Nació en el seno de una familia de comerciantes talaveranos. Sus padres, Serapio Castro García y Sofía Fernández Alcojor, regentaban una tienda ubicada en la transitada calle Trinidad: “Coloniales Castro”. Según parece, su padre era aficionado al teatro y en su compañía el futuro dramaturgo asiste a alguna representación en Madrid en los años 40.
Antes, a los nueve años le sorprende la guerra, duro trauma que posteriormente reflejará en su único poemario: Tiempo amarillo. Sus estudios primarios y el Bachillerato los desarrolla en Talavera en el Colegio de los Agustinos y en el Cervantes.
Posteriormente se traslada a Madrid para estudiar la carrera de Filosofía y Letras que no finaliza y que sustituye por Peritaje mercantil, más acorde con el entorno laboral en el que se mueve la familia.
Tras finalizar sus estudios universitarios, se asienta en Talavera en donde entabla amistad con un grupo de personajes con amplias inquietudes intelectuales: Antonio Moraleda, Amalio Monzón, Emilio Niveiro, Enrique Ginestal, etc. Organizan conferencias, forman una tertulia en el Casino a la que denominaron “La Pirámide de Cartón” y publican una revista, Tavira, de efímera existencia. Todo este rico caudal de experiencias culturales se concreta en la fundación de un periódico, La Voz de Talavera, que desde 1957 se vendrá publicando en la ciudad de manera ininterrumpida. El papel de Juan Antonio Castro en dicha cabecera será trascendental para el propio periódico y para su carrera como escritor. Allí cumple todo tipo de funciones: redactor, editorialista, articulista, publicista, etc.
Además, poco a poco va dando rienda suelta a sus virtualidades como literato, publicando poemas, narraciones breves o pequeños cuadros dramáticos.
En 1956 contrae matrimonio con Lourdes Pérez Roldán. Un año más tarde nace su único hijo bautizado con el mismo nombre que el padre.
La aparición del grupo de teatro El Candil en 1958 constituirá un hito en la trayectoria de Juan Antonio Castro pues, como señala Abraham Madroñal, “podemos afirmar sin temor a equivocarnos que fue la existencia de este grupo lo que posibilitó el surgimiento de Juan Antonio como hombre de teatro”.
En El Candil surgen disensiones y del grupo se escinde el sector más vanguardista abanderado por el propio Juan Antonio Castro y por Paco Heras para fundar una nueva compañía, llamada primero El Taller y posteriormente rebautizada como Arpillera 102.
Los primeros devaneos literarios de Juan Antonio Castro se concentran en el mundo de la poesía. En los años cincuenta publica versos en revistas y periódicos como El Cobaya (Ávila), Poesía Española (Madrid) o La Voz de Talavera.
Tal fruición lírica encuentra su recompensa con la obtención de un accésit del prestigioso premio Adonais en 1961 con Tiempo amarillo, libro que se edita al año siguiente.
Sin embargo, a partir de los años sesenta la carrera literaria de Juan Antonio Castro se reorienta hacia el teatro. Su debut se produce con Bodas del pan y del vino, un auto sacramental representado en la Catedral de Toledo en 1962. Dos años después estrena Ensayo parcial, obra de carácter vanguardista y experimental destinada a un público mayoritariamente de etnia gitana. Con Plaza de mercado (1965) comienzan a llegarle los reconocimientos pues obtiene el Premio Guipúzcoa. En la obra se destacan algunos de los rasgos que le van a caracterizar como dramaturgo: lenguaje elaborado y muchas veces con una honda raíz lírica, crítica social y política, simbolismo como medio de aproximación a la realidad, etc.
En 1969 resulta seleccionado por Adolfo Marsillach para formar parte de una Campaña Nacional de Teatro con su pieza Tiempo de 98 que se pasea por los escenarios españoles y que le reporta cierta fama y prestigio entre el mundillo teatral patrio. Tal éxito le inclina a desplazar su residencia a Madrid, ese rompeolas de todas las Españas al que quedan convocados todos los escritores que pretenden alcanzar el reconocimiento nacional. Durante algunos años, no obstante, compagina la escritura con un trabajo como comercial en la compañía Huarte y Cía.
A partir de 1973 abandona este trabajo para dedicarse en cuerpo y alma a la que constituye su auténtica vocación: la escritura dramática. Durante los años setenta estrena numerosas obras, no sólo originales, sino también adaptaciones teatrales de clásicos como Lope de Vega, Molière, Calderón o Eurípides.
Se abre igualmente a colaboraciones como De la buena crianza del gusano (1975) que escribe de forma colectiva. Publica también regularmente en la prensa diaria y colabora escribiendo guiones para televisión. Los reconocimientos le siguen llegando y en 1977 publica El puñal y la hoguera, una de sus obras más complejas por la que obtiene el prestigioso Premio Palencia.
Los años setenta del pasado siglo XX marcan de este modo la plenitud de su esfuerzo. Castro se asienta definitivamente en Madrid, primero en las calles Puerto Rico y Uruguay y definitivamente en Ríos Rosas, 52. Dispone también de una casa de veraneo en Manzanares el Real, en donde se aísla en numerosas ocasiones para dar rienda suelta a su imaginación.
Adicto al tabaco, el diagnóstico de un cáncer de pulmón trunca una trayectoria que se encontraba en su momento álgido. Fallece de forma prematura en 1980 no sin antes asistir al estreno de una de sus piezas más memorables: ¡Viva la Pepa!
Talavera reconocerá su labor con la dedicatoria de una calle y con el bautizo de uno de los centros de Formación Profesional con su nombre.
Afectado por la común dificultad que los escritores de piezas de teatro tienen para publicar sus obras, gran parte de la producción de Juan Antonio Castro resta inédita. Su teatro es hijo de su tiempo, un teatro que rompe con el realismo imperante en los años cincuenta para buscar, desde la experimentación, nuevas vías de aproximación al mundo circundante. Un teatro que muchas veces se zambulle en lo simbólico para eludir las garras de la censura y que busca en el espectador un cómplice de su reflexión.
Obra
- Tiempo amarillo, Madrid, RIALP, 1962.
- Tiempo de 98, Madrid, Escelicer, 1970.
- El infante Arnaldos, Madrid, Escuelas Profesionales del Sagrado Corazón, 1972 (reed. Barcelona, Eds. Don Bosco, 1982).
- Viva la Pepa, Madrid, Preyson, 1979.
- El puñal y la hoguera, Madrid, Centro Español del Inst. Internacional del Teatro, 1983.
- Teatro escogido, Madrid, La Avispa, 2000.
Bibliografía
- A. Madroñal Durán, Vida y obra de Juan Antonio Castro, Tesis Doctoral, Madrid, UCLM, 1992.
- A. Madroñal Durán, El teatro de Juan Antonio Castro, Talavera de la Reina, Ayuntamiento, 1997
- 1997. Íd., Las obras dramáticas de Juan Antonio Castro, Toledo, IPIET, 1997. P. Rojas, “Juan Antonio Castro, poeta”, La Voz de Talavera, 8 enero 2008, p. 42.