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Francisco Paulo Petronilo Colás Ruiz de la Sierra (Complementarios)
"Francisco Colás (Complementarios)"
Valverde (Ciudad Real).
1898 -
Ciudad Real.
1939.
Médico, periodista, político.

Francisco Colás es asesinado por los franquistas. Escribe García Zapata que el ajusticiamiento de Colás se lleva a cabo de forma ilegal, sin el preceptivo enterado del dictador. Personas que salvan la vida gracias a él intentan conseguir la conmutación de la pena, pero enterado el Gobernador Civil de las gestiones, acelera la fecha de ejecución, que se produce en la madrugada del cinco de mayo de 1939, en el patio del colegio de los marianistas. Indica también que su hijo Alejandro juega al fútbol allí meses después, con las paredes aún marcadas por los impactos de las balas que mataron a su padre.

La familia y los estudios.

Francisco Paulo Petronilo Colás Ruiz de la Sierra, tal es el nombre que figura en el registro parroquial, nace en Ciudad Real. En sus biografías se da el año 1899 como el de nacimiento, pero en realidad llega al mundo el 31 de mayo de 1898, a las siete de la mañana, en el anejo de Valverde. Es hijo de Alejandro Colás, natural de La Solana, y Laura Ruiz de la Sierra, natural de Daimiel, ambos vecinos de Valverde. Los abuelos paternos son Francisco Colás, natural de Ardoz (provincia de Madrid) y Laura Rodríguez, natural de Poblete. Y los maternos, Agustín Ruiz de la Sierra, de Daimiel, y Carmen Ojeda, de la granadina población de Lanjarón (“España, registros parroquiales y diocesanos, 1307-1985”, FamilySearch (https://www.familysearch.org/).

Colás es un buen estudiante en el Instituto de Ciudad Real, si nos fijamos en las notas publicadas en la prensa: sobresalientes en Lengua Francesa e Historia de España, primer curso (El Pueblo Manchego, 20 y 22-5-1911); sobresalientes en Historia Universal, Álgebra y Trigonometría y Dibujo (El Pueblo Manchego, 28-5-1912); sobresaliente en Fisiología e Higiene y Psicología y Lógica (El Pueblo Manchego, 29 y 31-5-1913). En junio de 1914 obtiene el título de Bachiller, con sobresaliente, tanto en el de Letras como en el de Ciencias (AHN, Universidades, 5441, exp. 8). Y en el curso 1914-1915 se examina de diversas asignaturas en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas, Químicas y Naturales, de la Universidad Central.

Alejandro Colás Rodríguez, padre de Francisco, es también médico. Y en el período de formación del Colegio de Médicos de Ciudad Real, a partir de 1918, es vicepresidente del mismo. Además, está entre los mayores contribuyentes de Ciudad Real, pues es propietario de tierras en Valverde. Dos años antes del nacimiento de Francisco ocupa el lugar 44 entre ellos (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad RealBOPCR-, 6-1-1896). Años después se sitúa en el puesto número 15 (BOPCR, 24-1-1916) y seis años más tarde en el 12 (BOPCR, 13-1-1922).

Por tanto, la posición económica de la familia es próspera y desahogada. Se observa, incluso, en la prensa, donde se pueden encontrar frecuentes referencias a Francisco Colás. Al parecer, abandona los estudios de Ciencias y sigue la senda del padre, pues empieza a estudiar Medicina. No he podido encontrar todavía el expediente de dichos estudios, pero determinadas noticias muestran al estudiante Francisco Colás y la conclusión de la carrera: “Llega de la Corte el estudiante de Medicina” (El Pueblo Manchego EPM, 2-12-1916), “Regresa de Valverde el joven” (EPM, 27-7-1918), “Sale para Madrid” (EPM, 13-9-1918). “Marcha a Madrid el estudiante” (EPM, 10-1-1920), “Regresa de la Corte” (Vida ManchegaVM-, 10-3-1920) , “Regresa de Madrid el estudiante” (EPM, 29-3-1920), “Ha regresado de la Corte” (EPM, 7-6-1920) o “De Madrid ha llegado” (EPM, 24-12-1920). Todas las noticias incluyen, es evidente, el nombre de Colás.

Como estudiante de Medicina tiene actuaciones interesantes. Por ejemplo, participa en el Premio Llorente de Anatomía a propuesta de sus compañeros de tercer curso de Medicina en la Universidad Central (VM, 25-7-1918), premio que obtiene (EPM, 1-8-1921). En ese mismo año es nombrado jefe de puesto de desinfección durante la epidemia de gripe (EPM, 23-10-1918). Sabido es que la gripe tiene en España tres oleadas. La primera, en la primavera de 1918. La segunda, más grave y con mayor número de muertes, desde agosto hasta noviembre de 1918, cuando Colás es nombrado. La tercera, a principios de 1919. En Ciudad Real capital, con 17.321 habitantes entonces, mueren por gripe durante 1918 un total de 113 personas, 6,52 por mil habitantes, más de un punto superior que en la provincia.

El médico.

Y en 1921 termina, por fin, los estudios de Medicina. El diario El Pueblo Manchego (1-8-1921) lleva a primera plana la noticia, incluida una fotografía, y se escribe que el “distinguido escritor regional, que obtuvo el Premio Llorente de Anatomía en la Universidad Central”, ha terminado este año con las “más lisonjeras calificaciones”.

La prensa sigue reflejando sus viajes: “Llega de Madrid el médico Francisco Colás” (EPM, 24-12-1921) o “Llega de Madrid Francisco Colás” (EPM, 27-02-1922 y 15-4-1922). En 1923 figura ya en la relación nominal de médicos y cirujanos, con la correspondiente patente para el ejercicio de su profesión durante 1923-1924 (BOPCR, 17-9-1923) y durante el último trimestre de 1924 (BOPCR, 3-10-1924). En marzo de 1925 solicita el nombramiento como director interino de la Casa de Socorro (EPM, 16-3-1925), institución a la que está después muy vinculado.

Entre 1926 y 1932, al menos, es secretario del Colegio de Médicos de Ciudad Real (Boletín Oficial del Colegio de Médicos BOCM-, 03-1926). Reelegido en los años siguientes con 32 votos (BOCM, 1-1928), 7 votos (BOCM, 1-1929) y 82 votos (BOCM, 1-1931). El 2 de febrero se constituye otra vez la Junta de Gobierno del Colegio de Médicos y Colás es secretario otra vez (BOCM, 2-1932). Además, es miembro de los tribunales de oposición para plazas de médicos titulares inspectores municipales de Sanidad para Ciudad Real, Alcázar de San Juan y Herencia (BOPCR, 1-6-1932; Gaceta de Madrid GM-, 26-6-1932 y GM, 27-6-1932).

Es médico forense interino en el juzgado de Ciudad Real. Toma posesión el 28 de agosto de 1928 y cesa el 7 de noviembre de 1934 (GM, 10-3-1935) Por haber desempeñado el cargo sin interrupción desde su nombramiento tiene derecho a concursar en las vacantes que se anuncien a turno de forenses interinos para su ingreso en el Cuerpo de Médicos forenses.

