ceballos-recuero

Galería

Juan Jerónimo Ceballos Recuero
Almagro (Ciudad Real).
1806 -
.
.
Político.

Juan Jerónimo Ceballos Recuero nació en Almagro el 13 de diciembre de 1806 y fue bautizado en la iglesia de San Blas, pues hacía de parroquia la mencionada ermita, por obras en San Bartolomé. Fue cristianado con los nombres de Juan Marinorio  Jerónimo. Sus padres eran José Antonio Ceballos, natural del valle de Piélagos (Santander), y María Manuela Recuero de Almagro. Sus abuelos paternos eran Jerónimo Ceballos y María Antonia Bustillo y los maternos Manuel Recuero y María Manuela Acuña y Blasco. El matrimonio Ceballos Recuero tuvo tres hijos Jerónimo, Elena y Francisco León.

Jerónimo estudió Filosofía, primero en el Real colegio seminario de Baeza (1820–1823), y le convalidaron esos cursos por Leyes en la Universidad de Baeza (AHN. Legajo 0048. Exp. 182), posteriormente en la de Valladolid y luego en la de Alcalá de Henares, donde terminó el bachillerato de Leyes en junio de 1827.

Las prácticas de la profesión las realizó con el abogado Manuel de Alday, abogado de los reales consejos y miembro de la Chancillería de Valladolid, desde mediados de junio de 1830 hasta octubre de 1831. Durante ese tiempo estuvo aplicado con aprovechamiento en el oficio de abogado, tal como certificaba su tutor (AHN. Consejos, 12095. Exp.22). Finalmente, fue examinado en Madrid el 18 de mayo de 1832 y logró el título de abogado, pagando los correspondientes impuestos.

Como los últimos años del reinado de Fernando VII fueron especialmente complicados en el aspecto político, el abogado almagreño presentó en 1832, certificación y acreditación de diversas personas de Almagro de que no se había comprometido con el sistema constitucional durante el Trienio Liberal, que no había pertenecido a la Milicia Nacional y que mantenía buena conducta moral privada y pública (1). Dichos avales los necesitaba para poder concurrir al examen de abogado de los reales consejos.

En 1832 residía en la localidad natal de su padre, en el valle de Piélagos (Santander), y pidió ser admitido al examen de abogado para los citados órganos judiciales. El 28 de abril de ese año realizó un ejercicio teórico y otro práctico previo para poderse presentar a la citada prueba, y el 6 de mayo se le permitió concurrir a dicha oposición. Jerónimo Ceballos logró aprobar el examen y se le otorgó el título de abogado el 18 de junio de 1832. Sus examinadores fueron los letrados Llorens, Arizmendi y Escudero.

A pesar de que Jerónimo Ceballos estuvo apartado durante su vida estudiantil de la vida política, según la documentación oficial, seguro que ocultó su ideología. Durante las regencias de María Cristina y Espartero, y posteriormente durante el reinado de Isabel II, estuvo vinculado al progresismo, al igual que su progenitor. Fue diputado en las legislaturas de 1836, 1837, 1839, 1841, 1843 y 1851 (2). Además de abogado era un importante terrateniente almagreño, por eso figura en el Archivo del Congreso de los Diputados con  la denominación de propietario. Ceballos encajaba a la perfección en el prototipo de diputado español de la primera mitad del siglo XIX: abogado y terrateniente. Era el arquetipo del burgués y la burguesía era el grupo social emergente de la España del siglo XIX.

El patrimonio de la familia Ceballos se había acrecentado con la desamortización. Su padre, José Antonio Ceballos, era contador de la Mesa Maestral, por lo que adquirió buena parte de los bienes de la orden de Calatrava (1.563 hectáreas); otro tanto hizo su esposa, Manuela Recuero y su hijo Jerónimo. Según Ángel Ramón del Valle, cuando falleció José Antonio Ceballos patrimonializaba una enorme cantidad de tierra, ya que el valor de sus propiedades superaba los 3.610.623 reales, una verdadera fortuna para la época (3).

