hervas-buendia
Inocente Hervás y Buendía
Torralba de Calatrava (Ciudad Real).
1942 -
Ciudad Real.
.
Sacerdote e Historiador .

Don Inocente Ramón Hervás y Buendía nació en Torralba de Calatrava el 28 de diciembre de 1842, en el seno de una familia de labradores propietarios con diez hijos de los que sólo cinco llegaron a la vida adulta. Él fue el pequeño de estos cinco hermanos. Sus padres pudieron permitirse dar a sus hijos una formación religiosa y así el mayor Julián y él mismo optaron por esta vía y fueron presbíteros. Julián fue deán de la Catedral de Mondoñedo, y tuvo una enorme influencia sobre él.

Don Inocente inició sus estudios en la escuela elemental de Torralba de Calatrava y en 1856 se traslada a Ciudad Real para proseguir sus estudios en el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza. Apenas dos años después ingresa en el Seminario de San Ildefonso de Toledo donde permanece hasta 1868, en que es ordenado sacerdote.

Tras su etapa de formación, inicia su carrera eclesiástica como capellán del Hospital Provincial de Ciudad Real donde apenas está unos meses ya que es trasladado a la provincia de Toledo, donde entre 1869 y 1878 desarrolla su labor en pequeños municipios de esta provincia como: Campillo de La Jara, Lucillos y Alcaudete de la Jara, estos son sin duda los años más oscuros de su vida ya que no nos ha llegado noticia de actividad alguna, salvo la de sus nombramientos.

La creación de la nueva Diócesis Prioral de las Ordenes Militares le dio oportunidad para conseguir el traslado a la provincia de Ciudad Real, obteniendo el curato de ascenso de Granátula de Calatrava. Aquí permaneció hasta 1883 en que es trasladado a Moral de Calatrava, allí permaneció hasta 1892, en que se traslada a Tomelloso. A partir de 1898 desarrolla su labor como cura ecónomo de la parroquia de San Pedro en Ciudad Real, ese mismo año es nombrado catedrático de Historia Eclesiástica en el Seminario Prioral. Al año siguiente es nombrado párroco castrense de Ciudad Real, y allí permaneció hasta 1905 en que accedió a su último destino como párroco de Manzanares, que compaginó con el cargo de Arcipreste de Manzanares lo que le permitió seguir viviendo en Ciudad Real y donde permaneció hasta el 6 de octubre de 1914 fecha en la que murió cuando contaba setenta y un años de edad. El Boletín Oficial del Obispado Priorato en el número del mes de noviembre de 1914 recoge la noticia de su muerte como la muerte del “decano del clero parroquial de la diócesis”.

Pero don Inocente Hervás era algo más que un sacerdote que desarrolló su vida pastoral por diversos pueblos entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. De forma paralela y estrechamente ligada a ella, desarrolló otra actividad también muy importante y es por la que en la actualidad es conocido y recordado. Quedando su labor reflejada en su producción bibliográfica.

Se inició durante su residencia en Granátula de Calatrava, en 1882 con la publicación del libro “Oreto y Nuestra Señora de Zuqueca”, editado en Madrid, en la Imprenta de A. Gómez Fuentenebro. La génesis de este libro nos la narra el propio Hervás en su prólogo cuando nos dice “Encargado de la restauración del antiguo santuario de nuestra Señora de Zuqueca, juzgue del mayor interés el dar a conocer la joya histórica allí venerada, en mi humilde concepto, ni conocida lo suficientemente, ni apreciada lo bastante”.