Es nombrado médico forense en propiedad en el juzgado de Olvera (Cádiz), pues desempeña como interino desde 1928. Por categoría y antigüedad resulta con derecho preferente al resto de concursantes (GM, 14-5-1935). En poco más de un mes pasa al Juzgado de Instrucción de la Roda (Albacete), con toma posesión el 22 de mayo de 1935 (GM, 29-06-1935, El Siglo Futuro, 29-06-1935 y El Sol, 30-6-1935). Finalmente, es nombrado médico forense del Juzgado de Instrucción de Almodóvar del Campo (GM, 12-10-1935).

En 1938 se produce su readmisión “con plenitud de derechos y garantías” en su plaza de Almodóvar del campo y se dice que se encuentra en comisión en Ciudad Real. Se hace a propuesta de la Sala de gobierno del Tribunal Supremo, previo estudio de la Comisión Judicial depuradora del personal de la Administración de justicia de la provincia de Ciudad Real (Gaceta de la República, 14-2-1938).

Y en 1942 se anuncia concurso de traslados entre médicos forenses en los juzgados de primera instancia e instrucción, con la publicación de una larga serie de vacantes (Boletín Oficial del Estado, 1-2-1942). Entre ellas está la de Almodóvar del Campo, vacante desde 5 de mayo de 1939. Como causa de la vacante se indica lo siguiente: “Defunción de don Francisco Colás Ruiz”.

Como ya se ha visto, el 5 de mayo de 1939 marca el trágico final de su vida. Fusilado por un pelotón de ejecución, su muerte fue un acto más dentro de la maquinaria represiva del franquismo. La noticia fue rápidamente silenciada, y su memoria se perdió en el olvido impuesto por el régimen”. García Zapata escribe en su biografía de Colás que es uno de los ingenuos que creen en la monserga de los sublevados en el sentido de que quienes no tienen las manos manchadas de sangre nada deben temer. Pero en los consejos de guerra se extiende una consigna clara: reprimir y condenar a muerte a cuanta más gente mejor.

El escritor.

Además del médico Francisco Colás hay que recordar al escritor. Muy joven empieza a colaborar en la prensa. La primera aportación que he encontrado aparece en la revista Vida Manchega el 28 de mayo de 1914. Se trata de un poema titulado “A la belleza manchega” en el que presenta, según escribe, una mala lira y un inepto pulsador. Pero indica que un canto en honor de la mujer de La Mancha “siempre tendrá valor”. Es poesía juvenil, pero sirve como referencia de la que se parte para conocer la evolución del escritor.

La imagen de la mujer es totalmente tradicional y dibujada como elemento bello, pero pasivo. La hermosura cantada es cualidad muy importante en la mujer, se convierte en rasgo que provoca la atracción del varón y que posibilita, en última instancia, la llegada del amor. Aparecen el ripio y la palabra fácil de la mano del poeta novato y concluye así:

“¡Desde el ardiente Sahara

al frió aterido polo,

no hallareis un hombre solo

que niegue vuestro primor!

¡Manchegas sois las más bellas!

¡las más llenas de primores!

¡las más lindas! ¡las mejores!

y las más dignas de amor”.

Comienza su travesía poética caracterizada por la transmisión de emociones, sentimientos o sensaciones referidas a mujer o amor, como objetos de inspiración. Y publica sonetos como uno “escrito expresamente para El Labriego” (El Labriego, Ciudad Real, 17-1-1915); otro que empieza así: “Cual la brisa ligera y olorosa / que ha prestado á tu aliento su ambrosía, / cual la luz que callada y silenciosa / con sus rayos anima tu alegría” (El Labriego, 31-1-1915); o, uno más, titulado “Ella es el ideal…” (La Ilustración Española y Americana, Madrid, 30-1-1919).

Diversifica las temáticas de sus poemas, que escribe hasta 1921, en coincidencia con su época de estudiante de medicina, aunque publica alguno más en 1929. Los alterna con colaboraciones en prosa, como cuentos y otros asuntos. Por ejemplo, “Nevadas del alma”, que finaliza de esta manera:

“Tengo el alma muerta

y tiemblan mis carnes heladas de frío.

Aquí, al amorío

del hogar templado, déjame que cuente,

mientras suena lejos el agua del río,

mientras la nevada que cae silenciosa

va dejando en cada paso de mi vida

morir una rosa,

y sólo me muestra la muerte escondida

en un cementerio y al pie de una fosa”.

Se dan cita en el largo poema vida, tristeza, paso del tiempo, muerte y gélida belleza de la nieve fría (La Ilustración Española y Americana, 8-3-1919).

Y una última muestra poética en “Los ojos de la intrusa” (La Ilustración Española y Americana, 15-11-1919). Sabido es que la terrible Intrusa puede hacer su fatal aparición en cualquier momento. Afila en la sombra su guadaña, apaga la luz, corta la vida y proclama que la Muerte es la única certeza. Escribe Colás, entre desesperanza, pesimismo y tristeza: “Y vi, con claridad de visionario, / fijas en ti las cuencas del osario / espectral y siniestro de la Intrusa”, en un poema que dedica a aquella que le abandona un día, cuando se marcha “siendo joven y bella”.

El 31 de julio de 1921 aparece el primer número de Juventud Manchega, suplemento del Boletín de la Academia General de Enseñanza, que se concibe como un punto de encuentro de los cientos de alumnos que pasan por la Academia. Figuran artículos de Antonio Heras Zamorano (Malagón, Ciudad Real, 1882 Dana Point, California, 1964), entonces profesor de Literatura española en la Universidad de Minneapolis; José Castillejo Duarte (Ciudad Real, 1877 – Londres, 1945), catedrático en la Universidad Central y secretario de la Junta de Ampliación de Estudios; Francisco Pérez Fernández (Daimiel, Ciudad Real, 1907 – Madrid, 1981), en ese momento alumno de 5º curso; y una nota necrológica de un alumno de 6º, llamado Mario Vidal, que hace el profesor Carlos Calatayud Gil (Valencia, 1894 – Ciudad Real, 1980).

Además de fotografías y noticias de alumnos destacados, se incluyen también tres sonetos de nuestro autor. Este es uno de ellos:

En la llanura parda recogido

parece una excreción del pardo suelo:

solo se yergue en ideal anhelo

la mocha torre, de cigüeñas nido.

Tiene un viejo castillo derruido

que por sus grietas avizora el cielo,

y un cura, que a las almas da consuelo

en este bajo mundo corrompido,

una vieja que cura el aojamiento

y el mal de amores, con cualquier ungüento

que transciende a sabático misterio,

y cerca, muy cerquita del poblado,

el picudo y fantástico arbolado

del cipresal del viejo cementerio”.

De Francisco Colás se escribe en este número de Juventud Manchega, que acaba la licenciatura en Medicina en mayo de 1921, obtiene el premio extraordinario del Dr. Llorente en la asignatura de Patología General y se recuerda que cursa en ese Centro los estudios de Segunda Enseñanza.