En la primera legislatura fue designado por 15 electores, de 16 votantes por la provincia de Ciudad Real, distrito parroquial de Almagro, ya que el sistema era altamente restrictivo, solo votaban 16.000 electores parroquiales de 12 millones de habitantes. Los electores parroquiales nominaban a los compromisarios o electores de partido (950), y estos a su vez designaban a los diputados. En la primera vuelta celebrada el 23 de julio, no logró los votos necesarios, así como sus correligionarios, por lo que fueron a una segunda vuelta (La Revista Española, 28-7-1836; El Eco del Comercio, 6-10-1836). Celebrado el escrutinio en octubre fueron todos ellos elegidos. Ceballos fue nombrado diputado el 3 de octubre de 1836 en una sesión especial de la Diputación de Ciudad Real. Concurrió a las elecciones en calidad de abogado y propietario, por lo que su renta superaba los 12.000 reales anuales, condición indispensable no para ser elector, pero sí para ser elegido procurador o diputado. Ceballos firmó la Constitución de 1837 el 11 de junio de ese año y la juró el 18 del mismo mes y año (ACD. Expediente de Jerónimo Ceballos. 13, nº 12). Ceballos al igual que los políticos actuales, realizó su particular campaña, intervino en debates periodísticos defendiendo su candidatura e ideas, en uno de ellos decía: «He visto en el núm. 477 de la Revista Mensajero anunciado mi nombre como uno de los candidatos para esta provincia da Ciudad Real. Ya que soy excitado de este modo, deber es mío, como de todo hombre honrado manifestar a la faz del mundo entero, si posible fuese, las opiniones políticas que forman el sistema que me tengo propuesto, ya que abrace por convencimiento, por educación y por ejemplo. Declaro en primer lugar que quiero tanta libertad para el pueblo español cuanta conoció y disfrutó en un tiempo no muy distante: no reconocer más distinciones o aristocracia que la producida por el mérito y la virtud siempre amable, la reforma de tantos y tan multiplicados abusos, de tantas y tan variadas exacciones como pesan sobre los pueblos, a cuya nomenclatura es apenas conocida; en una palabra, el sistema del progreso, del movimiento tan rápido cual yo conozco posible.

Si bajo estos principios mis compatriotas se acordaran de mí, estoy pronto a sacrificarme en su obsequio, advirtiendo de paso que ni ambiciono un puesto tan distinguido y honorífico, para el que se necesita una suma de conocimientos que no me jacto de poseer, ni tampoco lo reusaré caso de ser elegido: celebrando esta ocasión en que poder expresar en globo mis opiniones, para que si llegado el caso en mí pensasen, sepan lo que eligen, y no haya lugar a un estéril ¡quién pensará!  Juan Gerónimo de Ceballos» (El Eco del Comercio, 24-6-1836).

La nueva Constitución creó un sistema electoral, que aun siendo restrictivo, era más participativo que el anterior. En base a dicho procedimiento Jerónimo Ceballos logró 1.132 votos, de 2.204 votantes y 3.933 electores, es decir, el 51,36 % de los votos. En 1839, con la misma Constitución, y con una ampliación del sistema electoral restrictivo, Jerónimo Ceballos consiguió 3.994 votos, de 7.051 votantes y  8.703 electores, es decir, más del 55 % de los votos.

Jerónimo Ceballos formó parte activa del proceso revolucionario iniciado en 1840. El conflicto entre Espartero y la regente, y la aprobación de la ley de Ayuntamientos de ese año, fueron los detonantes del proceso revolucionario iniciado en el verano de 1840. Tras los sucesos de Madrid, donde se formó una junta revolucionaria, el ejemplo cundió por toda la geografía nacional. En Ciudad Real y Almagro los progresistas fueron los responsables de la asonada, donde Jerónimo Ceballos jugó un papel esencial. La proclama dirigida a la opinión pública decía lo siguiente: «MANCHEGOS: Unión y confianza os encargamos, asegurándoos que el objeto de vuestro pronunciamiento es noble grandioso, digno de un pueblo libre. No abandonéis la patriótica tarea que tan ardorosamente habéis comenzado hasta ver afianzada sólidamente la Constitución de 1837 mortalmente herida en su letra y espíritu. Pereced, si necesario fuese, antes que retroceder un solo paso en la marcha tan majestuosa y resueltamente emprendida. Almagro 10 de setiembre de 1840.—Antonio Espartero, presidente.—Julián de Zaldívar y Carrillo, Juan Gerónimo Ceballos, Manuel Monedero, Baltasar María Villarejo, José Antonio Gutiérrez Félix Sánchez de Molina, Antonio Bordons, Juan Antonio Jorreto, secretario» (El Corresponsal, 13-9-1840. El Eco del Comercio,14-9-1840).

