José Camacho Jáudenes nació en Barcelona, aunque de forma circunstancial. Su padre, León Camacho Ceprián, era militar. La familia paterna, los Camacho, eran del Viso del Marqués (Ciudad Real), donde pasó gran parte de su vida. Siempre estuvo muy ligado a su tierra.
La relación de la familia Camacho con el Ejército tiene un origen peculiar. Allá por el convulso siglo XIX era esta una familia de modestos labradores. Corría el año 1885 cuándo León Camacho Cebrián (1865-1911), el mayor de tres hermanos y con sólo veinte años, marchó a realizar el servicio militar como soldado de caballería en Alcalá de Henares. Al año siguiente, en 1886, fue ascendido a cabo primero y destinado al Regimiento de Cazadores de Alcántara. Comenzó así su carrera militar, una ocupación que ya no abandonaría. Sargento en 1889 y teniente en 1892. Y fue en Logroño, uno de sus destinos, donde conoció a la que después sería su mujer, Matilde Jáudenes Nestares, hija del general de Brigada Fermín Jáudenes Álvarez, por entonces gobernador militar de esa provincia. Se casaron en 1895. Matilde residió, desde la muerte de su marido en 1911, en el Viso del Marqués ejerciendo de inspectora de primera enseñanza. Sus restos reposan en el cementerio de Ciudad Real.
Desde ese momento la carrera militar de León, su hermano, estará ligada a la de suegro. Fue nombrado su ayudante de campo y con él compartió destinos como Vizcaya, Gerona, Zaragoza, Álava y, finalmente, en Filipinas. Fermín Jáudenes Álvarez siguió la carrera militar como su padre. Su primera experiencia de combate tuvo lugar en la Guerra de África de 1859-1860 donde fue herido de gravedad y recompensado con el ascenso a capitán y con la medalla de la Campaña de África, así como benemérito de la patria. En 1889 ya era general de brigada y en 1895 general de división. En esta fecha es destinado a Filipinas bajo las órdenes del general Fernando Primo de Rivera. Al regreso de este a España se convirtió en la segunda autoridad de la isla, pero tras la fulminante destitución del general Basilio Augustín, tuvo que afrontar los últimos días del imperio español. Tuvo que negociar con los americanos la rendición. Al poco tiempo León Camacho se jubiló y se retiró al Viso del Marqués donde falleció en 1911 con sólo 46 años. De su matrimonio con Matilde Jáudenes nacieron cinco hijos, uno de ellos José Camacho Jáudenes, el tercero de los hermanos.
Su posición social en el pueblo se va a consolidar de manera notable al casarse con Isabel Muñoz Calzada, hija de uno de los mayores propietarios del Viso del Marqués y boticario del pueblo, Nicolás Muñoz del Campo. Tanto Nicolás, primero, como su hijo primogénito, Atilano, también farmacéutico, fueron reconocidos caciques del pueblo durante la Restauración, y como tales aparecen protagonizando la novela de Manuel Andújar, Llanura.
Junto a su hermano Jesús siguieron la carrera militar. Ingresa en la Academia de Infantería de Toledo en 1915 de la que sale como alférez en 1918, siendo destinado muy pronto al ejército de África, a Melilla. En 1921, en el momento de la batalla de Annual, se encontraba destinado en una posición, Tugunt, a medio camino entre Annual y Monte Arruit, y algo al norte de Drius, una encrucijada clave de la retirada española tras la batalla. La posición estaba defendida por dos secciones al mando, entre otros, del recientemente ascendido teniente don José Camacho Jáudenes. En el informe Picasso se recoge el ataque que sufrieron esos días hasta que el día 24 fue ocupada, y la mayoría de sus defensores muertos: se salvaron cuatro de ellos, entre ellos nuestro protagonista, que fueron hechos prisioneros, siendo trasladados en días posteriores a las cercanías de Alhucemas. Para su familia fue un trago amargo, ya en un principio se le dio por desaparecido. Permaneció prisionero hasta que el gobierno pagó un rescate por todos ellos siendo liberados en enero de 1923, un año y medio de penurias. Lo más relevante es que a su vuelta escribió un relato biográfico tanto de la batalla de Annual como del posterior cautiverio, siendo uno de los pocos testimonios que conocemos de primera mano. Ese libro lo tituló Lejos de la Patria y es una fuente histórica de gran valor. Por su actitud en esos hechos recibió en 1924 la medalla al sufrimiento por la patria.
Tras la experiencia africana su vida se centró en su carrera militar y quiso especializarse en dos modernas armas de combate, la aviación, comenzando un curso de piloto que no llega a terminar (no así su hermano Jesús, que sí lo fue) y los carros de combate, a los que estaría ligado hasta su muerte con diferentes destinos. Todos los años de la II República, a la que juró fidelidad en 1931, estuvo sirviendo en el Regimiento de Carros de combate, nº 1 en Madrid. También hay que destacar en su trayectoria su actividad como secretario de causas y Fiscal de Consejos de Guerra. Actuó, por ejemplo, como secretario del presidente del Consejo de Guerra que juzgó a los sublevados del cuartel de artillería de Ciudad Real en 1929. También fue profesor de la Academia de Sargentos Profesionales en diferentes etapas.
En julio de 1936 ambos hermanos (Jesús y José) estaban destinados en Madrid: Jesús, como comandante de aviación, en el Aeródromo de Getafe y José en el cuartel de Infantería-Carros de Combate nº 1. Ambos se encontraban comprometidos con el golpe. En el caso de José Camacho, según los datos aportados por el comandante Guillermo Rodríguez en 1940, estaba entre los alzados, pero no así la mayor parte de los jefes, oficiales y suboficiales del cuartel que permanecieron leales a la República, por lo que optaron por mantenerse a la espera de acontecimientos. El día 20 tras la caída del cuartel de la Montaña fueron conscientes del fracaso del golpe en Madrid. Esa actitud prudente de no apoyar el golpe de manera evidente facilitó que no fuera detenido en un primer momento. No obstante, el relato de los hechos posterior, de 1940, destaca que se le debe hace valedor “de especial reconocimiento por ser uno de los organizadores del alzamiento en el cuartel y por su actuación en aquellos días”.
Por el contrario, su hermano el piloto de aviación Jesús Camacho, huyó al bando nacional con un avión tipo Breguet el 7 de agosto, y eso precipitaron los acontecimientos. Al día siguiente fueron detenidas su cuñada y su sobrina, sometidas a torturas e incluso a un amago de pelotón de fusilamiento en la que su cuñada fue herida gravemente. José Camacho, según testimonios familiares, fue detenido al ir a interesarse por ellas. Tras la visita a la cárcel desapareció. Nunca se ha vuelto a saber de él. No se conoce con certeza donde fue fusilado y enterrado, aunque aparece en algunos de los listados de Paracuellos del Jarama. En el Viso del Marqués quedaron su viuda y sus tres hijos. Su cuñado Atilano se encargó de sus estudios. Uno de ellos, Alberto Camacho Muñoz, regentó la farmacia familiar y vivió en el Viso casi toda su vida.
La vida de este militar castellanomanchego resume a la perfección el duro siglo XX español, y sus tragedias. Si su abuelo vivió la pérdida colonial, él protagoniza dos de los más importantes sucesos militares, la batalla de Annual y el golpe de estado de julio de 1936. Pero lo más relevante que nos ha dejado es, sin duda, sus memorias sobre Annual y su cautiverio, un testimonio de significado valor histórico.