Y en el número de marzo de 1929 de la misma publicación periódica Colás, exalumno, médico y profesor de la Academia, publica otros sonetos, reproducidos en la primera plana de El Noticiero Gaditano (15-6-1929), en recuerdo a su infancia y a las historias de la abuela.

Colás y el regionalismo.

El decreto de Mancomunidades (1914) tiene en las provincias que hoy forman Castilla-La Mancha un efecto: se inicia la polémica entre partidarios de una posible mancomunidad castellana u otra manchega. La Juventud Central Manchega pide en 1919 a las diputaciones de Ciudad Real, Cuenca y Toledo el acuerdo con la de Albacete para crear una región. Pero no se constituye ninguna.

La prensa es el medio para desarrollar el debate. En Ciudad Real, el diario El Pueblo Manchego o la revista semanal Vida Manchega exaltan a la región manchega. La de Albacete también, sobre todo el diario Defensor de Albacete. En Toledo está más próxima a la idea de Castilla, como se manifiesta en el diario El Castellano. Igual que en Cuenca y Guadalajara, con los semanarios El Centro y La Crónica, respectivamente.

La publicación que mejor representa los ideales manchegos es Vida Manchega, revista ilustrada, propiedad del impresor Enrique Pérez, editada entre 1912 y 1920, año en que se convierte en diario. Sale en Ciudad Real y tiene corresponsales en Albacete, Cuenca y Toledo, para cubrir la vida informativa de las cuatro provincias manchegas.

Colás tiene una etapa en su actividad literaria en la que se ocupa del tema regionalista. Colabora, sobre todo, en Vida Manchega, aunque también lo hace en la revista Castilla, que se publica en Ciudad Real durante algunos meses de 1917 y 1918. Y, cómo no, la situación en Cataluña llama su atención. Publica un interesante artículo titulado ¿Regionalismo o catalanismo? (Vida Manchega, 15-12-1918).

Es preciso un breve comentario previo a lo que se conoce como cuestión catalana, que está presente en la vida nacional desde mediados del siglo XIX hasta la actualidad. Puede decirse que se trata de una pugna, con una simplificación, entre los nacionalismos catalán y español, con diferentes demostraciones e intensidades a lo largo de los últimos ciento cincuenta años. Evoluciona desde el nacimiento y desarrollo de un movimiento cultural a mediados del siglo XIX Renaixença, que revitaliza lengua y cultura catalanas hasta convertirse en un conflicto político de gran envergadura en el siglo XXI, con periodos de represión y concesiones de autonomía. Además, en los últimos cuarenta años se produce un creciente movimiento independentista, que influye de manera decisiva en la vida política española. Con el nacionalismo catalán han pactado en las últimas décadas la UCD de Adolfo Suárez González, el PSOE de Felipe González Márquez, el PP de José María Aznar López y el PSOE de Pedro Sánchez Pérez-Castejón.

Hace poco más de seis años el Gobierno de Cataluña convoca el referéndum de autodeterminación. Suspendido por el Tribunal Constitucional el 7 de septiembre de 2017, finalmente se celebra el 1 de octubre de 2017.​ Pues bien, cien años antes se desarrolla la campaña autonomista catalana de 1918-1919. Es el primer movimiento a favor de la concesión por parte del parlamento español de un Estatuto de Autonomía para Cataluña. Se produce entre noviembre de 1918 y febrero de 1919. Entonces no votan los electores sino los representantes de los municipios, que previamente aprueban el texto en los respectivos ayuntamientos.

Contra un documento de la campaña autonomista se manifiesta Colás en el artículo citado. Indica en el comienzo que la cuestión de la autonomía catalana se esperaba por todos: “sabíamos que tarde o temprano se llegaría a plantar el problema a la luz del día y ese día ha llegado al fin”. En España todos somos hoy, afirma, un poco regionalistas y, sin embargo, el documento catalán despierta el recelo. ¿Se trata de regionalismo o catalanismo? A juzgar, por las bases del documento de autonomía entregado al gobierno, “podemos decir categóricamente que se trata única y exclusivamente de catalanismo, de un movimiento odioso de disgregación nacional, que tiene vergüenza de salir a la calle con su cara verdadera y se viste de máscara para presentarse al resto de los españoles”.

Realiza toda una serie de consideraciones, económicas, idiomáticas, sociales o políticas y llega a la conclusión siguiente: “La resolución del problema planteado por la región catalana es ardua y difícil”. Además, el documento llega en un momento en el que España atraviesa una grave crisis, aunque parece que la sociedad despierta del sueño echado desde el desastre español. Y concluye con el deseo de que el pueblo español despierte de su letargo y “resuelva el problema catalanista con un acto de conciencia cívica que ya nos habíamos acostumbrados a no esperar de él”.

Colás cree que hay que solucionar el problema con conciencia cívica. Otros sectores no tienen otra cosa que ofrecer que un excluyente nacionalismo español, patrocinador del enfrentamiento. Se pueden recordar muchos ejemplos, pero fijemos la atención en un artículo publicado en el semanario Hidalguía, de Tomelloso, el 16 de mayo de 1920. Firmado por S. L. R., iniciales del director del periódico, Salvador López Ramírez, lleva por título “Las eternas provocaciones catalanistas” y concluye de esta manera: “Tenemos, si, que defender a nuestra amada España de los constantes insultos de que es víctima por los malos españoles, por esos separatistas que continuamente mancillan el sacrosanto nombre de España y gritar con toda el alma y con efusión de españoles leales, ¡¡Viva España!!”.

Hoy seguimos con la cuestión catalana presente. Por eso, es pertinente recordar lo que declaraba a la prensa Álvaro de Figueroa y Torres (1863 – 1950), conde de Romanones, recogido por Fernando Soldevilla en su anuario (El año político 1920, Madrid, 1921): “Ciego ha de estar quien no vea que el problema de Cataluña es de una absoluta realidad. Es un pleito vivo, que tiene hondas raíces, y cuya solución no se encontrará nunca desconociéndolo o menospreciándolo”.

Colaboraciones periodísticas e Himno a La Mancha.

Francisco Colás continúa con sus colaboraciones periodísticas. Sobre todo en Vida Manchega, que simultanea con sus estudios de Medicina, ya sean cuentos, artículos sobre temas diversos o reportajes. Y en menor medida en La Ilustración Española y Americana. Y está atento a la actualidad del país, que pasa por momentos delicados.

Efectivamente, sus años de estudiante son muy complicados en España y le marcan en su evolución ideológica. Es un período en el que la Restauración entra en crisis y colapsa. Comprende desde el inicio de la Primera Guerra Mundial hasta 1923, cuando se produce la instauración de la primera dictadura del siglo XX, la del general Miguel Primo de Rivera. Son años de tensiones internas generadas por turnismo político y caciquismo; luchas de los trabajadores; pistolerismo sindical y empresarial; aspiraciones nacionalistas en Cataluña y País Vasco, con el consiguiente encastillamiento del nacionalismo español; o situación social provocada por la guerra en Marruecos, donde fundamentalmente mueren los pobres. También de acentuación de tensiones externas, como la propia guerra mundial o la Revolución bolchevique, que tienen evidente influjo en España.