En Ciudad Real la revuelta había comenzado el día 6 de septiembre, la junta que se había constituido en la capital dirigió una alocución a la provincia, pero no era del gusto de los políticos de la junta de Almagro, ya que no representaban el ideario que había triunfado, por lo que los políticos de la Ciudad Encajera pasaron a la capital con el propósito de relevarlos. Finalmente, los responsables del ente provincial aceptaron disolverse, por lo que una parte de la junta formada en Almagro se hizo cargo de la capital. La junta provincial quedó constituida por las siguientes personas: Jerónimo Ceballos, Julián de Zaldívar, Antonio Hurtado de Mendoza, Andrés Caravantes, Miguel Arce, Juan Antonio Jorreto, José Sotero Martínez, Esteban de Mendoza, Ramón Trojillo, Diego José Ballesteros, Vicente Carballido, Francisco García Linares, Juan Sánchez Blanco, Rafael Carrillo, Nicolás de Lerma, Antonio García, Juan de la Mata del Águila, Venancio Delgado y Juan García (El Corresponsal, 13-9-1840).

Las juntas provinciales enviaron delegados a Madrid en la idea de crear una junta central y entregaron a Espartero un documento donde expresaban sus preocupaciones políticas y sus exigencias. Ceballos acudió como representante de la junta de Ciudad Real (4)

En las elecciones de 1841 amplió el número de votos y el porcentaje de votantes (71,19 %), situación que se repitió de nuevo en 1843, pero quedó como diputado electo sin tomar posesión del escaño, ante los cambios que se produjeron al final de la regencia de Espartero (ACD. Expediente de Jerónimo Ceballos. 13, nº 12).

En las elecciones de mayo de 1851, con la Constitución de 1845 y con un sistema electoral mucho más reducido, salió de nuevo elegido con el cien por cien de los votantes (solo votaron 145 personas, de los 305 electores), por el distrito de Almagro (5)

Jerónimo Ceballos estuvo vinculado a la disciplina del Partido Progresista donde militaban políticos como Mendizábal, José María Calatrava, Salustiano Olózaga, Espartero, Madoz o Prim. Durante su primer mandato como diputado además de firmar y jurar la Constitución de 1837, fue secretario interino del Parlamento y perteneció a las comisiones de infracciones a la Constitución, Tribunal de las Cortes y Gobierno Interior. Fue un político incisivo y activo e intervino en múltiples cuestiones de la Cámara, especialmente en el asunto de reforma de la Constitución de 1837 y en temas provinciales (ACD. Diario de sesiones de las Cortes. Legislatura de 1836 a 1837). Extraordinaria resonancia tuvo en esta legislatura cuando el gobierno planteó una nueva división administrativa, y el gobernador de Almagro, José Puidullés, y los diputados Jerónimo Ceballos y Julián Zaldívar, presentaron a las Cortes una proposición reivindicando para Almagro la capitalidad de la provincia, que obviamente no lograron. Los argumentos de Ceballos se basaron en la ubicación de Almagro, en el centro de la provincia, el mayor número de habitantes, la superior riqueza y el número de edificios públicos, mejores y más numerosos que Ciudad Real. La polémica duró los primeros meses de 1837, posicionándose buena parte de los pueblos de la provincia a favor de uno y otro candidato, pero el contencioso se saldaría en beneficio de Ciudad Real (6)

No fue tan activo en la legislatura de 1837 a 1838, de dominio moderado, ya que solamente duró nueve meses. En esta etapa perteneció a las comisiones de arbitrios para el sostenimiento de la Milicia Nacional e Instrucción Primaria. Presentó alguna proposición e interpeló al gobierno en reiteradas ocasiones (ACD. Diario de sesiones de las Cortes. Legislatura de 1837 a 1838). En la comisión de Instrucción Primaria participó, junto con José Muñoz Maldonado, el duque de Gor, Vicente Vázquez Queipo, Alejandro Oliván y Pablo Ayala Morla, en la elaboración de un proyecto de ley de instrucción primaria. Los ponentes denunciaban la situación de precariedad de la enseñanza primaria, la falta de recursos económicos y los escasos resultados académicos. Los políticos citados reformaron el sistema educativo, basándolo en los principios de libertad, no gratuidad, escolarización obligatoria y enseñanza censitaria. El proyecto, según Gil de Zárate, salió empeorado de la comisión, en relación con el texto base preparado por el gobierno. Los cambios más importantes que introdujeron los ponentes se referían a la financiación de las escuelas, selección del profesorado, autoridades encargadas de la inspección educativa y gobierno de las escuelas primarias. El proyecto quedó paralizado en las Cortes, por la urgencia de sancionar otras leyes, pero se aprobaría, con más modificaciones, unos meses después, convirtiéndose en la base del modelo educativo moderado que se mantendrá buena parte del siglo XIX (7)