Aunque su interés por la historia fuese muy anterior, como el mismo deja patente a lo largo del desarrollo del propio libro con sus continuas citas a los historiadores griegos y romanos ya que las citas a Estrabón, Tito Livio, Pompeyo Mela, Plinio, etc. y otros más modernos como Mariana, Flórez, Fernández Guerra, etc. son patentes. Es como si el punto de inflexión que le hizo pasar de la lectura a escribir fuese ese deseo de aportar algo a lo que él creía (no sin cierta razón) que se encontraba en el absoluto abandono, y que este abandono llevaría a las cosas a hacerlas desaparecer. Y ese interés lo constatamos posteriormente cuando refiriéndose al patrimonio artístico de la provincia, llega a decir “Urge que pensemos en librar de una segura ruina todos estos restos de nuestra primitiva nacionalidad, para lo cual, creo ser el medio más adecuado, el darlos a conocer”. 

Posteriormente, ya en 1887, encontrándose en su nuevo destino de Moral de Calatrava, publica el “Discurso pronunciado en la solemne bendición de las sagradas imágenes del Santísimo Cristo del Consuelo, Virgen de los Dolores y San Antonio de Padua”, editado en la Imprenta del Comercio de Vera y González. 

En 1890 publica la primera edición del “Diccionario histórico, geográfico de la provincia de Ciudad Real” en el Establecimiento Tipográfico del Hospicio Provincial de Ciudad Real. Posteriormente se editará una segunda edición en 1899 ampliada, no solo en su contenido sino también en su título ya que lo titulará “Diccionario histórico geográfico biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad Real”. Y en 1918, cuatro años después de su muerte, es editada una tercera edición aumentada que dejó preparada. Este Diccionario lo podemos catalogar como la obra cumbre de su actividad como historiador. El Diccionario de Hervás ha sido obra de obligada consulta para cualquiera que haya abordado la historia de la provincia de Ciudad Real en general, o de forma individual para cada uno de sus pueblos en el último siglo, lo cual califica por si mismo el valor de su trabajo y le da ese componente al que antes aludía que permite dar el calificativo de trascendente a la obra de Don Inocente Hervás. 

En 1892 publica en el Boletín de la Real Academia de la Historia, en colaboración con Federico Galiano, “Documentos originales del Sacro Convento de Calatrava, que atesora el Archivo de Hacienda en Ciudad Real”. A través de esta obra podemos ver una de sus facetas más importantes como es la de archivero. Él accedió a los archivos no solo con el afán de encontrar los datos necesarios para llevar a cabo su labor de investigación, sino que fue consciente del valor e importancia de su valorización y catalogación como hizo en el archivo de San Pedro de Ciudad Real.   

En 1895 publica “El Tribunal y Consejo de las Ordenes Militares y el Obispo-Prior de Ciudad Real”, en la Imprenta Rubisco de Ciudad Real.

En 1899, al año siguiente de ser nombrado catedrático de Historia Eclesiástica en el Seminario, publica “Resumen de Historia Eclesiástica”, en el Establecimiento Tipográfico del Hospicio Provincial. Esta obra fue posteriormente reeditada en 1905. Con esta obra nos dejó constancia de su labor pedagógica. Labor de la que dejaba constancia un alumno suyo en el periódico “El Pueblo Manchego” el 10 de octubre de 1914, cuando apenas había pasado 4 días de su muerte, en el que decía” En los años de nuestra carrera hemos gozado en el Seminario diocesano del prestigio de grandes maestros, Don Inocente Hervás, no cedía a ninguno en su habilidad de pedagogo, en sus dotes de enseñanza…” y termina diciendo una frase suya que nos ayuda a entender su postura pedagógica. La frase en cuestión es: “Quiero seres pensantes, no máquinas parlantes”.

Ese mismo año de 1899 publica un pequeño librito que titula “La Motilla de Torralba: Memoria” editada en Mondoñedo en la Imprenta de H. Mancebo. Esta es una curiosa publicación en la que a pesar de su escaso tamaño entiendo que su importancia radica en que recoge una excavación que él mismo llevó a cabo en la Motilla de Torralba.  

Las obras de la Catedral de Ciudad Real: 1902 a 1904” fue editada en 1905 en Mondoñedo en la Imprenta de H. Mancebo, “Devoto octavario al Santísimo Cristo del Consuelo, que se venera en la villa e Torralba de Calatrava” editado en Daimiel sin fecha y “Devoto octavario al Santísimo Cristo de la Humildad, que se venera en la iglesia del Antiguo Convento de la Orden de San Francisco del Moral” editado en Ciudad Real, son sus últimas obras.

