familiar -la estudió su hermano Antonio-, y, por camaradería con la mayoría de sus compañeros de bachiller, sin embargo, aseguraba que fue el gran error de su vida. Tras terminar la carrera, aprobó las oposiciones del Cuerpo Auxiliar de Archivos, Bibliotecas y Museos, eligiendo para su destino profesional la rama de Archivos en la capital de su provincia natal, Albacete, allí permanecería desde el 2 de enero de 1967, en que tomó posesión de la plaza, hasta 1986 en que partió a Ciudad Real.

Cuando Francisco Fuster llegó al Archivo Histórico este había iniciado una gran transformación que comenzó abandonando el Instituto de Bachillerato, donde compartía la sala con la biblioteca pública. En 1962 había tenido lugar la creación oficial del archivo, aunque funcionaba desde 1938. Este reconocimiento redundó en la mejora de sus instalaciones, ya que se trasladó en 1964 al edificio de la Casa de la Cultura, en la calle Isaac Peral (edificio, hoy integrado en la Diputación). Su directora en aquel momento era doña Concepción Herrero Valdés, hasta octubre de 1969, en que tomó el relevo doña Armanda López Moreno. Aquellas plazas eran mixtas, aunaban la dirección del Archivo Histórico y de la Biblioteca Pública, Centro Coordinador de Bibliotecas, Registro de la Propiedad Intelectual, Depósito legal, etcétera, por lo que ante la complejidad de los servicios bibliotecarios siempre se decantaban los directores por esta labor, delegando el servicio del archivo en el personal auxiliar. Este fue el caso de Francisco Fuster, quien se encargó del funcionamiento del archivo desde su toma de posesión, además de los archivos de la Delegación de Hacienda y de la Audiencia o Tribunal de Justicia, que todavía no habían iniciado las transferencias, más la elaboración del censo guía de la provincia de Albacete que comenzó en aquella época. También aceptó el encargo de dirigir el archivo municipal de la capital, dedicando para ello, como él decía, las tardes y horas libres. Cesó en este puesto, por voluntad propia, el 6 de marzo de 1980. A su labor archivística hemos de sumar la labor investigadora y sus correspondientes publicaciones, actividad que él consideraba complementaria y que fue muy valorada por sus superiores administrativos ministeriales. Evidentemente, un buen conocimiento de las fuentes implica la prestación de un mejor servicio al usuario.

Dotado ya de entidad el Archivo Histórico, con unas dependencias ex profeso, organizadas las transferencias y el tratamiento de la documentación con criterios técnicos, el siguiente paso fue el nacimiento de la investigación histórica en la provincia, y con la existencia de esta actividad científica, la necesidad de contar con un órgano de difusión que se materializó en 1977 con la creación del Instituto de Estudios Albacetenses, organismo autónomo dependiente de la Diputación. En este período de transformación fue imprescindible la labor de Francisco Fuster.

En el Archivo Histórico Provincial de Albacete Francisco Fuster descubrió su verdadera vocación: los archivos y la investigación histórica y documental. Organizó los fondos de Protocolos, Municipios y Clero, al tiempo que realizó una necesaria e imprescindible investigación de datos bibliográficos y documentales sobre la historia de la provincia y de las instituciones cuyos fondos había que organizar. Realizó una campaña sistemática en toda la provincia incorporando nuevos fondos de protocolos, contadurías, audiencia, Diputación, y municipios como Ossa de Montiel y Villarrobledo. En 1968 comenzaron a llegar los primeros investigadores, gracias también a una campaña de difusión de fuentes del archivo que llevó a cabo en la prensa local. El primer trabajo de investigación propio respondió a un encargo de los dueños de la fábrica de latón de Riópar, realizado entre 1967-1968 y titulado “Documentos históricos de las fábricas de latón de San Juan de Alcaraz”. Esta investigación fue durante muchos años la única referencia bibliográfica para estudiar esta importante industria que partía del siglo XVIII. El autor la publicó en 1976 en la revista Al-basit con el título: “Las Fábricas de Riópar: pioneras de la industria metalúrgica española”. En 1971 publicó sus primeros libros en la prensa: «Historia y bibliografía de la prensa de Albacete y documentos taurinos de Albacete». Poco después, en 1975, se crearía, auspiciada por él, la revista científica Al-basit, que dirigió desde aquel año hasta 1990. Dentro de las publicaciones del Instituto de Estudios Albacetenses inició la serie Clásicos Albacetenses cumpliendo con otra de sus líneas investigadoras: la historia literaria de la provincia.

Estas investigaciones sociales de la provincia cristalizarían en 1978 en el libro Aspectos históricos, sociales y económicos de la provincia de Albacete que ganaría el premio de investigación de la Caja de Ahorros de Valencia. Fruto de sus indagaciones sobre la Guerra Civil publicó en 1985 La guerra. Las Brigadas Internacionales, un libro recopilatorio de diferentes artículos periodísticos publicados principalmente en la prensa de Albacete sobre temas de la contienda. Ese mismo año aparecía otra monografía, ésta en colaboración con José Cano Valero, titulada Agitaciones sociales y políticas en La Mancha y Murcia (1885-1927).