En la legislatura de 1839 apenas tuvo tiempo de intervenir, además de tomar posesión del escaño, ya que solamente duró dos meses y medio (1 septiembre al 18 de noviembre); participó en una interpelación al gobierno, junto con el diputado Caravantes, relativa a los daños causados por los carlistas en la provincia de Ciudad Real (ACD. Diario de sesiones de las Cortes. Legislatura de 1839) y pidió una dispensa por estudios ( ACD. Diario de sesiones de las Cortes. Legislatura de 1840).

En la legislatura de 1841 a 1842 formó parte de la comisión de Presupuestos, elecciones de 1840 y de reglamento para la sesión regia de apertura del Congreso. Reclamó múltiples pensiones de viudas de oficiales del ejército y luchó por la creación de un Juzgado de Primera Instancia en Daimiel. Participó activamente en la vida parlamentaria de esta legislatura, particularmente en la elección de la regencia, clero secular, contribución extraordinaria de guerra e indemnización a los pueblos que habían sufrido los efectos de la guerra civil ( ACD. Diario de sesiones de las Cortes. Legislatura de 1841 a 1842).

En la legislatura de 1843 y luego en la moderada de 1851 su actividad política decayó. No formó parte de la vida política madrileña durante la etapa de gobierno del general Narváez (8). Desde su cese en 1843 no volverá a la vida política hasta ocho años más tarde. Fue durante el gabinete moderado de Bravo Murillo cuando de nuevo retornó como diputado a la Cámara. En la legislatura de 1843 estuvo en la comisión de Presupuestos y solo participó en un debate sobre las actas de la provincia de Ciudad Real. En la legislatura de 1851 fue elegido diputado por el distrito de Almagro, las anteriores lo había sido por Ciudad Real. La intervención más destacada que efectuó el político almagreño atañía al trazado de la vía férrea que uniría Aranjuez con Almansa. Ceballos defendió una proposición, que luego se recogió, para que el ferrocarril que enlazaría Aranjuez con Almansa pasase por la provincia de Ciudad Real, con el argumento de que dicho trazado era más racional que el que se pretendía realizar (llevarlo a Valencia, Cartagena o Alicante), y además serviría para pertrechar de granos la capital del reino. La iniciativa perseguía que el ferrocarril bajase a Manzanares en dirección Almansa, casi como luego se llevaría a efecto, solamente que el nudo ferroviario clave sería Alcázar de San Juan en vez de Manzanares (ACD. Diario de sesiones de las Cortes. Legislatura de 1851 a 1852. El Clamor Público, 24-7-1851).

Durante el bienio progresista, 1854 a 1856, Espartero estuvo al frente del poder tratando de reformar el sistema político del reinado de Isabel II. En 1855, Jerónimo Ceballos comprometido con los progresistas fue designado alcalde de Almagro y con anterioridad fue nominado diputado provincial (9). Concluido el bienio, Ceballos debió abandonar la política activa, ya que no encontramos noticias suyas ni en la prensa ni en la documentación oficial.

Durante su mandato como alcalde tuvo que hacer frente a una de las grandes epidemias de cólera que sacudió con dureza Almagro en el siglo XIX. El cólera es una enfermedad infecto contagiosa de carácter diarreico que la produce el consumo de alimentos o agua contaminada por el bacilo Vibrio cholerae. Su incubación se puede producir entre las dos horas y los cinco días y sus efectos son mortales. El brote epidémico del siglo XIX surgió en la India y se extendió por todos los continentes.

Los primeros fallecidos en Almagro en esta epidemia fueron Lucas Lozano y Ana María Rodríguez, el 22 y el 24 de julio de 1855. La epidemia cobró fuerza durante las últimas semanas de julio y el mes de agosto. Los médicos también contrajeron la enfermedad, por lo que Jerónimo Ceballos pidió al gobernador el envío de nuevos galenos para hacer frente a la enfermedad. Como todos estaban ocupados en otras poblaciones, el diputado por Ciudad Real, natural de Moral de Calatrava, Agustín Gómez de la Mata, que también era médico y amigo personal de Ceballos, se desplazó a Almagro para atender a los cientos de coléricos (10). La prensa nacional indicaba que durante los cuarenta días que duró el brote álgido de la epidemia quedaron afectados 1.082 personas, de las que fallecieron 530. En esta situación de emergencia Jerónimo Ceballos tuvo un comportamiento ejemplar, pero dejemos que sea el corresponsal de Almagro quien cuente lo sucedido: «Durante los 40 días que reinó en esta desgraciada ciudad el cólera–asiático, 1082 fueron los atacados, de los cuales 530 fallecieron.

