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Juan Francisco Marina Encabo
Atienza (Guadalajara).
1883 -
Madrid.
1971.
Abogado. Registrador de la Propiedad. Escritor.

Nació, Juan Francisco Marina Encabo, en Atienza (Guadalajara), el 24 de mayo de 1883, en una familia de funcionarios que procuró dotar a sus hijos de estudios universitarios tras el paso por la primera instrucción en la propia localidad natal; más tarde por el Instituto de Primera Enseñanza de Guadalajara, y de aquí a la Universidad Central de Madrid, donde al igual que sus hermanos Cecilio y José, optó en primer lugar por los estudios de Filosofía y Letras, en los que se licenció, ocupando a continuación un puesto como ayudante interino en la sección de Filosofía y Letras en el Instituto de Ciudad Real, que dejaría para reanudar sus estudios, en este caso de Derecho, doctorándose en la Universidad de Zaragoza. Continuándolos con los de secretario judicial y Notarías.

Concluidos estos, opositó al Cuerpo de Registradores del Estado, obteniendo plaza, y siendo nombrado, en el mes de junio de 1912 para el Registro de la Propiedad de Ágreda (Soria).

Compaginó a partir de aquí su dedicación al registro civil con el ejercicio de la abogacía, manteniendo despacho abierto primeramente en Ágreda y más tarde en la capital de la provincia, Soria. En Soria ejercería como abogado y registrador, pasando en 1915 a Almazán, donde permanecería por espacio de diez años, antes de pasar a Medina de Rioseco (Valladolid), Álava, Navarra, Getafe (Madrid) y, finalizando su vida laboral como registrador, a Alcalá de Henares.

Contrajo matrimonio en Almazán, en el mes de noviembre de 1914, con la hija de don Elías Romera Medina, abogado, político, escritor, historiador y cronista de Soria. También fue académico de la Real de la Historia; a su fallecimiento en 1928 dejó parte de su herencia documental y bibliográfica a su yerno Juan Francisco quien, de alguna manera, retomó sus investigaciones históricas, dando cuenta de algunos aspectos de la historia regional en la prensa soriana de la época.

A través de sus estudios, se especializó en Derecho musulmán, llegando a ser uno de los primeros jurisconsultos europeos en esta materia. Siendo consultado en numerosas ocasiones por los gobiernos español o marroquí, ante los habituales enfrentamientos que a lo largo del tiempo hubo entre ambos.

En este sentido, y como experto en la materia, colaboró en revistas de estudios con extensos artículos y tratados.

Obras

  • La Academia árabe de Tetuán (La Gaceta de África, 1934).
  • “La inscripción de inmuebles en los registros de la zona de nuestro protectorado de Marruecos”, Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, nº 93 (diciembre, 1933). 
  • Orientación sobre algunos problemas de la propiedad en Marruecos (Valladolid, 1942).
  • “La propiedad inmueble como medio eficaz de colonización en la zona española de Marruecos”, Revista Crítica de Derecho Inmobiliario, nº 185 (octubre, 1943). 
  • Derecho de propiedad en la zona española jalifiana (Madrid, 1948). 
  • El régimen de la propiedad en Derecho musulmán, y especialmente en Marruecos (Madrid, 1949). 
  • La teoría de la prueba, y especialmente la testimonial, como idea básica en el Derecho musulmán (Madrid, 1950).
  • “La propiedad territorial en Marruecos”, Revista de la Facultad de Derecho de Madrid, nº 18-19 (1950-1951).
  • “Sobre Ben Hazám de Córdoba”, Anuario de estudios arabistas Al-Mulk, de la Real Academia de Córdoba, nº 3 (1963). 
  • La propiedad rural en Marruecos (Comisión de Legislación Extranjera del Ministerio de Justicia; Madrid, 1955).
  • Las instituciones bajo el califato de Córdoba (Madrid, 1961).

Se destacó entre los guadalajareños que en Madrid fundaron la tertulia La Colmena, siguiendo al cronista provincial Francisco Layna Serrano, de quien llegó a ser íntimo amigo considerándose familiares después de que su hermano José contrajese matrimonio con una de las hijas del académico y cronista, don Manuel Serrano Sanz, familiar directo del Sr. Layna Serrano.

Juan Francisco Marina Encabo fue el encargado de redactar los estatutos de aquella asociación que aspiraba a ser algo más que una reunión de amigos y ejerció de puente entre la Casa de Guadalajara en Madrid, fundada en 1933, y la que reabrió sus puertas en 1961. De su refundación también formó parte, dando charlas y conferencias.