Sigue con el tema del regionalismo, aunque en menor medida. No obstante, a comienzos de 1920 hace una visita al centro regional en Madrid, que da lugar al reportaje que se publica con el título siguiente: “Del Centro Regional Manchego en Madrid. Una visita de nuestro compañero de Redacción Don Francisco Colás” (Vida Manchega, 10-3-1920). Antes de recordar su contenido es pertinente evocar en breves líneas sus características.

La constitución del Centro Regional Manchego significa un primer momento organizativo del mancheguismo. Creado en Madrid en el año 1906, tiene como objetivo principal fomentar lazos de solidaridad entre las provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo (según se indica en el artículo primero de su Reglamento). Además de ese fin genérico, de indudable espíritu regionalista, el Centro se constituye también en sociedad de carácter lúdico y recreativo al organizarse diversos actos de esparcimiento para sus socios, a los que, además, proporciona una sede adecuada para el encuentro en el tiempo de ocio como el café restaurante. Su primer presidente es el albaceteño Federico Ochando y Chumillas (1848-1929), general y político, impulsor de una campaña publicitaria por las cuatro provincias antes mencionadas en búsqueda de adhesiones para la organización y apoyos para su desarrollo. Dicha actividad se concreta en la creación de juntas locales adscritas al Centro e, incluso, en la creación de bandera e himno de la región. En 1910 es elegido presidente Tomás Romero y Martín-Toledano, periodista nacido en Herencia, que evoluciona políticamente desde el republicanismo reformista al liberalismo y que consigue estabilizar la vida del Centro.

Colás, en su artículo de Vida Manchega dedicado al Centro Regional Manchego, comienza con su declaración de escepticismo hacia la labor realizada en Madrid por todos los centros regionales. Del Manchego indica que sabe lo que de tantos otros: superficialidad de algunos bailes o veladas, existencia de sala recóndita y misteriosa –se refiere a un lugar de juego–, lo bullanguero o el motivo de reunión frívola, distraída a veces o, incluso, perjudicial. Pero la visita y las explicaciones recibidas tienen la virtud de convencer a Colás de lo injusto de su “pasado desprecio”.

Escribe que hay en Madrid sesenta mil manchegos y el Centro solo tiene 500 socios, así que hay que considerar héroes al puñado de hombres que, a pesar de las dificultades de todo tipo, crean y sostienen un centro así. Allí reciben clase diariamente, en aulas instaladas en la planta baja del edificio de la calle del Príncipe, un gran número de jóvenes de ambos sexos; tienen lugar conferencias sobre temáticas diferentes, dadas por personas de prestigio; se celebran veladas literarias diversas; y hay una juventud que trabaja con entusiasmo en una obra cultural y de desarrollo industrial de nuestra región. Y argumenta así: “No es solamente el circulo de reunión, la atmósfera enervante del café, el chocar de las bolas de billar, el lugar que vive a expensas de los misteriosos ingresos de aquella sala… Es algo más noble y sobre todo algo más útil: existe allí un ideal, conciencia de una misión y energía para llevarla a cabo”.

Pero Colás prácticamente deja de tratar el tema del regionalismo en sus escritos, para ocuparse de otras cuestiones. No obstante, escribe el Himno a La Mancha, que se publica en 1925. En este momento es preciso también hacer algunas consideraciones. Castilla-La Mancha tiene hoy bandera pero no himno oficial, aunque se han realizado varios a lo largo del último siglo. Se pueden recordar algunos.

En mayo de 2024 Alfredo Sánchez Rodríguez, escritor, poeta y cantautor, comparte con nosotros una especie de himno de Castilla-La Mancha titulado Vengo, cuya letra y música hace para celebrar el Día de Castilla-La Mancha 2024, aunque se centra en La Mancha. Este es el final:

Es la tierra madre, el futuro, la esperanza,

es donde los sueños aún se pueden alcanzar,

es nuestra memoria, la raíz común,

y somos su destino y su caudal

y su luz: ¡Madre Mancha!”

Otro Himno a la Mancha, que compone Arturo Dúo Vital, con letra de Etheria Artay, es primer premio del Concurso convocado por la Casa de la Mancha en Madrid en 1957, como recuerda Vicente Castellano Gómez en su artículo “El regionalismo musical manchego” (Revista de Estudios del Campo de Montiel, 2018). Es estrenado en el Teatro Español de Madrid en enero de 1958, en Ciudad Real el 16 de mayo, en el teatro Cervantes, y el 18 de agosto, Día de la Provincia, se puede oír en el patio de la Jefatura Provincial del Movimiento.

Cuarenta años antes, en 1919 se publica el Himno a Mancha, letra de Martín Ramales y música de Antonio Segura (Vida Manchega, 20-3-1919). Hay constancia de su interpretación en Madrid: “Un coro de 40 alumnos cantará el Himno á la Mancha, compuesto por el maestro Segura y dedicado al Centro Manchego” (La Mañana, Madrid, 30-3-1919).

“Nuestra canción

viene a representar

de la Región

el cántico triunfal.

Para triunfar de otras regiones

la Mancha fecunda se vé resurgir

llevando a su triunfo los nobles pendones

de un himno al trabajo vibrante y viril.

Nuestra canción, etc.

Ansiosa de vida levanta la frente.

Las secas estepas que el sol calcinó

han dado una raza serena y valiente

que al par que sus rubios trigales creció.

Sus hijos unidos por un amor santo

con gesto altanero, con fé en su poder

henchidos de orgullo entonan un canto

de amor al terruño que los vio nacer.

Nuestra canción, etc.”

Esta es la letra que figura en la revista y hay que pensar que esa es la extensión. Y en 1925, Colás lo que hace es ampliar de manera significativa la letra, según puede verse en la edición que ese año presenta la Imprenta Provincial. Por ejemplo, se interpreta el 31 de julio de 1925 en la fiesta de la Pandorga: “Ante la virgen del Prado se cantaron manchegas por una rondalla. Los niños del Hospicio cantaron, acompañados por la banda de música, el himno a la Mancha” (La Voz, Madrid, 1-8-1925).

Nuestra canción viene a representar

de la Región el cántico triunfal.

Para emular a otras regiones

la Mancha fecunda se ve resurgir,

llevando a su triunfo los nobles pendones

de un Himno al trabajo vibrante y viril.

Nuestra canción viene a representar, etc

                           ***

Cantemos el Himno con amor ferviente;

las secas estepas que el sol calcinó,

han dado una raza serena y valiente

que al par que sus rubios trigales creció.

Reclama a sus hijos la tierra manchega.

Todo buen manchego se postra a sus pies,

y ofrenda de amores a sus plantas lleva,

su amor hecho panes en 1a rubia mies.

Nuestra canción viene a representar, etc.

                         ***

Himno de peones en la gañanía

Cuando en los destajos limpian su sudor,

cantando manchegas de la patria mía

que hablan de su Virgen y hablan de su amor.

Nuestra canción viene a representar, ctc.

                       ***

Este Himno es un canto de amor al trabajo,

de amor al terruño que nos vió nacer,

Himno sacrosanto que desde el destajo

de la parda tierra nos invade el ser.