Hoy se ha cantado el Te-Deum para dar gracias el Todopoderoso por habernos ya librado del azote que nos afligía; en cuyo acto el ecónomo de la parroquia de San Bartolomé, don Lucas Lozano, dirigió el auditorio una sentida alocución, que hizo verter lágrimas a sus oyentes.

No encuentro términos capaces de expresar a Vd. los encomios que merece el presidente de este ayuntamiento, el señor don Juan Jerónimo Ceballos, antiguo diputado a Cortes, por su noble conducta, y a su extraordinario celo se debe que el furor del cólera no hay hecho mayor número de víctimas.

A pesar de su quebrantada salud, no dejó de visitar de día y noche a los coléricos, prodigando toda clase de consuelos, y animándolos y socorriéndolos con la generosidad propia de su carácter.

Bien puedo asegurar a Vd. que su heroica conducta ha sido ejemplar y digna de imitarse; así el pueblo, que siempre es justo con sus bienhechores, lo idolatra, porque conoce que sin tan benéfica e inteligente autoridad, hubiera experimentado males sin cuento». El cronista también destacaba el papel desempeñado por el segundo alcalde, don José Escobar y Vieja, el regidor Manuel Escobar, el secretario del Ayuntamiento, Mauricio Aparicio y el alcalde de barrio Antonio Higueruela, así como la labor de los médicos y farmacéuticos, y en especial del doctor Agustín Gómez de la Mata (La Iberia, 12-9-1855).

A su muerte, por los muchos servicios prestados al pueblo de Almagro por Jerónimo Ceballos, los almagreños colocaron el nombre a la calle donde vivió (11).

Fue una de las personas más ricas de Almagro y de la provincia, pero también fue generoso, así contribuyó frecuentemente con su patrimonio a sufragar obras de índole publica, caso del hospital de Ciudad Real en 1836, o ayudar a la población de Gandesa, por el asalto del general Cabrera en febrero de 1838 (12).

Jerónimo Ceballos debió fallecer en la década de los sesenta del siglo XIX, aunque no sabemos con exactitud el año ni el día.

