Nacimiento y formación inicial en Burgos.
Nacido en la villa burgalesa de Pineda de la Sierra en 1763, se formó musicalmente en la Catedral de Burgos en calidad de mozo de coro: sorprende que siendo aún mozo de coro intentara optar “para ejercitar y mérito” a la organistía burgalesa tras la vacante producida a causa del fallecimiento de Manuel José Marín: el Cabildo burgalés accedió a admitir en la oposición a López, pero sin derecho a plaza.
Además de Juan López, los pretendientes a la plaza de Organista fueron Manuel Pascual (organista de Santo Domingo de la Calzada), Ambrosio Cardóniga (organista de Santander), Juan de Sansotis (organista de Zamora), Francisco Pérez (organista de Hospital del Rey) y Joaquín Sánchez (organista de Burgo de Osma), siendo este último el que obtuvo la plaza por mayoría de votos.
En Madrid como alumno de José Lidón.
A los pocos meses, y debido a la posible mala relación con el Maestro de capilla, puesto ejercido por entonces por Antonio Abadía, o bien motivado por el deseo de perfeccionar sus estudios de órgano en Madrid, Juan López se despidió del Cabildo: no solo se le concede permiso, sino que el organismo colegiado burgalés reconoce los servicios prestados sustituyendo a los organistas titulares en sus enfermedades y ausencias, por lo que se le otorga una ayuda de costa para trasladarse a su nuevo destino.
En Madrid, según narra el propio López en un memorial posterior al Cabildo, es alumno del organista de la Real Capilla de Madrid, José Lidón. Durante esta etapa madrileña y antes de su llegada a Talavera, intentó opositar a la organistía en la Catedral de Calahorra, quedando en segundo lugar y en 1785 pretendió convertirse en ayudante de uno de los organistas titulares de la Catedral de Burgos, José Jordán, pero el ofrecimiento fue rechazado.
Primera etapa en la Colegiata de Talavera (1787-1788).
El 15 de diciembre de 1786 se convocan oposiciones para ocupar la vacante producida por el fallecimiento del maestro-organista Francisco Eugenio García. La oposición pública se lleva a cabo en los mismos términos que otras veces: cincuenta días de plazo y envío de edictos a catedrales como Toledo, Ávila, Plasencia, Valladolid y Salamanca.
Al poco tiempo se recibe en la Colegiata un memorial de Juan López, en el que expresa sus deseos de acceder a la plaza de Organista, y entre sus méritos aduce su formación en la Catedral de Burgos, sus estudios de perfeccionamiento con el Organista de la Real Capilla de Madrid, José Lidón, y sus oposiciones a la organistía tanto de Burgos como de Calahorra, tal como hemos observado anteriormente. Dado que se trata del único candidato que ha decidido presentarse a la oposición, se admite que se le examine inmediatamente, tarea que recae en el Sochantre en lo que respecta al órgano y en el Maestro de capilla interino, Vicente Almántiga, en lo que concierne a la composición.
Tras obtener la aprobación de los dos examinadores, el acta de nombramiento del nuevo Maestro-Organista (en el que se recuerda las cargas de la ración –entre las cuales se destaca la enseñanza de los mozos de coro–, y se le urge para que se ordene) se emitió el 4 de febrero de 1787 y el nombramiento oficial de Juan López como nuevo Maestro de capilla-organista de la Colegiata de Talavera de la Reina tuvo lugar un día después. De lo transmitido en la correspondiente acta capitular se deduce que López obtuvo la plaza por unanimidad de votos.
Nada más ser nombrado, López solicitó un adelanto a cuenta de sus futuros honorarios pata poder vestirse y hacer frente a una serie de contingencias urgentes. Como viene siendo habitual en estos casos, los dos órganos competentes en la materia, la mesa capitular y la fábrica, intervinieron para anticipar al nuevo Maestro-Organista setecientos reales
Un hecho crucial de su magisterio en mayo de 1787: Juan López elaboró una serie de mandatos para el buen gobierno de la capilla, con motivo del conflicto suscitado por la negativa de parte de los músicos de la capilla a que el maestro-organista cobrase la parte que le correspondía tradicionalmente. El Cabildo no solo dio la razón a su Maestro en dicho conflicto, sino que además aprobó con matices los citados doce mandatos. Los miembros de la capilla prometieron atenerse a lo contenido en los doce mandatos, pero pusieron en cuestionamiento el cumplimiento de algunos aspectos con los que no estaban de acuerdo.
En noviembre de 1787 Juan López participa como examinador en las oposiciones que deben elegir al nuevo Sochantre de la Colegiata, y de las que resultará elegido Eugenio Díaz, Sochantre en la Colegiata de Escalona.
Poco tiempo duró el mandato de Juan López al frente de la capilla musical de Talavera, pues en junio de 1788 presenta su dimisión sin que se ofrezca en la documentación conservada las razones de esta repentina decisión, aunque todo apunta a que decidió abandonar el estado sacerdotal.
Organista y Maestro en la Colegiata de Antequera.
