Nació Francisco de Goñi y Soler en una familia, con pasado aristocrático vinculado a la nobleza, domiciliada en la calle Arenal de Madrid. Era hijo de Eugenio Goñi, un prestigioso agente de Cambio y Bolsa y de Josefa Soler.
Francisco, como otros miembros de su acreditada familia de tradición militar, ingresó como cadete en la Academia de Artillería de Segovia. Allí, tras obtener el grado de teniente, optó por abandonar la milicia y dedicarse profesionalmente a la fotografía, arte y técnica que practicó y proyectó en diversos medios de comunicación madrileños de la época ejerciendo como periodista gráfico.
Goñi inició su largo periplo en el fotoperiodismo en 1904 colaborando con El Gráfico, publicación que dirigía el periodista y luego ministro Julio Burell y Cuellar. En él compartió espacio con otros prestigiosos maestros de la imagen como José Demaría López “Campúa”, “Alfonso” e “Irigoyen”, hasta que en julio de 1904 este diario gráfico tuvo que cerrar debido al continuo hostigamiento del gobierno de Antonio Maura. El vacío informativo causado por el cierre de El Gráfico vino a ocuparlo ABC pasando de ser un medio informativo primero semanal y luego bisemanal, hasta publicarse como periódico diario el 1 de junio de 1905. Esta publicación monárquica insertó entre sus páginas, desde el primer momento, una amplia sección dedicada a la crónica ilustrada y encargó a Goñi y a Manuel Asenjo las fotografías destinadas a la misma. De igual manera, el fotógrafo venía publicando sus fotos en otras publicaciones de la misma editorial como Blanco y Negro y Los Toros.
Años después, la empresa Prensa Española creó el semanario Actualidades, en 1908, posteriormente incorporado a Blanco y Negro, y Goñi pasó a integrarse en el equipo de reporteros gráficos junto a Julio Duque, Ricardo del Rivero, Alba y Cifuentes. La vinculación familiar y cercanía con la nobleza propició que Goñi tuviera un fácil acceso a Alfonso XIII. Este además de proclamarse ideológica y abiertamente monárquico también compartía con el Rey aficiones como el deporte, los toros y la fotografía, actividades que hicieron que surgiera una estrecha amistad entre el Monarca y Goñi hasta el punto de convertirse en cronista gráfico oficial de Alfonso XIII en las publicaciones de Prensa Española. Ello motivó que el fotógrafo se viera obligado a seguir los pasos del Rey en sus viajes oficiales y de ocio por todo el país, cubriendo todos sus actos y actividades, plasmándolas en amplios reportajes fotográficos, que si bien iban destinados a ser publicados en prensa o pasaban a ser documentos gráficos que vendrían a incrementar el extenso álbum privado de la Familia Real.
Entre las fotos oficiales realizadas por Goñi a Alfonso XIII figuran sus visitas al frente de Melilla, guerra a la que fue enviado el fotógrafo como corresponsal en 1909 y de cuya campaña elaboró amplios y meritorios reportajes. También quedaron impresas en sus placas de cristal cuantiosas imágenes de los itinerarios del Rey por distintos destacamentos y dependencias militares de toda España.
De igual manera, elaboró reportajes de carácter privado como fueron los innumerables viajes de la Familia Real, de sus estancias temporales en los palacios de Aranjuez y La Granja de San Ildefonso, de los desplazamientos vacacionales a Santander y San Sebastián, al igual que la asistencia de Alfonso XIII y de su esposa la reina Victoria Eugenia de Battenberg a los toros, a las cacerías, a la práctica de sus deportes favoritos (patinaje, equitación, tenis, carreras de coches, etcétera) y a diversos espectáculos culturales (teatro, conciertos o juegos florales). Todo ello fue captado por la cámara activa y viajera de Goñi, como podemos hoy ver entre los fondos de su archivo.