Himno sacrosanto de los que remueven

los pardos terrones del triste erial,

y al cielo mirando, con su fe se atreven

a esparcir los granos del rubio candeal.

Nuestra canción viene a representar

de la Región el cántico triunfal.

                                                                                                                                               ¡Viva la Mancha, viva la Región!”

Compromiso social y político.

Francisco Colás escribe cuentos en Vida Manchega: “Memorias viejas”, un amor despechado con final en suicidio (30-12-1918); “La amargura del pasado”, verbena en Madrid, mujer atractiva cuyo novio no vuelve de la guerra de África, en fin, el peso del pasado, (5-9-1919); o “El último triunfo”, historia de amor en el mundo del teatro que acaba en tragedia (25-06-1920).

Por otro lado, su pensamiento madura y trata la situación España desde una óptica de progreso social, con un componente crítico importante. Por ejemplo, en otros tres artículos que aparecen también en Vida Manchega: “La abulia de la raza” (5-4-1919), “Plagas nacionales” (5-8-1919) y “Las exequias fúnebres” (10-01-1920). España, indica, no es un país de esencias democráticas. Es verdad que hay un “procedimiento gubernamental democrático”, pero en el fondo la masa social sigue “irreaccionable o inconsciente”, ese procedimiento “nos viene ancho a la mayoría de los españoles”. Les ha costado el advenimiento de las democracias un siglo largo de luchas, motines y revueltas. Y, puede afirmarse, que aún no han acabado de llegar, pues tras cien años su encarnación en la sangre y el alma del cuerpo social está lejos de llegar. Hay una tremenda interrogación: ¿dónde nos ha de llevar el día en cuya noche tempestuosa penetramos? ¿Cuándo la luz del sol de la justicia brillará tranquila sobre las dormidas aguas de una sociedad nueva e ideal? ¿Revolución o dictadura?, se pregunta. En algunas partes de España hay un pavoroso problema social y no hay autoridad suficiente para volver a su cauce los egoísmos despertados. Cada crisis política es un parto más laborioso, cada una de ellas tiene un resultado más ineficaz cuando no es más ridículo. Hay “mucha pompa y mucho vacío, muchas palabras y pocos hechos, muchos egoísmos y pocas ideas…”.

Critica lo que pasa en Barcelona, verdaderamente monstruoso. Es el crimen organizado y el asesinato vulgar disfrazado de lucha social. Y termina con el aserto, envuelto en sorna, del cambio de modelo. Los representantes de las izquierdas españolas, que antes seguían el modelo político inglés, cambian de prototipo y de la “brumosa Albión” pasan a la “Rusia helada de las leyendas zaristas y la revolución bolchevique”: “Hoy cuando se encumbre a un hombre de gobierno, se le debe decir que ha estrechado la mano de Trotsky y Lenine. Y bajo este punto de vista nuestros mejores estadistas serán Pestaña, el Noy del Sacre y en Ciudad Real el insigne Agapito de los bigotes carbonarios”.

También se ocupa del estado del mundo tras el final de la Gran Guerra, con el artículo “La paz” (Vida Manchega, 5-7-1919). Analiza la rendición de Alemania, la firma del tratado de paz y el hundimiento de la flota por parte de los marinos alemanes que debía ser entregada a los aliados. Y se manifiesta antibelicista: “He aquí las justicias de la guerra, de todas las guerras, que ojalá se hubieran hundido para siempre con los cañones de esos buques alemanes”.

Otras temáticas le llevan a Madrid con su artículo dedicado a una gran vía (“Siluetas de la Corte. La Castellana”, La Ilustración Española y Americana, 8-4-1919); Toledo, con la Posada del Sevillano (“Restos de una novela”, Vida Manchega, 31-7-1919); o Ciudad Real, con un escrito dedicado a la Semana Santa (“Semana de Pasión y Muerte”, Vida Manchega, 10-4-1920). La Castellana no es otra cosa para Colás que un paseo provinciano en día festivo, un paseo que nosotros hemos visto muchas veces siempre distinto y siempre igual. En ella nada hiere, todo es placidez y produce una “grata sedación de espíritu”, a dos pasos de la vorágine de las calles céntricas. Todo es amigo, como el paseo provinciano que añoran los que llegan de fuera: “es el mágico mundo de las cosas sin importancia que forman la trabazón de nuestra vida íntima; es el mundo amable en donde los espíritus se rozan al pasar, donde todos los ojos llevan una mirada acariciante, donde todas las bocas llevan en los labios un adiós sin palabras que sabemos recoger”.

Respecto a la posada toledana, que identifica con el mundo cervantino, recuerda obras y personajes y describe como era su mundo. Allí está presente la “mayor beldad que en tiempo alguno fue celebrada por arrieros y traginaníes andaluces, por hidalgos castellanos, por todos aquellos que una vez, tan siquiera, viéronla humilde, callada y pudibunda, recorrer el zaguán de la posada, el patio de la misma, los corredores altos de barandilla de madera, atenta siempre a sus quehaceres, sin que el son de un requiebro lanzado al paso, hiciérala levantar los ojos del suelo, ni alterar en lo más mínimo la serena limpidez de su mirada”.

Y está también su Ciudad Real, con la descripción de Semana Santa. No pueden tocarse las campanas, se cubren los barrocos ornamentos de los altares con sudario morado, se seca el agua bendita en los pocillos de las iglesias y en la torre suena el claquear de la carraca. Ya se sabe, las campanas enmudecen y en las torres de las iglesias se colocan para sustituirlas unos artilugios de madera que avisan de los oficios religiosos. Y tras la reseña, la crítica razonada. Se conmemora la muerte con fiestas suntuosas en que parece no tenerse en cuenta el dolor inmenso de recordar el tormento del salvador. Y todo eso, “Gastando un dineral en fastuosidades, siempre hay en algún rincón trágico de un paseo, un banco misterioso, donde un ser humano murió de hambre y de frío, en el centro mismo de una ciudad cristiana”.

Pero entre sus colaboraciones periodísticas quiero hacer especial mención a su artículo “Las tierras llanas” (La Ilustración Española y Americana, 22-12-1919). En él aprecio con claridad el giro ideológico de Colás y su compromiso social. El marco lo ponen las tierras llanas, La Mancha, que ya trata con frecuencia su amigo Arturo Gómez-Lobo. Primero presenta tierras, animales y hombres, con una patética y desgarradora visión, que le hacen pensar en el llamado problema social. Pues, escribe, “no se debe obligar a una raza a que viva esclava de todo: de una agricultura mísera que hace a los hombres siervos de la usura, de unos impuestos que se llevan con el usurero el pobre resto de unos afanes de dos años por conquistar un pedazo de pan, de unos infames medios de comunicación que encarecen los productos que vienen y reducen a cero el valor de los que se van y, sobre todo, de una absoluta falta de educación, que han de hacer reclamar a estos hombres su derecho a la vida con toda la barbarie de sus egoísmos”.

