Titulado en la Escuela de Arquitectura de Madrid en 1916, junto a compañeros notables como Cesar Cort, Julián Otamendi Machimbarrena, Joaquín Muro o Julio Carrilero Prat. Años formativos en los que se producen las titulaciones de hombres como Modesto López Otero (1910), Secundino Zuazo (1913), Leopoldo Torres Balbás (1918) o Casto Fernández Shaw (1919). Es decir, años del declive formal de ciertos historicismos y las aperturas de la década de los 20. Y esas inflexiones formales de los primeros años del siglo XX, marcarían de alguna forma la trayectoria de Arias, de forma parecida a la verificada en Albacete por Carrilero Prat, mostrando ambos la importancia de determinadas intervenciones en la caracterización de la naciente ciudad del siglo XX.
La trayectoria profesional de Arias Rodríguez-Barba aparece, por ello, ligada fundamentalmente a las transformaciones urbanas de Ciudad Real en los años comprendidos entre 1923 y 1961. Proveniente del Servicio del Catastro de la riqueza urbana, donde colaboró con Francisco Checa Perea, en 1923 se incorpora al Ayuntamiento como arquitecto municipal, continuando la tarea de modernización y normalización de la ciudad que ya iniciara Florián Calvo a principios de siglo. Se desempeña como Arquitecto asesor de Valdepeñas y como arquitecto de la Cámara de la Propiedad Urbana, según los datos del anuario del COAM de 1959.
Sus primeros trabajos vienen caracterizados, por tanto, por una prolongación de las propuestas de Calvo en la ordenación de conjuntos urbanos: Plaza del Cuartel de la Misericordia (1928), Torre del Ayuntamiento (1929), concurso de Ornamentación de la Plaza Mayor (1929). Al mismo tiempo que inicia una elaboración estilística propia que irá madurando progresivamente, dando una serie de trabajos en los años 30 de gran rigor compositivo y de gran coherencia formal. Si el proyecto primitivo del Teatro Ideal de Valdepeñas (1917) será realizado con gran simplicidad, el proyecto de Audiencia Provincial (1923) es por contra la antítesis de aquel: una fuerte tendencia ornamental dificulta la claridad tipológica que esboza la planta. Entre estos dos polos simplicidad/complejidad va a producirse la elaboración de su obra más característica que se ejecuta durante el periodo republicano. Periodo que marcará inconfundiblemente la ciudad con una nueva figuración arquitectónica. La Casa de Socorro (1931), los trabajos del Parque Gasset –Palomar y Biblioteca– (1932), la Casa Fuertes (1934) o el Mercado de Abastos (1934, aparcado su comienzo hasta 1941)) son diferentes muestras de la síntesis afortunada entre ciudad y arquitectura, entre creación individual y construcción colectiva de la ciudad.
Construcción no solo referida al ámbito municipal, sino también a diferentes actuaciones privadas. Diferentes proyectos jalonan los años 1934,1935 y 1936, trabajos menores en programas residenciales, entre los que puede destacarse el proyecto de Ramón y Cajal esquina a Ruiz Morote (1935), destinado a Círculo Recreativo. Proyecto que no llegó a construirse, pero que es otra versión de la resolución de un programa edificatorio en esquina, tema este común y recurrente en toda la producción de Arias. La Guerra Civil y la consiguiente paralización posterior nos hace pasar a los años 40 donde Arias es capaz aún de desarrollar trabajos de gran interés, próximos a los postulados formales de los años 30 y por ello mucho más audaces en sus planteamientos habida cuenta del oficialismo formal que empezaba a ser carta de naturaleza en la producción edificatoria de la posguerra. El edificio de la Cámara Urbana (1943) y la Gasolinera Ford (1945) son las últimas muestras del talento edificatorio de Arias y en gran medida pueden ser entendidas como el último empeño de nuestro hombre por ejercitar un diseño moderno en la forma y en los planteamientos. Las corrientes dominantes de estos años, hacen que Arias asuma actitudes más conservadoras, plegándose a composiciones más enfáticas en las que la búsqueda plástica y constructiva desaparece para dejar paso a una actitud conformista presidida por el esquematismo formal y en muchos casos por la confusión compositiva. Dos trabajos de estos años personifican lo dicho. El proyecto para vivienda en Caballeros esquina Vía Crucis (1943) está presidido por una fuga hacia valores casticistas, donde los balcones se cubren con tejadillos ornamentales y donde la solución de la rotonda no es ya el cuerpo contundente que resuelve el tránsito compositivo entre dos calles; la dureza del diseño no queda amortiguada por la pérgola superior trenzada de enredaderas y el esquema distributivo de la planta queda resuelto con un patio central de escaso desarrollo compositivo. La casa de Bernardo Balbuena 3, propone la simplificación del muro como tema organizativo, lejos ya de las tensiones espaciales y de las articulaciones compositivas de otros momentos: el muro es ahora taladrado regularmente por huecos que reflejan al exterior el programa distributivo interno.
