La biografía de este reconocido arabista tiene una más que evidente vinculación con Castilla-La Mancha. En primer lugar, la de su nacimiento y primera etapa formativa, ya que Cándido Ángel González Palencia nació en la localidad conquense de Horcajo de Santiago el 4 de septiembre de 1889, desde donde pasaría por varios centros educativos de Beteta y Priego, hasta recalar en el Seminario Menor de la propia ciudad de Cuenca.
El segundo lazo con la Región tiene que ver con el que sería su primer destino laboral, el Archivo de la Delegación de Hacienda de Toledo, tras aprobar en 1911 las oposiciones a oficial de tercer grado del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. A ello hay que sumar que uno de sus más relevantes trabajos de investigación son los cuatro volúmenes dedicados a Los mozárabes de Toledo en los siglos XII y XIII (1926-1930), a partir de más de mil documentos árabes procedentes de archivos toledanos, en su mayoría de la catedral. Por último, falleció el 30 de octubre de 1949 en un accidente de automóvil cerca de Olivares de Júcar, también provincia de Cuenca, en un viaje de inspección a los archivos de la zona.
Su dedicación desde el curso 1909-1910 al estudio de la lengua y la literatura árabes tiene que ver con el magisterio que sobre él ejerció la destacada figura de Miguel Asín Palacios, catedrático de esta materia en la Universidad Central de Madrid. De su mano comenzó a colaborar en un interesante proyecto cultural, el Centro de Estudios Históricos, creado en 1910 a propuesta y dependiente de la JAE, una de cuyas secciones estaba dedicada a los estudios árabes. Allí comienza a traducir y editar diversos textos arábigos, uno de los cuales le permitiría obtener en 1915 el título de doctor en Letras, con una tesis sobre el Tratado de Lógica de Abusalt de Denia.
Esta actividad investigadora es compatibilizada con la preparación de oposiciones, primero al Cuerpo de Archiveros antes mencionado y, más tarde, a la Universidad. Así, entre 1911-1913 ejerció como archivero en Toledo, desde donde pasaría, por concurso de traslados, al Archivo Histórico Nacional. En 1915 comienza su labor docente en la Universidad Central de Madrid, donde, tras ocupar diversos puestos de profesor auxiliar interino en la Facultad de Filosofía y Letras, obtendría la Cátedra de Literatura Arábigo-Española en 1927. Desde entonces será constante su colaboración con instituciones culturales, editoriales, revistas científicas, y con la prensa diaria en periódicos de Cuenca, como El Centro, y Madrid, especialmente El Debate. También participó activamente en diversos congresos internacionales de orientalistas.
Es precisamente durante este periodo en el que se consolida la trayectoria profesional de González Palencia cuando sabemos de su condición de pensionado de la JAE, circunstancia que se produjo en dos ocasiones. La primera le llevó a Rabat en el segundo semestre de 1914, con el propósito de consultar los fondos documentales del Archivo del Sultán de Marruecos. Dado que éstos resultaron estar depositados en Fez, el viaje se aprovechó para estudiar el habla local y traducir diversos relatos y cuentos populares.
La segunda estancia en el extranjero se desarrolló entre marzo y septiembre de 1934 en los Estados Unidos, donde él había obtenido un puesto de profesor de español en la Universidad californiana de Stanford. El viaje se compatibilizó, y ese es el motivo por el que se solicita la pensión, con la visita a diferentes universidades (Harvard, Cornell, Columbia, Washington, Ohio, California, Berkeley, San Francisco) y centros culturales (Wellesley College, Darmouth College), a fin de conocer la organización de las lenguas orientales en ese país.
La guerra civil le sorprendió en Aragón y durante un tiempo trabajó como profesor en un centro de enseñanza media de Zaragoza. Tras regresar a Madrid, fue nombrado concejal del Ayuntamiento, cargo que ocupó entre 1939-1946, lo que no le impidió seguir vinculado a los estudios árabes y a las instituciones que los amparaban. Éstas se integrarían desde 1939 en el recién creado Consejo Superior de Investigaciones Científicas, cuyo Patronato “Menéndez Pelayo” acogió, a través del Instituto “Arias Montano”, las Escuelas de Estudios Árabes de Madrid y Granada, fundadas en 1932.
En ese nuevo marco institucional, nuestro personaje fue entre 1939 y 1944 vicedirector del Instituto “Arias Montano”, en 1944, a la muerte de Miguel Asín, director de la Escuela de Estudios Árabes de Madrid, y en 1946 vicepresidente del Patronato “Menéndez Pelayo”.
En el plano personal González Palencia se casó en 1916 con María Simón y fue padre de seis hijos. Falleció prematuramente a los 60 años, dejando tras de sí una fecunda labor académica e investigadora, que, a diferencia de lo que sucede con muchas otras figuras, no ha quedado en el olvido. De hecho, tuvo ya en vida el reconocimiento de sus contemporáneos que, entre otras distinciones, lo nombraron académico de la Historia (1930) y de la Lengua (1940), y lo sigue teniendo en nuestros días por diversos sectores de la comunidad científica. Así hay que entender que en 1991 Fernando de Ágreda Burillo presentara en la Universidad Autónoma de Madrid una tesis doctoral, dirigida por Pedro Martínez Montávez, con el título La personalidad y la obra de Don Ángel González Palencia (1889-1949) en el marco del arabismo español de la época. Un resumen de la misma apareció en Anaquel de Estudios Árabes IX (1998). Además, semblanzas de su vida y un listado completo de sus obras aparecen en algunas páginas electrónicas como la Biblioteca Virtual de Arabistas y Africanistas Españoles, http://sites.google.com/site/earabistasyafricanistas (8-02-2010) o el Proyecto Filosofía en Español, http://www.filosofia.org (8-02-2010). Finalmente y a modo de anécdota, cabe señalar que ni la ciudad de Cuenca ni su localidad natal han olvidado a su paisano, dedicando sendas calles a su memoria.