Al margen de su casi plena dedicación a cubrir los actos oficiales y privados del Rey, el fotógrafo, en su ejercicio profesional de fotoperiodista, tuvo que ocuparse de recoger con su cámara numerosos acontecimientos políticos, culturales y sociales del Madrid de su tiempo. Mítines de políticos como los de Pablo Iglesias, Juan Vázquez de Mella y Antonio Maura en 1909 o intervenciones públicas de Álvaro de Figueroa, conde de Romanones y varias veces ministro, a los que retrató, además, en actos militares del general Primo de Rivera, en eventos culturales, obras de teatro, fotos de escritores, músicos, actores, actrices, toreros, corridas de toros, etcétera.
A esta amplia temática hemos de añadir los asuntos religiosos entre los que hallamos imágenes de Goñi fotografiando procesiones de la Semana Santa y del Congreso Eucarístico celebrado en Madrid, además de su extenso reportaje dedicado a perpetuar los actos celebrados con motivo de la boda de Alfonso XIII con Victoria Eugenia de Battenberg en la basílica de San Jerónimo de Madrid el día 31 de mayo de 1906.
También ilustró con sus fotografías, mediante colaboraciones habituales o esporádicas a lo largo de más de veinticinco años, las páginas de otras publicaciones como: La Esfera, revista gráfica de información general fundada en 1914; la revista semanal Nuevo Mundo, editada hasta 1933; Graphos Ilustrado, revista mensual de fotografía dirigida por Antonio G. Escobar y Mundo Gráfico, revista madrileña, como las antes mencionadas, de tirada semanal publicada entre 1911 y 1938, fundada por José María Díaz Casariego. A estas publicaciones se sumaron otras del mundo del espectáculo como El Teatro, La Lidia, Toros y Toreros y Sol y Sombra, con las que también colaboró.
Después de estos intensos años de actividad dedicados al ejercicio del periodismo gráfico en Madrid, la salud de Francisco de Goñi se resintió y decidió en 1918 dejar temporalmente su trabajo de cronista y tratando de asegurar su futuro laboral optó por preparar una oposición a Hacienda. Tras aprobarla ese mismo año, fue destinado al Catastro de Guadalajara. En esta capital, en 1919, ubicó su domicilio cerca del palacio del Infantado, en la calle Miguel Fluiters, nº 25. Al disponer de tiempo libre abrió un local destinado a la representación y venta de máquinas de escribir, cámaras fotográficas y gramófonos que le proveían como agente en Guadalajara de la Sociedad Hispano Americana S. A. (Avda. de la Libertad, 27), de San Sebastián.
No obstante, Goñi siguió en Guadalajara colaborando con los medios de Madrid como corresponsal gráfico. De hecho, se ocupó de fotografiar el trágico incendio de la Academia Militar de Ingenieros ocurrido la noche del 9 de febrero de 1924 y las visitas, tanto oficiales como privadas, de Alfonso XIII en 1925 a Guadalajara y de su asistencia a los actos oficiales de la Academia de Ingenieros, a las maniobras aerostáticas de 1926-1927 en la Aerostación y a la fábrica de aviones Hispano, etcétera. Imágenes entre las que hallamos las relacionadas con las prácticas aerostáticas y de globos y otras relativas a modelos de aviones y coches de la Hispano.
También, de forma esporádica, colaboró con la prensa local alcarreña, a la que facilitaba imágenes de festividades religiosas (Semana Santa, Corpus, etcétera), además de otras con las que daba a conocer lo cotidiano, los acontecimientos sociales, culturales y tradicionales, tanto de la capital como de los pueblos, fotografiando igualmente fiestas, monumentos y paisajes de las tierras de Guadalajara y de su provincia entre las que hallamos varias ocupadas en faenas agrícolas y los gancheros del Tajo, además de panorámicas de Sigüenza, Pastrana, Molina, Atienza y Brihuega. Digamos que en su interés estuvo fotografiar lo cercano y cotidiano. Se interesó por dejar constancia, a través de sus imágenes, de la sociedad capitalina y provinciana de su tiempo. De ahí, que estas imágenes sean documentos gráficos únicos y relevantes para conocer la evolución de Guadalajara, del trazado de sus calles, arquitectura y monumentos, de sus gentes, de las modas y maneras de vestir, etcétera.
