Nació en una familia acomodada y, ante la pronta desaparición de padres y hermanos, se crio con su abuelo paterno. Los estudios de adolescencia y juventud los realizó en Madrid, en las Escuelas Pías de San Fernando. En la Universidad Central de Madrid se licenciaría en Ciencias Exactas y en Derecho, en ambos casos con sobresaliente. Años después, en 1864, se doctoró en Exactas con la tesis titulada “De los Eclipses”.
En 1860 gana por oposición una plaza en el Observatorio Astronómico de Madrid, centro en el que estaría trabajando durante toda su vida laboral, hasta su muerte. En 1873 fue propuesto para director de este centro, puesto que él declinó. Su fallecimiento sucedió en las dependencias del Observatorio, cuando estaba preparándose para las oposiciones a cátedra de Astronomía de la Universidad Central.
Lo que le marcaría en el desarrollo de su vida social y académica sería su participación como fundador, accionista y profesor voluntario en la Institución Libre de Enseñanza. Este establecimiento educativo privado y laico fue un proyecto pedagógico que duró medio siglo, desde 1876 hasta el comienzo de la Guerra Civil, que defendía la libertad de cátedra y la tolerancia académica y que obligaba a poner en contacto directo al alumno con la naturaleza.
Se le considera como la cabeza matemática y uno de los renovadores de los estudios de Aritmética y de Análisis matemático de su tiempo, así como uno de los introductores de los modernos estudios de matemáticas en España.
Escribió diferentes obras: Aritmética: Memoria sobre los eclipses (1864); Ejercicios de matemáticas. Aritmética (1868); Escuela de labradores. Nociones de Química Agrícola (1878); Elementos de Física; Principios fundamentales de Geometría y Geometría sintética… Tradujo también varias obras de contenido matemático del alemán al español (Elementos de Matemáticas, La Historia por la Aritmética…). Dentro de todas sus publicaciones cabe destacar su obra Tratado elemental de la Teoría de los números, premiada con la medalla de oro de la Real Academia de Ciencias (“la mejor de Europa”, según José Echegaray, uno de los pocos españoles galardonados con un Premio Nobel). También fue colaborador habitual con sus escritos en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza y en la revista La Enseñanza.
En la actividad docente es interesante destacar su participación en el Instituto Cardenal Cisneros, de Madrid, donde impartiría Aritmética y Trigonometría durante varios cursos, gratuitamente y en beneficio de los estudiantes y de la formación de la sociedad.
Como curiosidad cabe comentar que Eulogio Jiménez sería el promotor de la construcción de una carretera en lo que hasta entonces era una senda que unía Méntrida, su pueblo natal toledano, con la vecina localidad madrileña de Villamanta. La propuso como alternativa para enviar los productos agrícolas mentridanos al mercado madrileño. Su realización fue posible gracias a una inicial aportación económica suya, al apoyo de parte de los vecinos y la colaboración de la asociación benéfica Sociedad Artesana, amén de sus influencias en Madrid. Por ello, en 1885 se erigió en el inicio de la carretera un monumento -un monolito en granito- en su honor, posiblemente uno de los primeros erigidos a un científico en nuestro país, con el añadido de que se llevó a cabo gracias a una suscripción popular.
Referencias:
- García Gómez, E. 2018. Diez siglos de ciencia y científicos toledanos. Ed Covarrubias. Toledo.
- Jiménez-Landi Martínez, A. 2009. Historia de Méntrida (hasta el siglo XX). Ed. Excmo. Ayuntamiento de Méntrida