Integrante de una familia de origen vasco que pronto se trasladó a Zaragoza, Joaquín Oña Górriz nació en la capital aragonesa en 1891. Allí comenzó a interesarse por la fotografía, en compañía de sus hermanos mayores Antonio y Juan, empezando a trabajar en el Heraldo de Aragón con apenas 16 años. A los 18 años se decide a trabajar por su cuenta y se trasladará a Sevilla, donde se independizará y en la que abrirá un estudio profesional de fotografía en 1913, concretamente en el número 12 de la emblemática calle Sierpes, denominándose “Sucesor de los Italianos”. Compatibilizará los trabajos en su estudio con frecuentes desplazamientos a pueblos de la provincia, en los que realizará tanto tarjetas postales como fotografías de particulares.
En 1924 decide trasladarse a Madrid, trabajando en el estudio que los hermanos Calvet tuvieron en el número 8 de la Carrera de San Jerónimo hasta su cierre en 1930, año en el que es llamado por la imprenta de Puertollano “La Económica” para llevar a cabo un álbum de 25 postales que se vendieron por 2,25 pesetas y que vinieron a satisfacer la creciente demanda de vistas de una ciudad en continuo crecimiento.
Es más que probable que fuera la empresa editora la que eligiera los motivos a representar y, así, el álbum de Joaquín Oña insiste en los motivos «tradicionales» ya tratados antes en otras series de postales (ermita de la Virgen de Gracia, Fuente Agria, Paseo de San Gregorio, vista panorámica desde el Cerro de Santa Ana, muy diversas instalaciones mineras, calle Aduana, etc.), pero incorpora otros novedosos bien porque, por primera vez, son temas «artísticos» y religiosos (Portada del Sol de la iglesia de la Asunción o imagen de la Virgen de Gracia); bien porque son importantes calles de la localidad hasta entonces no fotografiadas (Calzada, Cruces, Torrecilla); o bien porque son edificios construidos en Puertollano al calor del progreso logrado durante la I Guerra Mundial (1914-1918): nuevo Ayuntamiento, Correos, Círculo de Recreo, Hotel Castilla y, sobre todo, el espléndido “Gran Teatro”. Incluye también una lejana vista panorámica tomada desde la minera barriada de Asdrúbal y otros temas extraordinarios por novedosos: la Plaza de Toros y las cercanas Escuelas del Ave María, con las casas adyacentes; la entrañable Biblioteca Municipal realizada en cerámica de Talavera de las cercanías de la Fuente Agria; la Fuente de los Leones (de bronce) por entonces instalada en la glorieta situada entre el Gran Teatro y el Balneario; y una curiosa vista de un detalle del jardín del balneario, en la que son protagonistas un humilde banco de hierro y las plantas que entonces había en los parterres. Por lo que se refiere a las instalaciones mineras, sólo se incluyen tres, pero con unas características muy particulares: si en anteriores ediciones de postales veíamos las sencillas instalaciones de las explotaciones que echaban a andar, ahora vemos estructuras auténticamente colosales, como son las del Pozo Norte, la Mina Asdrúbal y los Talleres y destilación de Calatrava, con los que se abre el álbum en cuestión.
Documento extraordinario y de muy alta calidad media, la visión que se nos da es la de una auténtica ciudad, dotada de muchas nuevas infraestructuras y edificios. Sin embargo, se echan de menos, posiblemente porque Oña no disponía entonces de los medios necesarios, vistas de interiores de edificios.
El éxito alcanzado por las postales de La Económica supuso el definitivo establecimiento de Oña junto a su familia en Puertollano, instalando su primer estudio en la calle Calzada núm. 4, pero sin por ello olvidar totalmente su etapa madrileña, porque sabemos que fue asiduo colaborador del semanario de espectáculos y deportes “Tararí”, que vio la luz todos los sábados desde octubre de 1930 a la primavera de 1936.
Durante la guerra civil, la familia Oña se trasladará hasta la capital de España, desde la que vuelve nuevamente a Puertollano a su finalización. En la ciudad minera, Joaquín Oña instalará un nuevo estudio en su casa de la calle Vía Crucis núm. 3, y pronto se convertirá en el fotógrafo elegido por las principales instituciones, empresas y entidades para dar cuenta de sus logros y novedades. Frecuente colaborador de prensa escrita y programas de feria, no olvidará el campo de las tarjetas postales, en las que hará constantes incursiones hasta los primeros años sesenta, en los que triunfa la irrupción del color. Su principal ocupación, no obstante, serán los encargos de particulares, convirtiéndose en el más importante de los fotógrafos locales tanto en trabajos de estudio como a domicilio.
Joaquín Oña murió en Puertollano en 1974.
Bibliografía:
- José Domingo Delgado Bedmar, “Aproximación a una historia de la tarjeta postal antigua de Puertollano (1906-1933)”, en Rafael Villena Espinosa y José Manuel López Torán (eds), Fotografía y Patrimonio Cultural. V, VI y VII Encuentros en Castilla-La Mancha, Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha y Centro de Estudios de Castilla-La Mancha, 2018, pp. 263-275.
- Oña Hervalejo y J. D. Delgado Bedmar, Joaquín Oña. Una visión fotográfica de Puertollano, Puertollano, Ediciones Puertollano, 1992.