Tras finalizar el bachillerato en su ciudad natal ingresó en la Academia de Infantería de Toledo en junio de 1896. Debido a las guerras que España libraba en Cuba y Filipinas, siguió en la Academia un plan de enseñanza de cursos abreviados, que dejó reducidos los tres años de estudios a uno solo (lo que hizo que a los componentes de esta promoción se les conociese con el nombre de “sietem”. En 1905, tras terminar sus estudios y prácticas, fue ascendido a capitán del Cuerpo de Estado Mayor con el nº 1 de su promoción, pasando a desempeñar su trabajo en Barcelona y Valencia.
A partir de ahí empezaría a destacar por su relevancia en trabajos geográficos y sismológicos. En 1906 pasó a formar parte de la Comisión Topográfica de la isla de Menorca, realizando los trabajos de levantamiento de los planos de la misma. Al año siguiente pasó a depender de la Administración Civil del Estado -obtuvo el pase a la situación de supernumerario– pues fue nombrado ingeniero 3º del Cuerpo de Ingenieros Geógrafos, siendo destinado a Valencia como ingeniero del Instituto Geográfico y Estadístico.
En 1910 ganó por concurso de méritos la plaza de director de la Estación Central Sismológica de Toledo, establecida desde 1908 en los sótanos del edificio de la Diputación. Las fórmulas Inglada, para el cálculo de hipocentros, aparecieron en todos los tratados de sismología internacional, convirtiéndose por sus conocimientos y descubrimientos en el sismólogo español más internacional del primer tercio del siglo XX.
A la par de trabajar en el Instituto Geográfico seguiría siendo reconocido y ascendiendo en su faceta militar: en 1921 recibió el empleo de teniente coronel. Y ese mismo año recibió una “mención honorífica” por un estudio sobre el interior de la Tierra.
En septiembre de 1923 dejó la dirección de la Estación Sismológica de Toledo y volvió a su actividad militar, siendo entonces nombrado profesor de Algoritmos matemáticos y Astronomía en la Escuela Superior de Guerra, y concediéndosele en este mismo año dos cruces de 2ª clase al Mérito Militar por sus traducciones del idioma alemán y sus trabajos sobre Aritmética, Logaritmos, Trigonometría y fórmulas para el cálculo de seísmos.
Entre 1925 y 1928 fue ganador de cuatro premios a la investigación científica convocados por la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Durante esos años asistiría a congresos y asambleas internacionales de Geología, Geodesia, Geofísica…
Gracias a sus numerosas y valiosas contribuciones científicas, en 1928 fue nombrado miembro numerario de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Su discurso de ingreso tuvo por título Trascendencia científica de los fenómenos sísmicos. En septiembre de este mismo año vuelve a la situación de supernumerario, pues reingresó en el Cuerpo de Ingenieros Geógrafos, pasando a prestar sus servicios en el Instituto Geográfico Catastral. Al proclamarse la II República solicitó y obtuvo el retiro como militar, incorporándose en el Servicio de Geodesia del Instituto Geográfico, en donde llegaría a dirigir la Sección de Sismología del Laboratorio de Geofísica.
Al estallar la Guerra Civil fue jubilado forzoso sin sueldo, viéndose obligado a refugiarse en su casa por miedo a las persecuciones políticas. Durante ese periodo se dedicó, entre otros, al estudio de idiomas, de taquigrafía, de astrología… Al término de la contienda pudo regresar al Instituto Geográfico, del que fue nombrado secretario técnico y posteriormente jefe del Servicio Sismológico Nacional.
Cuando en 1941 se instituyó el Instituto Nacional de Geofísica fue nombrado subdirector del mismo, pasando a dirigir la Sección de Geofísica Pura.
Perteneció a la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes de Córdoba, así como a la de Barcelona. Además, fue miembro de la Real Sociedad Española de Historia Natural, miembro emérito de la Real Sociedad Geográfica de Lima, miembro numerario de la Societá Sismologica Italiana y vocal del Comité Nacional de Geodesia y Geofísica. Sin olvidar su pertenencia a la Academia Esperantista de la Lengua.
Toda su actividad científica, docente y militar la compaginó permanentemente con la defensa a ultranza del esperanto como idioma universal. Entre 1904 y 1906 publicó varios libros y diccionarios relativos a este idioma. En 1914 le fue concedida una “mención honorífica” por dos de sus obras relativas al esperanto. En 1925 asistió, en representación de España, a la Conferencia Internacional de Esperanto para su empleo en las ciencias puras y aplicadas, y al Congreso Universal de Esperanto, que tuvieron lugar en París y en Ginebra, respectivamente. Llegó a ser uno de los mejores hablantes del idioma esperanto en su época, al que tradujo gran cantidad de obras literarias, entre las cuales figuran la mayoría de los textos teatrales de Jacinto Benavente, y otras de Leandro Fernández de Moratín, Ramón de Campoamor, Ganivet y Santiago Rusiñol.
Dominaba otros idiomas como el alemán, el inglés, el francés, el hebreo, el latín y el griego clásico.
Su relevante trayectoria fue reconocida con nombramientos como el de Comendador de número de la Orden Civil de Alfonso XII o el de Caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos III.
Sus principales obras, sin considerar las relativas al esperanto, fueron:
- El interior de la Tierra, según resulta de las recientes investigaciones sismométricas, Madrid, 1919.
- Aclaraciones de algunas teorías de Aritmética, Toledo, 1918.
- Teoría de logaritmos, Toledo, 1918.
- Aclaraciones de trigonometría rectilínea, Toledo, 1919.
- Ejercicios de Trigonometría rectilínea, Toledo, 1920.
- Nuevas fórmulas para abreviar el cálculo de la profundidad aproximada del foco sísmico por el método; Aclaraciones de Geometría elemental, Toledo, 1922.
- La Sismología. Sus métodos, el estado actual de sus problemas fundamentales, Madrid, 1923. La corteza terrestre, Madrid, 1923.
- Las observaciones gravimétricas, Madrid, 1923.
- Estudio sobre la propagación de las ondas sísmicas, Madrid, 1942.
Referencias
- García Gómez, E. 2018. Diez siglos de ciencia y científicos toledanos. Ed Covarrubias. Toledo.
- Rodríguez de la Torre, F. 1982. Vida y obra de Vicente Inglada Ors. Revista del Instituto de Estudios Alicantinos, 32:13-77. Alicante.
- Payo Subiza, G. y Gómez-Menor Fuentes, R. 1998. Historia del Observatorio Geofísico de Toledo. Ministerio de Fomento-Instituto Geográfico Nacional. Madrid.