Como abogado en ejercicio intervendrá en dos sonoros casos que lo llevarán a ocupar la primera página de los diarios nacionales; el primero de ellos se centrará en las famosas pinturas de la ermita de San Baudelio, en Casillas de Berlanga (Soria), pinturas que serían vendidas a una entidad americana por el obispado de Sigüenza; al que entonces pertenecía esta parte de Soria. 

Una casualidad del destino sería el que su suegro, el ya citado cronista soriano Elías Romera, fue el descubridor de la ermita, y primer descriptor de lo que allí había, sacándola a la luz en 1884 a través del informe remitido a don Emilio Lafuente, siendo su primera obra la ya conocida “Descripción de la ermita de San Baudelio”, que vio la luz ese año en el Boletín de la Real Academia de la Historia. Allí, en aquel pueblo y ermita, recibieron ambos, don Juan Francisco y don Elías Romera, el homenaje de la provincia de Soria por sus respectivas intervenciones, en 1926.

La obra del Sr. Marina Encabo se centró en la reclamación judicial a fin de que dichas pinturas regresasen, aunque fuese en copia, a sus primitivas paredes. La venta al parecer fue irregular, llevada a cabo en 1922 por el obispo de Sigüenza, don Eustaquio Nieto, a uno de los “traficantes” de obras de arte, muchas veces nombrado por aquellos tiempos en asuntos parecidos, León Leví, a cambio de 75.000 de las pesetas de aquel tiempo.

Juan Francisco Marina Encabo no logró, representando al municipio de Casillas de Berlanga, que las pinturas originales regresasen, pero consiguió la copia que hoy se puede ver y admirar en una de las ermitas más visitadas e históricas del antiguo obispado de Sigüenza: San Baudelio.

Dejando algunos escritos en torno a las pinturas y la ermita, entre los que destacan: “Justa reparación” (Boletín de la Asociación de Registradores de la Propiedad, 5 de enero de 1924); y: “El proceloso asunto de la Ermita de San Baudelio de Casillas de Berlanga (Soria) (Escrito de conclusiones del abogado don Juan Francisco Marina Encabo en defensa de los vecinos de Casillas en el pleito que les promovieron el Excmo. Sr. Obispo y el Ilmo. Cabildo de la Catedral de Sigüenza, sobre la propiedad de la Ermita de San Baudelio y otros extremos, Madrid, 1927).

El segundo caso se centraría en el códice del Poema del Cid, por parte de la localidad de Vivar (Burgos).

La reclamación, ante el Ministerio de Educación Nacional, se basaba en que fue arrebatado al pueblo de Vivar en 1718 por don Eugenio Llaguno Amirola, entonces secretario del Consejo de Estado, quien puso como razón el propósito de obtener una copia sin que el manuscrito original regresase a Vivar, localidad en la que se encontraba, en el monasterio de las Clarisas, desde la época de Alfonso X el Sabio. Y poco más se supo hasta que en 1960 apareció en la Biblioteca Nacional después de que una fundación lo adquiriese por algo más de diez millones de las pesetas de aquel tiempo, a otro conocido personaje de la época, don Roque Pidal y Bernaldo de Quirós.

La reclamación sería desestimada, permaneciendo el manuscrito en la Biblioteca Nacional.

Fue nombrado Académico Correspondiente de la Real de Jurisprudencia y Legislación; recibiendo la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort, impuesta por el ministerio de Justicia; al igual que fue nombrado “Hijo Adoptivo” de localidades como Casillas de Berlanga o Almazán. De igual manera que numerosas calles de localidades sorianas fueron designadas con su nombre, en homenaje a su persona. Recibiendo igualmente el homenaje de Vivar del Cid, en acto conjunto con Samuel Bronston, productor de la película sobre el héroe castellano, y Marcelino Menéndez Pidal, estudioso del Poema, siendo nombrados “Hijos adoptivos de la localidad”, acto que tenía lugar el 20 de octubre de 1963, en el que se inauguraría la escultura del artista Francisco Catalá.

Juan Francisco Marina Encabo falleció en Madrid, el 4 de noviembre de 1971, siendo sepultado al día siguiente en el cementerio de Almazán (Soria).

Bibliografía

  • T. Gismera Velasco: Semblanzas de Atienza, nombres para su historia, Independently Published, 2023.
  • T. Gismera Velasco, Atienza, a través de sus personajes, Madrid, 2014. 
  • Casa de Guadalajara en Madrid, Origen, pasado y presente, Madrid, 2012.

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