Por otra parte, esos hombres no saben que en el voto que la ley les concede, que ellos venden en ocasiones por un vaso de vino, está el remedio de muchos de sus males. No obstante, los hombres de las tierras llanas tienen mansedumbre, muestra de que el odio no ha germinado todavía en sus almas, que la ola roja está contenida por la innata bondad. Pero si se les deja abandonados puede llegar la barbarie y entonces no habrá ni fuerza moral ni derecho a levantar su voz contra la ella: “Acontecerá que unos hombres crearon una raza de lobos, y crecieron los lobos y se comieron a los hombres”.

Periodista y médico.

Dentro de los Juegos Florales de 1920, cuyo acto principal se celebra el 16 de agosto en el Teatro-Circo, Francisco Colás, consigue uno de los galardones del tema II (Premio Romance de un hecho histórico acaecido en la provincia de Ciudad Real), dotado con 125 pesetas, con el lema “Cada piedra una leyenda” (El Pueblo Manchego, 17-8-1920). Organizados por el Ateneo de Ciudad Real, que preside Cirilo del Río Rodríguez (1892-1957), tienen multitud de premios, dentro de XXII temas. El acto es todo un acontecimiento social, con representaciones de “las letras, el foro, la banca, el comercio, la milicia y el clero”.

Y en julio de 1921 publica tres sonetos en el número primero de Juventud Manchega, revista de la Academia General de Enseñanza, con el título de “Castilla”. Es el momento que marca la práctica desaparición de las colaboraciones periodísticas de Colás. En este punto es necesario recordar que en 1921 termina, por fin, sus estudios. Y es motivo para que el entonces joven escultor Jerónimo López-Salazar Martínez (1899-1979), realice un busto del “nuevo licenciado en Medicina y colaborador nuestro don Francisco Colás” (El Pueblo Manchego, 22-07-1921).

Eso significa, que la actividad médica va a ser su principal objetivo. No obstante, a fines de 1922, es vocal de la Junta Directiva del Ateneo de Ciudad Real, con Arturo Gómez-Lobo como presidente (El Pueblo Manchego, 26-12-1922). Su sede está situada en el piso principal del Teatro Cervantes. Y a comienzos de 1925 figura como concejal en el Ayuntamiento de Ciudad Real, número 23 y último, con Francisco Herencia Mohino como alcalde (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, 14-1-1925).

Pero su preocupación principal es el desarrollo de la Medicina. Precisamente, está presente en los actos de divulgación científica y sanitaria organizados por el Colegio de Médicos de Ciudad Real. El primero tiene lugar el 26 de abril de 1925, en el Teatro Cervantes de la capital (Boletín Oficial del Colegio de Médicos de la Provincia de Ciudad Real, julio de 1925) y participan, junto a Francisco Colás, Manuel Fernández Aldama (presidente de la Junta provincial de Inspectores Municipales de Sanidad, que trabaja en Minas de Almadén), Francisco Herencia Mohino (abogado y alcalde de Ciudad Real hasta unas semanas antes) y Antonio Piga Pascual (médico, publicista y profesor en la Universidad Central).

Colás habla del tema de alcoholismo y de los innumerables trastornos que ocasiona, desde el conocido como tóxico cerebral hasta los que de un modo insidioso y lento corroen nuestra economía, “que alterada en casi todos sus tejidos y células, no solo deja fuera de lucha, al organismo afecto, sino que deja sus huellas hasta en los descendientes del mismo”. Considera perjudicial el uso de los alcoholes, incluso “la copita en las comidas o la copita de licor por complacencia”.

Semanas después asiste al homenaje que se hace a Gregorio Hernández, profesor de la Normal y concejal del Ayuntamiento de Ciudad Real, con motivo de su traslado a la Normal de Cádiz (El Pueblo Manchego, 17-6-1925). Y en el inicio del nuevo año, el 3 de enero, interviene en el “mitin sanitario”, celebrado en el Teatro Principal de Manzanares. Indica que estos actos tienen importancia “no solamente como educadores de las muchedumbres, sino también como base de una política sanitaria que es la primera de las políticas; es la política misma” (Boletín Oficial del Colegio de Médicos de la Provincia de Ciudad Real, marzo de 1926). Dice que el acto no está protagonizado por políticos en busca de votos sino por una representación de la clase médica que todos los días ve “el desastre de la salud pública en España y que cansada de trabajar en silencio se ha echado a la calle para exigir que la Sanidad Española sea en plazo perentorio la que cumple a un pueblo civilizado”. Asimismo, termina su intervención con un llamamiento a la mujer para colaborar en la obra de política sanitaria, pues recientemente ha sido llamada por un gobierno al ejercicio de los derechos políticos.

El día 24 de febrero tiene un accidente automovilístico en la carretera de Ciudad Real a Toledo, entre Ajofrín y Burguillos. Viaja con su hermana Ángeles, de 28 años, el coche da varias vueltas de campana y son trasladados a una clínica de Toledo (El Castellano, Toledo, 25-02-1926). Ambos son solteros y viven en la calle Cadenas, 14, de Ciudad Real. Las heridas no son graves y en el centro sanitario se diagnostican heridas y contusiones varias. Incluso un diario madrileño incluye un breve suelto con noticia del accidente de automóvil (El Sol, Madrid, 27-02-1926).

Unos días después, en marzo de 1926, se publica el primer número de la Revista Mensual de Ciencias Médicas de la Provincia de Ciudad Real, como suplemento al Boletín Oficial del Colegio, de la que solo salen cinco números. En la experiencia está Francisco Colás, que forma parte del comité de redacción. Formado, además, por Manuel Fernández Aldama, Alfredo Badía Fos, Francisco Morayta Serrano, Arturo Urrero Marcos, Juan Ignacio Morales Sánchez-Cantalejo y Huberto Domínguez López. Este último da vida en Almagro, desde 1930 hasta 1935, a El Huracán Sanitario, publicación mensual de Sanidad, Higiene y Sociología.

Durante los años 1927 y 1928 colabora en el periódico de Ciudad Real titulado La Raza, que empieza como semanario de información y se transforma el 1 de enero de 1928 en publicación decenal literaria e ilustrada, dirigida por José Mur Escolá, profesor de Dibujo de las Escuelas Normales de Ciudad Real. Además de Francisco Colás Ruiz de la Sierra, colaboran Carmelo Cepeda Heredia, Ramón López Villodre o Vicente Martín. Las ilustraciones son del propio Mur y del pintor Vicente Martín, las fotografías de G, Novillo y las caricaturas de Mozo (El Pueblo Manchego, 23-1-1928). No he podido ver ejemplares de esta publicación periódica.

En el ámbito personal, Francisco Colás contrae matrimonio con Natividad Torregrosa Lerma, parece que en 1927, aunque no he encontrado la fecha. Entre los regalos de boda recibidos destaca el de su amigo Alfredo Palmero de Gregorio (1901-1991), también colaborador de Vida Manchega. Se trata de un óleo en lienzo, de 117 x 104 cm., que se encuentra actualmente en el Centro de Exposiciones (CEX), de la Diputación Provincial de Ciudad Real. Se conoce con el nombre de Mineros de Almodóvar, firmado por Palmero, fechado en 1927 y dedicado a Paco Colás.

Periodista y político.

