Jorge Moya de la Torre Muñoz-Caravaca
Húmera (Madrid).
1883 -
Madrid.
1933.
Poeta, Periodista, Maestro, Dramaturgo y Funcionario.

ació para la poesía y la escritura en Atienza (Guadalajara), y en Guadalajara (capital), aunque viese la luz del mundo en otro lugar, Húmera, en la provincia de Madrid, el 22 de abril de 1883.

A pesar de ello a la provincia llegó con apenas 12 años de edad, y de la provincia salió cuarenta años después de su llegada. Por aquí cantó, escribió, creció, se casó, y llegó a convertirse en protagonista de la vida cultural, y política de la capital y parte de la provincia.

A Guadalajara, provincia, llegó junto a su madre, cuando ella, doña Isabel Muñoz Caravaca, quedó viuda, buscó empleó de maestra y se lo dieron en la localidad de Atienza. Allí, madre e hijo, nacieron para la literatura, la poesía y la protesta social.

Jorge Moya de la Torre continúo los estudios de maestro en Guadalajara, mientras daba a conocer sus primeros escritos a través de la revista Atienza Ilustrada, en donde comenzó a hacerse un hueco en la escasa vida cultural que la villa tenía. Su pluma, en los últimos años del siglo XIX y los comienzos del XX se traza a través de ella; revista que pasará a denominarse poco después de iniciado el siglo XX: Alcarria Ilustrada. En los primeros años del siglo XX ejercerá como cronista de la vida social de Atienza para semanarios como Flores y Abejas, de Guadalajara y, más adelante, El Briocense, de Brihuega.

En la localidad de Atienza vivirá hasta 1910; contrajo matrimonio en la villa con Tomasa Garcés, hermana de uno de los entonces médicos de la población, Santiago Benito Garcés; junto a su mujer iniciará nueva vida en Guadalajara, tras obtener empleo en la capital, aunque no de maestro, pues a pesar de haber concluido los estudios de magisterio nunca ejerció, ya que, tras obtener una plaza de auxiliar de secretaría en la Junta Provincial de Instrucción Pública, se dedicó a ella.

Eran tiempos de cambios sociales de los que Jorge Moya no quiso escapar. Si su padre fue un convencido socialista y su madre una luchadora social, el hijo no podía ser menos, por ello, mientras escribía poesía, comparable a la que por entonces popularizaba a Antonio Machado, Jorge Moya pasó a formar parte del Comité provincial del Partido Republicano Federal, aproximándose al Partido Socialista Obrero Español a partir de sus frecuentes colaboraciones periodísticas con la prensa obrera y progresista de la ciudad de Guadalajara. 

Si anteriormente escribía en el semanario Flores y Abejas, tras su llegada a Guadalajara y su integración en la vida política, aunque fuese en la sombra, comenzó a colaborar con otros medios, entre ellos La Alcarria Obrera y Juventud Obrera, portavoces de la Federación Local de Sociedades Obreras; así como con Avante, órgano de comunicación del PSOE de Guadalajara, aunque también se publicaron artículos con su firma en otras cabeceras provinciales como La Orientación y El Liberal Arriacense. Poco a poco su firma se fue extendiendo a través de la prensa socialista por los cuatro puntos cardinales de España. Haciéndola popular, sobre todo, por sus rimas, directas y que, al modo de un ligero resumen de la vida diaria, o de un editorial, glosaba en verso la situación del momento.

Jorge Moya tuvo un papel protagonista en la vida cultural de Guadalajara significándose en algunos actos, como cuando en el mes de abril de 1917 la ciudad homenajeó al doctor Benito Hernando y dio su nombre a una calla, junto al Arcipreste de Hita, a quien, poco menos, había dado a conocer nuestro protagonista a través de sus escritos. Sus palabras fueron, según las crónicas, de las más aplaudidas al glosar la vida y obra del conocido arcipreste, que definió como “patriarca de las letras”.

Mientras ejercía su oficio en Guadalajara, comenzaba a introducirse en el teatro, llegando a estrenar en el madrileño teatro Español la única obra que vería la luz pública. Las críticas no fueron buenas y tras las primeras funciones, después de retirarse de la cartelera, dejó el teatro.

A pesar de que la obra: “La razón del mal amor”, estaba protagonizada por algunos de los actores y actrices que entonces aseguraban el éxito, entre ellos Ricardo Calvo y Carmen Moragas, de quien no se ocultaban sus romances con el rey Alfonso XIII. La obra se estrenó el 28 de febrero de 1920. 

También había dado a la imprenta algunos de sus trabajos, sobre todo manuales de enseñanza, al igual que hacían los maestros de su tiempo, entre ellos: “Contestaciones para las oposiciones de Secretario de Ayuntamientos: primer ejercicio”, y “Breves lecciones de escritura al dictado con ejercicios prácticos y de composición”. 

En 1932 daría a conocer su primer y único libro de poemas publicado: Cármina, en el que reunía numerosas de las composiciones aparecidas en la prensa, contabilizándose para entonces por cientos.

En este tiempo su firma era habitual en el periódico El Socialista, para el que dejaba, prácticamente a diario, sus conocidos “Trinos”, alguno de los cuales formaba parte de sus premoniciones.

Al proclamarse la II República Española, el director general de Primera Enseñanza, Rodolfo Llopis, por indicaciones del entonces alcalde de Guadalajara, Marcelino Martín y de uno de los docentes más prestigiosos en la provincia, Modesto Bargalló, fue nombrado secretario particular del director general, pasando a residir a Madrid. Corría el año de 1931.

A partir de aquí su vida, como la de su mujer e hija, pasaría por la capital de España, donde no tuvo mucho tiempo para darse a conocer en los ámbitos culturales, la enfermedad llegó y a pesar de que continuaba escribiendo, las salidas de su casa, un chalecito junto al parque del Retiro, se fueron espaciando, aunque no faltasen, a diario, sus Trinos poéticos.

El 16 de julio de 1933 escribió el último, con un nombre provincial: Un brindis por Torija:

Valle de Torija,
con sus altos chopos
y sus ruinas graves
y su claro arroyo…
Torija con sus callejas
tuertas, amables y oscuras,
escenario de aventuras
que no han ocurrido nunca….

La tarde del 23 de agosto de 1933, una bronconeumonía se lo llevó para siempre. A día siguiente su cuerpo recibió sepultura en el cementerio civil de la Almudena, en Madrid.

Bibliografía

  • Juan Pablo Calero Delso: “Isabel Muñoz Caravaca; mujer de un siglo que no ha llegado aún”; Almud, Ciudad Real, 2006. 
  • T. Gismera Velasco: “Jorge Moya: Un poeta del Pueblo”; Nueva Alcarria, 20 de agosto de 2020. 
  • T. Gismera Velasco: “Jorge Moya, el poeta olvidado”; Independently Published 2021.

Imagen: Jorge Moya de la Torre. El Socialista, agosto 1933.

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