Joaquín Muñoz Cantos, maestro de maestros, sindicalista y una persona digna, nació en Ontur (Albacete) el 14 de diciembre de 1939, en una familia de maestros, y falleció el 2 de mayo de 2017.
Dedicó toda su vida a la mejora de la calidad de la escuela pública y la defensa de los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras.
Fue el primer vicepresidente electo del Consejo Escolar de Castilla-La Mancha (CLM). Hasta el momento de su fallecimiento, fue presidente de la Federación de Movimientos de Renovación Pedagógica de CLM y miembro de su Mesa Confederal.
Desde sus primeros años como maestro en pueblos de la provincia de Albacete, estuvo en la cabeza de la defensa de una escuela pública de calidad a nivel provincial, regional y nacional. Su vida la dedicó a la mejora de la educación, destacando su aportación permanente para el perfeccionamiento de la tarea educativa y la elevación del nivel cultural de todos los ciudadanos y de las ciudadanas, sin distinciones ni discriminaciones. En esta línea, su compromiso y trabajo fueron de una intensidad admirable. Un ejemplo de ello fue su destacada participación en la presidencia y organización del I Congreso de Renovación Pedagógica de CLM, las Jornadas sobre Atención a la diversidad, entre otros eventos relevantes. En estos espacios, Joaquín Muñoz no solo compartió su experiencia y conocimiento, sino que también formuló propuestas concretas destinadas a mejorar la calidad de la enseñanza en la región.
El 31 de enero de 2004, la Asociación Pedagógica para la Renovación de la Escuela le entregó el Premio ‘Herminio Almendros’ por su “larga y activa trayectoria de más de 40 años defendiendo un sistema educativo público de calidad sin ningún tipo de discriminación y con un profesorado reflexivo, crítico y debidamente valorado”. En el acto, participaron, entre otros, el alcalde de Albacete, representantes de las administraciones educativas y de los sindicatos, el secretario de los movimientos de Renovación Pedagógica, el poeta y escritor Antonio Martínez Sarrión, el pintor y escultor Antonio Martínez y una amplia representación de la comunidad educativa, especialmente docentes. Las diversas personas que intervinieron en el acto resaltaron la coincidencia entre el pensamiento y la labor reivindicativa en favor de una escuela pública de calidad de Herminio Almendros y Joaquín Muñoz.
Consciente del importante papel del profesorado, fue un incansable activista en pro del reconocimiento social y la mejora de las condiciones de vida y trabajo del profesorado. Luchó en primera línea en el campo sindical, creando la Federación de Sindicatos de Profesorado Estatal (FESPE), de la que fue secretario general. Además, desempeñó el cargo de secretario de Comunicación e Imagen de la Federación de Enseñanza de UGT, entre otros papeles relevantes. Asimismo, en Castilla-La Mancha su trabajo fue muy intenso, en la gestión de las transferencias en materia educativa, y en la constitución del Consejo Escolar. Ocupó puestos de máxima responsabilidad en la Federación de Enseñanza de UGT (FETE) a nivel provincial, regional y nacional. Todos los cargos sindicales los compaginó con su actividad docente como profesor de Ciencias Sociales en los colegios públicos “Cristóbal Valera” y “Parque Sur” de Albacete. En el momento de su jubilación era profesor del IES “Ramón y Cajal” de Albacete.
Joaquín Muñoz siempre fue feminista y defendió, a pesar de las dificultades, con el único apoyo de la representante de los Profesores Tutores (Ascensión Palomares), los derechos de las trabajadoras del Centro Asociado de la UNED, que le hicieron
“un reconocimiento público a sus valores como persona y evidenciaron su valentía y ejemplaridad sindical en la defensa de los derechos de las trabajadoras, a pesar de las presiones externas de quienes, desde las diversas esferas, ostentaban el poder. Demostró que era un gran maestro de los principios y valores democráticos y una persona digna a la que queremos y admiramos, no sólo por lo que nos ha ayudado, sino porque también nos ha proporcionado aliento de vida y esperanza en la difícil tarea de lograr que se respeten nuestros legítimos derechos. Ojalá hubiera muchos maestros como Joaquín Muñoz para que nuestros hijos se formen en una sociedad democrática en la que todos tengamos los mismos derechos independientemente de quién sea el jefe o la situación económica social. No nos cabe duda de que siempre será un ejemplo de persona que lucha sin miedo y arriesga todo por quienes le demandan ayuda”.
Trabajó en la mejora de las diversas leyes educativas, destacando que la mayoría de las políticas educativas que se han ido aplicando en España no han reparado adecuadamente en que la labor de los docentes no depende de lo que “saben”, sino de los que estos “son”. Por ello, habría que plantarse responsablemente el gran problema que supone la necesidad de un profesorado reflexivo y crítico, que aprenda de la acción y la interrelación con el alumnado, poniendo fin a la frustrante figura del docente que se limita a reproducir e inculcar los conocimientos que interesan a la clase dominante.
Incluso después de su jubilación, Joaquín Muñoz continuó siendo una voz activa en la defensa de los derechos y valores sociales. Para él, la jubilación no significaba estar “pasivo” ante los problemas que tengan dimensión social colectiva, sino actuar con espíritu humano solidario. Así lo hizo hasta el día de su muerte, como persona que ha luchado sin miedo y ha arriesgado prácticamente todo. Persona de consenso, es de destacar su frase: “hay que buscar soluciones entre todos”.
Para Joaquín Muñoz Cantos defender una escuela pública de calidad suponía un compromiso personal y social de cara a lograr una sociedad más justa, solidaria, humana y democrática. Como solía decir, defender una escuela pública es el mejor medio para garantizar el derecho a la educación, formando personas libres y con la suficiente madurez ética, para que sean ellas quienes desde la reflexión y la crítica asuman el compromiso de construir una cultura escolar, basada en la solidaridad y en el ejercicio efectivo de los principios democráticos.
Igualmente, era un gran amante de la lectura y la música, y un incansable escritor. Desde muy joven, ganó varios premios de poesía, con cuya dotación pudo comprarse libros. Su actividad sindical estuvo acompañada por sus numerosos escritos y propuestas y, muestra de ello, se podría citar la creación y dirección del Semanario de ámbito nacional: Debate Escolar, la revista Trabajadores de la Enseñanza (nacional y provincial), y numerosos documentos en los que se posicionaba ante todos los temas educativos y sobre la defensa de los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras.
Joaquín Muñoz siempre defendió la prevalencia de los intereses generales sobre los particulares, aunque ello le supusiese «ir contra corriente» y no dudó en enfrentarse a los abusos de poder cuando se producían, con las consecuencias personales y profesionales que ello acarreaba. Como persona fuertemente independiente se resistía a dar la razón a quienes dificultan el ejercicio de los derechos de los trabajadores y, hasta su muerte, defendió que la sociedad democrática es una conquista ético-política de cada día que sólo se puede mantener mediante una autocrítica vigilante. Permaneció alerta hasta el último momento de su vida, participando el 1 de mayo, como había hecho durante muchos años, en la defensa de los derechos de los trabajadores y de las trabajadoras. Su legado como defensor incansable de la justicia social y los derechos laborales perdura como un ejemplo de integridad y valentía para todos aquellos y aquellas que luchan por un mundo más justo y equitativo.