_________________________

1 La documentación fue presentada por el procurador Leonardo de Acero y avalaron a Jerónimo Ceballos el presbítero almagreño, Manuel Muriedas, Felipe Ruiz y Manuel Archidona. AHN. Consejos, 12095. Exp.22.
2 También se presentó en la legislatura de 1848 por el Partido Progresista, pero no logró el escaño. Acudieron también a los comicios por la provincia los diputados Fernández de la Hoz y Arroyo, ambos por el Partido Moderado. El Espectador, 11 enero 1848.
3 A. R. del Valle Calzado, Desamortización eclesiástica en la provincia de Ciudad Real, 1836-1854, Ciudad Real, Universidad de Castilla–La Mancha, 1995, p. 254.
4 Ceballos debía defender en Madrid lo que la junta de Ciudad Real había acordado: La salvaguarda sin condiciones de la Constitución de 1837, el mantenimiento como reina de España de Isabel II, la responsabilidad ministerial de los que gobiernen, la modificación de la contribución en lo tocante a los frutos rurales y el recorte de los gastos y el buen gobierno de los pueblos. El Eco del Comercio, 3 octubre 1840.
5 E. Ull Pont, «El sufragio censitario en el derecho electoral español», Revista de Estudios Políticos, Madrid, 1974, pp. 125–169.
6 F. Pillet Capdepon, «Almagro y Ciudad Real: el pleito sobre la capitalidad», 1ª Semana de Historia de Almagro, Ciudad Real, BAM, 1986, pp. 82 a 97. I. Hervás y Buendía, op. cit., p. 106.
7 J. A. Pérez Juan, «La reforma de Someruelos en Alicante», Ideas reformistas y reformadores en la España del siglo XIX, Madrid, Biblioteca Nueva, 2008, pp. 338–343.
8 No obstante, Ceballos siguió de cerca los avatares de la vida política nacional. Espartero recuperó sus honores y nacionalidad de la mano del gobierno de Joaquín Francisco Pacheco. Fue nombrado senador y embajador de España en Gran Bretaña. En 1848 se le restituyeron todos sus cargos y honores, pero el general manchego se apartó de la vida pública española, recluyéndose en Logroño. No obstante el pueblo español le recibió en loor de multitudes, tanto es así que el gobierno de Narváez tuvo miedo. Ceballos, junto con otros cincuenta y ocho progresistas almagreños, publicaron un manifiesto de bienvenida del general manchego, cuyo texto decía lo siguiente: « EXCMO. SEÑOR DUQUE DE LA VICTORIA
Si el gran partido nacional de España se entrega al júbilo de estos momentos, por el feliz regreso de V. E. a el (sic) país a quien dio la libertad, ¿cómo permanecer indiferentes a la vista de un suceso tan fausto, los que tiene el alto honor de contar a V. E. entre los hijos del suelo manchego?
Admiradores constantes los que suscriben, de las virtudes cívicas de V. E., de su proverbial desprendimiento y de tantas otras relevantes cualidades que lo colocan a la altura de gran magistrado y primer guerrero, felicitan a V. E. por sí y en nombre de sus demás correligionarios políticos, y esperan confiadamente que V. E. se dignará acoger esta sencilla manifestación de respeto y aprecio a su persona.
El tiempo ha hecho justicia a las leales intenciones de V. E., y esto solamente basta para que los exponentes llenos de gozo se apresuren a pagar un tributo de gratitud al héroe de Luchana.
Almagro, 14 de enero de 1848». El Clamor Público, 29 enero 1848.
9 En 1843 había sido elegido diputado provincial, tal como afirman A.R. del Valle y R. Villena, en su libro sobre la historia de la Diputación de Ciudad Real; lo realmente significativo es que ese año también era diputado nacional. VV.AA., Historia de la Diputación Provincial de Ciudad Real (1835–1999), Ciudad Real, BAM, 1999, p.119.
10 Agustín Gómez de la Mata era médico, pero también político. Nació en Moral de Calatrava el 20 de agosto de 1807 y estudió en Almagro Gramática Latina y Filosofía durante el Trienio Liberal y luego se doctoró en Medicina. Perteneció a la Sociedad Patriótica de Almagro y desde los años cuarenta estuvo vinculado al Partido Progresista, al igual que Jerónimo Ceballos; además había sido capitán de la Milicia Nacional en la época de Espartero. Escribió un libro, Estudios políticos sobre la situación de España en 1858, Madrid, Imprenta y librería de la viuda de Vázquez e Hijos, 1858. Diego J. Feria Lorenzo, La Sanidad en el liberalismo isabelino. La promulgación de la Ley de Sanidad de 1855: debate parlamentario y análisis prosopográfico, Huelva, Universidad de Huelva, 2012, p. 245.
11 E. Jiménez Villalta, Epidemias y salud. Ciudad Real: del cólera de 1833 a la gripe de 1918, Ciudad Real, BAM, 2013, pp. 39–42. La Iberia, 8 agosto 1855.
12 Ceballos entregó la cantidad de 100 reales, en concepto de ayuda al pueblo de Gandesa, por los daños sufridos por el asalto de las tropas carlistas dirigidas por el brigadier Cabañero. El Eco del Comercio, 2 abril 1838.
13 Quiero dar las gracias al periódico El Cronista Calatravo, por haber logrado sacar del anonimato esta y otras fotografías de personas ilustres de Almagro, y cuya colección pertenece a la familia de Rocío García Barrajón.

La Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla-La Mancha se enorgullece de presentar el Diccionario Biográfico de CLM, una iniciativa destinada a honrar y difundir la vida y obra de figuras destacadas de nuestra región en diversos ámbitos.

Nuestra misión es preservar el legado cultural, científico y humanístico de Castilla-La Mancha, proporcionando un recurso accesible y riguroso para investigadores, estudiantes y cualquier persona interesada en nuestra rica historia. A través de este esfuerzo colaborativo, buscamos fomentar el conocimiento, la inspiración y el orgullo en las contribuciones de nuestra comunidad a la sociedad global.

Buscador de biografías

Puedes realizar búsquedas por uno o varios campos.

Fecha de nacimiento
Fecha de nacimiento
Fecha de fallecimiento
Fecha de fallecimiento
Sexo