Profesionalmente, accedería por promoción interna a una categoría superior, la Ayudante de Archivos, Bibliotecas y Museos, lo que le permitió continuar en Albacete. En 1985 ganó la plaza del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos gracias a que por primera vez se admitían todos los títulos universitarios y no solo los de Filosofía y Letras. Como la plaza de dirección del Archivo Histórico era mixta, como ya dijimos, y estaba en activo su directora, Francisco Fuster no tuvo más remedio que abandonar Albacete. Su nuevo destino fue el Archivo General de la Marina en el Viso del Marqués (Ciudad Real), donde ocupó el cargo de director desde 1986 a 1989.

La Guerra Civil y las Brigadas Internacionales centraron parte de su producción histórica con conferencias y entrevistas a brigadistas, que tuvieron una gran acogida por el público. A iniciativa de Fuster se creó el centro documental de las Brigadas Internacionales en el Instituto de Estudios Albacetenses, el CEDOBI, en 1991, codirigido por Francisco Fuster y Manuel Requena.

El hecho de ser albaceteño de nacimiento, por su aldea de Casas del Río, Socovos, y murciano de adopción al pasar casi toda su infancia y juventud en Murcia repercutió en un amplio conocimiento de la idiosincrasia de ambas provincias. Sin duda esta experiencia, esta dualidad, le aportó un gran conocimiento de ambas, su historia, desarrollo, mentalidad… De hecho, como él mismo reconocía en una entrevista en La Tribuna el domingo, 11 de diciembre de 2016: “mis investigaciones sirvieron para separar Albacete de Murcia”. Se refería a su contribución al tema regional, porque según él, cuando comenzó sus investigaciones en el Archivo Histórico dedujo que «Albacete no pertenecía a Murcia». Era evidente que una parte de los territorios siempre habían sido castellanos y una pequeña porción, correspondiente a los dominios de la Corona aragonesa, por eso gran parte de los municipios, territorios y habitantes inclinaban la balanza poderosamente hacia el lado castellano y manchego, frente a las mínimas cifras que se dirigían hacia la parte murciana.  Sobre el tema regional resulta de extraordinaria importancia su aportación a la recuperación del himno y la bandera manchega, publicado en la revista Al-basit, y el artículo publicado en el Congreso de Historia de la provincia de Albacete del año 1983 titulado “Albacete y el tema regional (aportación a la historia de un problema)”.

Su otra pasión fue la literatura. Su faceta poética era muy importante -si no la más- para él. En 1960 logró publicar dos poemas en la revista Poesía Española, «la mejor de la época» según sus propias palabras. Fundó una revista de estudiantes en la Universidad de Murcia en el año 1962, llamada Acta Universitaria, que perduró solo dos años, pero que inició una etapa de periodismo activo que prosiguió en Albacete como colaborador de la prensa local. En 1965 publicó dos libros de poemas en un solo volumen: Vertical y Sobre la esencia. El amor por la literatura se plasmó en el Diccionario de escritores de Albacete, que se publicó en la prensa durante 106 semanas, desde 1976 a 1979. Esta obra no se llegó a editar como monografía. Sin embargo, sí que tuvo Francisco Fuster su reconocimiento literario en la Antología poética de autores albacetenses escrita por José Manuel Martínez Cano, publicada por la Diputación en 1983, donde se recogían doce poemas de sus libros de 1965.

En 1989 comenzó otra nueva etapa como profesor en la Universidad de Murcia, iniciando su labor docente e investigadora sobre documentación y archivística, materias impartidas dentro de la carrera de Biblioteconomía y Documentación. En 1993 obtuvo el doctorado en Historia Moderna y Contemporánea con la tesis doctoral El final del descubrimiento de América: California, Canadá y Alaska. Aportación documental del Archivo General de la Marina. A partir de ahí alcanzó la categoría de profesor titular de Universidad ejerciendo en la Facultad de Documentación y a la de Derecho. En estos años de carrera docente enfocó su labor hacia la archivística publicando en obras colectivas como en el Manual de Archivística, coordinado por Antonio Ángel Ruiz Rodríguez, o en obras individuales como Política y Planificación de Archivos, donde intentaba acercarse y resolver dudas en esta materia. Además, publicó numerosos artículos en revistas digitales y analógicas. En resumen, una labor incesante de la que es muy difícil resumir o resaltar, dada su variada y fecunda vida profesional. Destacamos de Francisco Fuster su capacidad de trabajo, su vocación por los archivos, por la historia local y su contribución a la visibilidad y puesta en valor de las fuentes documentales en general.

Murió en junio de 2024.

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