La estancia de Goñi en Guadalajara junto a su esposa transcurrió tranquila para un matrimonio sin hijos cuyo vacío ocuparon un numeroso grupo de amigos de Guadalajara con los que compartían veladas donde las tertulias y los juegos de mesa, además de las reuniones y asistencias al casino y a otros círculos sociales guadalajareños, hacían distraer el tiempo y ocupar los momentos de ocio de la pareja.
Sin embargo, la salud de Francisco, con el paso del tiempo y el inicio de los años treinta, se fue agravando, más aún tras la proclamación de la Segunda República en abril de 1931, momento histórico y trascendental para el país y sin embargo, fatídico para un convencido, obstinado y fiel monárquico como él. Hecho que le hundió anímicamente y le llevó a estar postrado durante un largo período en cama. Goñi, al constituirse la Segunda República y ante la deriva de los acontecimientos, al ser un monárquico reconocido, decidió ocultar su archivo fotográfico en una buhardilla para salvaguardarlo de ser destruido.
El azar del destino quiso que una parte importante de este apareciera en 1982 en una casa abandonada. Fue precisamente Félix Ortego, socio fundador y antiguo presidente de la Agrupación Fotográfica Alcarreña, quien lo descubrió en el nº 7 de la calle Olmillos de Guadalajara en un cajón de madera con cerca de 1.500 placas de cristal de 9×12 cm. Este las entregó a Santiago Bernal, presidente de la Agrupación Fotográfica para su tutela y en la primera década del año 2000, dicha Agrupación depositó para su conservación en el Archivo Provincial de Guadalajara este fondo que consta de 863 fotografías que abarcan desde 1897 hasta 1931.
Si realizamos un completo y detallado recorrido por el trabajo fotográfico de Goñi, observaremos, que aunque su técnica es más bien limitada en cuanto al encuadre de imágenes, iluminación, exposición, falta de equilibrio o de sentido compositivo, características o alicientes que hubieran ayudado a que el suyo fuera un trabajo si no artístico, profesional, la carencia de estos elementos no resta valor a su fotografía, considerando que el propósito definido de Goñi no fue el de realizar obras de arte sino captar el hecho de forma inmediata sin reparar en los aspectos técnicos, dado que su trabajo era el de fotoperiodista. Un trabajo de captación directa e inmediata de imágenes, de gran relevancia para conocer hoy el pasado y la historia mediante fotos que, gracias a documentalistas como él, ahora nos es más fácil conocer y entender.
Digamos que, en su trabajo fotográfico quedó inmortalizada la memoria de un país, ya que reúne las imágenes trascendentales de aquella España del primer tercio del siglo XX.
Francisco de Goñi y Soler, a los 63 años, fue detenido debido a su ideología monárquica por un grupo de milicianos republicanos e ingresado como prisionero en la cárcel de Guadalajara y, tras sufrir castigos por parte de elementos incontrolados, sin orden ejecutoria y en represalia al bombardeo de la ciudad de Guadalajara, de su barrio de la Estación y del palacio de Infantado por la aviación franquista, en la mañana del día 6 de diciembre de 1936, por la tarde, fue fusilado junto a otros trescientos desafectos a la República. Goñi, como el resto de los fusilados fue enterrado temporalmente en una fosa común próxima a la carretera de Chiloeches.
Bibliografía:
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- Fondo Fotográfico de Francisco de Goñi y Soler, Patrimonio Digital de Castilla-La Mancha, https://patrimoniodigital.castillalamancha.es/. Consulta 3-1-2025.
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- López Mondéjar, Publio. Historia de la fotografía en España, Barcelona, Lunwerg, 2005.
- Vicent Galdón, Francisco, Historia del arte de Castilla-La Mancha en el siglo XX. Provincia de Guadalajara, Toledo, Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, 2003, tomo 2, pp. 509-640.
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- VV AA, Alfonso XIII y su época: Goñi, la memoria de un rey, de un país y de un tiempo, Madrid, Caja Madrid, Madrid, 1998.