Según Díaz Mohedo, Juan López se estableció en Lucena -donde posiblemente ejerció algún cargo musical en la Iglesia parroquial de San Mateo en aquella ciudad cordobesa-, y desde Lucena optó en julio de 1792 a la organistía de la Colegiata de Antequera. Fue responsable del examen el entonces Maestro de capilla de Antequera, José Zameza y López se impuso a sus contrincantes, permaneciendo durante cuatro años en calidad de Organista de la Colegiata, ya que, con motivo del fallecimiento del Maestro titular, José Zameza, también optó y salió triunfador de la oposición convocada para sustituir al citado Zameza al frente del magisterio.
Por último, el 18 de mayo de 1799 se despidió del Cabildo de Antequera con el fin de “retirarse a Talavera de la Reina, con más acomodo”.
Segunda etapa en la Colegiata de Talavera como Organista segundo (1799-¿1825?).
Durante su segunda etapa en la Colegiata de Santa María la Mayor, Juan López no desempeñará la función de Organista principal, como en la primera etapa, sino únicamente la de Segundo Organista, ya que al haberse convertido en seglar, no pudo renovar la ración de Primer Organista.
A pesar de la presencia de Francisco Bernal como Maestro titular de la Colegiata, y por ello responsable principal de dotar de música eclesiástica a los actos y solemnidades del centro religioso, sin embargo, son numerosos los datos que indican con claridad el importante papel ejercido por López en el organigrama musical de la Iglesia colegial, encargándose, entre otras funciones, de las siguientes actividades:
- Composición de nuevas obras musicales.
- Custodia de los bienes musicales.
- Emisión de informes al Cabildo sobre la preparación de nuevos músicos.
Funciones todas ellas que eran más propias de un Maestro de Capilla que de un Organista Segundo, pero que muestran la confianza que depositó el Cabildo en el organista y compositor burgalés, en detrimento del papel de Bernal.
En diciembre de 1803 López llamó la atención del Cabildo sobre un aspecto no resuelto desde fines del siglo XVIII: la falta de voces e instrumentos, que incidía negativamente en los resultados artísticos de la capilla musical talaverana. Concretamente, cita la necesidad de contratar un violín primero, un bajón y un violón o contrabajo, así como un contralto, pero el Cabildo hizo caso omiso a la solicitud.
Es posible que esa falta de contestación haya acrecentado el malestar de López con la situación creada, pues al año siguiente, 1805, solicitó al Cabildo talaverano autorización para opositar a la plaza de Organista de la Colegiata Magistral de los santos Justo y Pastor de Alcalá de Henares, ante lo cual, y dado el importante papel de López, motivó que el Cabildo talaverano iguale las condiciones ofrecidas por aquella Colegiata madrileña.
Una vez finalizada guerra de la Independencia, en 1815 Juan López intentó de nuevo abandonar Talavera, en esta ocasión en dirección a la Catedral de Plasencia, y nuevamente logró el Cabildo talaverano retener a su organista segundo debido al aprecio que se le dispensaba.
Juan López debió fallecer entre febrero y marzo de 1826 en Talavera, si bien en las actas talaveranas no se alude a su deceso. Conocemos este hecho porque, tras su muerte, su viuda, Juliana Vidales, no dejó de pedir socorro a causa de su estado de necesidad el 10 de marzo de 1826, primera petición que fue atendida por las autoridades capitulares “en consideración a los buenos servicios que hizo a esta Iglesia Colegial su difunto marido”.
La solicitud de auxilio volvió a reiterarse el 22 de diciembre de 1826, pero en esta ocasión el Cabildo no accedió. Tales peticiones por parte de la viuda de Juan López se sucedieron con el paso del tiempo en varias ocasiones con desigual suerte.
Obra musical conservada.
Se han conservado cinco obras de Juan López en el archivo de música de la Iglesia Colegial de Antequera, según la catalogación efectuada por María Teresa Díaz Mohedo.
Bibliografía:
- Capdepón, Paulino: “El patrimonio musical de Talavera de la Reina”, en Paulino Capdepón y Juan José Pastor (eds.): El patrimonio musical de Castilla-La Mancha. Nuevas perspectivas, Madrid, Alpuerto, 2016, pp. 109-174.
- Capdepón, Paulino: Música y músicos en la Colegiata de Santa María la Mayor de Talavera de la Reina (1800-1851), Madrid, Alpuerto, 2022.
- Díaz Mohedo, María Teresa: La capilla de música de la Iglesia Colegial de Antequera en la segunda mitad del siglo XVIII. El magisterio de José Zameza y Elejalde, Antequera, Centro de Documentación Musical de Andalucía, 2004.
- Díaz Mohedo, María Teresa: “Música y músicos en la Colegiata de Antequera”, en Jesús Romero (coord.): La Real Colegiata de Antequera: cinco siglos de arte e historia (1503-2003), Antequera, Archivo Histórico Provincial, 2004, pp. 259-276.
- Llordén, Andrés: “Notas históricas de los maestros de capilla en la colegiata de Antequera”, Anuario Musical, vol. 31-32, 1979, págs. 115-155.
- Llordén, Andrés: “Maestros organistas de la colegiata de Antequera”, Anuario Musical, vol. 33-34, 1980, pp. 51-79
- López-Calo, José: La música en la Catedral de Burgos. Vol. VII. Documentario musical (V), Burgos, Caja de Ahorros del Círculo Católico de Burgos, 1996.
- López-Calo, José: “Plasencia”, en Emilio Casares (ed.): Diccionario de la Música Española e Hispanoamericana, vol. 8, SGAE, Madrid 2002, pp. 848-858.