Fue nombrado Académico de la Real Academia de la Historia; de la Academia de las Ciencias, Bellas Artes y Nobles Artes de Córdoba; de la Academia de la Música, Declamación y Buenas Letras de Málaga; y fue miembro de la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia de Ciudad Real, de la que llego a ser vicepresidente. 

A lo ya expuesto hay que añadir su labor periodística ya que colaboró con diferentes artículos, siempre de fondo histórico y geográfico, en periódicos como El Manchego; El Mensajero Católico; La Tribuna; y la Juventud Torralbeña, periódico editado en Torralba de Calatrava en 1898 de vida efímera en el que contribuyó de forma muy activa.

Don Inocente no fue un hombre fácilmente encuadrable. Si nos viéramos en la obligación de definirlo podríamos decir de él que era: Sacerdote, teólogo, sociólogo, arqueólogo, geógrafo, periodista, biógrafo, filántropo, bibliógrafo, archivero, historiador. A pesar de esta poliédrica vida, podemos afirmar que tuvo dos pilares básicos que fueron permanentes a lo largo de vida:

El primero fue: El estudio de la historia de su país entendiendo como tal su pueblo, el lugar donde estuvo, circunscribiendo todo el espacio vital de su estudio a la provincia de Ciudad Real.  Así, hablando de su concepción de la historia, él mismo decía que “La historia (…) como la de todos los sucesos que la constituyen, únicamente puede buscarse y hablarse con sus propias fuentes, archivos y monumentos. 

El segundo de esos pilares básicos a los que antes aludía fue: La importancia que tuvo para él la iglesia en el transcurso de la realización de toda su obra. Así el mismo decía: “La iglesia lejos de temer nada del creciente desarrollo de las Ciencias Históricas, halla en él su vindicación, su más completa victoria”.

Era consciente de las limitaciones que tenía el conocimiento del patrimonio histórico y de la historia de la provincia y de las dificultades de la misión que el mismo se había marcado de difundirlas, y así lo reflejó cuando escribió, al referirse a su Diccionario, y a sus modificaciones posteriores, que “Quien lo intente tendrá mucho que añadir y no poco que rectificar”.

Para terminar, permitan que utilice unas palabras del ilustre historiador coetáneo de don Inocente Hervás, me refiero a don Antonio Blázquez y Delgado Aguilera, quien en el prólogo de su famoso Diccionario escribió “En el éxito de esta publicación todos estamos interesados. Todos, hijos de esta tierra, estamos obligados a contribuir para que los esfuerzos del autor no resulten estériles”.

Bibliografía

  • HERVÁS Y BUENDÍA, Inocente, Torralba. Separata del Diccionario histórico, geográfico biográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad Real (2ª edición1899), Ciudad Real Ayuntamiento de Torralba de Calatrava, 1981.
  • MÁRQUEZ RUIZ DE LIRA, Fidenciano, “Historia de La Mancha. Aportaciones sobre la vida y obra de Inocente Hervás y Buendía”, en Hervás y Buendía, Inocente. Diccionario histórico, geográfico y bibliográfico de la provincia de Ciudad Real, Tomo I (Edición Facsímil), Biblioteca de Autores Manchegos – Diputación de Ciudad Real, 2002.
  • ROMERO FERNÁNDEZ, Manuel, “Inocente Hervás y Buendía, el sacerdote polifacético”, en Calatrava Turística. La revista del Parque Cultural de Calatrava, nº 9 Asociación para el desarrollo del Campo de Calatrava. Almagro. 2009. 

La Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha se enorgullece de presentar el Diccionario Biográfico de CLM, una iniciativa destinada a honrar y difundir la vida y obra de figuras destacadas de nuestra región en diversos ámbitos.

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