El día 2 de marzo de 1930 sale en Ciudad Real el primer número del semanario Libertad, publicación periódica costeada, editada y dirigida por el médico socialista Francisco Colás Ruiz de la Sierra, como recuerda Francisco García Zapata. Se proclama de “opinión libre” y su programa se resume con cuatro palabras: “antimonarquismo, anticlericalismo, antimilitarismo y anticapitalismo” (El Defensor, Puertollano, 9-3-1930). También Vida Manchega (8-3-1930) da noticia de su aparición y proporciona los nombres de algunos colaboradores: José L. Benito, León Lloy, Julián Arredondo y Óscar Corral. Deja de publicarse a mediados de 1931, según el número extraordinario de Vida Manchega que sale el 1 de enero de 1932. Por supuesto, no he podido encontrar ejemplares y solo las noticias de prensa permiten la reconstrucción mínima del periódico.

Desde luego, José Maestro San José apoya la publicación y su presencia causa cierta conmoción en la provincia, si nos atenemos a algunas informaciones. Por ejemplo, La Región (18-7-1930), semanario monárquico de Alcázar de San Juan, recoge un comentario del periódico y lo interpreta a su forma: “Libertad, de Ciudad Real, en su sección detonadora correspondiente al 28 de junio del actual, dice textualmente: de la biblioteca del Casino sigue desapareciendo apenas colocado en la mesa de lectura nuestro semanario. Lo mismo sucede en esta localidad y es probable que ocurra en otros sitios. Fácil es adivinar el empleo que dan en la sociedad al enclenque y grotesco semanario…”

El año 1931 es muy importante para Francisco Colás, tanto en el ámbito político como en el personal. Francisco Romero y él mismo acuden al Congreso Extraordinario del PSOE en representación de Ciudad Real (El Socialista, Madrid, 12-7-1931). En su portada se anuncia que se acuerda por unanimidad la continuación de los ministros socialistas en el Gobierno. Además, “por 10.607 votos contra 8.362 quedan facultadas la fracción parlamentaria y la Comisión ejecutiva para resolver, si fuere preciso, en materia de participación ministerial. Por otra parte, se desecha el voto particular relativo a la creación de una segunda Cámara y, atendiendo a los argumentos de Fernando de los Ríos Urruti (1879-1949) y otros asistentes, se rechaza la propuesta a favor de una República federal presentada por los delegados de Valladolid y apoyada por los de Cataluña. En el plano personal, es el año del nacimiento de su hijo, Alejandro Colás Torregrosa, concretamente el 25 de diciembre.

Tampoco he podido ver ejemplares de Clamor (1932-1934), otro periódico dirigido por Colás, órgano semanal de la Agrupación Socialista de Ciudad Real, en él que utiliza el seudónimo de Asmodeo. Aparece por vez primera el 15 de mayo de 1932, según Vida Manchega (14-5-1932 y 16-5-1932) y trata de defender actuaciones y logros del alcalde socialista José Maestro San José. Tiene su sede en la Casa del Pueblo y son redactores las siguientes personas: Antonio Cano Murillo, Tomás Cano Murillo, Cástulo Carrasco Martínez, José Serrano, Ramón López-Pintor Angulo y Francisco Pérez Fernández.

Recuerda este último, asiduo colaborador de Lanza, en un artículo publicado en Hoja del Lunes de Ciudad Real (16-11-1981), Las dificultades para su edición. E indica la falta de financiación por publicidad, pues de ella mejor no hablar: “casi nadie se atrevía a anunciarse en Clamor”, aparte de la Confitería de Gutiérrez, el procurador Jacinto Rolán, los almacenes de los Reyes, la Agencia Ford y el taller mecánico de Adrián Pérez.

Como ciudadano, forma parte, como suplente vocal de sociedades -Colegio de Médicos-, de la Junta Electoral del Censo de Ciudad Real (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad RealBOPCR-, 6-1-1932). También es nombrado vocal del Jurado Mixto del Trabajo Rural de Ciudad Real (BOPCR, 9-12-1932).

Y como actor político, se pueden recordar algunos actos en los que está presente. Participa como representante de la Agrupación Socialista en el acto de propaganda electoral del 6 de abril de 1931, organizado por el bloque republicano-socialista (El Socialista, 8-4-1931). Le acompañan Clodoaldo Barrios, por el Partido Republicano; Rafael de Caños, por Acción Republicana; Regina García, por el PSOE; y dos estudiantes de la FUE por la Juventud al Servicio de la República.

Unos meses después se celebra el congreso para constituir la Federación Provincial Socialista (El Socialista, 7-11-1931). Un total de 180 delegados, en representación de 38.000 afiliados, eligen el Comité provincial. Colás es presidente; Pedro Gallego, vicepresidente; Benigno Cardeñoso, Secretario general; Francisco de Mora, vicesecretario; y Antonio Cano Murillo, tesorero. Los vocales son elegidos después por cada uno de los partidos judiciales. Cierra el acto, con un discurso, Wenceslao Carrillo Alonso-Forjador​ (1889-1963).

Interviene el 18 de noviembre de 1933 -un día antes de la primera vuelta de las segundas elecciones generales de la Segunda República- en un acto socialista en el Teatro Cervantes, de Ciudad Real, junto a Constantino Calzada, José Antonio Blanco. Exponen el ideario del Partido Socialista y defienden la labor de los ministros socialistas en el Gobierno de Manuel Azaña (El Socialista y El Sol, Madrid, 19-11-1933).

El 1 de mayo de 1934 interviene en un mitin en la Casa del Pueblo, de Ciudad Real. Junto al alcalde, José Maestro, y al teniente de alcalde, Manuel Novés (El Sol y Luz, Madrid, 2-5-1934). Se produce un enfrentamiento, tras el acto entra asistentes al mismo y partidarios de Lerroux. Y en 1935 toma parte, en representación de UGT, en el mitin antifascista de Ciudad Real (Heraldo de Madrid, 27-08-1935).

La guerra y el final.

El diario católico El Pueblo Manchego es incautado a la Editorial Calatrava e inicia una nueva etapa en julio de 1936, como diario republicano y del Frente Popular. No obstante, continúa su numeración y se publica hasta julio de 1937 bajo la dirección de Francisco Colás. En publicidad insertada en sus páginas se presenta como el periódico de Ciudad Real y hace el siguiente llamamiento: “Proletarios, republicanos, demócratas, hombres libres, antifascistas leed y suscribíos a El Pueblo Manchego”. En los primeros meses, tiene una sección titulada “Con el puño en alto”, firmada por Roger de Flor, seudónimo del maestro Jesús Menchén Manzanares, además de “nota editorial”, marcha del conflicto bélico, información local y provincial, información nacional e internacional y folletín.

