Sus cualidades intelectuales fue ron pronto detectadas por su maestro, que animó a la familia a que lo enviara a hacer el bachillerato en el Instituto de San Isidro en Madrid. Estudió Medicina en la facultad de San Carlos en Madrid, obteniendo 22 matrículas de honor y los Premios Martínez Molina y Ribera. Fue alumno interno por oposición en la cátedra de los que fueron sus maestros León Cardenal y Pujals y Laureano Oliva res Sexmilo. Tuvo como profesores a Ra món y Cajal, Marañón, Cardenal y Juan de Medinaveitia, entre otros, siendo este último el que más influyó en él.
Asistió con frecuencia a las tertulias del Ateneo y tuvo la oportunidad de hacer algunas clases prácticas en los labora torios de la Residencia de Estudiantes al ser un alumno aventajado.
En 1920 obtuvo el grado de doctor con la tesis “Contribución al estudio de las fracturas de fémur”, obteniendo Pre mio Extraordinario; consiguió una de las dos becas que ofrecía la facultad para estudiar en el extranjero y, tras un año en la Facultad de Medicina de París, en 1922, ingresó por oposición en la Casa Real como médico que atendía a su personal; en 1924 ingresó por oposición como ayudante en el cuerpo de la bene ficencia, siendo adscrito al hospital de la Princesa bajo la dirección de Cardenal, responsabilidad que compatibilizó a par tir de 1926 con su trabajo en el sanatorio de Valdelatas; en 1932 entra por oposición como cirujano en el Patronato Na cional Antituberculoso, y como agregado de Patología Quirúrgica de la Universidad Central (1933-1936) en el Hospital de la Princesa, y posteriormente, como profesor de Cirugía Torácica en la Escuela Na cional del Tórax de Madrid.
Durante la Guerra Civil desempeñó la función de cirujano de guerra en el Madrid sitiado, trasladando el hospital al colegio del Pilar. Allí aplicó unas técnicas de cirugía denominada ‘oclusiva’ junto con el doctor Bastos y que el doctor Trueta internacionalizó en Inglaterra como “método español” que fueron utilizadas ampliamente en la Segunda Guerra Mundial. Posteriormente se incorporarían al Manual de Cirugía Militar de la OTAN. Pero al doctor Duarte, por razones políticas, al finalizar la guerra no se le permitía viajar al extranjero, hasta que por casualidad operó de una fractura en 1946 al cónsul de EE. UU. en Madrid, lo que le permitió obtener la autorización para viajar a Norteamérica, donde aprendió las últimas técnicas quirúrgicas y obtu vo novedosos aparatos de anestesia.
Al volver a España operó al general Escámez de cáncer de esófago, siendo el primero que se realizaba en España. Entre las nuevas técnicas introducidas estaba la anestesia con intubación y la vía venosa continua para la medicación, lo que evitaba realizar las operaciones apresuradamente. Desarrolló las técnicas de Richard Swect, cirujano de Boston en la cirugía de los órganos endotorácicos. Fue el iniciador de la cirugía cardíaca en España, que había estudiado en Londres y Nueva Orleans con Holmes-Selloss y De Bakey. Amplió la cirugía del digestivo, operando en 1950 a Américo Castro. Desarrolló la neurocirugía siguiendo a Foster, operando tumores cerebrales, medulares, etc… También amplió la cirugía osteoarticular. Mantuvo además una estrecha relación con los cirujanos de la escuela de Barcelona como Soler Roig, Puig Sureda y otros. Realmente puede ser considerado como un cirujano general.
Propuso avanzar hacia la microcirugía, lo que implicaba tener un conocimiento profundo del órgano, para poder hacer incisiones amplias sin afectar a los órganos vecinos. Defendió la necesidad de la especialización en cirugía y la de una formación por la fórmula de residente tal como había conocido en sus estancias fuera de España, preconizando una formación muy profunda en cirugía general. Fue un defensor de la necesidad de que el cirujano tuviera unos buenos conocimientos en medicina interna y no conformarse con ser solamente un buen técnico, que era lo frecuente en esa épo ca. De su escuela salieron, entre otros: Antonio Resines del Castillo, Alfonso Orueta Ontañón, Rafael Ramírez Gonzá lez y J. Mª Caffarena Raggio.
De sus publicaciones destaca su libro “La resección pulmonar”, que fue una re ferencia para los cirujanos de su época. Publicó gran número de artículos sobre temas muy diversos, como cancerología, el dolor de las enfermedades del raquis, cirugía de los trastornos circulatorios, ci rugía de la tuberculosis pulmonar, sobre el cáncer de esófago y sobre la cirugía de las hernias hiatales. Tradujo el libro “Ex ploración clínica y diagnóstico quirúrgico” (1928) de Félix Lejars. Fue miembro del Comité Científico de la Sociedad Inter nacional de Cirugía, presidente del Con greso Nacional de la Asociación Española de Cirujanos (1967), miembro honorario de las Sociedades de Cirugía de México, París, Londres, Chicago y Lyon. Recibió diversas condecoraciones y entre ellas la Gran Cruz del Mérito Civil de Sanidad. Cu riosamente en 1955 al fallecer el decano jefe Abasanz del Hospital de Beneficen cia le correspondía a él sustituirlo, pero no pudo hacerlo por su pasado político, siendo asumido el cargo por el siguiente en el escalafón, a pesar de la intercesión de Laín Entralgo y Ruiz Jiménez. En defi nitiva Plácido González Duarte es un ex ponente del exilio interior, donde excep cionales profesionales fueron marginados de puestos de responsabilidad.
Destacó también su labor como docente, dirigiendo tesis y comunicaciones a sus alumnos y médicos internos de su servicio. Recibió un homenaje a su ju bilación en 1968 en el que participaron el filósofo Xabier Zubiri y un destacado número de prestigiosos españoles y extranjeros, siendo cerrado el acto por Pe dro Laín Entralgo cuya conferencia formó parte del libro “Más de cien españoles”, en ella resaltó que a pesar de ser un re conocido cirujano general, se centró en la cirugía del cáncer y en la torácica.
Destacó en su vida social. Aficionado a la música, en su casa tocaron prestigiosas orquestas de cámara y acudían prestigio sas personalidades de la vida madrileña. Era amante de la literatura y la filosofía, de hecho en su casa se leyeron muchas obras de teatro y presentó Buero Vallejo la primi cia de “Historia de una escalera”, siendo leída en voz alta por varios asistentes. Uno de sus amigos fue Xavier Zubiri, el filósofo, con el que solía veranear. Hizo varios tra bajos literarios, especialmente poesía.
A su fallecimiento tuvo lugar un emotivo homenaje con ocho conferenciantes, siendo los principales Rof Carballo y Ci fuentes Delatte.