Los diferentes trabajos ejecutados en los años 50 nos proponen ya abiertamente una visión simplificada de los problemas urbanos y arquitectónicos del momento. Se percibe cierta repetición en la solución formal de dichas obras. Los edificios de Paloma 7 y 26, Juan II, Toledo 1, Lanza 3, Postas 3, o los diversos de Imperio son muestras de una producción espacial presidida por nuevos modos de entender la ciudad; al tiempo que se cierra una línea de trabajo se inicia una visión donde el diseño arquitectónico ha perdido autonomía y se convierte en un mecanismo más de la organización social del espacio. La indiferencia arquitectónica y las nuevas estrategias urbanas que se van abriendo paso culminan con el documento municipal Un trienio de gestión municipal.1955-1957. Documento que constituye el punto de partida de actuaciones posteriores que, con el Plan de Ensanche previsto, fuerzan la puesta en servicio del ansiado mecanismo de renovación urbana. La pérdida de identidad del diseño arquitectónico frente a la nueva organización espacial de la ciudad tiene en Arias un claro ejemplo en dos obras proyectadas en 1958. La Casa Parroquial de San Pedro y el Mercado de Infantes: ambas obras con problemas de integración en entornos cualificados, como había ocurrido años antes con el Mercado Municipal de Puertollano, ubicado junto a la Casa de Baños y la Plaza de Toros. El caso de la casa Parroquial, junto al templo de San Pedro, Arias opta por construir un pastiche que transmita continuidad visual al entorno, optando por la confusión engañosa del trompe d’ oeil. En Infantes, junto a la iglesia de las Dominicas, resuelve el problema con una intervención nada sutil, rompiendo escalas y volúmenes y proponiendo una construcción desnuda y simplificada donde la ruptura formal es escasamente convincente.
De esta forma y quizá sin quererlo, Arias testifica no solo su personal evolución, sino también da cuenta de otras transformaciones que afectan al papel de la Arquitectura en la sociedad moderna; pasando de la obra personal y singularizada a la obra mediatizada por normas colectivas de hacer e interpretar la ciudad contemporánea. Si el plano Censo de Sofí de 1925 daba cuenta de un punto de partida entre ciudad y arquitectura en los comienzos de la trayectoria de Arias; el Plan General de 1963 cerraba no solo dicha trayectoria, sino que sentaba definitivamente las bases del entendimiento de las nuevas realidades urbanas. Jubilado en 1961, tras más de 35 años de trabajo como Arquitecto Municipal, fallece en Madrid en 1966.
Bibliografía:
- Veinte meses de labor municipal. Ciudad Real, 1932.
- Memoria sobre la gestión municipal. Ciudad Real, 1932.
- Rivero J., “Ciudad y arquitectura: 1931-1934”. En Ciudad Real 1931-1934: Homenaje a José Maestro. VV.AA. Ciudad Real, 1983.
- Rivero J., “Arquitectura del XIX y del XX: una aproximación”. En El arte y la cultura. La provincia de Ciudad Real II. Ciudad Real, 1983.
- Rivero J., “Arquitectura para después de una guerra”, Mancha, nº 4. 1985.
- Rivero J., “José Arias: la voluntad y el estilo”. Mancha, nº 6, septiembre, 1984.
- Rivero J., Arquitectura del siglo XX en Castilla-La Mancha, 2004.
- Rivero J., “Tiempo y Espacio: Sobre la Arquitectura de la II República en CLM”. Formas, nº 8, 2004.
- Rivero J., “Arquitectura en Castilla-La Mancha en el siglo XX”. En Cultura en Castilla-La Mancha en el siglo XX, 2007.
- Rivero, J., 80 años de arquitectura en Ciudad Real 1923-2003, 2008.