También está ligado Colás al diario Avance, en el que publica artículos como “Sección médica. Guerra, muerte, locura” (Avance, 22-6-1937). Aparece por vez primera en Ciudad Real el 1 de marzo de 1937 y mantiene la edición hasta fines de marzo de 1939. Primero sale con el subtítulo de “Diario marxista” y después, desde el número 91 (13-6-1937), con el de “Órgano de la Federación Socialista provincial”. Es decir, deja de ser periódico de la unificación de los Partidos Socialista y Comunista para convertirse en órgano socialista y portavoz de la Unión General de Trabajadores. Se tira en la imprenta incautada de la Editorial Calatrava, convive durante varios meses con El Pueblo Manchego, lo dirige el ferroviario Francisco Gil Pozo y es administrador el maestro Buenaventura Pintor Marín. Pero en septiembre de 1938 ambos marchan a “cumplir sus deberes militares” (El Socialista, 6-9-1938) y son sustituidos por Francisco Colás y Carlos García Benito, empleado de Hacienda, en concreto del Catastro.

Por fin, los socialistas tienen un diario en Ciudad Real, se escribe en un artículo de recuerdo al asesinado alcalde José Maestro San José (Avance, 13-6-1937), fusilado por los sublevados el 18 de agosto de 1936 en Valladolid por el “delito” de ser diputado. Se evoca a Maestro como “abnegado militante del Partido Socialista e incansable propulsor del movimiento obrero en Ciudad Real”. Se alude a él con emoción y cariño por su “vida austera y preñada de sacrificios en bien de la idea Socialista y del interés de los trabajadores”. Pepe Maestro, se indica, ambiciona con insistencia que el Partido tenga un periódico. Son muchas las salidas que se hacen desde aquel modesto periódico titulado Libertad: “y siempre igual, habían de estrellarse los buenos deseos de todos contra la impotencia de los trabajadores, a los cuales condenaba el criminal cerrilismo burgués a la más cruel de las indigencias”. Nadie piensa en un diario durante los años de Maestro como alcalde. Es suficiente un periódico mensual para poder contestar al “cúmulo de infamias” que diariamente lanza contra los socialistas el “organilllo’ de la calle de Calatrava”. Evidentemente, se refiere a El Pueblo Manchego, en poder de la CEDA de Gil Robles hasta el comienzo de la guerra. Y se termina con esta frase: “Al rendir este tributo de gratitud al gran camarada, queremos unir nuestro recuerdo a aquellas hojas que arrastró el viento de la férula capitalista, Libertad y Clamor”.

Por otra parte, Francisco Colás interviene en el mitin celebrado en el Teatro Cervantes de Ciudad Real el 15 de marzo de 1937, organizado por UGT, con un interesante discurso que muestra parte de su pensamiento. Dice que la sublevación militar le sorprende cuando escribe un libro de crítica marxista, que no termina. Como a tantas otras cosas, la subversión le hace fracasar. Se ocupa en él del “movimiento ascensional” de la revolución española desde 1917, cuya culminación tiene lugar en febrero de 1936. El gobierno que nace de ella es un gobierno democrático que significa un dique a la revolución proletaria, pero que trata de colmar las ansias de los trabajadores. Y las derechas españolas, “con esa mentalidad que les hace negarse a perder el más mínimo privilegio”, no se dan cuenta de que dicho triunfo significa el alejamiento del peligro revolucionario (Avance, 16-3-1937).

Unas semanas más tarde es confirmado en su cargo de la Delegación de Asistencia Social de Ciudad Libre, denominación de la ciudad durante algún tiempo de guerra. Junto a Joaquín Lamano Fernández, Francisco Moral Blanco, Ignacio Gall, Buenaventura Pintor Marín, Antonio Bachiller Cádenas, Domingo Cepeda, Anselmo García Ruiz, Francisco Serrano Pacheco y Juan Morales Sánchez-Cantalejo (Gaceta de la República, 19-05-1937 y Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, 24-05-1937).

El 6 de enero de 1938 se reúne el Comité Provincial de Enlace Socialista y Comunista y allí está Colás: Antonio Cano Murillo, presidente, socialista; Cosme Gómez, secretario, comunista; por designar el vicesecretario, que es socialista; Carlos García Benito, tesorero, socialista; Francisco Colás, vocal, socialista; Domingo Cepeda, vocal, comunista; y Ángeles Agulló de Guillerma, vocal, comunista (Unión, Ciudad Real, 8-1-1938; Verdad, Valencia, 13-1-1938; y Mundo Obrero, 13-1-1938).

Y a fines de 1938 participa en un acto en el Teatro Cervantes, de Ciudad Leal, retransmitido al Cinema Proyecciones (El Diluvio, Barcelona, 14-12-1938). Organizado por la Federación Socialista provincial para conmemorar el XIII aniversario de la muerte de Pablo Iglesias. Preside Carlos García Benito, secretario general de la Federación Socialista de Ciudad Leal. Intervienen Mariano Bartolomé (JSU), Antonio Navas (Federación Socialista de Badajoz), Francisco Colás (Federación Socialista de Ciudad Leal) y Carlos Rubiera (diputado a Cortes y presidente del Consejo Provincial de Madrid).

El 5 de mayo de 1939 Francisco Paulo Petronilo Colás Ruiz de la Sierra, que llega al mundo el 31 de mayo de 1898, es fusilado en el patio del colegio de los Marianistas de Ciudad Real. Cuarenta y cinco años después, su viuda, Natividad Torregrosa Lerma, cede un cuadro de Alfredo Palmero, Mineros de Almodóvar, a la Diputación (Lanza, 19-2-1984).

Preside el acto de entrega, Francisco Javier Martín del Burgo Simarro, presidente de la Diputación, acompañado por Manuel Juliá Dorado, diputado presidente de la Comisión de Cultura, Natividad Torregrosa y el pintor Alfredo Palmero de Gregorio. Asisten, José Tomás Cano de Mateo, delegado provincial de Cultura; Félix PilIet Capdepón, director del Colegio Universitario; Alfonso CabalIero Klink, director de Museo Provincial; José González Lara, en representación del Instituto de Estudios Manchegos; Roberto Palmero, hijo del pintor; Alejandro Colás Torregrosa, hijo de Francisco Colás y colaborador de Lanza; Margarita Gabriel, esposa de Alejandro Colás; Laura Colás Ruiz de la Sierra, hermana de Francisco Colás; María Lozano, colaboradora de Lanza; Eusebio Piqueras, esposo de María Lozano; y María del Prado Lozano, amiga de la familia.

No estuve en el acto y no puedo saber lo que se dijo en el mismo. Pero en la noticia de prensa no se hace referencia al asesinato de Francisco Colás. El blanqueamiento de la dictadura franquista sigue en ese momento su proceso y el olvido de sus crímenes es una tarea importante.

Bibliografía:

  • Buitrago Oliver, Juan Carlos, De la A a la Z. Los protagonistas de una larga Guerra Civil. Ciudad Real 1936-1944, Ciudad Real, Serendipia, 2023, p. 223-224.
  • Cañigral, Luis de, “El himno de La Mancha”, Montesinos, Ciudad Real, nº 7-8 (1988), pp. 30-31.
  • Garcia Zapata, Francisco, “Francisco Colás Ruiz de la Sierra (Ciudad Real)”, en Julián López García; María García Alonso; Jorge Moreno Andrés; Alfonso Villalta Luna; Tomás Ballesteros Escudero; Luis Francisco Pizarro Ruiz, Para hacerte saber mil cosas nuevas, Ciudad Real 1939, Madrid, UNED, 2018.

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